◇°•「 Ꮯᾰ℘!ɬʊʆꪮ 21 」•°◇
[Narrador/a POV]
La noche era fría y silenciosa en la celda, tan helada que el suelo parecía morder la piel de Chosen. Acostado, escuchaba su propia respiración, el único sonido que lo acompañaba. Los eventos de la tarde anterior seguían rondando en su cabeza: cómo Dark lo había tratado, el momento en que lo tomó y le rompió la camisa sin consideración. Todo aquello permanecía grabado en su mente, y, para su sorpresa, el recuerdo provocaba un leve sonrojo en sus mejillas.
Su reflexión fue interrumpida por la voz alegre de Viro, quien entró al cuarto cargando mantas y almohadas.
-¡Joven Chosen! Me alegra verlo despierto. Le traje mantas y más almohadas -dijo con una sonrisa radiante.
-Eres un amor, Viro... gracias -respondió Chosen con una sonrisa agradecida, sintiendo algo de calidez por el gesto.
-No agradezca, mjmjm -contestó Viro, feliz por poder ayudar.
Antes de que pudiera acomodarse, la voz firme de Dark resonó en el cuarto.
-Viro, baja esas mantas ahora... Chosen ya no dormirá en la celda -dijo Dark, su tono autoritario cortando el aire.
Las palabras de Dark dejaron a ambos sorprendidos. Viro lo miró incrédulo, mientras Chosen intentaba descifrar lo que significaba aquella inesperada declaración.
Viro dejó caer las mantas sobre el suelo, sus ojos abiertos de par en par mientras miraba a su padre con incredulidad.
-¿Ya no dormirá aquí...? ¿Entonces dónde estará? -preguntó curioso, aunque con un tono de alivio en su voz.
-Vendrá conmigo. Es hora de que se acostumbre a su nuevo rol en esta casa -dijo Dark, acercándose lentamente a la celda mientras sacaba una llave de su bolsillo.
Chosen permaneció inmóvil, mirando cómo Dark desbloqueaba la puerta. La confusión y la desconfianza inundaron su mente.
-¿Y qué se supone que significa eso? ¿De repente te importa mi comodidad? -dijo con sarcasmo, sin moverse ni un centímetro.
-No te emociones. No lo hago por ti, sino por mí. Quiero tenerte más cerca... para mantenerte vigilado -respondió Dark con frialdad, empujando la puerta de la celda y cruzando los brazos-. Ahora, levántate.
-¿Y si no quiero? -respondió Chosen, desafiándolo, aunque sabía que no tenía muchas opciones.
Dark dejó escapar un largo suspiro y se inclinó hacia él, agarrándolo del brazo con fuerza suficiente como para hacerlo tambalearse.
-No estás en posición de decidir nada, Chosen. Así que levántate... o te cargaré como ayer. Y esta vez no seré tan amable -dijo con tono amenaza, su mirada gélida como el acero.
Ante la amenaza, Chosen bufó y se puso de pie con lentitud, resistiéndose a mirarlo directamente a los ojos. Viro observaba desde un rincón, mordiéndose los labios como si quisiera intervenir, pero sabía que no debía hacerlo.
-¿Entonces... irá a la habitación principal? -preguntó Viro, su voz titubeando.
Dark negó con la cabeza, esbozando una sonrisa burlona.
-No es un invitado, Viro. Dormirá en el cuarto secundario, cerca del mío. No quiero tener que cruzar toda la casa si vuelve a comportarse como un idiota.
-¿Y qué pasa si intento escaparme de todas formas? -dijo Chosen, retándolo.
Dark se giró hacia él, con una mirada tan fría que logró hacer que Chosen sintiera un escalofrío.
-Te recuerdo que esta casa está rodeada por un bosque en el que no sobrevivirías más de un día... pero si eso no es suficiente advertencia, ya encontraré una forma de que aprendas a quedarte donde te corresponde.
-Claro, porque soy tu mascota, ¿no? Siempre atado, siempre vigilado... -murmuró Chosen con amargura mientras lo seguía fuera de la celda.
Dark no respondió, pero en su rostro apareció una ligera sonrisa, como si el comentario le hubiera agradado más de lo que debería.
Al salir de la celda, Viro se acercó rápidamente a Chosen y le entregó las mantas.
-Aquí tiene... solo por si hace frío -dijo en un tono suave, como si intentara aliviar la tensión.
-Gracias, Viro -murmuró Chosen, forzando una pequeña sonrisa.
Mientras Dark caminaba por el pasillo, hizo un gesto con la mano para que lo siguieran. Chosen apretó las mantas contra su pecho y miró a Viro, que le devolvió un leve asentimiento antes de seguir a su padre.
Los tres avanzaron en silencio por los oscuros pasillos de la casa hasta que llegaron a una puerta al final del corredor.
-Aquí dormirás a partir de ahora -dijo Dark, abriendo la puerta para revelar un pequeño cuarto. Dentro había una cama sencilla, un escritorio y una ventana que daba al bosque oscuro-. No es el lugar más cómodo, pero es mejor que el suelo helado, ¿no crees?
-Supongo que debería darte las gracias -dijo Chosen con ironía, entrando al cuarto y mirando alrededor.
Dark cerró la puerta detrás de él, dejando a Chosen solo.
Desde el otro lado de la puerta, escuchó a Dark decir con un tono autoritario:
-Descansa. Esta noche hablaremos más sobre lo que sigue.
Y con eso, los pasos de Dark se alejaron, dejando a Chosen en un silencio que no sabía si considerar un alivio o una amenaza.
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Al día siguiente, los primeros rayos del sol se colaban tímidamente por la ventana del cuarto. Chosen despertó con el sonido de pasos que resonaban por el pasillo, su cuerpo adolorido y su mente atrapada en los recuerdos de los días anteriores.
Se incorporó con lentitud, observando la pequeña cama en la que había pasado la noche. Comparada con la celda en la que solía estar, al menos era cálida, pero aún así se sentía como una prisión. Su estómago rugió con fuerza, recordándole que llevaba días sin comer nada.
De repente, la puerta se abrió con suavidad y Viro asomó la cabeza con una sonrisa nerviosa.
-¡Buenos días, joven Chosen! -dijo Viro con tono alegre, aunque su mirada delataba el nerviosismo-. Padre dice que debe bajar a desayunar... y esta vez no tiene opción de negarse.
Chosen soltó un suspiro y se estiró antes de levantarse, mirando a Viro con una mueca de desdén.
-¿Desayunar? ¿Ahora sí me alimentará como una persona decente? -murmuró, pero no hizo más que caminar hacia la puerta, siguiendo a Viro.
Cuando llegaron al comedor, Dark ya estaba sentado en la cabecera de la mesa, una taza de café en una mano y un plato de tostadas frente a él. Su mirada seria apenas se levantó para observarlos entrar.
-Te has tomado tu tiempo -comentó Dark sin levantar la vista, tomando un sorbo de su café-. Siéntate.
-Gracias por la calidez, como siempre -respondió Chosen con sarcasmo, tomando asiento en la silla más alejada de él.
Viro, con una sonrisa tímida, apareció con un plato de comida en las manos y lo colocó frente a Chosen. Huevo revuelto, un par de trozos de pan y un vaso de agua. No era mucho, pero era más de lo que esperaba recibir.
-¿Qué pasó con las cadenas y la sopa aguada? Esto es casi un lujo -dijo Chosen mientras mordía con cautela un trozo de pan.
-No lo malinterpretes -respondió Dark, sin mirarlo-. Si te alimentas mejor, trabajas mejor. Y necesito que estés funcional si vamos a descubrir cómo arreglar ese desastre en tu sangre.
-Claro, todo por el bien de tus experimentos -dijo Chosen, aunque no pudo evitar seguir comiendo. No iba a rechazar comida después de tantos días sin probar bocado.
Viro se sentó cerca de él, observándolo con una sonrisa satisfecha al verlo comer.
-¿Está bueno, joven Chosen?
-Sí, Viro, gracias... Al menos alguien aquí tiene algo de decencia -respondió Chosen, lanzando una mirada a Dark, quien simplemente rodó los ojos.
-Si terminaste de quejarte, quiero que después de esto me acompañes al laboratorio -ordenó Dark con voz autoritaria, sin siquiera mirar a Chosen-. Necesito hacer más pruebas, y no quiero interrupciones.
-¿Pruebas? ¿Otra ronda de agujas y dolor? -respondió Chosen, dejando el tenedor en el plato con un gesto de cansancio.
-No te preocupes... esta vez será más tranquilo. Pero necesito respuestas, Chosen, y tú también las necesitas si no quieres que esa... infección en tu sangre te mate lentamente.
El silencio llenó la habitación por un momento. Chosen sabía que Dark tenía razón, aunque odiaba admitirlo.
-Está bien. Pero si vuelves a romper mi ropa, al menos dame algo decente para usar después -dijo, tratando de aligerar el ambiente con una broma amarga.
Viro soltó una risita, pero Dark simplemente se levantó de la mesa y comenzó a caminar hacia la salida.
-Termina de comer y sígueme. No tengo todo el día -dijo Dark sin girarse.
-Como siempre, un encanto -murmuró Chosen, volviendo a comer mientras Viro lo miraba con simpatía.
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Cuando terminó, Chosen se levantó lentamente, sintiendo en el aire algo diferente. Aunque aún estaba atrapado, había una chispa diminuta de esperanza. Quizás, solo quizás, esta nueva dinámica podría llevarlo a algo más que sufrimiento.
Dejó el plato vacío sobre la mesa y se estiró. Su cuerpo seguía agotado, pero al menos el desayuno le había dado algo de energía. Viro lo observaba desde su asiento con una sonrisa que intentaba transmitir apoyo.
-Joven Chosen, si necesita algo más, solo dígamelo. Estaré aquí -dijo Viro, su tono lleno de amabilidad.
-Gracias, Viro. De verdad... eres lo único bueno de este maldito lugar -respondió Chosen, dándole una palmada en la cabeza, un gesto que logró calmar tanto a Viro como a él mismo.
Se dirigió al laboratorio, sabiendo que Dark lo esperaba. Mientras caminaba por el pasillo frío y sombrío, no pudo evitar pensar en lo extraña que se había vuelto su situación. ¿Por qué Dark había cambiado su actitud? ¿Realmente quería ayudarlo, o simplemente lo veía como un proyecto más?
Al entrar en el laboratorio, lo primero que notó fue el desorden. Frascos de vidrio, papeles con fórmulas y dispositivos extraños se encontraban regados por todo el lugar. Dark estaba de pie frente a una mesa de trabajo, ajustando lo que parecía ser un brazalete metálico con luces parpadeantes.
-Llegas tarde -dijo Dark sin voltear a verlo-. Pensé que tendría que ir a buscarte otra vez.
-¿Qué quieres que te diga? Estaba disfrutando de mi desayuno de lujo -respondió Chosen con sarcasmo, cruzando los brazos y recargándose contra la pared.
Dark no dijo nada, simplemente giró hacia él y le mostró el brazalete.
-Esto es lo que necesito que uses. Es casi igual que mis antiguos Vira-Bracelets. Fue diseñado para estabilizar el glitch en tu sangre mientras trabajo en una cura definitiva con mis verdaderos Vira-Bracelets.
-¿Y cómo sé que no va a explotar o hacer que me transforme en algo peor? -preguntó Chosen, mirando con desconfianza el dispositivo.
-No lo sabes. Pero es eso o dejar que el glitch te consuma. Tú eliges -respondió Dark, su tono seco pero directo.
Chosen lo observó un momento. El brazalete parecía inofensivo, pero sabía que con Dark nada era tan simple como parecía.
-Está bien... pero si me pasa algo, prometo que te haré la vida imposible, incluso si me convierto en un monstruo.
-Siempre tan dramático -comentó Dark mientras se acercaba a Chosen y le colocaba el brazalete en la muñeca.
En cuanto el dispositivo se ajustó a su brazo, Chosen sintió una leve descarga eléctrica que lo hizo estremecerse. Las luces del brazalete comenzaron a parpadear, emitiendo un suave zumbido.
-¡Agh! ¿Era necesario que doliera? -exclamó, frotándose la muñeca.
-Es una señal de que está funcionando. Ahora quédate quieto mientras calibro el dispositivo -respondió Dark sin mostrar mucha simpatía.
Mientras Dark manipulaba un panel en su mesa, Chosen sintió una extraña sensación de alivio. Durante unos segundos, el peso en su cuerpo parecía aligerarse, como si el brazalete estuviera absorbiendo parte de su angustia.
-Esto se siente... raro, pero no tan mal -dijo, observando el dispositivo con cierta incredulidad.
-Funciona. Al menos por ahora -comentó Dark mientras tomaba notas. -Necesito que lo uses todo el tiempo. Si lo quitas, el glitch podría avanzar más rápido.
-Genial, ahora soy tu experimento ambulante -dijo Chosen con un tono de resignación, aunque su mente no dejaba de dar vueltas.
-Exacto -respondió Dark, una leve sonrisa sarcástica curvando sus labios-. Pero uno muy importante. Si logro arreglar esto, tal vez pueda encontrar una manera de... limpiar lo que pasó contigo y con Freedom.
El nombre de Freedom hizo que Chosen se tensara. Sus puños se apretaron involuntariamente, y sus ojos se llenaron de enojo y tristeza. No quería hablar de eso.
-No menciones a Freedom otra vez. No tienes idea de lo que pasó... -respondió, su voz tensa, con una mezcla de dolor y frustración.
-Entonces háblame de él -insistió Dark, su mirada seria-. Si en verdad quieres que te ayude, necesito entender qué te hicieron y por qué estás así.
-Olvídalo. No voy a hablar de eso contigo -contestó Chosen, alejándose unos pasos y observando el brazalete en su muñeca, como si eso fuera lo único que podía controlar en ese momento.
Dark suspiró, frustrado pero sin insistir más.
-Haz lo que quieras. Pero eventualmente tendrás que confiar en mí si quieres salir de esto -dijo con tono sombrío.
En ese momento, Viro apareció en la puerta, sosteniendo una bandeja con té caliente.
-¿Todo está bien aquí? Padre, joven Chosen, traje algo para que se relajen... -dijo Viro, su voz cargada de preocupación.
Chosen no pudo evitar sonreír ante la gentileza de Viro.
-Gracias, Viro. Eres el único que hace que esto sea menos horrible -respondió, aceptando la taza que le ofreció.
Dark rodó los ojos y volvió a su trabajo, murmurando algo sobre "dramas innecesarios." Mientras tanto, Chosen se sentó en una esquina del laboratorio, sosteniendo la taza de té en las manos, preguntándose cuánto tiempo podría soportar todo esto.
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Chosen dio un sorbo al té que Viro le había ofrecido, sintiendo cómo el calor recorría su cuerpo, aunque su mente seguía inquieta. Miró de reojo a Dark, quien parecía completamente absorto en su trabajo, ajustando dispositivos y tomando notas como si él no estuviera ahí.
-¿Cómo terminé aquí? -pensó, observándolo en silencio. Aunque le costaba admitirlo, había algo diferente en Dark esa vez; no era tan cruel ni tan frío como lo recordaba. Por un momento, pensó que, tal vez, solo tal vez, Dark realmente quería ayudarlo.
Suspiró pesadamente, apartando la mirada antes de levantarse.
-Necesito salir un momento... Necesito aire. -Dejó la taza en la bandeja que sostenía Viro y caminó hacia la puerta, su voz cargada de cansancio.
Dark apenas levantó la vista, viéndolo desaparecer por la puerta antes de soltar un leve suspiro.
-Es complicado tenerlo aquí -murmuró, pasando una mano por su cabello, desordenándolo aún más.
-¿Complicado? ¿Por qué lo dice, padre? -preguntó Viro, inclinando la cabeza con curiosidad.
Dark dejó caer el bolígrafo sobre la mesa y cruzó los brazos, mirando el desorden del laboratorio como si allí pudiera encontrar alguna respuesta.
-Porque no se deja ayudar, Viro. Cada cosa que hago, cada palabra que digo, parece molestarle más. Es como si... no confiara en mí.
-¿Y le sorprende? Mire lo que le hizo cuando llegó... -La honestidad de Viro sorprendió a Dark, pero el hombre no replicó.
Guardó silencio por un momento, su mirada fija en el lugar donde Chosen había estado sentado.
-Lo sé... Pero si no hago algo, no solo será su sangre la que se pierda. Ese glitch lo va a consumir por completo, y entonces será demasiado tarde.
-Tal vez... debería intentar hablar más con él, padre. No solo darle órdenes o... amarrarlo. -Viro desvió la mirada, incómodo.
Dark rodó los ojos, pero no discutió.
-Hablar... como si eso fuera tan fácil.
-Podría intentarlo. Usted siempre dice que las cosas importantes no son fáciles, ¿no?
Dark chasqueó la lengua y miró a Viro, quien sostenía la bandeja con una leve sonrisa inocente.
-...¿Desde cuándo te volviste tan sabio?
-Desde que cuido de usted, padre.
Dark dejó escapar una leve risa, algo raro en él, antes de volver a enfocarse en sus notas.
Mientras tanto, Chosen caminaba por los fríos pasillos de la casa, tratando de despejar su mente. Pero, por más que lo intentara, las palabras y acciones de Dark seguían rondando en su cabeza.
-¿Por qué parece tan... diferente? ¿Está jugando conmigo o realmente quiere ayudarme?
Suspiró nuevamente, sabiendo que las respuestas no llegarían fácilmente.
Después de vagar por los pasillos, llegó al salón principal. El sillón seguía en el mismo lugar donde Dark lo había lanzado la primera vez. Aunque no era cómodo, se dejó caer sobre él con un suspiro pesado.
Se llevó una mano al pecho, aún sintiendo el leve dolor de la inyección del día anterior. Esa aguja especial, las palabras de Dark y, sobre todo, el extraño glitch que infectaba su sangre seguían dándole vueltas en la cabeza.
-Freedom... -pensó, dejando que el nombre resonara en su mente mientras miraba el techo.
Freedom, su amigo, su compañero... la única persona que alguna vez le había dado esperanza de escapar de todo esto. Pero ahora, la pregunta que lo atormentaba era más cruel de lo que esperaba:
-¿Dónde está? ¿Por qué no viene a buscarme?
Se sentó más erguido, apoyando los codos en las rodillas mientras frotaba su rostro con las manos, frustrado.
-¿Me habrá abandonado de verdad? No... no Freedom. Él no sería capaz. Pero entonces...
Las imágenes de aquel fatídico día volvieron a su mente como un golpe. Recordó los gritos, el dolor insoportable y, sobre todo, la figura del hombre que le inyectó aquel líquido extraño en sus venas. Su rostro estaba borroso, como si su mente se negara a recordarlo del todo.
-¿Quién era ese tipo? -murmuró, su voz temblorosa.
El glitch, ese dolor insoportable que sentía cada vez que intentaba moverse demasiado rápido... todo había comenzado ahí. Pero había algo más, algo que lo hacía sentir aún peor.
-Freedom trató de detenerlo... lo vi pelear por mí. ¿Pero qué pasó después? ¿Por qué no lo recuerdo?
Cerró los ojos con fuerza, intentando recuperar alguna pista, algún fragmento de memoria, pero era inútil. Todo estaba lleno de ruido, como si su mente se hubiera bloqueado para protegerlo de algo que no podía soportar recordar.
Soltó un suspiro frustrado, dejándose caer nuevamente contra el respaldo del sillón.
-Freedom... ¿dónde estás? -susurró, su voz cargada de tristeza.
Mientras tanto, desde la habitación de Dark, Viro se asomó al pasillo. Había escuchado los pasos de Chosen y sabía exactamente dónde estaba.
-Padre... creo que el joven Chosen necesita tiempo.
Dark alzó la mirada del escritorio, donde seguía examinando las muestras de sangre.
-No tenemos tiempo, Viro. Si no hacemos algo pronto, esto lo matará.
-Tal vez... pero también creo que hay cosas más profundas que lo están afectando. Está preocupado por alguien, puedo verlo en sus ojos.
Dark suspiró, recostándose en la silla y cruzándose de brazos.
-Freedom... ese nombre no deja de salir de su boca. Sea quien sea, parece haberle dejado una marca. Aunque, francamente, dudo que ese tipo esté vivo.
-¿Y si lo estuviera? Tal vez podríamos encontrarlo y ayudar al joven Chosen a entender qué pasó.
Dark permaneció en silencio, incómodo con la idea de salir a buscar un fantasma del pasado. Su mirada se desvió hacia la celda vacía, donde había encerrado a Chosen tantas noches.
---
-Freedom... siempre Freedom -murmuró en voz baja, casi como un pensamiento que escapaba sin querer.
Se levantó bruscamente de la silla, pasando una mano por su cabello con frustración. No entendía por qué ese nombre lo incomodaba tanto. Cada vez que Chosen lo mencionaba, sentía cómo su pecho se llenaba de una mezcla irritante de rabia y algo más profundo que no quería reconocer.
-¿Quién demonios es ese tipo para él? ¿Por qué sigue pensando en él incluso ahora que está aquí, conmigo?
Viro, que estaba cerca de la puerta, inclinó la cabeza con curiosidad, estudiándolo.
-Padre... ¿está molesto?
Dark chasqueó la lengua y giró hacia él, con el ceño marcado por la molestia.
-No estoy molesto, solo... es frustrante. Soy yo quien está aquí. Soy yo quien lo cuida, aunque no lo note. Y, aun así, su mente está en otro lugar. ¿Cómo se supone que cure a alguien que ni siquiera quiere estar aquí?
Viro lo observó fijamente, como si intentara desentrañar algo que Dark se esforzaba en esconder.
-Tal vez el joven Chosen solo necesita respuestas. Freedom debe haber sido importante para él.
Dark apretó los puños, sintiendo una punzada en el pecho al escuchar esa palabra: "importante".
-Sí, bueno, no parece tan importante ahora que no está aquí para salvarlo, ¿verdad?
El sarcasmo impregnó su voz, pero Viro no replicó. En cambio, decidió salir, dejando a Dark solo con sus pensamientos.
En la sala, Chosen seguía en el sillón, con la mirada fija en el techo. Sus pensamientos giraban en torno a lo mismo: Freedom.
-¿Qué estará haciendo ahora? ¿Sabrá lo que me está pasando?
La ausencia de respuestas le pesaba. No entendía por qué Freedom no había venido a buscarlo, por qué lo había dejado caer en manos de Dark. Freedom siempre había sido su refugio, su faro en los momentos más oscuros. Pero ahora... ahora estaba solo.
-¿Y si está muerto? ¿Y si jamás podré volver a verlo? ¿Por qué todo esto me está pasando a mí?
Un largo suspiro escapó de sus labios. Miró hacia el pasillo, donde había sentido la presencia de Dark y Viro poco antes. Por un instante, un recuerdo intruso se filtró en su mente: la imagen de Dark, desgarrando su camisa y sujetándolo con fuerza.
Su rostro se encendió en un sonrojo involuntario.
-Él no es Freedom. Nunca será Freedom. Pero...
Enderezándose, apretó los puños con fuerza. Una parte de él reconocía que, por muy cruel que Dark fuera, al menos estaba allí. Al menos intentaba... ayudarlo.
Desde el otro lado del pasillo, Dark lo observaba, con los brazos cruzados. Había notado el suspiro de Chosen, el leve sonrojo que coloreó su rostro.
-¿De qué demonios suspira ahora? -murmuró para sí, la irritación latente en cada palabra-. ¿Está pensando en él otra vez?
Pasó una mano por su rostro, intentando calmarse.
-Ese idiota es más complicado de lo que imaginé.
Viro apareció de nuevo, llevando una taza de té que extendió hacia Dark con cuidado.
-Padre, ¿está bien?
Dark tomó la taza sin apartar los ojos de Chosen, quien parecía completamente perdido en sus pensamientos.
-Es difícil tenerlo aquí... más difícil de lo que creí.
-¿Por qué dice eso?
Dark exhaló lentamente, mirando el líquido caliente de la taza.
-Porque... no lo entiendo. No entiendo qué significa ese maldito Freedom para él. Solo sé que cada vez que lo menciona, siento que nunca podré...
Se detuvo, apretando la taza con más fuerza.
-¿Nunca podrá qué, padre?
Dark cerró los ojos un momento, dejando que el silencio respondiera por él.
-Olvídalo, Viro. No importa.
Pero sabía que sí importaba. Ese nombre, ese fantasma, lo perseguiría mientras Chosen siguiera bajo su techo. Y por primera vez, se preguntó si realmente podía competir con alguien que no estaba allí... alguien a quien ni siquiera conocía.
---
[Continuará...♡]
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