Capítulo Seis
Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.
"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena
Después de esa noche encontró nuevos amigos en quienes confiar, en pocas semanas la consideraban parte de su familia. Hinata les había contado lo básico, ocultando de dónde era y las situaciones que la llevaron a estar allí, les dijo su condición y las cosas que pasaba. A consecuencia, la pareja había decidido contratarla en su pequeño negocio.
Resultó ser que ambos, Shinrai y Tsuyoi, llevaban un pequeño negocio de comida, al cual le iba bastante bien dada las condiciones en que se encontraba la aldea. Hinata en un principio los ayudaba con la limpieza y el cuidado del pequeño Naku, pero al poco tiempo Shinrai la convenció de ayudar a su esposo a cocinar mientras ella y su hijo atendían a la clientela.
También se ofrecieron a darle acogida a la peliazul, al menos hasta que ella pudiera asentarse por completo, a lo que se negó rotundamente. No quería abusar de la confianza dada, así que sólo se conformó con su nuevo trabajo y prometió recurrir a ellos si algo ocurría. Mientras tanto, ella se hospedaría en una de las posadas cercanas al local, las cuales podía pagar gracias a los ingresos del restaurante y la construcción.
Era agotador, un abuso hacia su propio cuerpo, pero no dejaría de trabajar, lo necesitaba. Ahora frente al espejo de su pequeña pero acogedora habitación, observaba los pequeños cambios que iban sucediendo en su cuerpo. Su delicada piel estaba tostada, a pesar de que colocaba sus pomadas con regularidad; sus manos estaban callosas por el esfuerzo, sus uñas estaban maltratadas y su cabello era un desastre, así que optó por llevarlo suelto. Eso sin contar con los cambios por el embarazo, se había descuidado en todo y según la castaña debía llevar un monitoreo minucioso los primeros cinco meses de gestación. Así que iría con ella para empezar su chequeo con el médico del lugar, esperaba que todo saliera bien.
Emocionalmente también era un desastre, no dejaba de pensar en su familia, sus amigos y en el hombre que había robado su corazón. Olvidar a Naruto iba a ser algo muy difícil, pues tendría un recordatorio de todo lo vivido con él, aunque no fuera mucho.
"Debes superarlo Hinata" se dijo para después tomar sus cosas y alistarse, tenía una cita a la cual acudir.
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La boda de Naruto y Sakura se llevó a cabo en un ambiente de sentimientos mezclados. Por un lado, todos sus amigos y habitantes de la aldea, contando también a las aldeas vecinas, estaban felices por el nuevo lazo que unía a los tórtolos. Ver a Naruto feliz era muy bueno para todos, pues era bien sabido lo difícil que había sido su vida durante todos esos años. Pero no ver a Hinata en la celebración era triste para otros, en especial para su equipo y su clan.
El consejo, Hanabi, Shino, Kiba, Tsunade y el Hokage, estaban al tanto de las razones expuestas por Naruto, las cuales justificaban la huida repentina de la dulce ojiperla de la aldea. Excepto Hiashi, y el mismo Naruto, sabían la verdad de los acontecimientos, o eso creían. Para el líder del prestigioso clan era difícil estar bajo el mismo techo que aquella sabandija, pero no haría nada contra él, pues sabía que podría convertirse en Hokage y lo último que quería era que los por menores de su familia fueran de dominio público.
Sin embargo para Naruto, era aún más difícil tener parte de la culpa, pues estaba más implicado de lo que había dado a entender. Sólo esperaba que esos por menores no afectaran su reciente matrimonio. Se había mudado junto a Sakura, en una casa lo suficientemente amplia para su futura familia, casi todos los ahorros de ambos estaban puestos en ella, a pesar de que recibieron ayuda de sus amigos y compañeros.
La primera noche que habían pasado juntos, fue muy diferente a su primera vez con Hinata. Y aunque sabía que estaba mal comparar, no podía evitar hacerlo. Ya habían pasado meses desde entonces, y aún así no podía sacarse el sentimiento de culpa del pecho. Pensaba una y otra vez en eso, sentado a la mesa. Esperando a que su esposa le sirviera un merecido desayuno, cuando escuchó el timbre sonar.
— Yo voy — avisó a su mujer, quien cocinaba concentrada.
Los primeros días de matrimonio había sido complicado acabar cada plato de comida. La cocina no era el fuerte de Sakura en absoluto, pero poco a poco y gracias a los consejos de Ino, su querida esposa fue mejorando. Se reía de eso mientras abría la puerta, pero se quedó helado al ver a la persona tras ella.
— ¡Teme! — exclamó seguido de su esposa, que había salido para ver de quien se trataba.
— S-Sasuke-kun... —
— Naruto, Sakura — saludó a ambos con un asentimiento.
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Aguardaban tranquilas en la sala de espera, por suerte no era un día concurrido, así que no verían heridos por los alrededores. Hinata jugaba con sus dedos mientras Shinrai la miraba emocionada, para ella era emotivo el hecho de llevar una vida en su interior, y no había mejor sensación en el mundo que esa. Lo sabía bien, pues había sido casi imposible para ella poder concebir a su pequeño Naku, y siempre le daba gracias a los dioses porque estaba bien.
— ¿Y tu madre Hinata? — le preguntó en un arrebato — ¿No quisieras que estuviera aquí contigo? — la ojiperla con ojos aguados por la tristeza y un nudo en la garganta la observó por corto tiempo.
— Mi madre murió cuando era muy pequeña, Shinrai-san —
— Oh... entiendo — respondió la apenada mujer por su metedura de pata — Y... ¿Qué me dices de tu bebé? ¿Qué esperas que sea? —
— No lo sé, pero estaré conforme con lo que me toque — habló un tanto ida — De todas formas lo amaré y trataré de cuidarme más —
— Ahora que lo mencionas — se inclinó desde su asiento, para examinarla a detalle mientras sostenía su barbilla en actitud pensante — Tu barriga es un poco más grande de lo esperado, ¿cuánto tiempo es que tienes? —
— N-No estoy muy segura... — trató de hacer memoria pero fue interrumpida por la voz del doctor.
— Hinata, puede pasar —
Ambas entraron al cuarto, donde el médico pensaba revisarla. Se recostó en la camilla y siguió las instrucciones. Se descubrió su tripa, trató de mantener la calma y controló su respiración. Todo bajo la atenta mirada de la castaña. El médico, quien se identificó como Ishi, procedió a revisarla con un pequeño aparato, el cual colocó en sus oídos mientras la otra parte la colocaba sobre su piel. Hinata procedió a relatarle desde que se enteró que estaba embarazada hasta ese día, omitiendo algunos puntos.
— Todo se escucha bastante bien — le dijo el moreno — Aunque debo hacer otros chequeos para confirmar mis sospechas. Tu tripa es muy grande para tan pocos meses —
Debido al nerviosismo, Hinata tomó la mano de su compañera, quien se emocionó al sentir que la menor buscaba apoyo maternal en ella. Luego de todas las pruebas, Ishi le dio la noticia que jamás esperó escuchar.
— A pesar de que estás un poco desnutrida, todo está bajo control. Tomarás estas píldoras y llevarás una dieta necesaria para que todo marche bien — hizo una pausa para revisar los papeles que tenía en las manos — Vendrás a chequearte los últimos meses que te quedan, y en los próximos dos podremos saber el sexo de los bebés — sus ojos se llenaron de lágrimas al escuchar esa noticia — ¡Felicidades Hinata, serás madre de mellizos! —
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— Okaeri Sasuke — le decía Kakashi al pelinegro, quien había regresado de su larga misión.
— Hmph — se limitó a asentir.
Sasuke se había marchado hace tiempo para cumplir con su viaje de redención, tenía que pagar por sus locuras pasadas, y al consejo de Konoha no se le ocurrió una mejor idea que alejarlo de la aldea. Si bien era alguien diferente, entendía que aún faltaba tiempo para ganarse el perdón de los demás, así que se limitaba a cumplir con lo acordado. Quizá así le dejarían habitar las tierras de su clan y restaurar su familia.
— Eso es todo Kakashi — terminó de explicarle lo general sobre la información contenida en los pergaminos que le acababa de dar — Volveré a salir cuando el consejo dicte, mientras tanto encontraré donde pasar la noche. Me retiro — estaba listo para dar media vuelta cuando la voz del Hatake lo detuvo.
— Espera — el peliplata hizo a un lado lo que tenía en su escritorio — Tenemos una misión especial, para que busques a alguien —
— ¿Qué no tienen los perros de los Inuzuka para esas cosas? — preguntó al no entender por qué recurrían a él.
— Si lo haces puedes recuperar el complejo Uchiha, y asentarte junto a tu familia como legítimos habitantes de Konoha —
— ¿Tan importante es esa persona? — cuestionó un tanto sorprendido. Kakashi asintió en respuesta — Bien, lo haré. ¿A quién debo buscar? —
— Hyūga Hinata es tu objetivo —
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Maratón 2/?
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