Jin caminaba hacia el lugar de reunión con una enorme sonrisa.

La obra había sido un éxito.

Su actuación fue reconocida.

Y ahora tenía un contrato temporal con una empresa teatral.

Su vida no podía ser mejor.

Y estaba ansioso por compartir sus triunfos con su familia, amigos y por supuesto, su bello novio.

—Jin sólo está contigo porque eres un mocoso llorón. -Escuchó esa voz grave que tan bien conocía.

—Jin sólo es tu amigo porque eres tan insoportable que nadie te quiere. -Respondió la otra voz que el conocía.

¿Qué diablos?

Al estar frente a su grupo de amigos, notó la guerra verbal entre el rubio mayor y el azabache.

— ¡Te he dicho que me hables con respeto!

— ¡El respeto se gana no se impone!

Y sus amigos sólo observaban con burla esa discusión.

Estaba indignado.

— ¿Qué rayos pasa aquí? -Preguntó molesto.

El silencio cayó de repente, los involucrados en la pelea lo miraron con asombro, después se vieron unos segundos y casi al instante tenía a los dos tomando cada uno, sus brazos, tironeándolo, tal cual como un muñeco de trapo.

— ¡Suéltalo! -Se gritaron al unísono y el castaño no pudo más.

Estaban en la mansión Kim, los seis chicos sentados en el sofá, con sus cabezas gachas y escuchando la reprimenda que el mayor de todos les daba.

— ¡Es que no lo puedo creer! -Vociferaba. — ¡Ustedes sólo debían esperarme no ponerse a pelear como perros rabiosos! ¡Les he dicho que las peleas nunca solucionan nada!

Los menores asentían, sintiéndose patéticos al caer ante los encantos del mayor incluso estando molesto.

— ¡YoonGi! ¡NamJoon! -Los mencionados brincaron del susto y lo miraron. —Ustedes como los mayores debían detener ese absurdo encuentro, no alentarlos, me han decepcionado.

Ambos se miraron y suspiraron, el castaño tenía razón pero les había parecido gracioso.

— ¡JiMin! ¡HoSeok! -Siguió y los menores le miraron asustados. —Ustedes... -Suspiró. —También debían detener aquello, pero entiendo, quizás les pareció divertido ver a JungKook alterado.

Los menores no pudieron suprimir una sonrisa cómplice, sabían que el castaño tenía debilidad por ellos dos.

Miró a los causantes del desastre, ambos con sus manos hechas puño y la mirada fija en el piso.

—JungKook, TaeHyung. -Les llamó con sus brazos cruzados y una mirada severa.

Los mencionados alzaron su vista y se sonrojaron, el aura furiosa del mayor era terriblemente atractiva.

Verlo serio, con su ceño fruncido, los labios apretados en una línea y su postura a la defensiva.

Era algo que no se veía todos los días y... Bueno, la carne es débil, ellos amaron verlo así.

—Ustedes deben hacer las pases. No sé qué les llevó a esa discusión, pero quiero que aquí y ahora terminen con esas riñas absurdas.

La mueca de incomodidad que los dos hicieron fue delirante, verse obligados a disculparse con el otro.

Por más que amaran a Jin no lo harían.

—Si no lo hacen me veré obligado a no hablarles hasta que lo hagan.

O tal vez sí...

Los demás se burlaron de ellos, esperaban ver que era más fuerte, si el cariño por el castaño o su orgullo.

—Lo siento. -Se dijeron al unísono mientras se sonreían con molestia mal disimulada.

— ¡Así me gusta! Espero que puedan llevarse mejor de hoy en adelante. -Comentó entusiasmado y luego besó la mejilla de cada uno.

Así que valió la pena el humillarse delante del otro.

Todo por ver la preciosa sonrisa del mayor y disfrutar de sus besitos.