Capítulo Veintiuno

Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.

"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena

Los últimos días no habían sido fáciles para ella. La existencia de sus hijos era cada vez más obvia y ahora, gracias a Hanabi y su gran boca, parte del clan se había enterado de la vergonzosa situación. Hinata, la hija de la cabeza principal, había tenido dos retoños fuera de matrimonio, nada más y nada menos con el actual Hokage de la aldea. Pero eso era lo de menos, su padre era el verdadero problema.

Y no es que no la apoyara, sino todo lo contrario. Al enterarse que era abuelo no pudo más que insistir en obtener su perdón por todo el daño y rogar una oportunidad para conocer a sus nietos. Quienes, llegados a este punto, tenían contacto con Kō, Natsu y la tía Hanabi, la persona favorita de los pequeños; quienes estaban emocionados por tener nuevos miembros en su pequeña familia.

Ella por su parte aún no se sentía lista para perdonar, y sobre todo, dejar entrar en la vida de sus hijos a su padre. No sólo por él, sino también por el clan y sus absurdas reglas, no dejaría que salieran lastimados como ella.

"No lo pienso permitir" se dijo con convicción.

Iba caminando por las calles de la aldea, atrayendo las miradas de los curiosos al pasar, los cuales no podían creer lo que veían. Su destino final era la oficina del Hokage, se había decidido a enfrentar su pasado de frente, establecerse por fin y cerrar un capítulo de su vida de una vez por todas. O eso quería creer, pues cuando se encontraron cara a cara su fortaleza empezó a flaquear. Se veía diferente a lo que recordaba, más maduro y guapo, con un aire de autoridad que por un momento nubló sus sentidos y le hizo sentir un cosquilleo en el estómago. Pero lo que más disfrutó fue su mirada, totalmente desencajada, parecía haber visto un fantasma.

Un gusto verle, Hokage-sama —

●●●●

¿Seguro que puedes quedarte con ellos? — le preguntó por tercera vez aquel hombre. Aunque para ella no tenía sentido, después de todo estaban frente al complejo y los niños habían pasado al patio interior.

Cuente con ello, Sexto — afirmó feliz de tener a sus sobrinos para ella sola por un rato — Puede irse tranquilo —

Entonces me voy yendo 

Y sin más desapareció de su vista. No sabía, ni le interesaba, que era lo que haría Kakashi como para arriesgarse a dejar a ambos niños a su cuidado, más a puertas cerradas en el clan, pero poco importaba. Le interesaba más el hecho de poder convivir con aquellos dos y saber más sobre sus vidas los últimos años. Luego de cerrar la puerta, se acercó donde ambos estaban, absortos mirando a los miembros del clan entrenar desde la distancia.

¿Qué hacen? — con una gran sonrisa, se inclinó hacia ellos, quienes se sobresaltaron un poco por el susto.

¡Hanabi Onee-san! — la primera en estirar sus brazos hasta ella.

"¡Kawaii!" pensó para sí, amaba que la llamara de esa manera.

Mmm... ¿qué es este lugar? — el rubio estaba intrigado, más por los movimientos que hacían aquellos castaños de ojos perlados.

Es el complejo del clan Hyūga — explicó aún con la peliazul abrazada a su cintura — Nuestro hogar 

¿Okaa-san también vivió aquí? — la pequeña recibió una afirmativa por parte de la castaña — ¡Whoa!, es todo muy bonito. Debió ser divertido vivir así 

"No tan divertido en verdad" pensó con melancolía.

¿Y ellos son? —

Miembros del clan — los encaminó dentro de la mansión para iniciar un recorrido que terminaría en el cuarto de su madre.

¿Como familia? — la intriga era latente en su voz.

Sí y no — pasaron la sala principal y saludaron a Natsu, quien sugirió prepararles algo de comer — Sólo estamos relacionados, compartimos vínculos, un Dōjutsu común. Algunos sí somos familiares directos y otros... pues no tanto —

Entonces son como ninjas ¿no? 

Es una aldea Shinobi Boruto, claro que lo somos — rió divertida por su cara de confusión.

Dejando las charlas de lado, la castaña les enseñó los jardines, el Dōjo, el pequeño estanque y terminaron en la habitación de la antigua heredera. Deslizó el Shōji para ambos, y estos no dudaron en entrar, admirando la sencillez que en su madre era característica plasmada dentro de cuatro paredes. Les dio unos momentos de privacidad mientras ella bajaba a las cocinas para hablar con su nana.

"Madre tenía una vibra muy diferente" el rubio sostenía una foto del equipo 8, donde se le veía a su madre cerca de dos personas que recordaba vagamente haber visto la semana pasada. Lo único era que en la imagen tendrían más o menos su edad. Se fijó en la banda que rodeaba su cuello, y se preguntó internamente si cabía la posibilidad de que él y su hermana llegaran a ser ninjas también. Estaba en su sangre, y por lo que veía, parecían ser muy talentosos.

"¿Eh?Himawari, por su parte, revisaba las ropas dentro del armario cuando algo en la puerta llamó su atención. Así que la abrió encontrando tras ella un señor de pelo castaño con los mismos ojos de su madre.

Ano... señor, ¿usted quién es? 

●●●●

Lo que menos imaginó esa mañana, era ver lo que sus ojos captaban frente a él. Era nada más y nada menos que Hinata, la mujer por la que había caído semanas antes de contraer nupcias con su actual esposa. Tal era su asombro que no notó la exclamación que profirió Shikamaru al verla y el repentino abrazo entre ellos hasta que la pluma de sus dedos resbaló y manchó sus pantalones.

Es bueno verte bien

Lo mismo digo, Shikamaru-san —

Hombre, fuiste una molestia — mesó su cabello al recordar los viejos tiempos — Pusiste todo patas arriba cuando te fuiste —

No me disculparé por eso — nerviosa pero divertida, se atrevió a bromear un poco para bajar tensiones. Sentía los ojos del rubio clavados directo en su cara.

H-Hinata... —

No debe ponerse de pie, Hokage-sama — el cambio en el tono de voz fue drástico, aunque luchaba por no temblar cual cordero recién nacido — Mi visita será breve 

Ante la cara confundida de Naruto, le entregó un sobre al pelinegro, el cual fue depositado en sus manos de inmediato. Un tanto mosqueado y sorprendido por el hecho de que ni siquiera se acercara directamente a él para hablar, abrió el sobre y en él encontró tres fichas con nombres vagamente conocidos. Uno era de Hinata y los demás le pertenecían a dos curiosos niños registrados con el apellido Hyūga y avalado por el clan.

"Hyūga Boruto, Hyūga Himawari" leyó atentamente, sintiendo las manos sudar por tenerla en frente.

Ambas páginas iban acompañadas de dos fotografías, que dejaron helado a Nara. ¡Los niños eran la viva imagen de su amigo y compañero!, de eso no había dudas. Pero el rubio parecía no reparar en eso, y no sólo se debía a que era tarado, sino que estaba tan sumido en su culpabilidad que obviaba los mínimos detalles.

"¿Ahora qué hiciste, Naruto?"


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Tarde pero seguro XD

Aprovecho para enviar felicitaciones atrasadas a igbeel

Los veo cuando los vea (✿◠‿◠)

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