Un Día Excepcional y muy Peculiar.
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Una ardua jornada en que la gente del lugar había recolectado los racimos para convertirlos en vinos y exportarlos a las ciudades. Fue difícil trabajar sin comodidades a las cuales puede estar acostumbrado, pero, en tan escaso tiempo frente a la imagen del imponente sol se había acostumbrado siquiera un poquito al trabajo de la agricultura.

Había escuchado de los rumores entre los latinos que ella solía ser alegre siempre y cuando el tiempo y su estado de animo fuese positivo. Una faceta que había salido a la luz cuando ella había visitado a Brasil por un asunto diplomático y que ahora de convertía en un rumor que muy pocos podían ver como verídico.

Este día, cuando el ocaso pinta el hermoso cielo azul lo presenciaría de una forma en que ninguno de sus compañeros lo había hecho.

Todos depositan las canastas rebosantes de uvas alrededor formando un enorme circulo en el cual todos empiezan a juntarse, invitado por los demás trabajadores es sometido a su embriagante felicidad. Una melodía suena por los alrededores, melodías procedentes de algunas flautas, pequeños tambores y algunos violines acompañados de aplausos y algunos tarareos.

Sentado fuera del circulo en compañia de los músicos observa como todos se acercan a las féminas y las invitan al centro de aquel círculo. La curiosidad puede con el teniendo la mirada fija en su actuar. Las invitaban a bailar al compás de los aplausos generados por los demás trabajadores.

Una sonata alegre y divertida, cada uno pasan por los brazos ajenos manteniendo una sonrisa alegre en sus rostros, pareciera que el cansancio no existiera porque sus movimientos son muy enérgicos. La melodía va haciéndose cada vez más y más frenética mientras divisa que uno de los trabajadores la había sacado a bailar a ella.

Israel lucia una hermosa y radiante sonrisa en sus labios mientras movía la falda de su vestido con elegancia mientras pasaba de brazo en brazo hasta quedar en medio de todos ellos. Aplausos sobre sus cabezas y risas decoran el escenario por doquier mientras el va involucrándose en la escena. Sus aplausos casi decaídos por lo extraño que resultaba frente a sus ojos llamaban la atención de las otras féminas que lo sacaron a bailar.

Aunque no supiera de que baile se tratara hizo el intento de seguirles el paso, pasos tan fáciles eran a la vez difíciles de crear si no se sometía a la felicidad del regocijo. Pasos en exceso lo llevan tambaleante hasta la presencia de Israel, un choque de espaldas que crea un cruce de miradas encontrándose nerviosos y alegres.

No hay palabras que salgan de sus bocas ni ideas que se formulen en sus cabezas. Ella simplemente emitió una risa pequeña y nerviosa manteniendo aun su sonrisa mientras que él quedo perplejo y nervioso. El azul de sus ojos proyectaban a su cerebro una imagen glorificada de Israel, una mujer trabajadora y que se mezclaba con el pueblo que la hace única. Por parte de ella hay una chispa en su mirada que lo proyecta como un buen hombre y no como el monstruo que algunos creen que es. Por lo menos a su parecer era casi idéntico a Reino...

Ella toma su mano y la lleva a su cintura mientras con la otra lo guía en pasos tan básicos que lo ayudan a seguirla. Podría el cruce de sus miradas atentas y fijas demostrar el verdadero sentimiento existente en sus corazones, proyectados en la forma en que se miran y sonríen cada vez que sienten como algo dentro de ellos va cambiando...va transformándose en algo más de lo que creen...(?).

Separados de aquel agarre sus manos se entrelazan un efímero instante hasta que es roto para generar aplausos sobre sus cabezas, cruzándose de vez en cuando mientras más gente se va acoplando a su celebración culmina con todos cansados pero felices cuando el ocaso cae completamente en el horizonte.

Hay felicidad en sus rostros mientras que la musica cesa dejando en un solo a los que llevan un arpa en sus manos. Todo resulta maravilloso, aun cuando el agotamiento esta presente en sus ser se siente renovado y aun lleno de energía. Todos quedan viendo como el sol va desapareciendo en el horizonte, un momento oportuno para seguir observándola y analizar en su ser lo que siente.

La calidez del naranja resplandece sobre la bicolor piel de Israel, sus ojos no se despegan de lo que usualmente se vive ahí, acostumbrada a presenciar su despertar y su dormitar no supera el asombro que tuvo la primera vez que llego ahí. Era algo mágico creado por el grandísimo y embellecido por la naturaleza.

El sol brilla en sus ojos bicolores mientras cae con solemnidad dejando el camino libre a la noche. Un suspiro sale de sus labios mientras sostiene sus manos entrelazadas recordando a su difunto...alguien que sigue con ella a pesar de haber fallecido...alguien que prometió jamas dejarla sola...

—Todo fue asombroso...—comento mientras la miraba curioso, solemnidad en su voz como en su carácter sereno llamaban la atención de quien yacía perdida en el horizonte.

—Todos los días son cada vez mejores que los anteriores...—comento con alegría, la tranquilidad en que se hallaba su alma era un logro que jamas pensó lograr.

Él sonrió mientras se disponía a ponerse sus características gafas oscuras hasta que la volvió a escuchar.

—¿Por que cubres tu mirada con esas gafas?.—la curiosidad había podido con ella mientras lo miraba atenta.

—Estas?.

—Si, porque lo haces?.

Hubo un corto silencio que decoró el viento, una brisa que lleva algunas hojas y suspiros de quienes han añorado ya sea un amor o una condición. Tal vez recuerdos que vuelan o perfumes de un pasado que muy pocos sueltan.

Había algo en el ambiente que los confortaba de una forma extraña...un no se que, había algo mas que una simple brisa...había sueños y esperanzas de un futuro mejor, el anhelo de que las cosas cambien...el deseo de que los días siguientes fueran mejores que los anteriores. La esperanza de que algún día todo cambiaría para bien...

—No lo se, es una forma de sobresalir de los demás...es mi forma de ser...—no había sentido en sus palabras porque ni el mismo sabia porque las usaba, lo sabia pero prefería no decirlo. Acorralado por su cuestión quedo en pronunciar escasos fragmentos de una idea sin terminar.—Es parte de mi personalidad...

Ella se acerco curiosa y tomo de sus manos aquellas gafas poniéndoselas sobre su cabeza mientras que procedía a acomodarle el cabello sedoso que poseía con sus dedos de una forma amigable.

—Te vez mejor así, todos deberían ver el hermoso azul que llevas en los ojos... —habia sinceridad en su voz como nostalgia. Sus dedos peinaban la cabellera ajena mientras divagaba en su caótico mar azul.— un bello color azul.

Él la abrazo de forma cálida, un fuerte abrazo que demostraba su felicidad y su agradecimiento. Nadie le había dicho hasta el momento que el azul de sus ojos era hermoso, nadie se había atrevido siquiera a preguntarle el porque su uso constante de gafas oscuras...nadie había peinado con cuidado y ternura su cabellera sedosa bicolor. A nadie había permitido que le hicieran aquellas cosas hasta ahora, ella se lo había ganado...ella era diferente...era especial.

Era una amiga, tal vez una de sus mejores amigas a la cual veía como una hermana pequeña a la cual proteger, la extraña necesidad de protegerla de quien osara lastimarla siquiera...

Pronto se daría cuenta de lo que sentía, pronto sabría el porque de la extraña necesidad de sobre protegerla...

Pronto todo cambiaría.