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Inicio de la Guerra de la Independencia.(Nakba).
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15 de octubre de 1948-20 de julio de 1949
[ⅥⅠ]

❝La bendición de la gracia del señor logró darles una oportunidad de oro. La guerra llegaba a su fin y con ella se fortalecían las hostilidades.❞

Operacion Yoav, 15 de Octubre de 1948; Desierto de Néguev-Egipto.:

¿Cómo había llegado este día en el cual veía con miedo la hora de su muerte?¿Cómo el miedo y cobardía se había apoderado de su ser y ejercito frente a uno que hace poco llegaba a ser insignificante?. Fueron sus preguntas a la hora de marcharse dando un ultimo vistazo a las áridas arenas del Néguev, tal vez se lo merecía por haber violado la tregua existente que tenia con la hebrea.

¡Oh aquella dama! Cuan decepcionada estaría de él, cuan herida llegaría estar emocionalmente con su repentino actuar. Había hecho de todo para olvidarla hasta incluso intento odiarla, no podía, no cuando el se obligo a si mismo romper con ella. Sosteniendo aquella pistola entre sus manos la recuerda a perfección como si su encuentro fortuito hubiese sido ayer. Era bella, digna para ser su esposa, digna de portar una corona que ostentara aun más su belleza; Diferente era la definición para ella, gentil, risueña y dulce eran aspectos muy natos de su ser, su voz...su hermosa y dulce voz al decir su nombre es entre muchos el mejor de sus recuerdos, una pequeña y sencilla sonrisa nostálgica se dibuja en su rostro al recordarla y se borra al instante en que rememora aquel incidente, aquel en que ella acabo derrumbándose frente a sus ojos. Presencio algo que lo dejo helado y despertó su curiosidad.

—A quien viste en mí, quien te hizo tanto daño...—se preguntaba a si mismo intentando buscar respuesta alguna a aquella cuestión.

En su estado taciturno escucha como las pisadas de alguien se acercan a su estancia, son muchas y parecen desesperadas. Entre muchos entra un soldado que por la simple expresión de su rostro le da a conocer la noticia, lo que parecía ser utópico llegaba a ser realidad. Saliendo de su tienda de campaña observa entrecerrando los ojos a una figura femenina acercándose con un ejercito siendo este el de Israel. La seriedad se apodera de su ser de forma espeluznante al observar a un joven que resalta entre todos ellos siendo este la versión masculina de su amada.

—sayidi , yjb 'an tughadir ealaa alfawr , laqad 'uhatuu bina.(Señor, debe marcharse inmediatamente, nos han rodeado.).—le había comentado un joven soldado.

Se sentía nervioso y mirando con frialdad a aquel joven sintió levemente con la cabeza de forma positiva. La carente y casi muerta expresión que llevaba plasmado en el rostro era inquietante, no estaba preparado para algo semejante. Por mas que pudiese amarla no podía darse el lujo de retirarse como un cobarde del campo de batalla, entre el roce de balas que pasan cerca a su presencia huye del lugar con menos soldados de los que había llevado a la batalla.

Dando una mirada al campo de batalla mientras corre se detiene en la lejanía observando como aquel ejercito hebreo se apoderaba de aquella zona que estaba bajo su presencia, observando como cada uno de sus soldados caía por el impacto de una bala hebrea y viceversa. Emitiendo un ligero gruñido y mostrando clara molestia en el rostro vuelve a correr para salvar su vida.

Aquel 22 de octubre estando en sus tierras recibió un informe detallado que lo dejo anonadado, aquel insignificante ejercito del que con anterioridad había dispuesto Israel crecía, la marina israelí, una institución joven e inexperta había hundido el buque insignia denominado Amir Faruk.

Él, un descendiente del poderoso Imperio Egipcio, caía derrotado frente a una hebrea, frente a aquella mujer que con sus encantos lograron enloquecerlo a tal punto de sabotearse a si mismo para mantenerla aun con vida. Ella seguía viva gracias a su debilidad, a su falta de lealtad a la convicción e ideal que lo movieron a participar en esta guerra.

Barriendo con sus manos todo lo que había en su escritorio pasa las mismas por su rostro en señal de frustración, odiaba perder, lo odiaba aun más viniendo de una joven que hace poco estaba al borde de la muerte, que hasta hace muy poco había estado a punto de desaparecer como Estado de la faz de la tierra.

Maldecía en silencio amarla, maldecía sentirse débil frente a su presencia encantadora. La maldecía a ella por haberlo enamorado, por haberse metido muy dentro de su corazón hasta en punto en que sacarla seria una tarea casi imposible. Ella ahora pertenecía a su ser, le pertenecía aun cuando ella lo hubiese dejado de amar.

Aun cuando ella lo odiara.

24 de Octubre, Operación Hiram.:

La zona superior de Galilea era resguardado por la supervisión de Libano, el hermano de Siria.

Aquel hombre bicolor de hermosos orbes carmín divagaba en su mente en posibles situaciones que podrían desatarse, había escuchado que Israel había fortalecido su ejercito a tal punto de querer poner la balanza de su lado. Aquella tarde en donde el sol alcanzaba su grandeza observo casi aterrado como su ejercito junto con el ejercito árabe de liberación eran rebasados por las fuerzas de defensa israelíes, lo habían tomado casi por sorpresa.

Entre aquella batalla, mientras aun con el rifle en mano, disparando y retrocediendo al mismo tiempo en que veía como en ambos bandos habían bajas observo algo inusual que lo dejo horrorizado, pensó que era parte de algo espeluznante surgido en la guerra. Como podía ser posible que la hebrea indefensa se hubiese convertido en un hombre dispuesto a luchar hasta desfallecer por su valentía que ahora predisponía de asesinarlo en el campo de batalla, parecía aquel pensamiento algo ilógico pero a la vez cobraba veracidad. No se le había visto en una variedad de dias, no habían escuchado noticia de ella por parte de sus espías. No habían sabido de ella hasta que de pronto estaban haciendo frente a su poderoso ejercito ¿como podía ser posible que le estuviera temiendo cuando ella simplemente era débil y patética?. Aterrado pensando en que las fuerzas de la oscuridad trabajaban del lado de los hebreos por una medida desesperada de ganar es resguardado y sacado del campo de batalla. Era arriesgado dejarlo ahí, era arriesgado dejar a alguien tan importante desfallecer en aquella tierra a manos judías. No podían correr ese riesgo, no cuando su vida vale mas que las suyas.

Era cierto que el libanés era muy susceptible y tal vez pavoroso ante presentaciones que huyeran del contexto de lo que entiende, le tenéis miedo a aquello que no entendía, era como la parte más humana o miedosa de Siria, ambos tenían cierto parecido en los rasgos faciales solo que los de la fémina eran más delicados y finos que los suyos; un hombre joven lleno de vida y sueños, uno que mantenía en su mente el recuerdo e imagen de su madre. Alguien que estaba marcado con la muerte de la misma.

En silencio y con el pavor tomando posesión de su cuerpo huye, no por cobardía, al menos no en gran parte, sino por miedo. Por que aquello era lo mas sensato en vez de sacrificar su vida envano.

De cierto modo esta guerra, aquella que promete mucho parece ser una bagatela. De cierto modo fue obligado a participar por lo que no se obligaría a seguir luchando. No cuando herido de la pierna derecha apenas pudo salir de aquel lugar sin mas heridas de bala.

Aquel día todo tomaba un rumbo distinto al que se había vivido a inicios de la guerra. Ahora veía con temor como todo se iba en si contra.

22 de Diciembre, Operación Horev.:

Ahí, en el Néguev se abstenía a reconocer su derrota un obstinado reino, quería dejar de ser tan sentimental, quería de cierto modo recuperar lo perdido. Observando con desden desde la tienda de campaña sale con su ejercito para ir en contra de los israelíes que venían a desalojarlos del lugar. Un nuevo reencuentro con aquella entidad hasta ahora enigmática, parecía coincidencia de la vida aquel parecido que tenia con Israel, parecía una broma de la vida ver a Israel siendo hombre en su totalidad. En aquella región extendiéndose hasta la Franja de Gaza se habría una ardua batalla, el sonido de los disparos y el olor a la pólvora, la humareda que difilcutaba su visión y la presencia de la muerte eran entre muchas muestras dignas de la devatacuon que se generaba, era como  encarnizar la guerra misma atravez del escenario de la muerte pintada en un lienzo de inocentes que no merecían dicho final. Al menos no de aquel modo.

La operación de aquel escenario termino con su derrota a manos de los judios, debilitado por una herida en el hombro miro con enfado a quien se acercaba e hincaba con curiosidad frente a su presencia. Era aquel joven, aquel mismo que revelaba su verdadera identidad frente a sus ojos.

—Rindete y acepta tu derrota, cambia el rumbo de las cosas, acepta crear una tregua.—dijo seguro el judío mirándolo con inquietante seguridad y seriedad.

Egipto lo pensó, lo pensó escasamente dos minutos mientras se reía casi con desquicio hasta que se le vino a la mente la imagen de la mujer hebrea, la judía bicolor de los ojos extraños e hipnotizantes. Tal vez era su oportunidad, tal vez era momento de ponerse al margen de los problemas que pudiese tener la fémina con Palestina. Tal vez era momento de dejar de luchar, al fin y al cabo deja de tener las manos manchadas de sangre y cargar en su mente con la muerte de quien aun ama.

—Me rindo... Hablare con mi gobierno para que aceite hacer una tregua con Israel...—el dolor se manifestaba en sus palabras al igual que la incomodidad que esta reflejaba.

Aquel 7 de enero se iniciaba la tregua con Egipto, prometiendo el mismo cumplir con la misma siempre y cuando el las cumpliese como tal.

Otra victoria más, el odio en los integrantes aun vigente de la Coalición aumentaba aun más.

Entre el 5 y 10 de marzo se daba otra operación, la Operación Uvda y con ella el nombre de Israel resonaba en la mente de los árabes que precenciaban atónitos como aquel ejercito deficiente se había convertido en el más fuerte de los beligerantes, era el miedo quien hablaba por ellos en las derrotas, era el pavor quien se adueñaba de sus cuerpos al oro que sus ejércitos eran derrotados, era el odio visible en sus miradas cuando se vian derrotados aun cuando pudieron haber salido victoriosos.

Ese era el comienzo del fin y de la lucha por la prevalencencia de Israel en Palestina.

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