CAÍDO
Al inicio de todo cuando solo dios y sus ángeles habitaban la bóveda celeste, uno de sus hijos, el favorito se reveló contra él, y no tuvo más remedio que desterrarlo del cielo, mandandolo al abismo, ahí donde la luz del firmamento no alcanzaba, ese lugar que estaba destinado para castigar a sus nuevas creaciones, le arrebató sus brillantes alas de un inmaculado brillo blanco y las sustituyó por unas enormes alas negras acompañadas por un par de cuernos que eran la señal de su traición, Lucifer pasó de ser el ángel favorito a ser el ángel caído en desgracia.
Con su partida al ahora llamado Inframundo y condenado a reinar a todas las almas atormentadas y corrompidas, el cielo necesitaba un nuevo dador de luz y utilizando su inexorable poder creó al más pequeño de sus ángeles, un hermoso ser que sería el encargado de dar todo el amor al mundo, y llenaría de luz el celestial. Anael se podría decir que era la contraparte del rey del infierno.
“Ellos jamás se conocerán” pensó Dios, pero lo que él juró que nunca pasaría, sucedería mil eones después y sucederían cosas que cambiarían la percepción de lo bueno y lo malo, el amor y la lujuria.
Y es que quien dice que el diablo no puede enamorarse y un ángel no puede caer ante la pasión y la lujuria.
Miles de eones pasaron después de eso, ahora Jungkook como se hace llamar en la tierra disfruta de su labor, condenado almas al dolor eterno, ser aquel ser temido venerado por igual en la tierra, pero últimamente su existencia se siente vacía, el sexo ya no lo complace, no con demonios, ni con mortales.
Molesto y cansado de esa situación, vagaba por las calles de una de las muchas ciudades de la tierra, no sabía cuál exactamente solo sabía que era del continente asiático. Tan perdido estaba en sus pensamientos que no se percató de la pequeña figura que corría de frente a él y que no pudo frenar a tiempo estampandose contra su cuerpo.
—Oh, lo siento —dijo el joven desde el suelo al que había caído por el impacto.
—Yo lo siento más, te tire al suelo pequeño —respondió mientras extendía su mano.
Era raro que el diablo se comportará tan amable pero al ver al jovencito frente a él, algo despertó una necesidad de tomarlo y no dejarlo ir, no entendió qué era eso, pero le dió esa emoción que creía perdida.
El chico tomó su mano y se puso de pie sin soltarle, mientras sus bellos ojos pasaban de la tranquilidad a la euforia, sus pupilas se dilataron y el brillo de Asmodeo apareció en ellos. Jungkook sonrió ladino al percatarse del efecto que causó en él.
—¿Cual es tu nombre pequeño?
—Ji… Jimin señor.
—Tan bello el nombre, como su portador. Y dime Jimin ¿A dónde corrías con tanta prisa?
—Yo… —el chico bajó la cabeza —huia de uno de mis hermanos, que quería obligarme a volver a casa.
—Ya veo, entonces ven yo te ayudo a esconderte.
Jimin alzó la cabeza y le sonrió haciendo que sus bellos ojos quedarán reducidos a dos finas líneas que hicieron que su humano corazón saltará de emoción. Frunció el ceño ante esa sensación pero la ignoró, volvió a tomar la mano del chico y lo guío hasta el flamante automóvil último modelo de color negro que había invocado para pasar por un humano más, lo ayudo a entrar y lo llevo hasta el lugar que utilizaba como casa cuando estaba en la tierra.
El lujoso departamento maravillo a Jimin, que observaba todo con curiosidad, desde el piso de baldosas blanca y pulidas, hasta las paredes de tonos grises, muebles de color ebano, unas escaleras en un costado que eran tipo cristal, el departamento gritaba riqueza y poder.
—¿Quieres algo de tomar? —preguntó Jungkook mientras se servía un trago de whisky.
—Agua por favor.
—¿Agua? ¿No bebés alcohol?
—No, mis hermanos no me lo permiten.
—Ya veo, por lo visto tus hermanos no te dejan hacer muchas cosas. ¿Me preguntó si tampoco te han permitido conocer la pasión y la lujuria?
—Yo… no… ellos… dicen que eso es malo, que es algo que condena a la humanidad.
Jungkook sonrió con sorna, los hermanos del chico debían de ser de esos que se llamaban católicos extremistas, y si eso era el pequeño Jimin debía de ser virgen. Relamió sus labios, con deseo, hacía muchos años que no pervertida a un virgen.
—No es malo, al contrario Jimin, la pasión es otra forma de amar, de amar con tu cuerpo.
—¿De verdad?
—Así es, si quieres yo puedo mostrarte.
—¿Tú me amas? —preguntó con inocencia el chico.
—Lo hago pequeño —respondió el rey de las tinieblas mientras se acercaba a él y lo tomaba de su pequeña cintura.
El pequeño cuerpo de Jimin se amoldaba a la perfección en sus manos, él era más alto por lo que el chico tenía que levantar su cabeza para poder mirarlo a los ojos, unos ojos que ahora destellan con las llamas de deseo bullendo en su interior. Con cuidado de no asustarlo, comenzó a acariciar primero su rostro, recorriendo sus gruesos labios con las yemas de sus dedos, imaginando lo preciso que se vería con su boca llena por su polla, mientras el chico lamía y chupaba su extensión.
Jimin cerró sus ojos ante las sensaciones que comenzaba a sentir, su cuerpo se sentía extraño y un cosquilleo comenzó en su vientre cuando siento los tibios labios del hombre sobre los suyos, suspiro pesadamente cuando el beso se hizo más demandante, abrió su boca buscando aire, acción que fue aprovechada por Jungkook que insertó su lengua en la cavidad y comenzó a jugar con la inexperta boca del chico que se deshacía en jadeos.
Jimin muchas veces había visto esa misma acción entre los humanos y siempre sintió curiosidad sobre lo que sentía al hacer eso, y ahora entendía porque les gustaba tanto juntar sus bocas y cuerpos, era increíble lo mucho que le gustaba que el pelinegro lo estuviera besando, cuando sintió las enormes manos directamente en su piel sintió escalofríos y se tensó un poco.
Jungkook al notarlo se separó de sus labios con pesar y se acercó a su oído para hablarle en un susurró erótico, tranquilizandolo y haciendolo sentir seguro de lo que estaba haciendo, poco a poco fue despojando al rubio de sus prendas revelando un perfecto cuerpo delgado y definido, sus pezones de un rosa divino se encontraban erectos y duros, sin dudar llevo su lengua hasta esos pequeños botones y los chupo causando un choque de placer y confusión en Jimin.
El rubio no daba crédito a lo que sucedía pero lo encantaba, no entendía porque sus hermanos reprobaban ese comportamiento cuando se sentía tan bien, cuando las expertas manos tocaron su centro que se encontraba erecto y goteante una nueva descarga de placer lo atravesó.
—Aaahhh… Jun… Jungkook se siente tan bien.
—Que bueno que te guste pequeño. Quiero que tú también me toques así como lo hago yo, también me quiero sentir bien —ordenó.
Con temblor en su mano Jimin imitó las acciones del mayor después de abrir sus pantalones, sus ojos se abrieron con sorpresa al ver el miembro de Jungkook, era enorme, mucho más largo y grueso que el suyo, con la cabeza de un rojo brillante gracias al loquito que brotaba, pensó de inmediato que no podría abarcarlo por completo con sus pequeñas manos, pero aún así hizo lo que le había pedido.
Con torpeza movía su mano de arriba hacia abajo tratando de cubrir por completo la enorme extensión, gruñidos guturales escapaban de la garganta del pelinegro y por algún motivo lo hacían saber que lo estaba haciendo bien. Jungkook volvió a susurrar en su oído.
—Voy a enseñarte otra cosa, pero quiero que te mantengas relajado así como ahora, vas a sentir extraño al principio pero después te va a gustar, lo prometo.
Jimin asintió, Jugnkook le puso dos dedos frente a su boca y le ordenó que los chupara y eso hizo, la habilidad natural del chico para lamer le hizo saber que cuando fuera el momento de follarle su boquita lo haría de maravilla. Cuando los dedos estuvieron empapados por la saliva de Jimin lo saco y los sustituyó por su boca en un beso más demandante y salvaje mientras llevaba su mano entre las redondas nalgas del chico, con cuidado tanteo primero la entrada de su virginal agujero.
Al sentir eso Jimin dió un pequeño brinco por la sorpresa, pero Jungkook volvió a hablarle diciéndole que se relajara.
—Aaahh… me duele… aaahh… —grito cuando el primer dedo fue ingresado.
—Relájate pronto pasará, después me pedirás más.
Jimin gemía cada que Jungkook metía y sacaba el dedo, y cuando un dígito mas fue agregado la sensación se incrementó, los dedos se abrían en su interior, su cuerpo se sentía cada vez más caliente por toda la estimulación recibida, su boca no dejaba de ser besada mientras su miembro seguía preso entre la mano del pelinegro al tiempo que sus dedos tocaban su interior y de pronto un golpe directo en su interior le causó un grito de placer que se catapultó a su miembro haciendo que liberará espeso líquido blanco en la mano de Jungkook.
—Aaahhh… oh dios… aaaahhhh…
—Que rico gimes precioso, me encanto, pero ahora voy yo.
Con cuidado lo acostó sobre el sillón y levantó sus piernas abriéndolas en el proceso, Jimin se sentía avergonzado de que Jungkook, lo estuviera viendo así, y cuando esté acomodó su miembro en su rosada entrada se sobresalto.
—Tranquilo pequeño, te va a gustar.
—Pero es muy grande, no entrará.
—Lo hará, tu cuerpo fue hecho para recibirme en su interior.
La enorme cabeza comenzó a abrirse paso, Jimin grito por el dolor de la intromisión, lágrimas comenzaron a salir de sus bellos ojos, mientras Jungkook gruñía por el placer de sentir su polla siendo apretada por las paredes vírgenes del rubio.
—Oohhh… bebé te sientes delicioso.
—Aaahh… me duele…
—Ya falta poco precioso, ya casi está todo dentro — dijo al tiempo que daba un último empuje y se enterró por completo en él.
Se esperó un momento a qué el chico se acostumbrara, repartiendo suaves besos sobre su níveo rostro limpiando sus lágrimas, y al probarlas se asombró, sabían a ambrosía, el néctar que le fue negado desde la expulsión, levantó su rostro para contemplar una vez más a Jimin que tenía los ojos cerrados y su bella boca semi abierta y vio algo que antes no había notado.
—No puede ser cierto —dijo más para sí que para Jimin —¿Cual es tu nombre? —pregunto de nuevo como si no lo supiera.
—Ji… Jimin —habló entrecortado.
Jungkook frunció el ceño, y comenzó a moverse de adentro hacia afuera, mientras con sus manos sostenía las piernas abiertas del chico, primero con embestidas lentas y suaves, Jimin comenzaba a disfrutar del acto, el dolor había sido sustituido por algo más, algo que lo estaba volviendo loco.
Jungkook saco su miembro casi por completo, movió el frágil cuerpo poniéndolo de lado, subió una de sus piernas a su hombro y el apoyó su rodilla sobre el sillón mientras volvía a enterrarse en el chico, que gimió con mayor intensidad, pues esa posición hacía más profunda la penetración, comenzó a golpear con más fuerza en su interior, rotando las caderas buscando tocar ese punto que lo haría explotar.
Sus pieles sudorosas producían un sonido obsceno que junto a sus gemidos era el único ruido que había en la habitación. Un par de estocadas más Jimin grito de placer cuando su próstata fue golpeaba por la punta del miembro que lo apuñalaba.
—Aaahhh… así… ahí… más… aaahhh…
—Bien lo encontramos —dijo Jungkook con su voz más ronca por la excitación, mientras aumentaba la velocidad de las embestidas.
Cambio la posición dejando a Jimin casi doblado por la mitad, mientras veía como su polla era tragada por ese delicioso agujero, las penetraciones se hicieron salvajes, Jimin casi gritaba del placer, su vientre comenzó a doler y su agujero a apretar cada vez más el miembro de Jungkook, tanto que juraba se lo iba a arrancar. Un par de estocadas más y Jimin se liberó manchando su abdomen y lanzando a Jungkook a su propia liberación.
Y ahí sucedió algo que ningún demonio o celestial podía imaginar. El cielo se tiñó de rojo y el fuego del infierno se congeló, mientras las almas del rey del infierno y del ángel favorito de dios se fundían en una sola.
Una unión que nadie esperaba y que tampoco querían. En todas las puntas del mundo todos los ángeles y demonios sintieron el cambio, Dios gritó en furia, su más preciado tesoro había sido corrompido por Satán, Dios había perdido un ángel más, pero el diablo había ganado a su rey.
Jimin abrió los ojos que ya no eran de color marrón claro ahora eran azul brillante y los ojos negros de Jungkook ahora eran de un rojo intenso.
—¿Lucifer? —preguntó con voz suave el ángel.
—¿Anael? — preguntó por respuesta el diablo.
Y ahí perdidos en las miradas del otro, el diablo se enamoró de un ángel y el ángel se consumió por la lujuria de Lucifer.
FIN.
Pequeño shot creado en un momento de inspiración, ya tenía ganas de crear algo así, espero que les guste.
Nos leemos bellezas...
Besitos pecadores 😈😘😈😘
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