🌅ⅩⅥⅠ🌅

Inicio de la Guerra de la Independencia.(Nakba).
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11 de junio-8 de julio de 1948
[Ⅳ]


❝«...Una tregua que fue el talón de aquiles de una legión que tenia toda las de ganar... »❞

Estaba aterrada, sin la oportunidad de salir de su refugio se quedo preocupada por su hijo a quien consideraba aun un niño, no tenia noticia alguna de el y llamarlo seria peligroso debido a que aun existe hostilidad en las calles.

Junto sus manos y arrodillada dirigió una oración al altísimo para que pudiera brindarle las fuerzas necesarias para resistir.

—Señor, suplico que puedas brindarme las fuerzas que me hacen falta...por favor...te lo suplico...—rogó con honda devoción a los cielos que ahora solo tiene en el recuerdo.

¿Qué había pasado con aquel hombre que debía de protegerla por obligación?. América la tenia en su mente todos los días en que guiaba a su ejercito a combatir contra quien alguna vez lucho mano a mano contra un enemigo en común. La gran Unión Soviética era un enemigo difícil de doblegar.

Aquella tarde, cansada de estar recluida tomo algunas prendas suyas parecidas a las musulmanas y salio de su refugio, quería sentir la brisa del aire nuevamente, sentir la libertad bajo un cielo celeste que le sonríe junto a un primoroso sol en un día de ensueño. Paisaje cálido pero hostil, el cielo permanece celeste pero existen nubarrones grises que lo tiñen de ceniza y el sol se oculta tras aquellos nubarrones, la brisa es áspera y suave a la vez, es perceptible en su consistencia aun la pólvora de los cañones y de las armas usadas para derrotar a su ejercito.

Las coincidencias son muy extrañas...aun más tratándose de ellos dos; Reino de Egipto había tomado la misma idea que la judía y se había infiltrado en la multitud para poder investigar por su cuenta el paradero de quien debía cegar su vida. Distraído por aquel tema chocó con una dama a la cual pidió disculpas, un cruce de palabras que le hizo darse cuenta de quien se trataba.

Israel...—soltó casi en un suspiro observando atento a quien con pavor huía de su presencia.—antuzar!.

Israel salio corriendo como si dependiera de su huida su vida misma, no le importo chocar con cuanta gente se le ponía en frente, no le importo tropezarse porque se reincorporó con rapidez debido al pavor que le tenia a aquel reino, temía ser atrapada...temía perder su libertad.

Agitada decide ocultarse por un extenso bazar para tomar un respiro que la ayudase pronto a recuperarse del apuro. Constantes miradas hacia los distintos lugares por donde podría llegar el egipcio suspira aliviada al ver que lo ha perdido, hasta que siente como alguien tapa su boca con un pañuelo y la obliga a darse la vuelta.

Israel...—susurro el egipcio manteniendo firme su agarre.—Es inútil que sigas luchando, por favor tranquilizate  sino me veré obligado a usar la fuerza.

Israel detuvo su forzajeo pero sin dejar de estar en estado de alerta por los posibles peligros que implicaba estar en manos de uno de sus principales enemigos beligerantes.

—Eres tan linda como la flor de loto que crecen en las aguas del Nilo...—elogio nostálgico acariciando con su mano derecha el rostro femenino quien demostraba pánico y miedo en su mirar.—No sabes lo triste y feliz que me pone haberte encontrado.

El silencio permanece entre ambos mientras las constantes miradas se hacen incómodos al igual que el tacto que ejerce el egipcio sobre la piel hebrea. Ella queda estática, como si fueses una escultura de piedra, inmóvil y aterrada se dedica a escuchar las dulces palabras que salen de la boca de quien alguna vez llego a amar y por quien pudo haber estado dispuesta a cometer cualquier locura.

Egipto la abraza efusivamente provocándole un shock que la lleva al recuerdo más tétrico que circula en su mente, traumas que jamas dejaron su mente y alma, traumas que marcaron su cuerpo y alma y cuyas cicatrices marcaron un antes y un después en su vida. Lo recuerda a él, recuerda absolutamente todo de él y eso es lo que más la horroriza porque puede verlo siendo Egipto.

Sueltame! Apartate! ¡Dejame libre!...por favor...—gruesas lágrimas salen de sus ojos a medida que sus gritos se van apagando llegando al silencio más inquietante decorados por sollozos de alguien que fue marcado de por vida.

Egipto, quien había sido testigo fiel de su escena se marcha atemorizado por sus gritos no sin antes darle una ultima mirada, la observo con detenimiento un par de minutos antes de que un montón de personas la rodearan e intentaran ayudarla; el tenor en sus ojos mezclados con el horror lo hacían sentir culpable de aquel incidente, sus gritos demostraban pavor a medida que llegaban a convertirse en súplicas que se aplacaron y quedaron en un silencio decorado por sus sollozos. La tensión podía sentirla y la sintió al tocar su tersa y suave piel pálida, al ver el leve temblor de sus labios y la extraña dilatación de sus pupilas en cuyos iris que contienen la tierra y el cielo surgió un caos impactante.

En su refugio donde varios de las beligerantes lo esperaban para coordinar una estrategia final con el cual poder dar por finalizada la contienda, se queda dubitativo, entre sus manos estaba aquel arma de fuego con el cual debía poner fin a la vida de la judía... Años de existencia entre amabas regiones remontándose a un pasado inolvidable y que marca lo que vive ahora. El encanto que poseía la sangre hebrea hacían a los suyos caer ante sus pies esperando ser aceptado cuando otros podían estar del mismo modo que ellos pero a favor de ellos.

Las semanas trascurren, las hostilidades se apaciguan y permiten una reorganización del plan de contingencia para ganar la guerra, para poner un peso en la balanza de la guerra que logre favorecerlos. Tel Aviv había visto con sus propios ojos como los de la coalición intentaban hundirlos y acorralarlos para poder ponerle fin a su libertad. Querían hacer justicia por Palestina con sus propios medios...una tregua era la excusa y situación perfecta para fortalecer las fuerzas del ejército, era una oportunidad que no dejaría pasar, no cuando tiene la oportunidad de cambiar el rumbo d el a guerra.

Varias llamadas secretas le brindan una ayuda, una que llega como bendición caía del cielo. Checoslovaquia no regateo nada en absoluto al brindarle armamento bélico con el visto bueno de la Unión Soviético... Era pura estrategia además de un cierto interés peculiar que no pasaba de ser aquello. Prontamente recibieron armamento náutico de parte de Italia que fortaleció a la marina israelí y además de ello Francia mejoro parte de su armamento bélico para el combate, la dama tenia un buen ojo para las armas.

Parecían regalos divinos por parte del altísimo quien les brindaba la oportunidad de defenderse y defender su libertad, años de sufrimiento, vejamenes y torturas acabarían consiguiendo la victoria que los llevaría a mantenerse firmes en su derecho de existencia en una tierra que es suya por derecho y designios del Señor.

Durante aquellos días en que fortalecían su ejercito y armada había surgido un plan de partición que pretendía ponerle fin a su guerra para consolidar la paz y que ambos contingentes estuvieran satisfechos con la misma. Eran porciones de territorio, una partición que entregaba Galilea a Israel y el desierto de Néguev a los árabes cosa que ambas partes se negaron a aceptar, cada uno dio un rotundo no...uno por que no lo veía conveniente y otros porque querían que la guerra terminara como ellos habían designado seria su conclusión.

La victoria ganada a coste de una vida que jamas debió existir.

Egipto, en aquel periodo de tiempo trascurrido retomaba sus planes y funciones y aquel 8 de Julio decidió atacar bases israelíes, aquel día empezaría la feroz lucha de varios estados contra uno casi insignificante frente a ellos. Una guerra que acabaría con un resultado que ninguno de ellos había visto venir y marcaría un hito en su historia que emancillaria sus nombres y su historia con el fracaso más grande de sus vidas.

Todo por que alguien decidió seguir los impulsos de su corazón, por seguir ordenes que los privaron de utilizar hasta el ultimo contingente bélico, todo por haberse confiado demasiado en que iban a conseguir la victoria.



Y quien no lo hubiese hecho cuando todo pintaba a que iba a salir perfecto, tal cual lo habían planeado.





La historia daría un giro inesperado, uno que ninguno de ellos había tenido en mente y visto en sus peores pesadillas. Inesperado destino.

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