「𝑪𝒂𝒕𝒐𝒓𝒄𝒆: 𝐹𝑢𝑒𝑟𝑜𝑛 𝑢𝑛 𝑐𝑎𝑠𝑖 𝑎𝑙𝑔𝑜」

—¡Lee Cheong-sang! — El grito de Namjoon llamó tanto la atención del aludido, como la de los otros dos en aquella habitación.

—¡Nam! — Cheong-sang se giró sonriente hacia el rubio. Gulf continuaba con sus manos apretadas. Nam guardó silencio, Mew seguía en shock y el único que reía alegremente era el más jóven de todos. —¿Cómo sabías que estaba aquí, eh? —cuestionó emocionado el niño. Al no obtener respuesta alguna y sentir la fuerte e inexplicable tensión en la habitación, se giró hacia Gulf. —Hola, ¿quién eres? Disculpa mis modales, pero es que tenía una sola prioridad. —Miró a Mew, dedicándole una tierna sonrisa labial. La cual hizo por fin reaccionar al mayor.

—Cheong-sang, ven conmigo, por favor. —Tomó de ambos hombros al niño y comenzó a empujarlo. —Gulf, dame un momento, discúlpame. — Ignorando las protestas e interrogantes de Cheong-sang, Mew continuó empujándolo hasta sacarlo de la habitación. Dejando a Gulf con el mal sabor de boca, y al rubio aún en shock.

—Gulf--

—¿Quién es él? —Interrumpió. Su voz sonó fuerte, no estaba pidiendo una respuesta, la estaba exigiendo. —¿Tú lo conoces? — Segundos pasaron, pero la impaciencia de Gulf lo estaba carcomiendo poco a poco. —¡Responde! — Namjoon suspiró lentamente y le señaló el sofá de la habitación para que tomara asiento.

Gulf así lo hizo, sentándose en la esquina derecha y siendo seguido por Nam, pero este tomó asiento en la izquierda. El rubio recostó su espalda y cruzó su pierna, guardando un silencio que poco a poco hundía en desesperación al otro. No era algo que debía hablar él, pero necesitaba ayudar a su amigo con esto.

—Mira, no me corresponde a mí decirlo, ¿de acuerdo? Y aunque hubiera o no algo ahí, Mew no le debería explicaciones a nadie, de no ser por la situación en la que se encuentran ahora mismo. ¿Me explico?

—Ajá, por favor habla ya, Namjoon. ¿Ellos tienen algo? ¿Son novios? ¿Ese chico fue novio de Mew? — En su interior sentía aquella opresión en el pecho y esa rabia descomunal de tan solo imaginar a alguien que no sea él, viviendo la experiencia de ser pareja de Mew.

Él lo experimentó en el pasado y fue lo más maravilloso que pudo haber vivido, no podía permitir que alguien más haya tenido tal privilegio, tal dicha. No, no podía aceptar ni asimilar que Mew viera a alguien más de forma romántica, alguien que no fuera él, claro está.

No cuando sabía que él lo amaba, él amaba mucho a Mew. Sí, en el pasado él no pudo valorarlo y lo perdió, pero, todos los seres humanos cometían errores y la mayoría tenían la oportunidad de repararlos.

¿Por qué él no? ¿Por qué la vida le hacía esto? Ya perdió una vez a Mew, no podía suceder otra vez, no otra vez.

Pero, su subconsciente disparó: ¿realmente él tenía derecho de pedir que Mew no viera de tal manera a alguien más?... No. Fue la respuesta.

Oh, maldita conciencia. Sí, esa conciencia que puede ser una desgraciada como una hija de puta. Esa que sirve para recordarte lo que haz hecho, esa que cuando tú sientes que está bien y que no pasa nada malo en que hayas errado, toma la bara de la inseguridad y te golpea cuantas veces sean necesarias para recordarte lo que hiciste. Cuanto la odiaba, la odiaba mucho.

En estos siete años no lo había dejado ser felíz, no lo había dejado dormir tranquilo. Aún cuando lloraba preguntándose por qué Mew lo abandonó tan cruelmente aún cuando él corrió lo más rápido que pudo para detenerlo, esta le daba una única respuesta: “Fue tu culpa, tú te lo buscaste. Tú provocaste que él se fuera, se fue por tu culpa.”

¡Diablos!, como quería deshacerse de esa loca.

Pero, esa loca en conjunto con su corazón habían sido quienes momentos antes de la partida de Mew le habían hecho entender que lo amaba.

¡Sí, Gulf Kanawut se había enamorado! Se había enamorado de un rarito de cabello oscuro, con ingenuidad por montón y unas gafas cuadradas.

Pero era divino, era su rarito, su amor. Su primer amor.

Parpadeó para deshacerse de esas lágrimas traicioneras que ya habían caído por sus mejillas, levantó su cabeza hasta posar su vista en Namjoon, siendo testigo de la sorpresa que mostraba el rostro de este. Era lógico, él único que conoció su vulnerabilidad en el pasado... fue Mew. Solo Mew. Y él supo comprenderlo de inmediato y prestarle su hombro todas aquellas ocasiones en que la huelga que tenía contra su padre lo llevaban a derrumbarse.

Mew estuvo siempre para él... pero, ¿qué sucedió?...

Gulf lo perdió...

—Bueno, sí y no. —Ahogó un sollozo y solamente frunció el ceño. El rubio al notar la confusión en el rostro ajeno, supo que debía ser más claro en sus palabras. —Fueron un casi algo — Aquello lanzó una corriente fría y dolorosa en el pecho de Gulf, aún así, guardó silencio. —Escucha, todo comenzó hace tres años...

[Recuerden que la línea actual de esta historia, es 2028. Porque Mew y Gulf se conocieron en 2020 y se separaron en 2021.]

Flashback


18 de Julio / 2025

(4 años desde que Mew dejó Tailandia)

Mew se encontraba en la oficina de su padre, Yannalif Industries por fin estaba a flote y había mantenido por dos años consecutivos su entrada fija en el mercado empresarial. Justamente esperaban por un contrato con Samsung, gracias a una amistad de su padre, aquello podría ser posible. Solo debían esperar.

Siendo solo Namjoon, Alif, Mew y unos que otros empleados quienes mantenían a flote la empresa, que si bien era grande, no tenía mucho personal, les llevaba demasiado trabajo cubrir todas las áreas requeridas. Mew junto a Namjoon eran quienes se encargaban del área administrativa, de comunicación y de finanzas. Aunque la mayor parte del tiempo Nam tenía que acudir a todas las revisiones en toda la planta o asistir a las reuniones de posibles socios para la empresa.

Por lo cual, la mayoría del tiempo Mew debía de encargarse solo de las áreas que normalmente manejaba con Kim. Debido a esa razón su padre le había prometido que encontraría a alguien para que le ayudara con sus tareas. La mayoría de personas que a Alif le gustaba contratar, eran personas mayores que ya contaban con un título o certificado en el área, aquellas personas a las que casi nadie les daba una oportunidad de laborar tan solo por su avanzada edad.

Por ello, ver rostros jóvenes en la empresa era muy escaso. Mew no tenía problema con ello, de hecho, le gustaba más socializar con personas mayores, que con jóvenes.

Justamente acababa de finalizar un estado de pérdidas y ganancias, en el cual por gracia del de arriba, las ganancias estaban por encima de las pérdidas. Y así mismo, el balance general había arrojado un buen resultado, el capital de Yannalif Industries excedía los tres millones de dólares estadounidenses. Aún con tan solo tres años de haber entrado en actividad permanente.

Suspiró agotado de todo aquello, y comenzó a guardar todo aquel papeleo en sus respectivas carpetas. Terminando de hacer esto, un golpe en la puerta lo hizo detener sus movimientos. Sus ojos estaban hinchados debido al llanto que aunque ya habían transcurrido cuatro años, él no podía evitar.


Mañana se cumpliría un año más desde que él dejó Tailandia, desde que dejó a Gulf.

—Adelante.

Esperaba ver a su padre, o a Namjoon quizás. Pero no. Al levantar su vista se encontró con un chico por supuesto más joven que él, seguramente se lo llevaba por unos tres o dos años, tal vez.

—Hola, —saludó sonriente, aunque un poco tímido. Mew continuó observándolo fijamente —¿Es usted el señor Yannick Suppasit? —Mew asintió. —“Pensé que sería mucho más viejo y con barba” —balbuceó el chico, pero Mew logró escucharlo y se echó a reír, haciendo que el nerviosismo en el otro aumentara. —¡Me disculpo, s-señor! ¡U-Usted no debió escuchar eso, lo siento, lo siento!

Mew alzó ambas manos al aire y continuó negando. Él realmente desde hace mucho no reía de esa manera. Y de cierta forma, el sonrojo en las mejillas del chico le causó ternura.

—Está bien, ¿cuál es tu nombre y el motivo por el que te encuentras aquí?

—O-Oh, eso, sí. — Se acercó a él y le extendió un folder con unos papeles adentro. Eran su hoja de vida junto con algunos certificados y diplomas.

—Ya veo, estás aquí en busca de trabajo.

—¡Mm! —Asintió eufórico y de forma tierna. —Mi nombre es Lee Cheong-sang, señor, tengo diecinueve años, soy Sur Coreano y llegué a Estados Unidos con mi padre anciano y mi hermano hace dos años.

—Pero en tus referencias dice que ya has trabajado, Cheong-sang, y en un buffet de abogados, wow. — El nombrado sonrió. La entrevista por el puesto de secretario continuó sucesivamente, Mew riendo en algunas ocasiones a causa del chico que si bien era torpe, no dejaba de ser tierno.

Al final del día, Mew sonrió más que en los últimos cuatro años, y Cheong-sang ganó un nuevo empleo. Pasando así a ser quien más tiempo permanecía junto a Mew.

A medida que el tiempo avanzaba, Mew y Cheong-sang se volvían cada vez más cercanos. Siendo así que cada vez que Mew debía acudir a una reunión, llevaba a Cheong-sang consigo no solamente para que le ayudara con las notas, sino también para que lo acompañara a comer o a beber algo de regreso a la empresa.

En todo este tiempo Cheong-sang siempre mantuvo una sonrisa para dedicarle a Mew, dándose cuenta él mismo de que sus ojos de la nada comenzaron a brillar más cada que veía al Suppasit menor, y su corazón comenzaba a vibrar en su pecho y su cuerpo entero se volvía gelatina.

La única vez que Cheong-sang se atrevió a preguntar lo que el señorito pensaba acerca del amor, este había guardado silencio y la pacífica expresión de su rostro se había desfigurado a una doliente, a un cascarón que sonreía solamente para aparentar. Y con dolor no solo en sus palabras, sino que también en sus ojos, Mew respondió:

—A mí no me ha ido muy bien con eso... — Y sin más, adelantó sus pasos para dejar atras a Cheong-sang. Con un sentimiento agrio y doloroso en su pecho.

A él tampoco le había ido nada bien con ello, en Corea había dejado a quien había sido su amor más grande, y no, no se debió a infidelidades o malos entendidos, no.

Su amada había tenido que partir de este mundo gracias a la Leucemia.

Ese había sido el motivo por el cual su padre lo había traído a Estados Unidos dos años después de la partida de su alma gemela. Ni siquiera había alcanzado la edad adulta cuando ella lo dejó. En tres años no había podido dejar ir el recuerdo de quien fue su novia desde los doce años, y quién lo abandonó a sus sus dieciséis.

El único que había logrado hacer que dejara de pensarla demasiado y le deseara una muy buena felicidad en su próxima vida, era Mew. Ese chico que hacía desaparecer su mundo cada vez que sonreía, Mew era el único que pudo llegar a su corazón incluso con más profundidad que Alice.

Pero, él amaba a alguien más.

Sí, Mew no lo dijo con palabras. Pero sus ojos sí, su voz, el temblor en sus manos y el suspiro profundo. Todo eso se lo dijo, el corazón de Mew sufría por el recuerdo de un viejo amor.

Y si sufre, es porque aún siente, aún extraña, aún ama.

Enero 2028  (Año actual)

Los días, los meses, y los años, transcurrieron tan rápido como una hoja que es arrastrada por las ráfagas del viento. Siendo su velocidad tan notoria como invisible a la vez.

Mew se encontraba sentado en el parque, observando a Cheong-sang jugar con unos niños. Sin darse cuenta se encontró a sí mismo sonriendo al observarlo. Si bien los demás conocían sobre su cercanía con el chico, nadie conocía los detalles a profundidad. Él se sentía a gusto con Cheong-sang, el niño lo hacía reír con frecuencia, lo hacía correr y jugar, salir de su zona de confort. Nunca lo dejaba solo y su compañía siempre era grata.

Pero, le recordaba a Gulf.

Negó tantas veces la posibilidad de que algo pudiera nacer ahí, habían transcurrido siete años desde que "dejó atrás a Gulf", se supone que ya debía superarlo o no sentir nada por él.

Entonces, ¿por qué siempre lo recordaba? ¿Por qué las únicas ocasiones en que no pensaba en Gulf, era cuando estaba con Cheong-sang?

Era obvio que estaba sintiendo algo por el menor, por supuesto no podía decir que algo enormemente profundo, porque el recuerdo de Gulf y su amor _aún latente por él_ no se iban, estaban siempre presentes y vibrantes en su ser.

Sí, le gustaba Cheong-sang, a esa conclusión llegó al final de su debate mental. Pero no creía que pudiera llegar más alla, no creía que él mereciera darse otra oportunidad.

“—Deberías”  —Lanzó su subconsciente, una de todas las ocasiones en que Namjoon lo encontró llorando.

“—Intentalo, deja ir su recuerdo, Mew. Él no volverá, lo que sea que alguna vez tuvieron ya no volverá. Ya está en el pasado.”

—Ya está en el pasado —repitió. ¿Por qué él no lo sentía así?

¿Podría darse una oportunidad con Cheong-sang, o al menos intentarlo?

Gulf se había arraigado tanto en su corazón, en sus emociones, en su pecho, en su alma. Tanto, que creía muy difícil, sino es que imposible, sacarlo de ahí.

“—No necesariamente tienes que sacarlo, solo pasa la página y avanza. Con el tiempo verás que simplemente ya no está.”

Las palabras de Namjoon llegaban siempre en el momento justo. Cabe aclarar que su mejor amigo no sabía nada al respecto de lo que estaba empezando a crecer en su interior por ese chico, no quería hablarlo con nadie, no quería ni siquiera expresarlo en voz alta.

Sentía miedo, sí, miedo de que alguien despertara aquellos sentimientos en él, miedo de que eso también terminara mal, miedo de salir lastimado otra vez. Se había vuelto cobarde, sí, eso era.

Porque la vez que decidió entregar todo, de dar su alma a ciegas, dió todo, TODO, terminó muerto en vida. Y su corazón parecía no entenderlo, porque seguía vibrando cuando lo pensaba, seguía latiendo con frenesí cuando recordaba los besos, las caricias, su voz. Aunque el recuerdo de esta última ya era borroso con el tiempo, todavía podía reconocerla y erizar su cuerpo.

Pero nunca es tarde, puedes intentarlo mientras tienes vida. Porque si no lo intentas no se irá, si no arriesgas no ganas, si no intentas avanzar entonces ¿cómo piensas salir de ese lugar?

Al día siguiente de haber ido al parque, invitó a Cheong-sang por un café, había pasado debatiendo toda la noche en qué hacer, y por fin llegó a una conclusión.

Su padre había viajado de imprevisto a a Tailandia después de haber recibido una llamada, así que tenía mucho tiempo libre. Por ello aprovechó para pasar tiempo con el chico, pues, no sabía por qué pero sentía que cuando su padre volviera, su tiempo libre se acabaría por completo.

—¿Te gusta este lugar? — El aludido giró su rostro hacia él y sonrió mientras asentía frenéticamente.

—Es muy bonito, Mew. ¿Cómo supiste de su existencia?

Aquel lugar era un camino que siempre estaba iluminado con luces amarillas, una especie de parque en el que la magia nacía junto con el cielo nocturno. Ambos caminaban hombro a hombro mientras bebían un café.

Mew encogió sus hombros y sonrió. Suave y bonito.

Hace no más de tres meses Cheong-sang le había confesado sus sentimientos, aquellos que comenzó a sentir hace más de dos años. El 2028 apenas iniciaba y él no se sentía listo en un 100%, pero luego de meses y meses de debates mentales, por fin había decidido dar el paso, aunque aún estaba temeroso. Pero quería avanzar.

Tomaron asiento en la única banca que se encontraba sola. Guardaron silencio y se dedicaron a observar las luces y a las personas que alegremente capturaban la hermosura del lugar en fotografías.

Segundos después, Mew ladeo su cabeza y se encontró con Cheong-sang observándolo fijamente mientras sonreía.

—¿Tengo algo en la cara? —bromeó. Cheong-sang asintió.

—Demasiada belleza... ya no puedo con ella. — Mew tragó grueso.

¿Él realmente sería capaz?...

Cheong-sang comenzó a acercar su rostro al suyo, con tanta lentitud que solo le provocaba más nervios.

“Vamos, Mew. Debes ser valiente”. Se dijo a sí mismo.

Acercó también su rostro. Cheong-sang cerró sus ojos esperando aquel roce de los labios ajenos, Mew iba a hacerlo, quería hacerlo. Era obvio que estaba sintiendo algo por el niño, pero de alguna forma aquello que sucedía justo ahora se sentía vacío.

Cerró sus ojos para acabar con sus pensamientos, pero al hacerlo solo pudo ver a Gulf. La imágen de este al sonreír, al jugarle tales bromas, incluso vió su rostro sin expresiones cuando en aquel día él le dijo que ya estaba cansado.

Abrió de golpe sus ojos y se alejó de inmediato. Cheong-sang abrió los suyos también y la lastimera expresión del chico solo pudo hacerlo sentir peor.

—Lo lamento, no puedo... — Cheong-sang se descolocó un poco, por supuesto que lo haría. Ambos sabían que ahí había algo, que si bien por parte del mayor podría ser del tamaño de un grano de azúcar partido por la mitad, había algo y ambos lo sentían.

—Está bien, Mew, no te preocupes. — Pero el mayor se sentía culpable, apretaba con fuerza el vaso entre sus manos.

—...

¿Por qué, Gulf? ¿Por qué ahora? ¿Por qué justo ahora?

Quiso callar su sollozo, pero simplemente no pudo. Cheong-sang se alarmó por ello y de inmediato acunó sus mejillas con sus manos.

—Oye, está bien. De verdad, estoy bien, ¿de acuerdo? No llores — Cheong-sang estaba un poco equivocado, pensó que lloraba por haberlo hecho sentir mal. Pero no, Mew lloraba porque recordó el dolor, porque su estúpido corazón sintió que traicionaba a aquel que en siete años no había visto, pero que también no había superado. Lloró porque sintió que no podría avanzar, que tendría que quedarse ahí.

Lloró porque lo extrañaba.

Y sintiera lo que sintiera por Cheong-sang, o bueno, lo que estaba empezando a sentir. Cayó en la realidad de que siempre sería más fuerte lo que sintió por Gulf, o mejor dicho, lo que sigue sintiendo. La realidad le golpeó en la cara, en el corazón.

Y esa realidad, dolió.

Cheong-sang pretendía decir algo más, pero el celular de Mew sonó en su bolsillo. Y sabiendo que su padre había prometido llamar, tuvo que atender. Con una disculpa y una reverencia, se alejó tan solo un poco de Cheong-sang para atender su llamada.

El menor se quedó ahí, aprovechando la ausencia de Mew para poder llorar un poco. Tan solo unas lágrimas, pero él ya no aguantaba retenerlas más. Soñó con este momento, el momento en que Mew por fin se arriesgara y viera en su dirección. Ni siquiera le había mencionado una sola palabra acerca de su pasado, nunca quiso hablarlo pero Cheong-sang sabía que ese alguien había terminado por clavarse cual estaca en el corazón de Mew. Tan profundo, tan dolorosamente profundo.

Creyó poder soportarlo, pero le dolió. Sí, dolió que la persona a quien ama desde hace dos años, no pueda ser capaz de avanzar por el recuerdo de un viejo amor.

Sollozó y limpió rápidamente sus lágrimas al percatarse de que Mew volvía a la banca. Suspirando volvió a dibujar una sonrisa en su rostro.

—Lo lamento —Guardó el celular en el bolsillo de su abrigo.

—Está bien, no te tomó tanto tiempo. —Sonrió. —¿Era tu padre? ¿Todo está bien? — Mew asintió. Pero había una oscuridad y dolor en sus ojos, que le hizo a Cheong-sang sentir que no estaba del todo bien. —¿Qué ocurre? — Un suspensivo silencio se instaló luego de su pregunta, Mew llevó su vista hacia las luces y dejó salir un profundo suspiro.

—Debo volver a Tailandia mañana — Ok, eso sí lo tomó por sorpresa.

¿Por qué justamente mañana? ¿Por qué justamente ahora? ¿Por qué? ¿Por qué?

Queria pedirle que no fuera, que se quedara y resolvieran lo que sea que sucedía ahí. Pero, ¿quién era él para tomarse tal derecho? No era nadie, así es, nadie.

—Ya veo, ¿irás solo? — Mew negó. —¿NamJoon? — El castaño asintió. Cheong-sang sintió el nudo acumularse en su pecho y apretando sus labios uno contra el otro, solo pudo asentir.

—Lo siento, — Mew lo tomó de ambas manos —y-yo no...

—No pasa nada, ¿sí? Solo prométeme algo, — Mew asintió —la próxima vez, —Tragó grueso —la próxima vez que nos veamos no importa dónde sea, ni quién esté ahí... tendremos nuestro primer beso. — Mew parpadeó sorprendido y a la vez enternecido, eso era algo infantil, aún así sonrió.

—Está bien, — Cheong-sang le miró emocionado —lo prometo.

—¡Gracias, gracias, gracias! —Comenzó a dar saltitos en la banca. Pero de la nada los detuvo de inmediato, haciendo a Mew fruncir su ceño. —Pero para creerte debe ser una promesa sagrada.

—¿Y cuáles son esas? —preguntó Mew.

—Las de meñique.

“Oh, ese fue un deja ” pensó, él también le había dicho algo así en el pasado a Gulf.

—Está bien —Sonrió.

Ambos elevaron sus meñiques y lo entrelazaron con el otro, sellando una promesa que según ellos, podría llevarse a cabo en unos pocos días.

Pero Mew jamás imaginó que ese viaje que debía realizar al día siguiente, lo llevaría a encontrarse de frente con su pasado y pondría todo de cabeza. Haciendo que la historia que vivió en pocos días, solamente se volviera cenizas.

Fin del flashback


—... esa noche fue la última vez que se vieron y supieron del otro. Al día siguiente viajamos a Tailandia y lo demás es historia.

Gulf mantenía sus puños apretados y los celos florecían cada vez más en su interior. Mew pudo haber tenido algo con alguien más. No puede ser.

¿Realmente estuvo a punto de perderlo por completo?

—¿Por qué no lo detuviste? — Namjoon inclinó su cabeza. —¡¿Por qué mierdas no detuviste eso?!

—Por Dios te lo juro que yo no sabía nada, él no me lo dijo, no se lo dijo a nadie. Ni siquiera Alif lo sabía, de ser así él jamás hubiera aceptado el trato de tu padre.

—¡¿Y entonces cómo lo sabes?! ¡¿Todo esto es inventado?! —Jin ingresó a la habitación, cerrando la puerta detrás suyo.

—Cálmate, Gulf, no vuelvas a cometer los mismos errores del pasado. Primero escucha. — El moreno volvió a sentarse, pues se había levantado de un solo salto debido a la rabia.

—Él me lo contó de camino a acá. No omitió ni un solo detalle, ni siquiera la lucha de sus sentimientos, las inseguridades. TODO. Cuando él te vió nuevamente después de tantos años... él solo...

Gulf volvió a ponerse de pie y con pasos rápidos salió de la habitación, dando un fuerte portazo. Era obvio que iba en busca de Mew. Jin intentó ir tras él, pero Namjoon lo detuvo mientras negaba con la cabeza.

—Pero--

—Déjalo. Creo que deben hablarlo, por el bien de ambos.

El pelinegro asintió y llevó su vista hacia el agarre de Namjoon en su mano, quemaba, pero no dolía. Más bien, era cálido.

Cómo había extrañado sentirlo. Sentir su piel sobre la suya. Sus ojos comenzaron a arder y sus piernas comenzaron a temblar, los recuerdos comenzaron a llegar.

¡Ay, los recuerdos! Aquellos que pueden llevarte al cielo y al mismísimo infierno a la vez.




Gulf caminaba a toda prisa en la primera planta, buscando cuál podría ser el lugar al que Mew haya llevado al niño patético. Sí, para él era patético. Al cruzar a un pasillo, devolvió de inmediato sus pies junto a todo su cuerpo de forma brusca hacia atrás, Mew y Cheong-sang estaban de pie a tan solo unos pasos.

—¿Que estás a punto de casarte? — Mew asintió.  —¿Por qué? Tu padre ni siquiera me dijo nada, te esperé, Mew. Y sé que no me lo pediste, pero creí que volverías a más tardar en una semana. Ya han pasado dos meses. Viajé aquí para encontrarte porque te extrañaba, ¡Y TÚ ME DICES QUE VAS A CASARTE!

—Lo sé, Cheong-sang, lo lamento tanto. Te lo juro que no estaba en mis planes, supe del compromiso hasta que estaba a punto de aterrizar en Bangkok.

—Siempre he respetado al señor Suppasit, y aunque ya me contaste todo lo que sucedió y el por qué el debe el favor, me parece estúpido que quiera casarte con un completo desconocido, él sabía q-q--

—No, Cheong-sang, no sabía nada. Nadie sabía nada. Yo nunca se lo dije a nadie...

—¿Q-qué?...

—Estaba luchando conmigo mismo para poder correr el riesgo, con mis emociones y mis sentimientos, te dije que... no podía, que me llevaría trabajo y ahora es incluso más--

—¿Más qué?... — El gesto de Cheong-sang le dió a entender que por fin había aclarado las cosas y la situación —¿Es él, no? Tu pasado, ¿tu prometido tiene algo que ver con tu pasado?

—Él es... mi pasado.

Aquellas palabras dolieron tan profundamente en el corazón de Gulf. ¿Su pasado? ¿Realmente ya no podía ser el presente y el futuro de Mew?

—Pues no parece que sea tu pasado, ¡es ese idiota quien te lastimó tanto como para que tuvieras temor de tan solo sentir atracción por alguien más! ¡El idiota que te dejó herido, Mew!

—Detente, por favor. Lo lamento mucho, ¿si? Yo no quise lastimarte, no quise... sé que fue mi culpa por darte esperanzas y-y... yo no esperaba esto...

No llores —susurró Gulf, apretando sus manos en un necesitado y desesperado deseo por ir a abrazar al menor.

—¡No, no, no! No llores. Está bien, podemos salir de esto —Mew nego—, podemos hablar con tu padre sobre lo nuestro y-y... — Cheong-sang comenzó a llorar también.

Él sabía que ni siquiera llegaron a ser algo.

—No puedo... —dijo Mew, entre su llanto —lo siento tanto, pero yo... yo... — Cheong-sang cerró sus ojos y negó

—¿Tú aún lo?... —Su voz se cortó entre su llanto.

Mew asintió.

Gulf sintió su alma volver a su cuerpo y a su corazón danzar en su interior. Quería gritar, gritar tan alto como sus pulmones y su garganta se lo permitieran, pero no podía hacerlo, al menos no ahora.

—Sí, aún lo amo —respondió Mew.
Haciendo que las manos de Cheong-sang cayeran a sus costados, pero así mismo, que las esperanzas de Gulf se elevaran hasta el cielo.

Pues la vida es así, la derrota de algunos es la victoria de otros. Y la alegre sonrisa de algunos, es el triste llanto de otros.

_____________________________________________

¡Hello! ¡Volví!
Por fin conocemos el contexto detrás
del chico misterioso y el por qué del
beso.

¿Ustedes qué opinan al respecto?
¿Cómo creen que fluirán las cosas a
partir de ahora?

Yo no sé ustedes, pero, I'm, so excited.

En el otro capítulo prometo meterle
nitro haha, para poder salir con los días y la boda ya de ya.

Recuerden que también estan mis
otras historias: Memorias del Alhambra y
Lecciones prohibidas.
Espero también tenerlos por allá.

Déjenme sus comentarios al respecto y
sus estrellitas también, ¿por qué no?

#memetime porque sí 😌🤭


Este último me pasa seguido haha. Pero yo no puedo vivir sin sus comentarios, así que comenten mucho.🤭

La muerte de un lector:

😂😂😂

Hoy sí, ya me voy hahah

Nos leemos a la próxima

Besos

•────• J. Suppasit✧

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top