Capítulo Doce

Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.

"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena

Cansado, así era como se encontraba. Cansado del trabajo, de las exigencias de las demás naciones y de su matrimonio. De todas sus preocupaciones, la última era la más problemática. Últimamente las discusiones con su esposa eran frecuentes, tenían más de una semana tratando de llegar a un acuerdo con Sakura. Él deseaba tener hijos, fruto del amor que sentía por su mujer; hijos a los cuales poder amar, cuidar y proteger. Pero, según parecía, esos no eran los planes de ella.

"¿Qué debo hacer?" pensó mientras daba vueltas, sentado detrás de su escritorio.

"Algo anda mal" habló su Bijū de forma reflexiva, interrumpiendo las divagaciones del rubio.

"Dime algo que no sepa Kurama"

"No me refiero a tu fracasado matrimonio" espetó "Hablo de algo más importante que eso"

"¿A qué te refieres?" paró todo lo que hacía para prestarle atención.

"Hace días intento seguir un rastro, se siente familiar. Pero aún no doy con él"

"Mmmm... seguro no es nada"

"¿Qué acaso no me escuchaste, mocoso?"

"Vamos Kurama, si algo hubiese pasado Ino ya me hubiera avisado" le restó importancia a la preocupaciones de su compañero "Así que relájate un poco y ayúdame a resolver mi problema con Sakura-chan, dattebayo"

"Deberías preguntarle a la Yamanaka, seguro ella te puede ayudar" 

"Oh por favor, es enserio..." unos golpes en la puerta interrumpieron la discusión que mantenían.

Hey Naruto — llamó Shikamaru — Necesito que firmes estos papeles — el moreno junto a Shizune, dejaron dos pilas interminables de papeleo — Y esa es sólo la primera parte — luego de esto se retiró prometiendo traer lo que faltaba más tarde.

No es justo, dattebayo — murmuró mientras sudor bajaba por su frente.

●●●●

¿Podrías vigilarlos hasta que vuelva? — preguntó una afligida ojiperla — No quisiera que vagaran por la aldea sin mí 

Sasuke no podía creer que aún después de todos los dolores de cabeza que le habían causado aquellos tres, Hinata le pidiera tal cosa. Aquellos diablillos que tenía por hijos, habían sido los culpables de que su bello rostro estuviera hecho jirones. Boruto en un ataque de rabia había lanzado un pequeño minino al aire, con la mala suerte de que este había aterrizado justo en la cara del Uchiha.

Onegai Uchiha-san — suplicó mientras terminaba de colocar su famosa pomada en el maltratado rostro.

De acuerdo — asintió quitando las delicadas manos de su cara y abrió un portal para que esta pudiera ir a su destino. 

A-Arigatō —

Luego de verla desaparecer, se encaminó hacia la estancia, donde ambos hermanos se encontraban. No tenía idea de que haría con ellos, y mucho menos entendía su terquedad en ayudarlos. Pero sacudiendo su cabeza para despejar esos pensamientos, decidió entrar, justo cuando un mensaje llegó hasta él.

Deberán quedarse solos hasta que su madre vuelva — les avisó desde la puerta — Mientras tanto... — activó su Sharingan para intimidarlos — No abandonen el complejo —

Maldito viejo — dijo Boruto molesto por ser tratados como idiotas — ¿Quién se cree que es? —

Onii-chan — Himawari llevó sus manos hasta su boca con sorpresa, ellos no tenían permitido maldecir.

Vamos Himawari — tomó a su hermana de la mano, quien se apresuró a sostener su oso de peluche — Salgamos de este apestoso lugar, dattebasa

●●●●

Hinata no podía estar más nerviosa, llevaba ya varios minutos fuera del complejo Hyūga. Sabía que debía entrar, no podía dejar que alguien la viera, no aún; o al menos eso había dicho Sasuke. Así que tomando una profunda respiración se adentró al lugar, encontrando todo descuidado.

Para ella fue una gran sorpresa ver el aspecto deteriorado y lúgubre que tenía el clan, lucía sombrío y deshabitado. Su jardín, que alguna vez fue una belleza llena de flores relucientes, se encontraba maltratado. Totalmente destruido.

¿Hinata-sama? ¿E-Es usted? — preguntó Kō con un tono terriblemente bajo, parecido a un susurro, cuando la vio aparecer en el patio de la mansión principal.

Hai, Kō — se hizo la fuerte y trató de sonreír, ver la conmoción en el rostro de su cuidador era demasiado para ella.

El Hyūga perdió toda clase de modales y se precipitó hacia ella para envolverla en un fuerte abrazo. Su querida ojiperla estaba más bella que nunca, a pesar de la tristeza que endurecía su bello rostro. Cuán aliviado se sentía aquel hombre de volverla a ver sana y salva.

Onegai Kami-sama — susurró estrechándola aún entre sus brazos — Onegai... que esto no sea un sueño —

Soy yo Kō-san — devolvió la intensidad del abrazo, tratando de encontrar las fuerzas para enfrentar a su padre y el consejo.

¡Hinata-sama ha vuelto! — exclamó el castaño repetidamente después de soltarla.

Todos los Hyūgas dejaron sus obligaciones y se acercaron al revuelo, impresionados y agradecidos de ver por fin a la perla del clan sana y salva. Todos sonrieron después de mucho tiempo, dando gracias a los dioses por tan espléndido milagro.

¿Qué sucede aquí? — Hanabi hizo acto de presencia, sosteniendo en una mano una botella de sake, mientras que con la otra sostenía su cabeza — ¿Por qué tanto alboroto?... — al fijarse bien creyó desmayar — ¡Onee-sama! — Hiashi, quien iba detrás de ella, se quedó de piedra en su lugar. 

"¿Será posible que al fin esté en casa?" se preguntó mientras su presión iba en aumento; el mayor no quería hacerse ilusiones pues el alcohol solía afectar a Hanabi al punto de ver espejismos.

Por su parte, la ojiperla menor llegó a tropezones hasta su hermana, quien le recibió con los brazos abiertos y el corazón destrozado. El aspecto de Hanabi sería catalogado como deshonroso y penoso, el pelo revuelto, el Kimono en mal estado, los ojos irritados; era un completo desastre.

O-Onee-sama — berreaba sin parar abrazada a su torso — No te vuelvas a ir... no me dejes sola otra vez — lágrimas eran derramadas mojando el sencillo conjunto de la peliazul — Onegai 

Hinata no pudo hacer más que corresponder su abrazo, nunca pensó que su ausencia cambiaría tanto al clan y, en especial, a Hanabi quien se notaba destruida. 

Ya estoy aquí Hanabi-chan — 

Todo se volvió silencio cuando el líder del clan salió al patio. A pesar de la actitud serena de Hiashi, por dentro se regocijaba por ver a sus hijas juntas otra vez. Hinata había vuelto por fin, era como ver a los muertos resucitar, pues en el clan pensaron por todos esos años que la heredera había cometido una locura.  

Faltando pocos pasos para llegar  a ellas, su mirada conectó con la de su hija, quien lo observaba con frialdad. Pero no le importó lo más mínimo, así que las abrazó a ambas a pesar de que  Hinata no correspondió el gesto.

Estás en casa — la voz quebrada tomó por sorpresa a todos, quienes observaban con asombro cómo el líder se derrumbaba frente a ellos — Volviste al fin 

Luego de unos momentos, se separaron al darse cuenta que Hanabi había colapsado. Natsu y Tokuma se aseguraron de sostenerla de inmediato para llevarla hasta su habitación. Cuando Hinata intentó seguirlos, su padre la detuvo.

Me alegro de verte hija mía. Bienvenida de vuelta a tu hogar — escurridizas lágrimas escapaban de sus ojos, cosa que sorprendió aún más a la ojiperla, pero sin inmutarse respondió.

Este dejó de ser mi hogar hace mucho tiempo, Hiashi-san — rodeó el cuerpo del patriarca y siguió a Natsu hasta los aposentos de la castaña.

El canoso hombre sólo la observó alejarse, y aunque le dolía ser tratado de esa forma después de diez años de agonía, era más la felicidad que sentía por ver a su primogénita en el lugar donde pertenecía.

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No puedo seguir con esto, dattebayo — se quejó el Uzumaki.

Llevaba todo el día en lo mismo, firmando permisos, tratados y certificados. Estaba harto de hacer ese trabajo sin parar. Shikamaru se había encargado de explotarlo al máximo, además de que Kakashi había pedido unas breves vacaciones sin dar detalles de por qué las necesitaba.

Su estómago gruñó en ese momento, recordándole que ni siquiera había probado bocado en lo que iba de día. Pues su esposa no había preparado desayuno esa mañana, con la excusa de que tenía cosas urgentes qué atender en el hospital. Tampoco había preparado su almuerzo, así que no quedaba más opción que salir de la torre para ir a Ichiraku por un merecido tazón de ramen.

Tanto trabajo para ser tratado de esta forma — suspiró deprimido.

Aprovecharía que Shikamaru se encontraba almorzando con su familia para dar un paseo por la aldea, de todas formas dejaría un clon de ser necesario, pues solía entretenerse con su entorno mientras caminaba. 

Bueno, hora de ir a comer


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Maratón 2/2

¡Feliz cumpleaños a Nair1996BarbaraEste es mi pequeño presente para ti.

Espero lo hayan disfrutado y nos vemos en la próxima (✿◠‿◠)

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