• 13 de octubre, 21:00 PM •

Me apresure a ir a mirar por la ventana para saber si era el motor del coche de Jimin el que estaba escuchando. Mis oídos estaban en lo cierto, cerré rápidamente las cortinas para que él no se diera cuenta de que lo estaba viendo, no quiero arruinar la sorpresa que le tengo preparada.

Caminé rápido hacia la cama, me quite la bata de ceda que tenía puesta y me acosté en el centro, respirando profundamente para calmar mis nervios.

— Espero que te guste, mi amor...

Con Jimin:

El portón eléctrico de mi casa ya se había abierto para que pudiera entrar en el estacionamiento. Los motores de mi coche se han apagado y mis pies se preparan para bajar. Unos pocos metros de caminata ya estaba entrando en mi hogar, al hacerlo, me sorprendí al ver que las luces estaban apagadas pero habían velas encendidas por todas partes y pétalos de rosas regados por el camino, indicándome que debo subir a mí habitación.

— ¡Amor, ya llegué! ¿Dónde estás?

— ¡Arriba, ven! ¡Te está esperando tu sorpresa!

Reí ligeramente y comencé a poner rumbo hacia la voz de mi chica. Después de unos momentos, ya me encontraba a unos pocos centímetros de la puerta del dormitorio, al borrarlos de mi camino y entrar en el lugar, mis ojos se desviaron al instante hacia la cama...

— ¡Feliz cumpleaños, mí amor! ¿Estás listo para disfrutar de tu regalo?

— Dana...

Mi chica estaba completamente desnuda, acostada sobre más pétalos de rosas, resaltando su hermoso cuerpo, que me volvía loco. Al saludarme, de manera traviesa, abrió las piernas para darme la indirecta de que me estaba esperando.

— ¿Alguien está muy traviesa o es cosa mía?

Le pregunté con una sonrisa coqueta, mientras comenzaba a quitarme la ropa.

— Mmm... Por ti, siempre sería traviesa, mí príncipe. ¿Te gusta uno de tus regalos de cumpleaños?

— Me encanta, pero, ¿no debería estar envuelto?

— Sí, pero no encontré un conjunto de lencería que me gustará para esta ocasión...

— Mmm... Tendré que comprarte más conjuntos, ¿no?

— Me parece bien. Pero ya no hablemos más, ven acá.

Dana comenzó a gatear por la cama hasta llegar al borde, me tomó de la mano e hizo que yo también me subiera y me condujo hasta quedar sentado en el centro, apoyando mi espalda y cabeza sobre el respaldo de la misma. Ella se sentó encima de mí, comenzó a besarme mientras movía sus caderas para empezar a frotarnos.

Los gemidos no tardaron en hacerse presente dentro de nuestros besos, Dana quito una de sus manos de mi pecho y la llevo hacia atrás, ayudándose para estar completamente conectados. Sus caderas empezaron a moverse lentamente de arriba hacia abajo y en círculos.

La abrace sin dejar de besarnos, quiero que toda ella choque, se deslice junto a mí mientras nos movemos. Mis labios bajaron a su cuello y de allí a sus pechos, quiero lamer y chupar todo su cuerpo. Con un movimiento rápido, nos giré, dejándome arriba. Dana enganchó sus piernas alrededor de mi cintura y sus uñas se aferraron a mi espalda mientras comencé a moverme lenta y sensualmente para ver sus hermosas expresiones que son solamente para mí.

— Te amo, Jimin...

— Te amo, Dana...

Nuestros labios volvieron a juntarse en puro deseo y pasión. Nunca me voy a cansar de hacer el amor con esta hermosa mujer, que me robó el corazón y solo le pertence a ella.