◆°•『 Ꮯᾰ℘!ɬʊʆꪮ 16 』•°◆

Capítulo 16: Pellizcar, Arañar

La tarde caía lentamente, y la luz del sol se desvanecía detrás de las colinas. Chosen se encontraba en la cocina, preparándose algo de comer. Intentaba mantener la mente ocupada, alejando los pensamientos oscuros que lo perseguían. Sin embargo, sabía que Dark no tardaría en aparecer. Había una tensión latente entre ellos, y cada vez se hacía más difícil de ignorar.

Mientras removía la pasta en una olla, escuchó el sonido de la puerta al abrirse. Dark entró con su habitual actitud desinhibida, como si la casa le perteneciera. “¿Qué estás cocinando?” preguntó, acercándose a la estufa y mirando dentro de la olla.

“Solo algo rápido,” respondió Chosen, tratando de evitar la mirada de Dark. La forma en que se acercaba a él siempre le causaba incomodidad. “No es para ti.”

“¿No? Creo que deberías pensar en compartir. O, mejor aún, ¿te gustaría jugar un pequeño juego?” Dark sonrió, con una chispa traviesa en sus ojos.

“Hoy no tengo ganas de jugar,” replicó Chosen, sintiendo una punzada de ansiedad. “Estoy ocupado.”

“Siempre estás ocupado. ¿No te aburres de ser tan… predecible?” Dark se inclinó hacia él, sus ojos destilando una mezcla de desafío y diversión. “Vamos, solo un pequeño juego. ¿Qué tal si hacemos algo más… físico?”

Antes de que Chosen pudiera responder, Dark se abalanzó hacia él y, en un rápido movimiento, le pellizcó el costado. Chosen dio un salto, sorprendido por la acción repentina. “¡Eh! ¡Eso dolió!” protestó, llevando la mano a donde Dark lo había pellizcado.

“¿Dolió? Solo fue un pequeño toque. ¿Te has vuelto tan blando que no puedes soportar un poco de diversión?” Dark se reía, disfrutando de la reacción de Chosen.

“No es divertido, Dark. Para de hacer eso,” insistió Chosen, sintiendo que la ira comenzaba a burbujear dentro de él. “No estoy de humor.”

“¿Te molesta? Deberías saber que el dolor a veces puede ser divertido,” dijo Dark, su tono burlón. Sin esperar respuesta, le dio un arañazo leve en el brazo, dejando marcas rojas que rápidamente comenzaron a desaparecer. “Ves, nada que no puedas manejar.”

Chosen se apartó, sintiendo cómo la frustración se transformaba en desagrado. “No quiero jugar. No quiero que me toques de esa manera. Eso no es lo que se considera diversión.”

“¿Cómo sabes que no es divertido? Tal vez deberías dejar de ser tan serio y disfrutar un poco más,” replicó Dark, mientras se acercaba nuevamente, esta vez con una mirada de desafío. “Si no quieres que te pellizque, quizás debas evitar hacerme enojar.”

“Eso no tiene sentido,” murmuró Chosen, sintiéndose atrapado entre el deseo de liberarse y la necesidad de mantener la paz. “No deberías tratar a la gente así. No es normal.”

“¿Normal? ¿Qué es normal, Chosen? Todo el mundo juega a su manera, y yo solo estoy tratando de divertirme. Pero parece que te tomas las cosas demasiado en serio,” Dark contestó, acercándose un poco más, sus ojos fijos en los de Chosen.

“No quiero tu idea de diversión. Estoy cansado de tus juegos. No quiero que me pellizques ni me arañes,” Chosen respondió con firmeza, aunque su voz temblaba. Intentó alejarse, pero Dark lo agarró del brazo, apretando ligeramente.

“¿Qué vas a hacer al respecto? ¿Vas a seguir quejándote o vas a aprender a defenderte?” Dark dijo, dejando escapar una risa sardónica. “Porque, a menos que estés dispuesto a pelear, yo decidiré las reglas del juego.”

“Esto no es lo que quiero,” Chosen declaró, intentando liberar su brazo. “No quiero pelear. Solo quiero que me dejes en paz.”

Dark lo miró intensamente, y por un momento, la diversión se desvaneció de su rostro. “No puedo dejarte en paz. Eres demasiado interesante como para ignorarte. Pero si sigues resistiéndote, quizás tendré que ser un poco más creativo,” dijo, soltando su agarre, pero no sin antes dar un último pellizco en el brazo.

Chosen se retiró, sintiéndose abrumado. “No me toques más,” pidió, su voz casi un susurro, mientras se alejaba de Dark, su corazón acelerado por la mezcla de miedo y frustración. Cada acción de Dark era un recordatorio de su posición y el poder que tenía sobre él.

“Relájate, Chosen. Solo estoy bromeando,” dijo Dark, pero su risa sonaba hueca, y Chosen sabía que las “bromas” de Dark nunca eran realmente inofensivas.

Mientras Chosen se alejaba hacia su habitación, sintió la sensación de opresión en su pecho. Sabía que la dinámica entre ellos solo se estaba intensificando, y cada “juego” que Dark proponía era una forma de mantenerlo bajo control. Las líneas entre la diversión y el abuso se difuminaban, y Chosen se preguntaba si alguna vez podría escapar de esta espiral descendente.

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