El Plan Con Inesperado Final

Oikawa había tenido esa brillante idea durante la madrugada, cuando terminaba de ver las repeticiones de los partidos de Ushijima.

Fue como una revelación, solo esa palabra resonaba en su mente: Mátalo.

Sí, Tooru es una mente brillante, por más que lo odiara debía descartar una idea tan maravillosa y peligrosa. Él era joven, no quería ir a la cárcel, ni siquiera porque se tratara de Wakatoshi, a ese grandulón le llegaría su momento tarde o temprano y podría apreciarlo en la comodidad de la compañía de su mejor amigo, Iwaizumi, su Iwa-chan.

En fin, como descartó la idea del veneno en los chocolates decidió hacerle algo que simplemente fuera por maldad, algo como poner laxantes en unos chocolates que el chico simplemente no podría negarse a tomar.

De regreso de estudiar compró la única caja que había en la sucursal más cercana, ganándose la mirada extrañada de Iwaizumi hasta que Oikawa le contó el plan.

─Oh, así que le compras unos chocolates a tu novio─ se burló al terminar de escuchar.

─¡No es mi novio! Era la única caja y yo no soy bueno haciendo chocolates... Aparte, mi madre podría confundirlo con que tengo novia nueva si le pido ayuda─ se excusa a toda velocidad el castaño.

─Ajá, sigue así, Enamoradokawa─ Iwaizumi disfrutaba de ver como el contrario se ponía de color verde con esa idea.

Se despidieron y separaron frente a sus respectivas casas, dando inicio al plan de Oikawa. Tuvo que hacer malabares para colocar el laxante necesario en cada pequeño corazón de chocolate y luego posicionarlo bien sobre los espacios de la caja con su misma forma.

─Ah, lo que haces por venganza─ suspira el chico al terminar, apresurándose a tomar su celular.

No pregunten ¿Cómo? No pregunten ¿Cuando? Pero él tenia el número de Ushijima agendado. Bastó con un mensaje de "Juntémonos" para que Ushijima contestara en cuestión de segundos con un lugar cercano.

Increíble.

Oikawa caminó tranquilo hasta el lugar, ya saboreaba su venganza. Era dulce, como él mismo. Estaba tan perdido en sus pensamientos que no notó cuando el citado se colocó a su lado para acompañarlo en la caminata.

─Oikawa ¿A donde vamos?─ la potente voz del chico lo hizo frenar en seco.

─A ningún lugar─ y se colocó frente a él, estirando el brazo donde su mano sostenía la caja de chocolates. Hasta ese momento no había dudado, no se había avergonzado.

¿Por qué una caja rosa con forma de corazón? ¿Por qué con forma de corazón? ¿Por qué con una moña? ¿Por qué corazones de chocolate? ¿Por qué parecía como si estuviera a punto de confesarse al idiota de Ushijima?

Era un idiota.

¡Disimula, Tooru, disimula! ¡Que no note que están envenenados!

El más alto le dedicó una mirada de extrañeza, aunque luego tomó la caja con una ligera sonrisa adornando su rostro.

¿Qué era eso?

─¿Por qué...?

─Ni yo lo sé, solo tómalos y cómetelos... Y no los compartas con nadie- Oikawa le corta con rapidez, dando la vuelta para regresar a su hogar-. Hasta luego, UshiWaka.

No pudo reaccionar antes, no sabría que hacer, porque cuando Ushijima Wakatoshi lo tomó del brazo para girarlo ya era tarde. Sus labios se habían posado sobre los suyos, dejando un suave y corto beso.

─Gracias.

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