Capítulo Veintitrés
Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.
"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena
Cuando cruzó la puerta del despacho y se alejó del edificio, pudo respirar con tranquilidad. Había sido muy difícil para ella controlar sus emociones hace unos momentos. Volver a ver a Naruto , convertido en adulto y más guapo que antes, había tenido efecto en ella.
El pulso se le había acelerado, las manos le sudaban y mariposas revoloteaban en su estómago. No lo había olvidado a pesar de todos esos años y, aunque el sentimiento no era tan intenso como antes, no podía negar que no estaba presente.
Era comprensible, él había sido su inspiración, su primer amor, su primera experiencia y el padre de sus hijos. Borrarse de la piel aquella primera y única vez, además de los recuerdos gratos que le debía, no era nada fácil. Pero lo lograría, no era tan masoquista como para chocar con el mismo poste dos veces... o eso esperaba.
"Todo saldrá bien" se dijo a sí misma, tratando de consolarse.
Aún con lo vivido a flor de piel, tomó el camino largo en dirección a casa de Kakashi. Dejó su imaginación vagar en aquellos momentos junto a su equipo, sus amigos y su familia. Cuán diferentes eran las cosas ahora; y quizá, sólo quizá, si pudiera volver en el tiempo habría hecho algunas cosas diferentes. Aunque nunca se arrepentiría de sus hijos, sí cambiaría la manera en que estos llegaron al mundo, merecían más que aquella situación tan estresante en la cual ahora estaban involucrados. No sabía a qué nivel los había afectado todo esto, pero esperaba que fueran felices, sólo eso la haría sentirse realizada.
Incluso si se sentía agobiada, no solía compartir esos pensamientos por temor a ser juzgada. La idea preconcebida de cómo una madre debería ser para sus hijos, era un peso enorme sobre sus hombros. Después de todo, no había un manual para ser el padre perfecto.
No se dio cuenta cuando llegó hasta la puerta principal, pero se dispuso a entrar, tenía asuntos que discutir con sus hijos, sólo esperaba que no fuera otro golpe a su estabilidad emocional.
— Tadaima — murmuró quitando sus calzas, extrañada por no ver a ninguno de ellos — ¿Kakashi? ¿Niños? — pero no hubo respuestas.
— ¡Niños, ¿dónde están? —
Estaba entrando en pánico. ¿Naruto se los habría llevado? ¿O se trataba de su padre?, no estaba segura, pero no tenía sentido. Los había dejado con el Hatake porque confiaba plenamente en él, pero ahora no aparecía.
— ¡Niños!... ¿eh? — al salir al patio tropezó con un bulto — ¿P-Pakkun? —
— Oh, al fin llegas — mencionó adormilado — Kakashi te dejó esto — le entregó una nota y se esfumó en una nube de humo.
"Los niños están en el complejo" tembló al leerlo. ¿Por qué los había llevado allí? ¿Quién se creía?, no importaba que tan buenas fueran sus intenciones, no podía disponer de sus hijos como quisiera.
Escopetada, salió en dirección a la mansión principal. No fue difícil llegar, con su apuro sorteó las calles con gran rapidez. Ni siquiera esperó que le abrieran la puerta, simplemente saltó el muro hasta el patio, alertando a algunos Hyūga en el proceso quienes desactivaron su línea sucesoria cuando la identificaron. Los encontró a los dos, Himawari jugando a la rayuela con su hermana mientras Boruto conversaba con un animado Kō.
— ¿Oh? — la primera en advertir su presencia fue su hija, quien corrió a sus brazos — ¡Okaa-san! —
— Hima — a pesar de que devolvió su abrazo, era notoria la incomodidad que sentía.
La peliazul dirigía una mirada dura en dirección a su hermana menor, quien la ignoraba descaradamente mientras se acercaba alegre hasta ella.
— ¡Onee-sama! — la conocía, cantar su nombre inocentemente era la forma de evadir ser regañada por ella.
— ¿Por qué están mis hijos aquí? — le preguntó cuando Himawari decidió ir a buscar a su hermano.
— Bueno... pues... verás — una risa nerviosa fue lo que recibió mientras la veía rascar su mejilla en busca de una excusa — Kakashi tenía cosas que hacer y me pidió que los cuidara —
— Podías cuidarlos en casa y no traerlos al complejo. No deben estar aquí sin mi permiso — sin dar su brazo a torcer objetó, ella más que nadie sabía las penurias que había pasado en ese lugar.
— ¿Por qué no? — Boruto había escuchado la conversación a medias y tenía curiosidad — Es un lugar grande y muy lujoso. Además Kō-san me explicó sobre el entrenamiento —
— ¿Entrenamiento? — miró a Hanabi con más molestia que antes.
— Hai. Dice que podemos pelear igual sin necesidad de sus ojos raros — procedió a hacer una mueca graciosa mientras agrandaba sus párpados con las manos — ¿Quieres ver? —
Emocionado, y sin esperar a que Hinata afirmara, empezó a dar vueltas mientras lanzaba patadas de forma torpe y aleatoria, hasta que tropezó y cayó de sus propios pies. Himawari parecía extasiada, ver a su hermano hacer movimientos extraños era fascinante, ella también quería hacerlo.
Hinata por su parte veía con ternura como su hija lo ayudaba a ponerse de pies y le exigía a un Boruto orgulloso enseñarle lo que sabía. Aquello logró apaciguar un poco su furia, los niños parecían estar bien y se divertían. Así que se calmó un poco y agradeció a su fiel cuidador con la mirada.
— ¿Ves?, te preocupas por nada. Aquí estarán bien siempre —
— ¿Qué hay de padre? —
— Mmm... — la castaña giró su cabeza un par de veces, hasta dar con una ventana entreabierta. Se acercó entonces para susurrarle — Allí está. Ha mantenido su distancia así que no te preocupes —
Aún sin estar convencida, decidió zanjar el tema. Fue hasta donde estaban sus hijos y charl junto a Kō un rato más, hasta que decidió que era prudente irse. Se despidieron de ambos en la puerta de la mansión y caminaron con tranquilidad por la aldea, evitando las calles concurridas. Al pasar por uno de los restaurantes, a los niños se les ocurrió qué querían de cenar.
— ¡Estofado! — habían dicho al mismo tiempo, así que compraron los ingredientes antes de llegar a casa.
Entre los tres prepararon el platillo y arreglaron la mesa, mientras charlaban sobre su día y lo que habían hecho. Ambos niños no tardaron en preguntar hacia dónde había ido, pero al sólo recibir respuestas vagas por parte de ella decidieron dejar el tema de lado.
— ¡Ah, cierto! — exclamó la peliazul de pronto — Vimos a un hombre mayor también. Tenía el cabello castaño con canas y parecía muy viejo — degustando su comida, hablaba de forma divertida — Aunque debió ser apuesto más joven —
— Tu sólo quieres hablar de hombres apuestos — el rubio no toleraba escucharla hablar de esas cosas.
— ¡Es verdad! — se defendió tirando algunas gachas en la comida de su hermano, sabía que las odiaba. Su madre terminó por regañarla para que no jugara con la comida — Además parecía triste —
— ¿Triste? — era difícil para ella imaginar a su padre expresando sus sentimientos abiertamente.
— Hai, se fue llorando cuando salí de la habitación — recogió los platos sucios y los llevó a la cocina — Era un viejo muy raro, dattebasa —
— ¿Les dijo algo? — preguntó cautelosa.
— No, sólo se quedó mirándonos por un largo rato, como si tuviera un pulpo atorado — la abuela Shinrai podría hacer comparaciones absurdas a veces, pero eran efectivas para ayudarlos entender.
— Igual a quien le importa el viejo — con determinación, su hijo se plantó frente a ella — Okaa-san, quiero ser un ninja. Hanabi-onee nos contó sobre la academia —
Aquello dio pié a una conversación que se extendió hasta bien entrada la noche. Fue entonces que envió a cada uno a tomar un baño para luego ir a dormir. Cuando estuvieron acostados, besó sus coronillas, diciéndoles lo mucho que los amaba a ambos a lo que respondieron - Lo sabemos - con una gran sonrisa. Se disponía a salir del cuarto cuando Boruto la llamó.
— Okaa-san — se le veía somnoliento, pero era tan terco que luchaba por no dormirse — Tienes que contarnos cómo fue ser ninja, ¿está bien? —
— Hai — miró con ternura como por fin cerraba sus ojos y decidió dejarlos descansar.
Bajó hasta la cocina y se dispuso a dejar todo en orden para la mañana siguiente. Se dedicó a aquello mientras meditaba sobre la situación de su padre, hasta que un ruido en la puerta llamó su atención. Salió y encontró al peliplata fuera de la residencia, preparándose para entrar.
— Kakashi — le llamó, recordando lo molesta que estaba con él.
— ¿Oh, Hinata? — se giró en su dirección — ¿Aún estás despierta? —
— ¿Por qué lo hizo? — cerró la puerta a sus espaldas para discutir con él fuera del lugar, no quería despertar a los niños — ¿Por qué llevarlos al complejo sin mi permiso? —
— Tenía cosas que hacer — estaba evitando su pregunta, era obvio — Además, estarían mejor si tuvieran contacto con su familia... —
— Esa no es su decisión — era muy atrevido de su parte involucrarse en la situación con su clan, más si no lo había invitado — No tenía derecho a... —
— Hinata — se congeló en su lugar, callando cualquier reclamo que iba dirigido hacia el peliplata — Tenemos que hablar —
"Naruto... ¿qué demonios hace aquí?" iba a entrar en pánico, estaba ahí mientras los niños dormían a pocos metros. No quería que lo vieran, ¡no estaba lista!.
Kakashi por su parte dio unos pasos atrás, trataría de mantenerse al margen tanto como pudiera. Después de todo, era una buena oportunidad para cumplir con su objetivo, que Naruto pudiera rectificar sus errores y que Hinata encontrara algo de paz, todo por el bien de ambos chicos.
— ¿Sensei? ¿Qué hacen ustedes dos...? — sacudió su cabeza para centrarse, su intención ahora era saber la verdad — Hinata, ¿acaso... acaso esos niños son míos? —
— ... — al no recibir respuesta, se acercó, invadiendo su espacio personal.
— ¡Esos niños, ¿son mis hijos?! —
— Son míos — contestó exaltada por el ataque — ¡Mis hijos! — se zafó de su agarre y lo empujó lejos — No tuyos, sino míos —
— ¿Vas a negar que llevan mi sangre? ¿Ocultar el hecho de que soy su padre? —
— ¡¿Ahora sí eres un padre?! — le reclamó, dolida por su descaro — No estuviste en ningún momento para ellos, así que no me hables de ser padre —
— ¡¿Cómo podría serlo si no sabía de su existencia hasta hoy?! —
— ¡Ni siquiera me escuchaste cuando te lo iba a contar para empezar! —
— No imaginaba que me dirías algo como eso, dattebayo — vaciló un poco — ¿Acaso no recuerdas cómo sucedieron las cosas? — claro que recordaba, ella había sido una tonta, pero no daría su brazo a torcer.
— Sólo déjanos en paz —
La discusión se estaba elevando de tono. Hinata lloraba, con Dōjutsu activado y sus manos temblaban, parecía que fuera a desmayarse en cualquier momento. Naruto en cambio, estaba exaltado, no entendía qué estaba mal con ella, ¿cómo podía reclamarle por algo que desconocía?.
— No puedes privarme de mis hijos, Hinata — le dijo, empezaba a molestarse ya que la mujer frente a él no entendía razones — Crecí sin un padre, no dejaré que lo mismo les pase —
— No vuelques tus frustraciones sobre mis hijos —
— ¡Entonces tú tampoco deberías hacerlo! —
Llegado a este punto, donde parecían a punto de atacarse el uno al otro, Kakashi decidió intervenir.
— Naruto, deberías volver a casa —
— ¡Pero...! — intentó quejarse, pero el mayor alzó una de sus manos.
— No llegarán a nada hoy, así que vuelvo hasta que se calme un poco —
A regaña dientes le hizo caso, así que arregló su pelo y su bata de Hokage antes de mirar fijamente a la mujer que tenía enfrente.
— Quieras o no también son mis hijos, y no pienso estar más tiempo fuera de sus vidas —
~~~~~
Se dijeron sus verdades XD
Por cierto, esto es parte de lo ganado en la votación sin contexto :v
Nos vemos en la próxima (✿◠‿◠)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top