🌅ⅩⅨ🌅
Inicio de la Guerra de la Independencia.(Nakba).
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18 de Julio - 15 de Octubre de 1948
[ⅤⅠ]
❝«...Un Armisticio a cambio de la existencia de dos estados en un mismo territorio, El Estado de Israel y el Estado de Palestina...»❞
Israel estaba pendiente de la radio y de la información vital que aquel aparato podría transmitirle, con los nervios y el miedo a flor de piel mantenía una postura encorvada frente a la radio exigiendo a sus sentidos una total atención a lo que podrían transmitirle. Los recuerdos la abordan de forma imprevista, una extraña y conocida sensación aborda su ser al recordar la mirada del egipcio, la calidez de sus palabras intentaban revivir aquel sentimiento que pretendió haber olvidado.
Justo al promediar exactamente las siete de la noche entro en vigor la segunda tregua fruto del gran esfuerzo diplomático que había ejercido con anterioridad la ONU. En su mente se repetía aquellas noticias que le habían dado esperanzas de que la guerra por fin pudiese acabar, terminando así con la muerte de los soldados que daban su vida por dar a conocer los ideales de sus superiores. Era un tiempo de paz casi relativo en el cual podría tener un respiro y dejar de preocuparse por un solo instante de que podría morir.
Aquella noche descansaría semi tranquila puesto que aun la preocupación de como podría estar su pequeño hijo acongojaban su corazón. Esperaba con ansias volver a tener a su pequeño entre sus brazos y jamas dejarlo irse porque le hacia muchísima falta.
16 de Septiembre de 1948.:
Un nuevo mediador designado por la ONU para terminar la guerra proponía una maravillosa idea, algo que favorecería los intereses de ambos bandos para así consolidar la paz entre los integrantes del conflicto bélico.
Una idea maravillosa que pretendía ponerle fin a la guerra, algo que no favorecía los intereses personales de quienes hacían "justicia" por Palestina. Era simple como arriesgada a la vez; la distribución de Palestina para forjar dos estados independientes uno del otro, la creación del Estado de Palestina y la prevalencia del Estado de Israel, era un maravilloso plan que fue aceptado por la judía pero ponía en duda al palestino. Cegado por el odio y frente a la posibilidad que su más grande anhelo se pudiese hacer realidad pedía un corto tiempo para pensarlo con seriedad, una petición que fue aceptada por la ONU.
Estaba en una profunda meditación, estaba en casa y entre los recuerdos de su pasado se alzaba frente a ellos nostálgico, releyendo escritos de un hombre que crió de el y se hizo cargo de su educación cuando andaba solitario por las calles de Jerusalén. Aquel hombre a quien llamo padre tal vez se sentiría decepcionado de su actuar frente a alguien que era de su sangre, no era fácil puesto que cuido y crió de ella como lo hubiese hecho Él, la vio dar sus primeros pasos, la escuchó decir sus primeras palabras y vio como se convertía en la hermosa mujer que era ahora, su ingenuidad la llevó a sufrir grandes vejamenes de los cuales el se limpiaba las manos. Conspiro contra ella, conspiró con su muerte junto a Nazi, parte suya quería verla muerta pero una diminuta se negaba a la sola idea de perderla.
Aun la quería, era imposible no hacerlo cuando paso mayor parte de su vida junto a ella. Tenia ya lista su respuesta, aun cuando esta iba en contra de los intereses que pudiesen tener sus "amigos" no estaría dispuesto a cargar con el enorme peso de su conciencia originado con la muerte de su hermana.
Aquel 17 de septiembre el mediador había sido asesinado y con el la propuesta de paz se iba de las manos de quienes estaban dispuestos a aceptarla. Otro ocupaba su lugar y aquel no siguió con la propuesta anteriormente postulada para dar con la misma fin a su conflicto. Un choque de miradas pérdidas y sucumbidas ante el miedo y la preocupación son originadas entre la judía y el palestino, ambos conectados a través de sus ojos intentan cruzar el abismo de indiferencia que se genero del lado del palestino impidiéndole a la judía acercarse a su hermano y viceversa.
Doblegado por su prepotencia y orgullo se niega a seguir observándola marchándose decepcionado como furioso de aquella sala en donde se había generado su más grande decepción. Quería con todo el fondo de su ser terminar la guerra siendo también un Estado Independiente lejos de la sombra de su hermana que con anterioridad había vivido varios años tras su sombra.
La situación escapaba de sus manos y dejaba a sus amigos tomar el control de la misma, unos fueron obligados a participar y otros lo hicieron por placer. Siria ansiaba la muerte de la judía como nunca nadie podía hacerlo y Egipto deseaba salvarla, el amor que aun le tenia era inquebrantable que hasta incluso por el mismo podría ser capaz de ser la molestosa piedra con la que tropezarían una vez estuviesen cerca de la hebrea.
Una tarea simple se le había dado, un enorme privilegio se le había concedido por encima de quienes podrían haberlo deseado, era tan grande el odio o tal vez la envidia en aquellos corazones que iban en contra de quien llegaba a ser un pariente suyo, era Israel parte de su familia, parte de aquel basto árbol genealógico del cual todos descienden sin diferencia alguna además de la física.
Aquel día las hostilidades y agresiones se gravaron aun más, luchando con fiereza y valor ansiaban conseguir cada día una victoria que sumara a la balanza y que la misma se pusiera de su parte, tantos años de sufrimiento debían acabar, tantos años de indiferencia frente a lo que alguna vez sufrieron debían ser acabados.
Palestina, aun con la mente concentrada en la guerra dedicó un poco de su tiempo a visualizar la mirada de su hermana, analizar aquel miedo que transmitía la misma, analizar a profundidad si ella tenia parentesco con su padre, si en verdad podría llegar a ser aquella niña que aquel sultán se llevo en brazos dejando en llamas el palacio en aquel fatídico día en que fue tomado como esclavo.
—Allah, dame el valor de seguir con esta guerra, dame el valor de contener las extrañas ganas que tengo de terminar con la vida de...mi hermana.—suplica arrodillado sobre un tapete mientras sostiene en medio de las mismas un pequeño retazo de tela.—Padre...perdoname.
Un día que hubiese marcado una enorme diferencia en la historia que teje la historia de sus vidas. Una oportunidad desperdiciada.
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