Capítulo Ocho

Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.

"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena

"Bien, espero encontrarte aquí, Hyūga Hinata" pensó el pelinegro mientras avanzaba hacia el corazón de la aldea.

El país de la cascada era su último recurso, pensaba que era poco probable encontrarla en ese lugar, pero debía buscar en todo sitio posible pues Kakashi estaba insistiendo bastante en no omitir nada. No comprendía la insistencia del peligris con el tema cuando la propia familia de la chica se había dado por vencida. Pero obviando esas preguntas absurdas, simplemente se concentró en ver a detalle todo su entorno.

Los puestos eran coloridos, llenos y abarrotados de artículos y personas que pensaban pagar por ellos. Él no pasaba desapercibido a la mirada de los habitantes, la mayoría féminas, que estaban atentos a cada paso que daba. Sasuke era intimidante e imponente, con su aura de seriedad que le otorgaba un porte sexy y dominante. Hasta él mismo creía en ello, después de todo estaba en sus genes, todos los Uchihas eran así por naturaleza, posesivos y apuestos... además de vengadores.

Salió de sus cavilaciones al ver pasar a dos niños muy peculiares, quienes tomados de la mano corrían hacia un lugar específico. Supuso que iban a la escuela, por las cosas que llevaban. Mirando a otro lado, se dispuso a volver a concentrarse en percibir el chakra de Hinata cuando algo que escuchó provenir de la boca del rubio lo hizo prestarles más atención.

¡Himawari vamos! — ayudó a estabilizar a su hermana, quien había tropezado por el paso rápido que ambos llevaban — ¡Llegaremos tarde, dattebasa! —

Hai, Onii-chan — recuperándose, salieron disparados pasando cerca del Uchiha.

"Dattebasa" pensó Sasuke, mientras tenía un extraño déjà vu "Qué extraño"

Intentando concentrarse en su misión, siguió caminando por un tiempo prolongado, de puesto en puesto hasta dar con uno en específico que llamó su atención. Se acercó a paso lento, mientras leía el delicado letrero sobre la puerta principal.

"Himawaris" leyó para sí mismo, le parecía nauseabundo que un lugar de postres tuviera un nombre tan pintoresco. Pero de todos modos se atrevió a entrar, dando por fin con la culpable de su cansancio.

●●●●

Sus hijos se habían ido a la escuela hace ya unas horas. Faltaba poco para que volvieran pero estaba preocupada, siempre era así. La aldea donde vivían era pacífica, pero para Hinata todo a su alrededor representaba peligro, más si podían encontrarlos. Había huido de Konoha hacía ya diez años, los mellizos habían sido la razón de todo, pero no se arrepentía de nada. El 'error' por el cual recibió tanta humillación, era una de las alegrías más grandes en su vida.

Estaba atendiendo a sus clientes como todas las mañanas, muchas personas pasaban por su local para disfrutar de rollos de canela, pan dulce y pasteles acompañados de té o un buen café. Era un sitio medianamente popular, pero le daba todo lo necesario para poder sustentar a su familia. Terminó de colocar los nuevos bollos en la bandeja cuando un hombre entró al lugar, se acercó al mostrador mientras ella aún estaba de espaldas al público ordenando los estantes.

Por fin te encuentro Hyūga — esa voz puso todos sus sentidos alerta. Entró en tal estado de nerviosismo que dejó caer las vasijas que tenía en las manos, las cuales se hicieron añicos al tocar el suelo.

Hinata con el corazón en la boca, y decenas de ojos observando sus movimientos, dio la vuelta lentamente hasta enfocar al hombre tras el mostrador.

"Mierda, no puede ser" pensó.

Ella no podía tener tal mala suerte en la vida. De todos los lugares del mundo ninja tenía que aparecer allí justamente él. Los esfuerzos que había hecho por pasar inadvertida todos estos años se fueron al traste en menos de un segundo.

U-Uchiha-sanAsí es, Uchiha Sasuke se encontraba frente a ella, con su ropa de misión y cara de pocos amigos.

Lindas lentillas... — y antes de que Sasuke pudiera decir algo más, sus dos ángeles entraron al lugar.

Kaa-chan, ya estamos aquí — dijeron ambos a viva voz.

"Kaa-chan" pensó el Uchiha sobresaltado.

Sasuke los miró a los tres con el semblante desencajado, parecía que había visto a un fantasma. Y por la cara que tenía era claro que nada bueno sucedería a continuación, el secreto que había resguardado con tanto empeño iba a ser revelado sin más.

Tenemos que hablar Hinata — "Doble mierda" pensó, con el miedo recorriendo cada parte de su ser. Se quedó helada al verlo allí, cosa que Boruto notó enseguida.

Okaa-san, ¿este quién es? — preguntó a la ofensiva, mientras Sasuke se fijaba en las marcas tan parecidas a las del Dobe que ambos niños tenían en la cara.

"No puede ser verdad" pensó el pelinegro con cierta satisfacción, se armaría una gorda cuando se enteraran de eso en la aldea. Y no es que fuera chismoso, pero ver a Naruto en problemas era muy favorecedor.

¿Qué no ves Onii-chan? — Hinata que aún no reaccionaba miró a su hija acercarse al Uchiha — Es un pobre señor manco que de seguro viene por un poco de comida — 

¿Y si es un vagabundo por qué lleva espada? — desconfiado se interpuso entre el intruso y su hermana — De seguro es un ladrón —

No seas descortés Boruto — la niña con un puchero molesto corrigió a su hermano y en seguida corrió a la cocina de donde trajo algo  de pan, queso y agua para Sasuke.

No me fío de él, dattebasa 

"Ahí está esa frase otra vez" pensó el pelinegro "No cabe duda. Vaya, Vaya Hinata. El secreto que te tenías guardado" para él era increíble todo aquello, pues Kakashi no le había informado sobre eso y dudaba que él mismo lo supiera.

Aquí tiene señor — le extendió la bandeja la menor — No teníamos leche así que espero no le moleste tomarlo con agua, ¿o prefiere té? 

Nos vamos a quedar sin dinero si seguimos alimentando a vagabundos Himawari — se quejó Boruto a viva voz — Aléjate de ese viejo mañoso ahora mismo, 'ttebasa 

No seas maleducado Onii-chan 

Los niños se enzarzaron en una discusión que empezaba a molestar a las personas que disfrutaban de su orden. Mientras Sasuke aún no procesaba que lo habían llamado vagabundo, ladrón y viejo, Hinata aprovechó para calmar a sus hijos e indicarles qué hacer.

Boruto, ¿recogerías el desastre de mamá un momento? — preguntó a su hijo con la esperanza de tener una conversación con el Uchiha — Ven Hima, yo le entregaré eso — dio la vuelta a la barra, tomando la bandeja en sus manos — Encárguense hasta que vuelva —

De acuerdo Okaa-san — desconfiado accedió.

¿Seguro que así está bien? — insistió la menor al ver que Sasuke no había respondido su pregunta.

Hmph — asintió y tomó la bandeja que Hinata le daba. Satisfecha, la pequeña se unió a su hermano para ayudarlo en lo que pudiera. 

Mientras, ambos adultos salían del lugar en un completo silencio. Cruzaron hasta el patio, donde Sasuke se sentó mientras Hinata estuvo dando vueltas de pie. No sabía qué decir, era el momento que estuvo evitando toda su vida y ahora se le presentaba con la persona menos indicada de todas. Jugaba con sus dedos nerviosamente cuando la voz del moreno interrumpió su sesión de autocompasión.

Así que tú y Naruto... — dejó la frase en el aire, mientras bebía el agua que le fue entregada — Quién lo diría — Hinata se plantó ante él sin dejar de temblar.

E-Escuche Uchiha-san — lo miró atentamente a los ojos sin doblegar su voluntad. Para Sasuke fue extraño ver unos ojos azules traspasarlo de forma filosa — Debe guardar mi secreto —

Y eso fue todo lo que necesitó decir para desencajar por completo al Sasuke, quien no podía entender el porqué de su petición.


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¡¡Esto es un EXTRA!!

A todos gracias por sus maravillosos comentarios. Les traigo este extra del maratón por los 200 seguidores, estoy muy agradecido con ustedes.

Sé que debí subirlo ayer (sábado), pero no fluían las ideas, así que los traje hoy. Y por esto les regalo este otro cap. Además de que algunos pedían a gritos que Sasuke apareciera.

Espero lo disfruten y nos vemos en la próxima (✿◠‿◠)

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