capítulo dos

La casa

Tuve una vida perfecta repleta de hipocresía una infancia muy completa de llanto donde crecía tengo mil cosas ahora que no sé si merecía y me he mantenido en pie más de lo que yo creía, ví fallecer a mi abuela que me marcó el corazón me ví llorar al espejo el reflejo me avergonzó , la vida me hizo fuerte y en hierro me convirtió, la vida es cruda y muy fría ella misma me lo enseñó.))
-Flowrida Rap

El segundo día en la casa de verano no era tan apropiado para Daniel, teníamos que acomodar varias cosas y necesitábamos mucho espacio en dónde decidir ponerlas.

Por una parte no noté a Daniel tan molesto le gustaba poder decidir en dónde irían sus cosas por más una de las primeras veces, Daniel proviene de una familia muy sobreprotectora de ahí su carácter romántico.
Subí una caja de libros al estante de la habitación que compartimos arriba de la cabecera de la cama, que algún día parece que se caería en nuestras cabezas mientras dormíamos, libros sin sentido para mí pero el tesoro más cliché de Daniel. Saqué los libros uno a uno, y entre la preciada literatura de Daniel no encontré nada más que libros de parejas poderosas que quedan impregnadas conscientemente en la tierra como <<bajo la misma estrella>> , <<crepúsculo>> (y la saga completa de Stephenie Meyer que abarcaba toda la caja). Libros que algún día se olvidaron entre la desesperación de otra situación con mucho que ver, y no es que los autores sean malos escritores, las personas actúan diferente de  como lo leen a como lo aplican naturalmente.

Bajé de nuevo con Daniel quien estaba en la sala sentado plácidamente sobando en círculos su hombro.

ー qué pasó ー pregunte con poca ironía.

ー no puedo cargar la caja con zapatos.. ーrespondió, se sobo de nuevo el hombro.

La caja de zapatos era perfectamente cuadrada y mediana, no le veía mucho peso, me acerqué a ella y me percaté de lo contrario al levantarla.

La llevé arriba y la dejé en la cama, volví abajo y Daniel seguía sentado.

ーcómo puedes tener tanta energía, ayer no dormiste casi nada por qué te la pasaste vagando por el pasillo principalー dijo.

ー ayer no me la pasé vagando, ayer dormí contigo después de llegar a casa por la noche.ー

Me miró raro, se levantó y se encamino a la cocina.

ー estoy seguro de que no ー,murmuró.

Daniel duerme en sí como un oso hibernando, por eso casi siempre  se despierta demasiado tarde cuando mis pesadillas ya terminaron de atormentarme, ahora, no sería tan raro que nunca sintiera mi peso al lado suyo de la cama.

Subí de nuevo para esta vez acomodar las cosas que había dejado en la cama, y así lo estaba haciendo. Pasaron dos o tres horas desde que comencé y me retire por cargar peso y agacharme para acomodar los zapatos en el clóset, y la mitad en la pequeña zapatera. Escuché a Daniel llamarme desde la planta baja, le dije que ahí iba y salí del cuarto para bajar a la escalera.

Sin embargo, antes de tocar un peldaño abajo me percaté de que Daniel no estaba abajo, había subido desde hace cuando y se encontraba en el cuarto de baño acomodando toallas después de martillar los ganchos de pared.

Me dirigí entonces al cuarto de baño, justo después de nuestro cuarto, ー ¿me llamaste? ー

ー m.. ー interrumpí lo que estaba haciendo y volteó a verme, ー no, por qué ーterminó, yo negué con la cabeza a punto de ir a examinar mi oído y la distancia del sonido.

Juraba que provenía de abajo, un sonido en el que tienes que gritar no muy fuerte para que la persona que está arriba escuche, un sonido que no distingues a la primera en su significado y si Daniel me hubiera llamado desde el cuarto de baño seguro que lo hubiera atendido sin analizarlo. Además, la respuesta de Daniel fue clara, no me había llamado. Pero también el concepto de la voz, me refiero a que he pensado que Daniel me ha llamado puesto que es la única persona que está conmigo en la casa, pero repitiendo el sonido albergado en mis recuerdos, la voz era un poco más aguda a la de Daniel.

Lo que me dió una gran curiosidad, qué me estaba pasando desde esos días después de su muerte..

Al siguiente día Daniel y yo estábamos sumamente emocionados, habíamos terminado de arreglar la casa en solo tres días y medio, para mí fue un milagro terminar a ese tiempo por la cantidad de pertenencias de Daniel, en verdad era un milagro para mí.

Para empezar a pasarla bien salimos de nuevo al lugar de aquella noche, parecería que somos unos inmaduros pero la verdad es que todo el otoño la pasamos más, sobre todo yo, pero también sobre todo Daniel que unió una relación conmigo desde el primer momento de mi dolor, y merecíamos pasarla bien.

ー por los efectos colaterales de un muerto ーbrindó Daniel con los tragos ya pasados,  pero yo no estaba tan tomado.

No dije nada y sabiendo que no estaba consciente de lo que decía choqué el vaso con el suyo.

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