-¿Se puede saber que estás haciendo con Akira?-

Tengen tenía un cámara en sus manos tomándole varias fotos a su pequeña cachorra, le había comprado un vestido de princesa color celeste para poder hacerle una sesión de fotos, y así aprovechar inmortalizar la belleza de su bebé.

-¿Qué tiene?-

-Está muy pequeña para que use cosas tan cargadas, ¿cuantas veces tengo decirtelo?-

Akira como toda una bebé no entiende el porque sus padres discuten, pero siempre ríe y aplaude cuando Tengen juega con ella.

La cachorra casi nunca se despega de papá, sólo puede permanecer en las manos del rubio por poco tiempo, cuando le da de comer o la hace normal. Akira siempre se duerme cuando siente el aura tranquilizante de su mami, mientras que con el peli blanco permanece despierta y risueña.

-Tengen dame eso, demasiadas fotos por hoy- habló el rubio quitándole la cámara de sus manos -Te la devolveré en una semana-

El peli blanco todo indignado cargó a su pequeña en brazos juntando su mejilla con la de la pequeña Akira.

-Es injusto, ¿no estás exagerando?-

-Nel, mi decisión es definitiva- dijo finalizando la discusión -Voy a esconder la cámara, ahora hazme el favor de ponerle una ropa más cómoda a nuestra cachorra-

-Como diga mi chikistrikis-

Zenitsu reía al ver a su alfa tan obediente, debía admitir que lo amaba con todo lo tonto que tenía.

Al llegar la noche el rubio le puso un mameluco color turquesa con orejas gato a la bebé para que pudiera dormir más cómoda, como siguiente paso mecia a su pequeña en brazos mientras Tengen lo observaba celoso, quería tener a su pequeña en brazos otra vez.

Una vez dormida, Zenitsu la deja en su cuna depositandole un beso en la frente a Akira.

-Buenas noches-

Zenitsu caminó hasta su esposo para poder ir a la cama a dormir.

Lo que no sabía Zenitsu es que Tengen se despertaría temprano en la madrugada para así buscar su cámara. La cual nunca logró encontrar.
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