Capítulo Catorce
Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.
"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena
"Es una verdadera molestia" pensó hastiado de las miradas indiscretas de las personas al pasar.
Había estado entrando y saliendo de distintos locales sin decidirse por un largo rato de que comprar para esa mujer. Al final, como no estaba seguro, compró varias cosas entre ellas su postre favorito y algunos bocadillos. Pensó también en ir a comprar unas flores, pero no quería atraer más miradas de las que ya tenía encima, además de no querer lidiar con las preguntas recurrentes que Ino les hacía a sus clientes para confeccionar el ramo perfecto.
Pero antes de verla, debía pasar por la oficina del Dobe. Naruto solía llamarlo en los momentos menos oportunos, sólo esperaba no tener que lidiar con la Hyūga cuando volviera a su hogar. Si esos mocosos malagradecidos no obedecían su mandato estaría muy molesto, él no era de tolerar insolencias y menos si de una orden se trataba.
Soltó un cansado suspiro y tomó el camino más largo hasta la torre del Hokage, así aprovecharía para pensar sobre su vida y le daría tiempo al rubio de terminar con lo que fuera que estuviera haciendo. Sasuke odiaba ser ignorado, y como Shikamaru solía dejar la oficina a esa hora, era mejor ir cuando no estuviera interrumpiendo la conversación que iba a mantener con Naruto.
No tenía intención de demorar más de lo debido, pues alguien lo esperaba. Ella podría llegar a convertirse en la futura señora Uchiha si las cosas iban bien. No era que estuviera perdidamente enamorado, ni siquiera sabía si en verdad le gustaba. Para él el amor era ambiguo, lo poco que recordaba de ese sentimiento estaba ligado a los recuerdo de su difunta madre. Pero de lo que sí estaba seguro, era que tenía interés por ella, después de todo era el miembro favorito de su equipo. Una mujer inteligente, valiente y capaz, con un gran temperamento; y aunque a veces podía ser irritante y sacarlo de sus casillas con facilidad, no negaba que era menos molesta que todas las demás. En especial no era tan irritante como la Hyūga y sus raras actitudes.
Fijó su vista en el cielo, preguntándose si su actuar estaba bien. Había intentado enmendar sus errores del pasado, sin preocuparse por la felicidad que su hermano le sugirió alcanzar. No se sentía listo o más bien digno de merecerla, sus pecados aún le perseguían de manera insistente. ¿Alguien como él, que había causado tantas desgracias podría ser feliz?, no tenía la respuesta pero estaba dispuesto a preguntar hasta encontrarla.
"Itachi... ¿qué harías tú?"
Siguió su camino con paso firme, llegó hasta la torre y entró sin esperar bienvenidas. Iba tan absorto en sí mismo, que no se fijó en las personas que iban y venían por los mismos pasillos que estaba recorriendo con parsimonia. Muchos tacharon su comportamiento como mal educado, otros simplemente ignoraron el hecho de que aquel que fue conocido como vengador caminaba libremente por la aldea; pero dos personas en específico no pudieron ignorar su presencia y mucho menos los rasguños en su cara.
●●●●
Volvió al edificio con más energía. Comer era bueno, pero aún mejor era hacerlo acompañado. Esos niños eran realmente carismáticos y fueron capaces de mejorar su ánimo notoriamente. Ahora podría adelantar algo de trabajo con tranquilidad, antes de que su consejero hiciera acto de presencia y decidiera meterle más presión de la que tenía. Era seguro que Temari lo amenazaría con volver temprano a casa, y si el Nara no cumplía, ambos serían amonestados por la que una vez fue la representante de Suna en la aldea.
Entró a su oficina y se dispuso a ordenar todos los papeles y afiches por orden de importancia. Eso agilizaría el proceso de revisión. Todo iba bien, hasta que un sobre llamó su atención. Por el color podría decir que se trataba de algo importante, poseía el sello de revisión para ser enviado al consejo, cosa que no auguraba nada bueno. Dejó las fichas ordenadas sobre el escritorio y lo tomó en sus manos, preocupado lo abrió encontrando en él algo que no esperó. Era una solicitud de fórmulas para un divorcio, depositada por nada más y nada menos que su esposa. Esas formas debían leerse atentamente según los acuerdos matrimoniales antes de pedir de manera formal un divorcio.
"¿Acaso Sakura-chan piensa dejarme?" pensó afligido. La pelirosa no le había dicho nada al respecto.
"Creo que es más que obvio"
"Calla de una maldita vez, Kurama"
No podía ser. ¿Acaso había encontrado a alguien más? ¿Tan mal esposo había sido?, él no era perfecto pero no había sido tan desgraciado como para no tener la mínima consideración de saber que ocurría con su matrimonio. Pero no pudo seguir pensando al respecto debido a los toques de la puerta.
— A-Adelante — guardó el sobre en una de sus gavetas y tomó asiento como si no hubiera leído el nombre de su esposa en los formularios de solicitud.
Sasuke entró al cuarto con la misma expresión aburrida de siempre, aunque notó enseguida que tenía su mano ocupada por varias bolsas de lo que suponía era comida. Se inclinó, apoyando ambos codos en la madera y procedió a mirar a su amigo de forma coqueta.
— Hey Teme, no pensé que te preocupas tanto como para traer todo eso para mí — cambió su expresión a una de pena fingida — Pero lamento decirte que no soy fan de los Okonomiyaki, esa masa se me hace bastante repulsiva, dattebayo —
— Déjate de bromas — al igual que siempre, Sasuke era un aguafiestas — Y dime para qué me llamaste —
— Tan malhumorado como siempre — se quejó el rubio, tornando su espalda erguida para informar al pelinegro — El consejo quiere que te unas el equipo que se encargará de ver las situaciones en las pequeñas aldeas que están alrededor de las fronteras de las grandes naciones —
— ¿Hay una razón en particular? — inquirió con algo de brusquedad, esos ancianos decrépitos sólo buscaban molestarlo, justo cuando creía que podría descansar por unos meses para poner toda su atención en el complejo.
— Según dijeron tu Rinnegan sería de gran utilidad — respondió con simpleza, a la par que se encogía de hombros.
— ¿Que acaso los Hyūgas no son mejores para esas cosas? —
— En efecto lo son — todo rastro de burla dejó su rostro para tornarse en uno de seriedad — Pero no han estado bien desde que... — dejó la oración al aire mientras rememoraba los por menores que la desaparición de cierta peliazul habían causado al ancestral clan.
— Pero de todas formas — añadió mientras sacudía su cabeza para alejar esos recuerdos — Un Hyūga y un Yamanaka te acompañarán —
— ¿Cuándo? — el rubio no tenía que ser adivino para saber a qué se refería.
— Dentro de 6 días — se acercó a uno de los cajones y sacó la información preparada para la misión — Sé que apenas vuelves, pero es necesario. Los Kages están preocupados sobre posibles sublevaciones para perturbar la paz que mantenemos — lanzó el rollo de papel que desapareció justo antes de golpear el rostro del pelinegro — Míralo como una medida de prevención —
— Hmph — asintió mientras cerraba el portal que había creado — Si eso es todo me retiro —
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Salió de la oficina, encontrándose frente a frente al Nara, quien volvía de su hogar. Le saludó con un asentimiento y se dispuso a caminar lejos de ese infernal edificio. No podía procesar y nunca entendería por qué Naruto había soñado con pasar toda su adultez encerrado en ese deplorable lugar.
Una vez fuera tomó dirección al este de la aldea, donde le esperaban. En cada paso se sentía más y más nervioso, a pesar de demostrarlo. La incertidumbre de si ella estaría dispuesta a terminar su relación para estar con él, después de todo lo que le había hecho en el pasado era casi asfixiante. Tan inmerso en sus pensamientos estaba, que no se percató de que dos ninjas lo seguían a una buena distancia, controlando cada movimiento.
Ambos hombres vieron al Uchiha llegar hasta los bancos que estaban cerca del estanque, justo debajo de un frondoso árbol y sentarse junto a una persona que no pudieron reconocer desde donde estaban. Habían decidido seguir al pelinegro, una corazonada hacía que se movieran tras de él de manera imprudente. Estaban francamente bastante sorprendidos de que no los hubiera notado en todo el camino.
— Debemos acercarnos — su compañero asintió, así que avanzaron hasta tener una vista más clara de lo que ocurría.
Impactados, vieron cómo amablemente Sasuke le entregaba ambas bolsas a la mujer de roja vestimenta. El Uchiha fijó un mechón tras la oreja de su compañera y procedió a sonreír, dejando a ambos hombres pasmados en su lugar.
"Quien diría que Sasuke Uchiha pudiera sonreír de esa manera" fue lo único que ambos pudieron pensar.
El viento sopló, de forma que el pelinegro tomó su capa y la colocó sobre los hombros de su acompañante, quien se sonrojó de forma violenta mientras dibujaba una avergonzada sonrisa. Este acto dejó descubierto su rostro, que fue visto por un par de ojos negros que no daban crédito a lo que sucedía frente a ellos.
— ¿Acaso esa no es...? —
— Sí — respondió con seguridad — Definitivamente es ella —
"Interesante" pensó curioso "¿Qué otros secretos escondes, Uchiha Sasuke?"
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Espero lo hayan disfrutado y nos vemos en la próxima (✿◠‿◠)
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