ᶜᵃᵖⁱ́ᵗᵘˡᵒ III
Luego de una larga charla con sus padres, armó sus maletas con cosas básicas para los primeros días en su nueva casa. Compraría algunas cosas cuando estuviera estable en el lugar y conociera a su pareja.
Seokjin...
Nunca había escuchado ese nombre, lo más probable es que nunca lo hubiera visto y eso le causaba nervios.
Cuando habló con sus padres, dejó salir las inseguridades de no ser un buen hombre para esa persona o que su relación fuera bastante mala. Los miedos que tenía sobre no agradarle o no ser lo que él espera lo atormentaban una y otra vez.
Por suerte, sus padres lo alentaron diciéndole que no todo era malo. Ciertamente, muchas de las asignaciones no se daban por no conocerse y por tampoco estar dispuestos a hacer que funcionara o al menos intentar tolerarse. Pero, podía ser que la persona que le tocaba, sí estuviera dispuesto a la relación.
Namjoon se sintió más relajado después de eso. Debía ser positivo, no todo era malo.
No podía ser todo malo.
Leyó por cuarta vez las instrucciones. Su nuevo hogar estaba a tres horas de distancia, en una de las residencias para jóvenes en Riven, una extensión que fue recuperada por el gobierno y estaban construyendo nuevas edificaciones para convertirla en una Ciudad de comercio, cerca de la Costa.
En el sobre había una tarjeta con los fondos necesarios para lo básico mientras se establecen en el lugar.
Según los datos que aportaba, una foto de un chico pelinegro estaba en la hoja de datos personales.
No había mucho al respecto, su nombre, el de sus padres, datos de su nacimiento, escolares y ocupaciones.
Observando detenidamente la foto, notó sus facciones marcadas, sus gruesos labios rojos, su cabello azabache un poco largo, sus ojos color verde brillante y la camisa azul cielo le daba un toque fresco.
Namjoon sonrió —– Es lindo —– susurró. Irreal había sido el primer pensamiento que cruzó por su mente al verlo.
Cerró sus ojos y se recostó en su cama por última vez.
Extrañaría su hogar. Despertar con los ronquidos de Daeyeol o con el llanto de los gemelos.
Extrañaría sentir el olor del desayuno en las mañanas antes de irse a trabajar.
Extrañaría bajar y ver a su madre en la cocina con su delantal rosa y su padre abrazándola por la espalda.
Incluso extrañaría a Gia regañándolo y recordándole las estrictas reglas impuestas por su madre.
Extrañaría su hogar, pero, debía dar un paso como hombre e independizarse. Algo que siempre quiso y soñó.
—– Hijo, ¿estás listo? —– Dokyun se asomó viéndolo recostado. Namjoon asintió —– Te están esperando para llevarte —– entró de lleno en la habitación. Namjoon se levantó de la cama y alisó su ropa.
—– Vamos entonces —– sonrió, su padre le devolvió el gesto. Ya habían llorado, pero sentía que podía volver hacerlo.
—– Sé un buen chico, Joonie.
—– Lo seré, papá.
Ambos se miraron para luego bajar a la entrada de la casa, donde el joven de antes, Hoseok, lo esperaba con una sonrisa. Con mucha educación tomó la única maleta que llevaba y se dirigió al lujoso auto negro estacionado frente a su casa.
Namjoon se dio la vuelta para abrazar a su familia de nuevo, recordándole cuanto los amaba y que no los defraudaría.
Le costó darse la vuelta e irse, ver a su madre llorando, a Daeyeol aferrándose a la mano de su padre y a los gemelos, Soomi y Seunbo formar pucheros. Se le hizo difícil.
Muy difícil.
Con un suspiro cerró la puerta del copiloto y se recostó en el asiento, agitando su mano y viendo como todos, incluso Gia, la agitaba también despidiéndose.
—– Cada vez me da nostalgia ver como se despiden las familias, me conmueven y quiero llorar también —– sonrió Hoseok.
—– Debe ser fuerte para ti observar eso. Perdona la pregunta pero —– Namjoon titubeó —– ¿Ya tiene su carta?
Hoseok sonrió y asintió —– A principios de este año cumplí la edad requerida, me entregaron la carta y aquí estoy, siendo responsable —– dijo mirando la autopista.
—– Y–y ¿Se conocían? —– preguntó tímido —– No quiero sonar entrometido es que —– suspiró —– No sé cómo manejar esto —– murmuró.
Hoseok sonrió —– Le estás dando muchas vueltas al asunto. Es difícil en todo sentido, así lo conozcas. Los primeros pensamientos que tenemos es que nos saldrá mal por la modalidad de unirnos, que a pesar de tener su base, no deja de ser obligatorio para los ciudadanos —– Hoseok suspiró —– A pesar de eso, debemos ser positivo, pensando mal no logramos más que torturarnos e incluso, nuestra mente puede captar esa persona como mala sin haberla conocido y, cuando llega el momento de conocerlo tienes una mala imagen implantada por tus mismos pensamientos.
Namjoon asintió. Se estaba adelantando a las cosas y lo que estaba logrando era un dolor de cabeza.
—– Espero ser bueno.
—– Ya lo eres, no te cuestiones eso. Nada más el hecho de que te preocupe una persona que no conoces, dice mucho de ti.
Namjoon decidió guardar silencio y disfrutar de las tres horas de viaje. Sabía que lo único que hablaría sería sobre sus inseguridades y miedo que aunque estaban resueltas de algún modo, seguían allí.
Suspiró y sacó su teléfono para ver lo poco que había en él. Unas cuantas actualizaciones, un par de amigos deseándole suerte en su nueva etapa. Mensajes de su madre diciéndole que todo estaría bien y unos de Daeyeol diciendo que ahora tendría más tiempo en la ducha.
Decidió apagarlo y mirar por la ventana.
Un paisaje tras otro se formaba a medida que avanzaban. Podía ver como el sol ya iba en decadencia siendo ocultado por pomposas nubes parecidas al algodón. El inmenso mar se extendía por toda la longitud permitida, mientras se interponían montañas rocosas impidiendo el paso y la vista, creando un paisaje digno de ver.
Su trasero comenzaba a doler, estiraba las piernas ayudando a drenar la sangre.
—– Falta poco —– anunció Hoseok al ver la incomodidad en Namjoon.
—– Lo siento —– musitó el rubio.
El pelirrojo negó —– El viaje cansa, lo entiendo. Más si no estás acostumbrado a viajar mucho.
—– ¿Siempre hace esto? —– preguntó en un intento de distraerse con algo.
—– Sí, luego de que llegara mí carta me asignaron este trabajo, acoplándolo a los horarios de mi pareja que se interesó en ser Oficial de Policía y fue ascendido a un cargo mayor —– suspiró —– no me preguntes que rango porque no tengo idea, me lo repite siempre pero, soy malo recordando esas cosas de comisario y jefes, para mí todos son policías. Fin del asunto.
Namjoon sonrió —– Hay muchos rangos en eso. Una vez intenté aprenderlos pero no lo logré.
—– Cuando vi los símbolos y nombres dije: mi mente no va a retener esto —– se encogió de hombros y alejó sus manos del volante —– Bueno, señor Kim —– suspiró ruidosamente y sonrió —– Bienvenido a su nuevo hogar.
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