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Navidad, una fiesta muy singular.
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【Ⅰ】

17 de Diciembre del 2008, Tel Aviv-Israel, 17:45 pm.:

Oh que tiempos son los de ahora, un espacio de tranquilidad entre tanta guerra consecuente y la que se va gestando tras sus espaldas, esperando pronto estallar en una controversial guerra que pondría a muchos en su contra. Solo aquellos que mencionaron ser sus amigos resaltarían de los falsos que la juzgarían sin antes preguntar e informarse de lo sucedido.

Una premonición anticipada a los hechos eso es lo que es el pequeño párrafo anterior.

Una noche pintada de fulgurantes estrellas donde la luna se muestra a la mitad de su esplendor se halla tomando el té con América. Llegaba a ser ya un mes desde su estadía en su hogar y/o tierras. Mientras sirve nuevamente el te dentro la cocina, observa por la ventana a la hermosa luna. Un brillo casi plateado rodea su rostro mientras suspira con la mirada pérdida en el cielo, buscando una respuesta, atrapada por una cuestión que solo quien la observa desde aquel páramo puede descifrar. Lo busca en las estrellas, pretende que lo ve en una de ellas...siente que es la más brillante de todas aquel dueño de su corazón que empieza a olvidarlo.

América había estado emocionado estos días, nervioso por la idea que circula en su mente frente a una posible pero no lejana respuesta negativa se halla entre un debate. Decirle o no, invitarla o simplemente comentarle sobre la celebración. Suspiraba de forma disimulada mientras bebía el té que le sirvió su anfitriona. Se armaba de valor pese a lo nervioso que lo ponía la presencia femenina a la cual protege.

—Esta muy bueno el té. —halago mientras sorbía un poco mas del mismo. Sonrió al ver la tierna sonrisa tímida de quien se sentó justo a su lado.—Sabes...dentro de algunos días sera Christmas...y bueno yo pensé si podrías celebrarlo con nosotros?.

—nosotros?.—intrigada por lo que significaría Christmas formulo aquella pregunta. De hecho había escuchado de la misma pero nunca había asistido a una.

—Yes, Canadá, yo, México y algunos más. —respondio tranquilo observando la curiosidad presente en la mirada de la fémina.—Que dices, aceptas?.

—Claro! Cuando sera esa fiesta?.—sonaba alegre y entusiasmada. Podría aquella sonrisa en su rostro ser un imán para la conquista o simplemente era tan sencilla y tierna que a muchos los enternecida y conmovía en profundidad.(?).

—sera dentro de 8 días, exactamente el 25 de diciembre.

Ella lo pensó nuevamente, aunque su respuesta fue precipitada ante la respuesta que obtenía debía decidirse en si retractarse o asistir olvidando su costumbre tan solo un día. El Januca era importante en su cultura, era una forma de recordar las tradiciones ancestrales de su más antiguo ancestro. Historias y juegos, dulces y algunas bebidas, la meticulosa y sacra  celebración del Januca no podía posponerse pero, había la necesidad de experimentar algo nuevo, algo que en las ciudades de cada uno de sus "hijos" se celebraba. Quería pero a la vez se sentía atrapada por su tradición... Quería experimentar aquella celebración. Algo nuevo e inusual que hasta el momento jamas había hecho.

Vendras ¿verdad?.—una mirada fija y casi suplicante observan con quietud a la fémina quien asiente con su característica sonrisa. Una que nadie ni siquiera el se cansaría de admirar.—Perfect! Te estaremos esperando Israel!.

El simple roce de sus miradas es algo inquietante, desde el instante en que sus manos entraron en contacto todo en ellos había cambiado, síntomas de algo espectacular empezaban a padecer. Una hermosa flor nace dentro de ellos, una misma que empieza a crecer conforme se van acercando cada vez más. Conociéndose; admirando cada faceta de su misma personalidad, los sentimientos y emociones que los mueven, apreciándose; queriendo estar más cerca uno del otro, queriendo compartir más tiempo de forma personal sin tener una obligación por delante. Pero, que los detenía? Había algo más entre ambos que les impedía acercarse y tomarse de las manos, tal vez robarle un beso o regalarle algo más que simples abrazos. Recuerdos que nunca se van, quedan ahí como murallas que ninguno quiere derribar. Uno guarda en su corazón el recuerdo de una experiencia pasada mientras que otro mantiene vivo un amor que empieza a apagarse de forma lenta y pacifica. No se forzaban, se tomaban el tiempo que fuese necesario. Después de todo aun quería que permaneciera la amistad antes de tomar otro rumbo.

❁❁❁❁

Jerusalén, 19:25pm.

La soledad de su amplia habitación había despertado recuerdos del pasado nuevamente. Siendo esto más recurrente a tomado la drástica decisión de acabar con los mismos. Atormentado por los escenarios que trae consigo  los mismos decidió quemarlos. En una cubeta de hierro dentro de su habitación ha botado todo lo que le recuerda aquella tragedia que lo llevo a donde se halla ahora.

Una historia que permanece en su memoria sin haber sido transmitida a alguien más, una verdad escondida en aquel relato es algo que no logra encontrar por más que se lo recuerde cada tres meses para evitar olvidarlo. No quería matarlo por completo, no cuando ya no existe pero aun vive dentro de su mente.

Fragmentos de algunos escritos en latín, retratos hechos con puntas de carbón y plumas con tinta oscura son lanzados conjuntamente con aquel retazo que con anterioridad había sostenido en sus manos. Indumentarias que le pertenecieron a quien en vida fue un Reino yacen frente a un voraz fuego que va consumiendo cada recuerdo, sus fauces ardientes consumen sin medida todo lo existente en aquella cubeta. Quiso borrar sus recuerdos haciendo algo que no fue más que un simple error. No podía, el recuerdo esta presente en su mente.

—¡Porque!,¡Porque a mí Allah!.—vocifera impotente mientras sostiene entre sus manos aquel rosario justo sobre el fuego.

Aquel naranja brillante ilumina aquel crucifijo de oro que cuelga de las perlas negras, una tentación de acabar con el ultimo recuerdo que le queda de quien llamo padre, tal vez el ultimo legado que dejo en sus manos y que estaba dispuesto a borrar para librarse del tormento del recuerdo. Sus ojos empiezan a cristalizarse mientras sus labios quedan en una linea recta y sellada, carente de emoción alguna muestra su rostro mientras su alma se halla en un dolor que vive cada vez que ve lo que tiene entre sus manos.

Cuan decepcionado de él estaría aquel hombre, como su mirada decepcionada seria un puñal difícil de sacar de su corazón. La reprobación en su mirada, la decepción en su voz o la simple evasión ante su apenada mirada seria difícil de lidiar. Lo estaria juzgando ahora, tal vez condenando su alma o simplemente negando a darle su perdón.

Arrepentido intenta apagar aquellas llamas que empiezan a consumir lo poco que queda, apenas un retazo de lo que fue su manto real queda en la cubeta, cubierto de cenizas y aun manchado de sangre queda entre sus manos que lo aprecian y guardan en una pequeña caja que ha tomado de uno de los cajones de su mesita de noche. Arrepentimiento y sosiego, necedad y culpa, nostalgia...miedo...

Emociones que no se manifiestan a flor de piel pero que si están presentes en su actuar y en su mirar. Arrepentido por lo que ha hecho...

Allah...ayudame.—suplica de rodillas a los cielos. El rocío del lamento esta presente en sus mejillas mientras presiona sus labios intentando acallar sus emociones.

Después de todo, lo peor aun no ha sucedido... Solo cuando aquello sucediese seria capaz de acercarse a quien tanto cuido. Acercarse a Israel, acercarse a su hermana.

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