3

Kuroo se siente nervioso mientras juega con el frasco entre sus manos, viendo como el contenido giraba dentro del mismo, mareandolo un poco. Bokuto, que se encontraba a su lado, lo observaba fijamente con esos enormes ojos de búho, expectante por la reacción que tendría todo ese ritual.

─¿Crees que es un buen momento para hacerlo?─ pregunta Kuroo, aunque sabe que no se tomará muy enserio la respuesta que le ofrezca.

Ni siquiera sabe por qué le pregunta.

─Creo que ya es un momento indicado─ le contesta, observando el reloj sobre su pared, siendo consciente de la hora.

Ya se había cumplido la meta de tiempo para que ese ritual surtiera efecto, lo único que pedía ahora era que el frasco se abriera para completar sus deseos. Kuroo estaba realmente asustado por lo que podría llegar a pasarle, más ahora porque, últimamente, se encontraba a sí mismo observando demasiado a Akaashi cuando se juntaban.

Era realmente bochornoso, más aún cuando Bokuto era el que le descubría.

─No creo que sea una buena idea─ decide por objetar, tal vez ya había sido suficiente espectáculo para Bokuto también.

Pero la mirada que le ofrece no le deja ninguna otra opción más que abrir el frasco.

El maldito frasco que se había teñido de colores extraños, entre el púrpura y café. El aroma fermentado del contenido tampoco debía de tratarse de uno muy agradable.

─Bokuto, lo digo enserio, Akaashi es tu amigo también.

─Es el mejor armador de todos─ dice, totalmente orgulloso del chico─. Por eso te estoy pidiendo que abras el frasco, para ver si esto funciona.

─¿Estás diciéndome que quieres que él se enamore de mi?─ la sola idea de eso descoloca a Kuroo, que siente repentinamente como si el frasco ahora pesara lo mismo que su libro de álgebra.

Pero Bokuto sonríe de una forma bastante encantadora, como si regresara a ser un niño pequeño frente a un gran descubrimiento. Él simplemente se queda en el mismo lugar, esperando el siguiente movimiento que Kuroo se decida en hacer.

Levantando los hombros para quitarle un poco de peso al asunto, Kuroo toma la tapadera del extraño frasco, siente a sus dedos picar por la emoción. Es una pequeña descarga de electricidad lo que le recorre el brazo cuando las yemas de sus dedos hacen contacto con el metal.

─Es casi imposible que esto funcione─ pero ya se encuentra dándole vuelta a la tapa, que con un estrepitoso sonido libera el olor y un poco del contenido, mojando las manos de Kuroo mientras este suelta un monosílabo que representa el asco─. Bokuto, dame una toalla.

Deja sobre el suelo el frasco y la tapadera a su costado mientras se seca las manos, implorando que el olor no se le quedara allí por días. Era demasiado fuerte el aroma de las rosas muertas mezclado con la esencia de lilas. Y papel mojado, porque ahora sus fotografías no eran más que una mancha borrosa, papel destrozado al que se abrazaba el hilo rojo.

─Bueno, solo queda esperar.

Una canción sobre unicornios corta las palabras de Bokuto, anunciando la llamada entrante del teléfono de Kuroo, mientras su pantalla hacía brillar al rostro sereno de Akaashi.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top