𝗣𝗔𝗥𝗧𝗘 𝗖𝗨𝗔𝗧𝗥𝗢
Rosé pasó en su auto a buscarla, la besó como bienvenida y disfrutó del viaje hasta el restaurante. La menor no notó ningún cambio en su novia, sólo que estaba resultando bastante pegada a ella, digamos que un poco más de lo normal.
A pesar de preguntar porqué la repentina cita, Jennie logró distraerla de ello, sacando otro tema de conversación. Para su suerte, Rosé se distrae rápidamente de todo.
Tenía su noche planeada; una cena tranquila, luego ir por bebidas y provocarla con algún baile hasta llegar a su habitación de hotel donde finalmente obtendría lo que quería. Jennie creía muy firmemente que esta vez se cumpliría.
Lo que no planeó fue a esa estúpida mesera.
Al llegar, sonrió de más, cuando las guió a la mesa logró notar su roce con el brazo de Rosé, también a sus ojos lujuriosos mirando lo bien que vestía su novia. Jennie estaba que sacaba humo por las orejas, y la idiota de Roseanne no entendía porqué.
- ¿Quieres otra mesa? - le preguntó tomando su mano con calma.
- No, estoy bien aquí.
- ¿Segura? No me molestaría ir a otro lado.
- Rosé, estoy bien.
La menor no preguntó más. Se centró en el menú del lugar y a penas sí la miraba, Jennie se quería golpear con fuerza. Nada estaba resultando.
- Necesito ir un momento a el baño.- murmuró la rubia. Pero entonces se golpea accidentalmente con la misma mesera que traía sus bebidas, haciendo que las copas se vaciaran sobre la pobre chica.- ¡Lo siento mucho!
La mesera estaba sorprendida, pero dejaba que Rosé intentaste limpiar el desastre con algunas servilletas de papel. Se notaba su satisfacción, al menos para Jennie.
- Lo estoy empeorando, lo siento, lo siento.- seguía la rubia.
Jennie se levanta finalmente, apartando a Rosé de la chica.
- Pagaré el desastre y nos iremos, no se preocupe.- dijo con total seriedad.- Una disculpa por el inconveniente.
- Oh, está bien. No se preocupen que esto pasa muy seguido. Sólo debo ir a cambiarme.
- Déjeme ayudar con la limpieza.- Rosé enrojeció al ver el rostro de ambas.- Quiero decir, el suelo, sí, está mojado. Iré por una escoba o lo que sea.- se alejó rápidamente antes de que pudieran decir algo.
- Tu hermana es linda.- comentó la mesera, sus cejas levantadas.
Jennie quería golpearla.
- Sí, ella es linda.- asintió sonriendo. Luego Rosé vino con un chico que parecía ser el encargado de la limpieza, él se puso a trabajar en seguida.- Amor, vámonos.- manos en su cintura y dejó un beso en los labios contrarios. Por supuesto no debía de ver a la estúpida mesera para saber que estaba sorprendida.
Y así, Jennie terminó por dejar que Rosé pagara el desastre porque decía que fue su culpa. Definitivamente su noche estaba empeorando.
muchas gracias por leer ♡
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