Una de esas tantas salidas provocó que al día siguiente hubieran unas extrañas personas en la puerta. Venían del servicio de menores por una denuncia anónima de "un menor desaliñado vagando solo por las calles en vez de estar en la escuela."

Y ese mismo día descubrí que mi progenitor tenía una capacidad enorme para engañar. Logró convencer a los adultos de que él temía un trabajo mal pagado, de que su mujer le había sido infiel y lo abandonó dejandole a su pequeño hijo, y que el niño se volvió retraído desde ese entonces y se negaba a hablar.

Y yo desde la habitación asustado escuchando todo. Y cuando se fueron recibí la que fue posiblemente la peor golpiza de mi vida. De tan solo recordarlo me duele el cuerpo, como si la sensación de terror y dolor aún quedará guardada entre lo más profundo de mi.

Volviendo al tema, a pesar de que los engañó bastante bien eso no evito que el tema de la escuela fuese sospechoso, así que a los días termine inscrito en una y asistiendo.

Pero claro, era difícil ir cuando yo tenía miedo a resaltar.

Mis problemas antes de la escuela eran simples: padre. Eso era lo único que me preocupaba, pues había encontrado soluciones al hambre y al aburrimiento. En la escuela, todo era peor.

Tenía miedo a que descubrieran mis heridas, tenía miedo a que se burlaran de mí, tenía miedo a quedarme solo pero era demasiado cobarde como para acercarme a otros niños, y tenía miedo de que se involucraran en mi vida y consiguiera otra golpiza más.

Mis intentos de no destacar terminaban haciéndome resaltar más.

¿Por qué no tan solo me ignoraban como yo hacía con ellos?