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[Narrador/a Pov]

La pandilla estaba afuera, justo al lado de la papelera de reciclaje en la interfaz de la computadora de Alan. Blue observaba el ícono con recelo.

—No me gusta esto. Algo está mal. —dijo, cruzándose de brazos.

—¿Qué podría estar mal con un bote de basura? —respondió Red, frunciendo el ceño—. Lo vaciamos y ya está.

Yellow, más cauteloso, dio un paso adelante. —¿No recuerdan la última vez que tuvimos problemas con esto? Ya lo enfrentamos una vez, pero si ha regresado… podría ser peor.

Second asintió, mirando el brillo extraño del ícono. —Parece que algo está corrompido. No es normal que la papelera brille así.

Blue, ignorando las advertencias, levantó la mano y la movió hacia el ícono. —Bueno, alguien tiene que hacerlo. No podemos quedarnos aquí todo el día.

—¡Espera! —gritó Second, pero fue demasiado tarde.

En el instante en que Blue hizo clic en la papelera, un estallido ensordecedor sacudió el espacio digital. Fragmentos de datos rotos volaron por todas partes mientras un humo oscuro emergía del ícono. Cuando la explosión se disipó, una figura masiva se alzó entre ellos.

Glitch Green.

Había cambiado desde la última vez que lo enfrentaron. Ahora era más grande, con la forma grotesca de un gorila, su cuerpo compuesto por líneas pixeladas y datos corruptos que parpadeaban en tonos verdes y negros. Sus ojos brillaban con un resplandor furioso, como si todo su ser estuviera cargado de resentimiento.

—¡Tú otra vez! —exclamó Blue, retrocediendo rápidamente.

Glitch Green soltó un rugido que hizo temblar el suelo bajo sus pies. —¡He vuelto! ¿Pensaron que podrían deshacerse de mí tan fácilmente?

—¡¿Cómo es posible que sigas aquí?! —gritó Red, poniéndose en posición defensiva.

—No soy tan fácil de borrar. —la voz de Glitch Green era un eco distorsionado, lleno de frustración y dolor—. ¡Solo quería ser visto! ¡Quería ser parte de algo perfecto! ¡Pero ustedes me arrojaron como si no valiera nada!

Yellow dio un paso adelante, con el rostro serio. —No puedes culparnos por eso. Solo queríamos arreglar el sistema. No sabíamos que estabas atrapado ahí.

Glitch Green gruñó, golpeándose el pecho como un gorila salvaje. —¡Arreglar el sistema! ¡Eso es todo lo que importa para ustedes! ¡La perfección! ¡El orden! ¿Y qué hay de mí? ¿Qué hay de los errores? ¿De los archivos eliminados?

Antes de que alguien pudiera responder, Glitch Green cargó contra ellos. La pandilla se dispersó justo a tiempo para evitar el impacto.

—¡Esto es peor que la última vez! —gritó Blue mientras rodaba por el suelo.

—¡Es más fuerte! —confirmó Red, levantándose rápidamente.

Second trató de mantener la calma mientras esquivaba los ataques. —¡Tenemos que encontrar una manera de contenerlo antes de que cause más daño!

Mientras tanto, en la habitación de Green

Green estaba sentado en su escritorio, mirando sus estadísticas de redes sociales. Estaba absorto, completamente desconectado del mundo a su alrededor.

—Cien mil me gusta… No está mal. —murmuró, desplazándose por la pantalla con una sonrisa cansada.

Sin saber nada del caos que estaba ocurriendo afuera, Green se levantó de su silla y miró por la ventana digital. Desde su perspectiva, todo parecía tranquilo. Vio a sus amigos corriendo y esquivando movimientos rápidos. No podía escuchar lo que decían, pero asumió lo peor.

—Siempre se están divirtiendo sin mí. —susurró para sí mismo, con una mezcla de envidia y tristeza.

Volvió a su escritorio y abrió su navegador. Decidió visitar sticksfight.com para grabar un video blog. —Bueno, si no me necesitan, al menos puedo hacer algo productivo.

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Mientras tanto, la lucha continuaba afuera. Glitch Green intentaba atrapar a la pandilla con ataques devastadores. Su fuerza y velocidad eran superiores esta vez, y cada movimiento hacía que los amigos retrocedieran más.

—¡No podemos seguir así! —gritó Red, jadeando mientras esquivaba otro golpe.

—¡Tiene demasiada energía! —respondió Yellow, mirando a Glitch Green con desesperación.

Second, sin embargo, mantenía la cabeza fría. —Espera… Está obsesionado con ser visto. Eso significa que probablemente quiera acceder a las redes sociales de Green.

—¡El botón de carga! —exclamó Blue, señalando la interfaz.

Glitch Green rugió al escuchar eso y corrió hacia el botón de carga. Su mano pixelada se extendió hacia él, pero justo cuando estaba a punto de acceder, apareció una pantalla de inicio de sesión.

—¿¡Una contraseña!? —gruñó furioso, golpeando la pantalla en frustración.

Red se rió con sarcasmo desde un lado. —¿Qué pasa? ¿No puedes adivinar una simple contraseña?

Glitch Green giró hacia ellos con furia, sus ojos brillando intensamente. —¡Ustedes no entienden! ¡Siempre fui parte de Green! ¡Él me creó, pero me eliminó porque no era perfecto! ¡Yo también merezco ser visto!

Antes de que pudieran responder, Glitch Green agitó su brazo masivo y creó una caja digital alrededor de la pandilla. Sus datos se corrompieron rápidamente, dejándolos atrapados e indefensos.

—¡No! —gritó Second, golpeando las paredes de la caja.

—¡Déjanos salir! —exigió Red, pero sus gritos fueron ignorados.

Glitch Green los miró con una mezcla de tristeza y resentimiento antes de volver al botón de carga.

—Si Green no me quiere, entonces el mundo entero me verá.

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Green caminaba lentamente por el bosque de Minecraft. Las hojas cúbicas crujían bajo sus pies mientras el atardecer pixelado bañaba el mundo en tonos dorados y anaranjados. Estaba solo, como tantas veces antes, pero esta vez el silencio no traía paz. Sacó su teléfono y comenzó a grabar un video para TikTok.

—Hey, chicos —dijo con una sonrisa forzada, mirando a la cámara—. Solo quería mostrarles este lugar. Aquí fue donde grabé una de mis mejores bromas… aunque ya nadie parece recordar eso.

Hizo una pausa, mirando al horizonte. Las palabras no fluían como antes. Con un suspiro, cambió la aplicación a Instagram, tomó una foto del atardecer y escribió una breve publicación.

"Tomándome un descanso de todo. Es fácil olvidar lo que importa cuando solo buscas likes y comentarios. Gracias a todos, pero necesito un tiempo para mí."

Green cerró su teléfono y se quedó mirando el cielo. El peso de su decisión comenzaba a asentarse.

—¿Qué estoy haciendo con mi vida? —murmuró, sintiendo un nudo en la garganta.

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Cuando regresó a su habitación, el lugar que antes le daba consuelo ahora le parecía vacío. Se sentó frente a su cámara, ajustó el micrófono y encendió las luces. Pero esta vez, no había guion. No había bromas. Solo Green, enfrentándose a sí mismo.

Presionó "grabar" y miró directamente a la lente.

—Hola a todos… No sé por dónde empezar, pero creo que les debo una disculpa. A ustedes, a mis amigos… a mí mismo.

Hizo una pausa, intentando controlar las lágrimas que empezaban a formarse.

—Todo esto… la fama, los números, los likes… Pensé que era lo que quería. Pensé que me haría feliz. Pero no es así. En algún punto, me perdí. Dejé de ser Green. Dejé de ser el amigo que siempre estaba ahí.

Su voz temblaba. Las palabras eran más difíciles de decir de lo que había imaginado.

—Mis amigos… Ellos siempre me apoyaron, incluso cuando no lo merecía. Pero, ¿yo? Estaba demasiado ocupado revisando estadísticas, publicando, buscando esa validación constante. Me obsesioné tanto con ser perfecto que olvidé lo que realmente importa.

Green tomó aire, intentando calmarse.

—A mis fans… Sé que siempre esperaron lo mejor de mí. Pero quiero que sepan que soy humano. Cometo errores. Y uno de mis mayores errores fue creer que tenía que ser perfecto para ser aceptado.

Las lágrimas comenzaron a caer, pero no las ocultó.

—Prometo que cambiaré. No por los números, no por la fama… sino por mis amigos, por ustedes, por mí. Gracias por estar aquí, incluso cuando no lo merecía.

Con un suspiro, apagó la cámara y se dejó caer en su silla. Sentía el peso del mundo sobre sus hombros, pero también una ligera sensación de alivio.

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El alivio duró poco. Un ruido ensordecedor retumbó desde el exterior. Green miró por la ventana y vio el caos: la papelera de reciclaje había explotado, y Glitch Green, en su forma masiva, estaba atacando a sus amigos.

—¿Qué…? —susurró, sintiendo que el corazón se le detenía.

Sin pensarlo dos veces, corrió hacia ellos.

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Cuando Green llegó, encontró a sus amigos atrapados en una prisión de datos. Glitch Green estaba junto al botón de carga, intentando subir sus archivos eliminados mientras bloqueaba el agujero que los amigos habían logrado abrir en su prisión.

—¡Suéltalos! —gritó Green, enfrentándose a su contraparte corrupta.

Glitch Green lo miró con una mezcla de rabia y desesperación. —¡Tú no entiendes nada! ¡Solo quería ser perfecto, como tú! ¡Quería ser visto!

Green sintió una punzada en el corazón. Las palabras de Glitch Green eran un reflejo de sus propios miedos e inseguridades.

—Nadie es perfecto —dijo Green, con voz firme pero compasiva—. Ni tú, ni yo. Pero eso está bien. No tienes que ser perfecto para ser visto.

Mientras Glitch Green intentaba cubrir el agujero en la prisión, Green corrió hacia su computadora y abrió su cuenta. Sus manos temblaban mientras navegaba por su archivo de videos eliminados.

—¿Qué estás haciendo? —gruñó Glitch Green, deteniéndose por un momento.

—Voy a hacer lo que debería haber hecho desde el principio. —Green comenzó a subir los videos eliminados uno por uno—. Mostrarle al mundo quién soy realmente, con mis errores y todo.

Glitch Green se quedó inmóvil, mirando la pantalla. Los archivos que había intentado recuperar durante tanto tiempo ahora estaban siendo subidos, no por él, sino por Green.

—Pero… ¿por qué? —preguntó, su voz temblorosa.

Green lo miró directamente a los ojos. —Porque tú también eres parte de mí. Y mereces ser visto.

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Cuando el último archivo eliminado apareció en el canal de Green, una luz suave envolvió a Glitch Green. Su cuerpo pixelado, antes inestable y roto, ahora parecía tranquilo. Por primera vez desde que salió de la papelera, dejó de temblar. Se giró hacia Green, con una sonrisa tímida y cansada.

—Gracias… —murmuró, con una voz llena de remordimiento—. No quería ser un monstruo. Solo quería recuperar lo que creé, lo que fui… No sabía que dolería tanto.

Green asintió, tragando un nudo en la garganta. —Lo siento. Lo siento por haberte dejado ahí, olvidado, creyendo que no importabas. Todos esos archivos, todas esas ideas… eran parte de mí. Y nunca debí tratar de enterrarte.

Glitch Green dejó escapar un suspiro aliviado, como si finalmente pudiera descansar. Su cuerpo comenzó a desintegrarse en pequeños píxeles brillantes, que flotaron lentamente hacia la pantalla principal del canal. Se incrustaron en los videos subidos, como si su esencia quedara para siempre en cada uno.

—Gracias… por recordarme que no hay nada malo en ser imperfecto —dijo Glitch Green antes de desaparecer por completo.

Glitch Green sonrió débilmente antes de desvanecerse en una luz brillante. La prisión de datos se desintegró, liberando a la pandilla.

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—¡Green! —gritó Red, corriendo hacia él junto con los demás.

Todos se abalanzaron sobre Green en un abrazo grupal. Los brazos de Yellow y Red se apretaban con fuerza alrededor de él, mientras Second daba unas palmaditas en su espalda. Blue estaba allí también, sonriendo más ampliamente que los demás, con los ojos brillando de alivio.

—¡Nunca más vuelvas a asustarnos así! —dijo Yellow, medio enfadado pero con un tono suave.

—Pensé que estábamos atrapados para siempre. Fue horrible. —Red bufó, aunque en su voz había un toque de broma—. Ya me veía siendo un archivo corrupto para siempre.

Green rió entre dientes, aunque la emoción lo estaba superando. Se apartó un poco del abrazo grupal, su cabeza baja mientras tomaba aire.

—Chicos… —dijo en un tono serio, mirando a sus amigos uno por uno—. Necesito decir algo.

Todos guardaron silencio, esperando. Green respiró hondo, y las palabras salieron.

—Sé que últimamente no he sido yo mismo. Me perdí en todo esto de las redes, en intentar ser perfecto, en buscar la aprobación de miles de desconocidos. Pero, en el proceso, los dejé de lado. A ustedes, mis amigos, las personas que siempre estuvieron ahí para mí.

Green se llevó una mano al pecho, su voz temblando.

—Lamento haber sido egoísta, haberlos descuidado y no haber visto lo que estaba justo frente a mí. Lamento no haber sido el amigo que merecen. Lo que pasó hoy… Me di cuenta de que la fama, los números, no valen nada si pierdo a las personas que realmente me importan.

Hubo un silencio mientras todos procesaban sus palabras. Green sintió que el peso en su pecho aumentaba, hasta que Blue rompió la tensión.

—Green… —dijo, dando un paso adelante, su voz suave pero firme—. Nosotros también fallamos en hablar contigo. Pero te conocemos, y sabemos que tienes un buen corazón. Eso nunca cambió.

Yellow asintió, sonriendo ligeramente. —Lo importante es que lo entiendas ahora. Y que sigamos juntos, como antes.

—Eso, y que no vuelvas a dejarnos atrapados en una caja de datos nunca más —bromeó Red, guiñándole un ojo.

Green no pudo evitar reír, sintiendo cómo las lágrimas empezaban a acumularse en sus ojos. Pero fue Blue quien dio el paso final, lanzándose hacia él con un abrazo rápido y emocionado.

—Estoy tan feliz de que estés de vuelta —susurró Blue, apretándolo con fuerza.

Green lo miró, y por primera vez en mucho tiempo, sintió que podía ser él mismo. Sonrió y, sin pensarlo, lo levantó en un abrazo más fuerte.

—¡Blue! —exclamó Green, girándolo en el aire mientras ambos reían. Blue gritaba, no de miedo, sino de pura diversión.

—¡Green, bájalo! ¡Vas a romperle algo! —gritó Second, alarmado pero riendo también.

Todos estallaron en carcajadas, y el sonido llenó la habitación con una calidez que hacía mucho no sentían.

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Cuando finalmente se calmaron, todos se sentaron juntos, hablando y riendo como solían hacerlo antes. Green, por primera vez en mucho tiempo, se sentía ligero, libre de la presión que lo había estado aplastando.

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"A veces estamos tan obsesionados con el brillo de las redes sociales que olvidamos lo más importante: las personas que nos rodean. Buscamos aprobación en números, likes y comentarios, mientras los únicos que de verdad nos quieren esperan nuestra atención. En nuestro intento de ser perfectos para un público que ni siquiera conocemos, podemos perder a quienes realmente nos ven, quienes nos aceptan tal como somos, con todas nuestras imperfecciones.

Las redes sociales te prometen validación, pero no pueden darte un abrazo cuando más lo necesitas, ni compartir una risa sincera. No pueden llenarte de la misma manera que una conexión real con alguien que se preocupa por ti. Y lo peor es que, cuando te das cuenta de lo que has perdido, puede ser demasiado tarde.

El tiempo que pasas mirando una pantalla es tiempo que no puedes recuperar. Las personas que amas no estarán ahí para siempre. Así que, ¿vale la pena? ¿Vale la pena perder a los únicos que siempre estuvieron contigo, solo por tratar de ser visto por extraños?

Recuerda esto: los likes no te harán sentir amado, pero tus amigos, tu familia y aquellos que te rodean sí lo harán... si no los dejas atrás. Al final, no serán tus seguidores los que importen, sino los momentos que viviste con quienes estuvieron contigo. No pierdas la oportunidad de hacerles saber cuánto los valoras antes de que sea demasiado tarde.

Apaga la pantalla. Mira a tu alrededor. Abraza a las personas que importan. Porque esas conexiones reales son lo único que nunca podrás reemplazar."

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[¿Continuará...?♡]

"Querido lector,

Este es un relato que ofrece dos posibles finales: uno bueno y otro malo. Ambos finales son válidos dentro de la historia, pero depende de ti cuál eliges considerar como el verdadero. Al llegar a la bifurcación, tendrás la oportunidad de decidir cuál será el desenlace que resonará más con tu visión de la historia."

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