Maldita sea. ¿Acaso no es consciente de lo que provoca en mí? ¿O al menos de lo que hace? Maldita sea, Kai. Si sigues haciendo eso no me contendré y te estamparé contra la mesa.

Quería ocultar la erección que me cargaba ahora por culpa del pelinegro frente a mí.

Sin que él lo note jalé mi playera cubriendo mi entrepierna.

Mordí mi labio inferior fuertemente, tenía muchas ganas de bajarme la cremallera y hacerme una paja aquí frente a él, mi miembro necesitaba atención gracias a que HueningKai seguía haciendo esos ruiditos de mierda con la boca.

Pero solo debo seguir fingiendo concentración en este libro del cual no tengo ni idea qué tiene escrito.

Miré disimuladamente hacia él, ya había acabado de comerse la maldita fruta.

—¿Ya empezamos con el trabajo, Hyunnie?

Esa mirada. Esa mirada que pretendía inocencia solo causaba una corriente eléctrica en mi cuerpo y ay no, mi erección.

—S-sí, pero primero iré al baño un rato.

Cubrí con mis manos mi entrepierna esperando que él no lo notara, corrí al baño y bajé mi cremallera para mojar mi pene con un poco de agua fría.

Espero y HueningKai no se haya dado cuenta. Y espero que no esté haciendo este espectáculo a propósito, porque no creo seguir siendo capaz de aguantar las ganas que tengo de follármelo.

¡Gracias por leer!
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