Pov. De Tanjiro.

Giyu y yo estamos desayunando en la cama, pues me levanté con ganas de cocinar, además de que ya pasaron dos semanas desde tuvimos sexo salvaje debido a mi plan muy elaborado.

-Tanjiro, voy a ir al trabajo mañana, después de eso me podré quedar contigo toda la semana que queda y la que viene- dijo mirándome mientras tomaba su café.

-Está bien- abracé a mi alfa -No vayas a morder más de lo que puedes masticar, te esperaré en casa hoy- besé la mejilla de Giyu.

Mi alfa sonrió, y ésta vez me besó en los labios, era un beso rápido y suave. Se levantó de la cama para ir a la cocina agarrando mis platos sucios con los suyos para ir a lavarlos. Mientras tanto yo como un buen esposo saco su uniforme de trabajo del closet y lo plancho un poco para que se vea más elegante y retocado.

Giyu vuelve a entrar en la habitación y se empieza a cambiar como de costumbre, me quedé mirándolo embobado, observando de arriba hacia abajo. Demonios que alfa tan sexy tengo.

-Giyu se te olvida algo- tomé el maletín que siempre suele llevar al trabajo y se lo di con ambas manos.

-Gracias conejito- besó mi frente, solté un bajo ronroneo por eso, me encanta cuando besa mi rostro en mimos.

-Se te olvida algo más- dije inflando mis mejillas, mi alfa me miró confundido.

-¿Qué más se me puede olvidar?-

Solté una pequeña risita, envolví su cuello con mis brazos atrayendolo para besarlo, era un beso gentil que a la vez demostraba posesividad.

Nos separamos dejando un hilo de saliva uniéndonos.

-Ve a trabajar- reí un poco al verlo aún embobado después de ese beso -Cuando vuelvas tendrás lasaña de res y queso para cenar-

-Está bien, tal vez llegue temprano- asentí con la cabeza.

Después de que Giyu se fuera miré mi reloj. Era la hora del momento de la verdad.

Ayer vino Zenitsu a dejarme una prueba de embarazo para poder comprobar si en verdad, por fin tendría un cachorro o dos en mi vientre. Estoy ansioso, pero primero haré un poco de aseo y cocinaré lo que le prometí a mi macho.
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