ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ⁴ ᴄʜɪᴄᴏs ᴅᴇsᴀsᴛʀᴏsᴏs

ʜᴀɴ ᴍɪ ᴊᴏᴏ

Después de aquello no habíamos tocado más el tema, es como si hubiera sido algo efímero, que después de que ocurrió ninguno se atrevía a hablar, o tal vez, no queríamos hablar.

Por mi parte estaba nerviosa, nunca había visto a Jungkook de esa manera, siempre demostró ser un chico feliz, pero supongo que hasta los más felices sufrimos.

Todos usamos una máscara que alguna vez dejamos caer frente a alguien, para después seguir usándola.

Quería saber más, la razón por la que estaba así, por la que lloró cuando dije esas palabras. Esto sigue afirmando mis dudas de que es culpa de la cucaracha.

Deseaba decirle algo, pero no sabía que decirle, no sabía cómo expresarme, y tampoco estaba segura de si él quería que le dijera algo.

—¡No quiero! —se cruzó de brazos mirándome molesto.

Rodé los ojos. No entiendo cómo muchas veces podía llegar a ser tan infantil.

Bueno, una vez lo dije; Jungkook es un niño con cuerpo de hombre.

—Pero yo quiero ir a tomar helado —le desafíe.

—¿No podemos ir mañana? ¡Es Harry Potter!

—Eres imposible Jeon —me coloque las manos en la cadera. Me incline un poco hacia delante para luego decirle—: Dime un solo motivo por el cual debería ir contigo a el cine a ver Harry Potter y no a comer mi delicioso helado.

El rió e hizo un ademán de no darle importancia, ush, idiota. Luego me miró y sonrió.

—Pues fácil, bruja. El motivo es que me amas.

Me reincorporé en mi lugar sintiéndome nerviosa dé repente.

—Yo-yo, n-no, ash ¡vamos a ver la puta película y ya! —gruñí mientras caminaba apresuradamente pasándole por el lado para ir a él cine.

—¡Espera!

No lo espere mientras caminaba, ¿quién se cree para decirme que lo amo?

Respire hondo tratando de calmarme. No había dicho nada malo, no era la gran cosa.

Me detuve y lo ví corriendo en mi dirección como si nada, hubiera dado todo por haberlo visto al menos sudando un poco. Meah, tenía mejores cosas que hacer que ver un sexy... Digo, idiota Jungkook sudado.

Pasó una mano por mi hombro cuando estuvo a mi lado y sonrió.

—Yo sabía que no te podías ir sin mí. Soy la luz de tu vida.

Resoplé.

—Si claro.

—No lo niegues, nena, sabes que es la verdad —me guiñó el ojo y sin poder contenerlo ambos reímos.

Sentía otra sensación, una extraña. Debo dejar de cada vez que tengo hambre comer solo leche y cereal.

—No me digas nena.

—Conmigo no te pega eso de hacerte la dura.

—Ush, no me estoy haciendo la dura con nadie señor holgazán.

—No soy un- Oh, ¿ese no es Jimin-ah?

Mire hacia la dirección en la que me apuntaba. Acentí mientras lo miraba.

;Le voy a pasar un mensaje —tecleo algo—. ¡Ya! Te lo leeré nena —rode los ojos mientras lo escuchaba—: Te veo, te observo, y te asecho. ¿A qué quedó genial?

—¿En serio pude pensar en que eras el más maduro de los chicos del grupo? —Susurré para mí misma.

No puedo creer que este inmaduro sea el mismo chico que cuando ví pensé que era más maduro, guapo, aunque eso lo sigue siendo, inteligente, brillante, caballeroso, ¡y es que fue lo que me demostró la primera vez que lo ví! Caí en tus trampas Jungkook. Ahora se quién eres de verdad. Todo lo mencionado anteriormente, menos el maduro.

Uhm, aunque el efecto que tuvo en mi en aquellos momentos no creo que se haya alejado tal cual. No lo sé, es raro. Solo me sentí así una vez en la vida, y fue con mi adorable vecinito.

No tengo mucho tiempo como para pensar en algo llamado amor.

Mi rutina siempre es la misma; desayunar, ir a la universidad, hacer los trabajos o tareas pendientes, ver a papá los fines de semana y prepararme para mí carrera.

Oh bueno, eso era antes de que Jungkook, y los otros chicos, entraran en mi vida, aunque no tanto como Kookie, ahora por el es que salgo más a menudo.

No puedo dejar de pensar en cuando se desmoronó delante de mí hoy, no sabía que hacer, tampoco que decir, pero sabía que las palabras sobraban.

—Uf, la cola está larga. Vamos a tener que esperar.

—Vale. Solo te digo que no soy muy paciente en estás cosas.

—No te preocupes, bruja. Si quieres te puedo cargar.

—¿En serio?

—Soy puro músculo, además, ni pesas, lo comprobé el día que robamos las mandarinas.

Le di un golpe en el hombro. Aquel día nunca lo olvidaré, de hecho, ninguno.

—Jungkook, ¿cómo es el amor?

Vi como mi pregunta lo tomo por sopresa.

—Amor —susurró—. El amor, se parece a la natación.

Di todo de mí para no fruncir el ceño, no se qué hago haciendole está pregunta a Jungkook aquí sentados en un muro alejado de las personas mientras esperamos a que nos toque para comprar la entrada e ir a ver a su preciado Harry Potter.

Teníamos un jugo en la mano cada uno, el lo balanceaba en sus manos como si estuviera pensando sus palabras, en que decirme, siendo cuidadoso.

O quizás pensando en ella.

—Hace que tu cuerpo queme cuando la intensidad alcanza su punto máximo. Lo sientes en todas partes, pero cometes un solo error y has perdido.

—Entonces, ¿el amor...?

El me miró, rápido, su mirada encontrándose con la mía, sentí escalofríos.

Desvíe la mirada.

—Nadie puede definir con certeza que es el amor, solo puede decirte que es lo que se siente cuando el amor te invade. Cada ser ve de manera diferente lo que llamamos amor. No es como si fuera una enfermedad, pero muchas veces ese amor nos maneja emociones, podemos llorar, podemos sonreír, podemos ser felices, pero también podemos sufrir.

Él mantenía la mirada clavada en mí. Su rostro se veía algo cansado. Pequeños mechones desordenados color negro caían sobre aquellos ojos oscuros; sus labios, finos, delicados, dejando ver sus pequeños dientes.

Ladee la cabeza sintiéndome derrotada, pero sin entender porque me sentía así.

Yo alusinando sin tener remedio.

Cuando lo miré otro vez andaba mirando hacia el frente. Quería tomar su rostro en mis manos y darle muchos mimos. Quería hacerlo sentir bien.

Cada vez que veo una sonrisa en su rostro y es a causa mía me siento como si hubiera ganado la lotería, como si más nada importara en esos momentos, y es que no lo hace.

Yo quisiera ser la cura a ese dolor que no sé cuál es.

Sacudí mi cabeza levemente, dandome una bofetada internamente.

—Vamos —se levantó y se dirigió a uno de los cestos. Tiró su caja de jugo junto a la mía para ir otra vez hacia la cola.

Suspiré.

ʜᴀɴ ᴍɪ ᴊᴏᴏ

—¡¿Cómo que no hay más entradas para Harry Potter?!

Intenté calmar a Jungkook pero era imposible, ¿cómo podía ser que en el momento en que nos tocara comprarlas se hayan agotado? Maldito día de mierda, y es que ahora lo que tengo es un demonio frente a mí.

Nunca he visto a Jungkook molesto. ¿Lo está ahora? Es que ni siquiera se si se encuentra ofendido, triste o molesto por no poder ver su preciado Harry Potter.

—Cálmate, Jungkook, por favor —suplique con la vergüenza irradiando en mis mejillas.

La chica estaba que bajaba la cabeza y no sabía que hacer, le dedique una sonrisa o eso intenté.

—¡Mis bolas se van a calmar! ¡Quiero mis entradas para Harry Potter, y ahora! —exclamó exigente.

—Pero es-estan a-ago-tadas.

—¡Agotadas están mis ganas de vivir, no las entradas! ¡Quiero a Harry Potter! ¡Traigan el presidente, de aquí no me muevo sin mis entradas!

Rodé los ojos y furiosa tome su rostro con mis manos haciendo que me miré. La confusión lo ganó.

—¡¿Cómo puedes comportarte así?! ¡Estás siendo un idiota, basta de esta mierda! ¿Así quieres que salga contigo? Vete a la mierda Jeon.

—¿Pero que- de que hablas Mijoo?

—¡Que no quiero nada contigo pedazo de inútil!

—Pe-pero yo no he-

—¡Cállate y no vuelvas a hablarme en tu vida!

—E-es que yo no te he propuesto na-

Mordí mi labio intentando no reír ante su mueca de confusión y la reacción de la chica que miraba todo expectante, la verdad es que ya no sabía que hacer para calmarlo y esto fue lo único que se me había ocurrido.

—¡No quiero saber nada! —Grité.

Le di una cachetada, así como lo oyen —o leen—, le di una bofetada. Y me fui de ahí.

Cuando me giré me detuve en la entrada esperando a por él, espero que no esté molesto.

—¡Eres una genia, Mijoo!

Me voltee y arquee una ceja cuando lo ví salir de aquel lugar como si no hubiera acabado de pagarle en la cara.

—¿Qué?

—Tatan.

Saco dos entradas.

—¿Cómo las conseguiste?

—Tu teatro estaba siendo visto por todos, así que solo lo robé. ¡Vamos a ver Harry Potter! Aunque me duele la cara. No tenías que hacerlo tan fuerte, bruja.

Me encogí de hombros mientras me jalaba hacia dentro de él cine otra vez.

ᴊᴇᴏɴ ᴊᴜɴɢ ᴋᴏᴏᴋ

Sostuve la mano de Mijoo con fuerza mientras ambos corríamos por todo el centro comercial, si bueno, quizás no fue una muy buena idea el haber robado las entradas solo para ver Harry Potter, no se qué es lo que tiene la vida en contra de mi que me hace esto.

Corrí más rápido sintiendo como el agarre en mi mano se estaba haciendo más débil. Me voltee aún corriendo.

—Ju-jungkook, n-no puedo m-mas.

—Un poco más —le dije.

Un guardia nos estaba persiguiendo. Resulta ser que la pareja nos había reconocido cuando fuimos a entrar y bueno, ya se deben imaginar lo demás.

Mire hacia delante, pero sin siquiera poder ver ni un poco había chocado con alguien, tirandonos a todos en el suelo. Intenté recuperarme, pero no tenía tiempo para eso, el guardia estaba detrás de nosotros.

Si nosotros no vemos Harry Potter no lo hará aquella pareja.

Me levanté sin mirar con quién choque y tome la mano de Mijoo para seguir corriendo. El guardia aún nos estaba persiguiendo.

—¿Disculpa...?

Me detuve en seco, esa no era de ni cerca la voz de Mijoo. Me voltee y me encontré con un chico.

¿Quien es este?

Antes de poder decir nada lo tome del brazo y lo jale hacia el callejón más cercano, le tape la boca mientras veía como el guardia seguía corriendo recto.

Suspiré cuando se alejó y le quite mi mano de su boca. Me apoye en mis rodillas y comencé a jadear. Eso estuvo cerca.

Oh mierda, ¿dónde dejé a Mijoo?

—¿Quién eres y por qué estábamos corriendo? —me preguntó.

Ay mamasita, ¿que le digo?

—Ah nada, es solo que, eh, ¡sin querer le tiré café encima a una mujer y ya sabes como es!

—Ah.

—Bu-bueno, no así exactamente, es solo-

—Si, yo sé. Perdón, ya me debo ir, mi novia me debe estar esperando. Ni siquiera se en donde la dejé.

—Yo tampoco.

—Busquemoslas juntos.

Acentí.

—Solo que ella no es mi-

Trate de corregirle, pero no me dejó.

—¡Oh míralas ahí!

Me seque el sudor con una mano. Me dirigí hacia Mijoo y la otra chica que estaba sentada en una banca hablando. ¿En serio? Sufrí solo este tiempo. Aunque bueno, Mijoo estaba que parecía que en cualquier momento se iba a desmayar.

—¡Jungkookie! —me hizo un gesto para que fuera.

La otra pareja se despidió y se fue. Me tiré hacia atrás, dios, siento que he corrido un maratón.

—Gracias —le dije cuando me dió un pomo de agua.

—Lección aprendida —se burló.

—Si no hay más entradas, no robarlas —le sonreí y apoye mi cabeza en su hombro.

Es que son tan aaaaa...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top