[Pᴀʀᴛᴇ ₁₅﹕ A ᴄᴏʀᴀᴢᴏ́ɴ ᴀʙɪᴇʀᴛᴏ﹐ ᴜɴᴀ ɴᴜᴇᴠᴀ ᴏᴘᴏʀᴛᴜɴɪᴅᴀᴅ]










Bueno, ahí estaba.

Frente a la puerta, solo debía tocar. Un simple golpe de sus nudillos, pero parecía que su cuerpo se había congelado.

Jimin suspiró con profundidad, buscando algo de agallas para mirar a los ojos a parte de las personas que lo recibieron en esa casa y que seguramente no comprendían sus acciones; ¿lo odiarían en estos momentos? ¿Entenderían si él también los odiara?

Youngsoo ni siquiera le prestaba atención, estaba más enfocado en acabar con el helado que habían pasado a comprar.

Jimin miró de regreso a la puerta cerrada, le estaban sudando las manos, de sentía muy ansioso. Tomando valor desde su miedo, golpeó tres veces con los nudillos.

El final estaba cerca, podía sentirlo, pero no se retractaría.

No podía seguir en ese círculo vicioso sobre querer que todo sea como antes, vivir en el pasado y obligar las cosas, no era sano.

Decidirse no había sido sencillo. Luego de charlar con su madre en el parque, tardó al menos otros dos días en reunir todas las fuerzas y el coraje para destruir el lazo que su mente creó.

Sobre todo por el hecho de haber sido traicionado. Dejarle el camino libre a Jungkook después del engaño no sería nada fácil, pero esto lo hacía por el niño y eso era lo único que debía mantener en la mente.

Acomodó sus pensamientos, que eran los principales en causarle problemas durante el día, él podía.

Claro, decirlo frente al espejo había resultado bastante fácil, pero ahora ya se encontraba ahí, esperando, y el corazón no dejaba de bombearle duro contra el pecho, sentía que en cualquier momento se desmayaría.

Casi cayó al suelo cuando los engranajes de la cerradura craquearon mientras abrían la puerta. No pudo evitar apretar la mano de Youngsoo, quien se quejó bajito ante la fuerza.

Encontrarse con la mirada de Jungkook otra vez fue abrumador. El resentimiento arrasó su sistema con fuerza, tuvo que tragar saliva para poder mantenerse en control, aún quería gritarle que se fuera al infierno.

La mirada sorprendida de Jungkook no mejoró las cosas, Jimin hace lo posible por no salir corriendo.

— Jimin. — Murmuró.

— Y-Yo...

— ¡Papi! — Soo suelta su mano para correr directo a su padre.

Jimin jamás podría olvidar el rostro iluminado de Jungkook, el brillo de sus lágrimas.

Ahora lo entendía, entendía todo.

— Algodón.

Jungkook lo toma en sus brazos, apretandolo contra su pecho.

— ¿Podemos hablar?

Jungkook volvió a mirarlo.

— Pasa.— Se hizo a un lado, pero Jimin se negó.

— No tardaré.

Jimin observó sus manos, aplacando el dolor de su corazón tan profundo como le fue posible. No imaginó lo doloroso que sería estar frente al hombre,  no podía ignorar lo que había hecho aunque lo intentara.

— Es que yo también quiero hablar sobre algo. Por favor.

No quiere entrar, no quiere revivir recuerdos dolorosos. Pero estaba seguro que debían hablar claramente, por lo que no tuvo más opción que aceptar.

La intriga de que los demás aparecieran y lo juzgaran incrementó su ritmo cardiaco. Cuando llegó a la estancia, nadie apareció.

Estaban solos.

Eso lo tranquilizó, no se sentía capaz de lidiar con toda la familia, estaba avergonzado por su comportamiento, aun cuando seguía pensando que en cierta forma tuvo derecho al actuar así, no podían culparlo de todo.

Se sentaron frente a frente.

Ninguno podía mirarse a los ojos por más de dos segundos, la confianza que habían creado ya no estaba.

— Ah... Jimin, quiero disculparme de nuevo.

Jimin desvió la mirada, sintiendo el nudo agrandarse en su garganta.

— No vine a hablar sobre lo que hiciste. Vine a remediar mi error, solo eso.

— Pero de verdad quiero que entiendas, tenía miedo y por eso lo oculté.

Podía oír su respiración, podía oir sus pesados suspiros y luego como le susurraba algo al niño.

Dos segundos después Youngsoo corrió fuera de la habitación.

— Si me lo hubieras dicho. Si tan solo hubieras confiado en mí realmente sabrías que jamás hubiera alejado al niño de ti – Jimin tragó saliva con dureza evitando a toda costa el llanto — Pero a quien engañamos, en realidad todo fue un show.

— No fue un show. Lo juro, y juro que podemos volver a intentarlo.

— ¿Qué?

— Estoy dispuesto a ir a juicio para darte la mitad de la custodia. Es mi hijo pero también el tuyo, podemos arreglar los tiempos en que se quede conmigo y luego contigo, podemos intentarlo Jimin, solo... – La voz de Jungkook se quebró completamente, Jimin sollozó — Solo no lo alejes de mi, te lo suplico.

Jimin se vio a sí mismo en Jungkook mientras lloraba, temeroso de perder a su hijo. No le desearía eso a nadie, ni siquiera a Jungkook por más que lo odiara.

Jimin no era así. Debía arreglarlo.

— Lamento haberme llevado al niño de esa manera, no fue justo para él. Debí pensar en cómo lo afectaría pero... me dejé llevar. Quiero que entiendas que me siento traicionado y en estos momentos no quiero estar cerca tuyo, pero lo que suceda entre tú y yo no tiene nada que ver con Youngsoo y ese fue mi error. — Jimin se limpió el rostro cuando el llanto fue demasiado — No puedo alejarlo de ti.

— ¿Podemos volver a intentarlo?

— Ahora mismo necesito tiempo. Tiempo para mejorar y tiempo para saber si podré perdonarte.

— Pero Jimin, por favor.

— No finjas que esto te duele. Ibas a irte, ¿cómo planeabas vivir con eso? ¿O es mi dolor lo que te hace sufrir ahora?

Jungkook enmudeció por completo. Jimin observó su rostro, sintiendo como sus emociones se revolvían hasta que solo había rencor para él. No podía aceptar un trato en ese momento, no podía estar cerca de Jungkook.

— Es tu hijo Jungkook. Ganaste. Estar cerca sólo me hace sentir triste, porque sé la verdad, porque no puedo cambiar el destino, esto no estaba hecho para mi, y jamás lo estará aún si yo quiero aferrarme.

— N-No, no hagas esto, puedes odiarme a mí pero él te necesita.— Dijo Jungkook desesperado, apuntando en dirección a la habitación.

— Deja de insistir. Te lo pido, si queda algo de aprecio de tu parte, deja de insistir. Me estoy controlando para no gritarte todo lo que pienso – Respondió Jimin poniéndose de pie — Gracias por encontrarlo, ahora por favor sigue cuidando de él, hasta que esté listo para volverlo a ver.

Jimin brincó en sus pies dirigiéndose a la salida, desesperado por poner distancia. Deseando que el momento de volver a Youngsoo llegara pronto, pero sin sentirse abrumado.

Había una extraña paz empujando en su pecho, como si le avisara que todo había acabado.

— ¡Timin! ¿Donde vas?

Jimin se dio la vuelta, encontrando al niño en el marco de la puerta.

— Jimin volverá, espera por mi.

Jungkook apareció tras el niño justo cuando subió al auto. El hombre le miró afligido, pero Jimin no creyó en su dolor, aún no podía.

Hubo un último llamado de Youngsoo y entonces arrancó.

Era lo correcto, las cosas debían ser asi. Quizá en algun momento volverían a encontrarse y él estaría en mejores condiciones, con su alma sanada, con su corazón arreglado y su mente en paz, sin dolor, un nuevo Jimin, más maduro, más feliz.













Los días siguientes fueron pesados, los más difíciles después del accidente. Pero esta vez se permitió ser cuidado, aceptó a todos a su alrededor, sabiendo ahora que nunca estaría solo.

"Yo siempre voy a estar aquí Min, no estás solo"

Jimin viviría, mejoraría.

Su hijo estaba vivo y seguro con Jungkook. Quizá en unos años ellos se reencontrarían y al fin volverían a estar juntos, por ahora solo quedaba trabajar en sí mismo, había dejado tantas cosas que olvidó cómo era disfrutar los pequeños momentos.

Ahora no importaba si lo recorría solo, no sería así por siempre.

Muy en el fondo, surgiendo de todo el dolor, la tranquilidad de saber que su hijo estaba vivo y tenía a alguien que lo cuidaría el resto de su vida le generó una sensación de paz, como si todo estuviera resuelto.

Todo estaba bien. Estuvo mucho tiempo en el suelo, era hora de ponerse de pie y volver al camino.












Jungkook abrochó los últimos botones de la camisa de Youngsoo antes de dejarlo sobre sus pies y tomar las maletas.

Sujetando la manita de su hijo se dirigió escaleras abajo. Había miradas de decepción, de confusión y vergüenza, todos mezclados.

Nadie podía quedarse de un lado sobre cómo sentirse sobre la situación, a excepción de su madre quien parecía ser la más decepcionada. Luego de que Jimin se marchara, le hizo el escándalo de su vida y Jungkook sabía que merecía eso y más.

No había entendido la gravedad de sus acciones, había sido tan inconsciente, tan egoísta que incluso se convenció a sí mismo de que era la víctima cuando era realmente el villano.

¿Cómo había sido capaz de pensar en irse sin decirle la verdad? ¿Qué clase de persona era en realidad?

Esto estaba doliendo más de lo que pensó. Se había enamorado de Eunbi en un lapso largo, casi seis meses, y jamás sintió su interior derrumbarse de esta manera.

Un mes, un maldito mes y se sentía destrozado, sin aliento y con un dolor agonizante en el pecho, era demasiada tristeza, no podía con tanto.

Y todo era su propia culpa.

El niño deshizo el agarre de sus manos para correr a abrazar a sus tíos, quienes lo recibieron con cariño besando sus mejillas.

Jungkook tuvo que tragar saliva para deshacer el nudo en su garganta, ese que tuvo toda la noche y parte de la mañana molestándole.

— ¿Estás listo? — Su padre se puso de pie.

— Si.

Todos caminaron fuera de la casa, guardaron las maletas y acomodaron al niño en la sillita. Se giró viendo a su tía, abrazándola.

Una lágrima corrió rápido por su mejilla.

— Has cometido un error, muy grave, esperemos que aprendas de él y esperemos, que él algún día te perdone.

No sonaba como reproche, pero tampoco como un sermón de ánimos. Todos estaban tan sorprendidos de sus acciones, él mismo lo estaba.

— Lo dudo mucho, el poco cariño que había, desapareció, no creo que quiera volver a verme.

— Puede que no. Puede que si. Ya no depende de nosotros Jungkook, depende de él. Piensa un poco, ¿te sería fácil a ti perdonar lo que le hiciste? — Jungkook negó con el corazón apretado — Y aún así él te dejó ser feliz, cuando claramente no lo merecías.

— Hye, es suficiente.

— No vamos a mentirle Jisoo, tiene que hacerse responsable de lo que ha hecho, él es mejor que esto.

Jungkook observó a su madre con vergüenza.

"Papi, ¿lloras?"
"¿Timin? Dejó su dibujo"

Cuando tomó la hoja, su corazón se partió en mil pedazos.

Todo este tiempo creyó que cuidaba de su bebé, de mantener las cosas al margen para que él no se diera cuenta de los problemas.

Demonios, tenía solo tres años, y sin embargo siempre terminaba sorprendiéndolo.

A pesar de ser tan pequeño, ya tenía claro lo que quería en su vida, y ese dibujo, lleno de garabatos que los formaban a ellos dos, se lo demostraba, porque Jimin también estaba ahí.

Esa era la familia que Soo quería, su familia. Eso solo dejaba en evidencia lo importante que Jimin era en su vida.

Jungkook esperó dos días más en Seúl, esperando que Jimin llamara. Solo quería escuchar su voz una última vez, saber si aún había algo que rescatar.

Entendía que quisiera alejarse de él, ¿pero de Youngsoo?

Jungkook había podido ver el dolor en sus ojos así que no pudo entender cómo estaba tan sereno mientras hablaban, como si después de tanto tiempo se hubiera liberado.

Entonces comprendió que todo esto era demasiado para él, que en verdad necesitaba reconstruir su vida y que haberle escondido la verdad explotó una bomba de tiempo en los nervios de Jimin.

Cuando Jungkook lo miró a los ojos antes de irse, no fueron necesarias las palabras, era lo que necesitaba. Encontrarse a sí mismo.

Por el momento tendría que aceptar la de decisión de Jimin, debía respetar eso después de arruinar todo.

La culpa viviría para siempre en él.















LYLM

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