31.
— Mira que sorpresa, nos vemos de nuevo — era mi hermano, se sentó en una silla, pero algo me incomodó.
— Él es Park Jimin, mi novio — giré los ojos. — Jimin él es Jeon Jihyun mi hermano, hermanastro, como quieras verlo ❅.
Su nariz era casi tan fina como la de Jiminnie y sus abultadas mejillas también llegaban a parecerse un poco.
— Mucho gusto —habló el rubio.
— Si, como sea. — Jihyun empezó a usar su teléfono.
— ¿Ya se conocen? — mi padre traía una botella de vino, y con una sonrisa se sentó frente a mi. — Solo falta Son y listo —.
— Si te sientes incomodo dime — le susurré en el oído a Minnie, quién asintió pero aquí el que estaba empezando a incomodarse era yo.
Ayudé a servir el Galbi que al parecer lo trajeron a domicilio, nadie aquí cocina, al menos que yo sepa.
— Hmmm huele delicioso —mi padre como siempre empezó aún sin que haya terminando de servir a los demás.— Come hijo, come come — le hizo señas a Jimin.
— Oh, gracias, gracias, comeré una vez que Jungkook se siente — le guiñe el ojo y mi hermano también empezó a comer. Aquella señora se están tardando más de lo habitual.
A punto estuve de gritarle para que bajara cuando...
— Perdón por la tardanza — se sacudió el vestido verde pino que traía puesto y alzó la mirada. — Mucho gusto mi nombre es Son Eun Seo, soy la mamá de Jeon —.
— Madrastra — repliqué y seguiría haciéndolo durante toda mi vida si era necesario.
Pero al parecer nadie me hizo caso, pues se estaban mirando fijamente.
— ¿Cu-cu-cuál es tu no-nombre? — ella balbuceó.
— Soy Park Jimin — él ni siquiera se inclinó como con mi papá, de hecho su mirada estaba ida.
— ¿Park? — repitió.— ¿Park Jimin?
— Así es —.
— No lo quiero aquí — dijo secamente — largo —.
Todos, incluso Jihyun volteó un poco desconcertado.
— Pero cariño, no seas grosera — habló mi padre.
— ¡He dicho que no lo quiero en esta casa! — gritó más fuerte y yo tomé de la mano a Jimin.
— ¿Qué te pasa?, ¿estás loca? —
Eun Seo se acercó a mi y me puso un dedo en el pecho.
— No te quiero con él — me pegó varias veces con su dedo en el mismo lugar. — Y tampoco lo quiero aquí —.
Miré a Jimin para ver si algo podía comprender, pero ver sus ojos cristalinos hicieron que mi corazón se rompiera un poco.
— No tienes derecho a nada sobre mi.— hablé de nuevo.
— Es tu decisión si quieres sufrir — su cara estaba roja y se veía tan enfadada, dirigió su mirada a Jimin. — ¿Cuántas veces tengo que repetirte que te largues? —
Y después de rato, y después de solo ver como Jimin permanecía callado, después de no saber a qué venia todo esto, él habló...
— No te preocupes —.
Ahora si era extraño, ni siquiera le habló de usted.
— ¡NO ENTIENDO NI UN CARAJO! — grité desesperado.
— No te preocupes Jungkook, no debí molestar — soltó mi mano — no volveré a aparecer por aquí, mamá...
Y si mi corazón se estaba rompiendo, las palabras que él soltó me partieron por completo el alma.
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