5
Esa mañana Sehun se levantó antes de lo habitual, se vistio rapidamente y bajo a desayunar. En la cocina se encontró a su padre y a su madre. Como siempre, su padre estaba sentado en su sitio de la mesa y leía el periódico a la espera de que el desayuno estuviera listo. Su madre canturreaba mientras calentaba la leche al fuego. Al ver a su hijo, no disimuló su estupor y exclamo:
―¡Buenos dias, cariño! Hoy te levantaste temprano.
Sehun no respondió al saludo, se acercó a su madre para darle un beso en la mejilla y para tomar el pan para tostar del armario sin mirar a su padre. No se sento a su lado, como hacia siempre, sino en el lado opuesto de la mesa.
―¿Durante cuanto tiempo piensas estar sin dirigirme la palabra?
Dongwook habia apartado durante un momento la atención de las noticias del dia, pero inmediatamente volvió a la lectura sin sorprenderse de no haber obtenido respuesta.
―Mama, hoy no voy a la escuela.
Sehun asi rompio el pesado silencio que estaba impregnando la habitacion, lo que agrado a sus padres en su fuero interno.
―¿Y eso?―pregunto Joo Young con cierta calma.
―Porque Baekhyun me organizo una especie de fiesta de despedida en su casa. Pasaremos toda la mañana con otros compañeros y comeremos juntos. Pensamos que de todas formas debo dejar la escuela, y que un dia mas o menos no va a cambiar mucho las cosas. ¿No te parece?
―Preguntale a tu padre que opina.
―No me interesa lo que él opine―respondió Sehun. Luego, irritado, elevando el tono de voz y poniéndose los brazos en la cintura como solía hacer, añadió: ¡Todo esto es culpa suya, asi que no tiene porque interesar como pase mis ultimos días aquí!
El padre no replicó a las palabras de su hijo; solto con fuerza el periódico sobre la mesa y, sin haber comido nada, se levantó. Tomó
el maletín y la gabardina, y salió de casa sin despedirse, dando un portazo.
Joo Young suspiro y con tono firme regaño a su hijo:
―No me gusta que te dirijas a tu padre de esa manera. No tiene la culpa de que lo hayan trasladado; ademas por mucho que le guardes rencor, la situacion no va a cambiar. ¡Asi que procura cambiar tu actitud señorito!
Callo unos segundos para darle tiempo a su hijo para reflexionar, pero lo único que obtuvo fue que Sehun se encogió los hombros. Resignada continuo:
―En cuanto a lo de esta mañana, de acuerdo siempre que estés de vuelta a primera hora de la tarde, porque tienes que preparar tus maletas.
―Si, si ―contesto resoplando Sehun ―, descuida llegaré a casa a tiempo. Bueno, mas te vale que me vaya, si no el dia va durar poquísimo.
Siguiendo el ejemplo de su padre, se levantó de la mesa y salió sin despedirse dando un portazo.
Joo Young suspiro nuevamente. Observó el desayuno que acababa de preparar: leche, pan tostado con mantequilla y mermelada, café y galletas. Un desayuno hecho con el mayor cariño pero del que, en vez de reunir a la familia, disfrutaron los perros de casa, pues tambien a ella se le habia quitado el apetito. Esforzándose por encontrar el lado comico de la situacion, mientras recogia la cocina exclamo entre dientes:
―¡De tal palo, tal astilla!
Esa mañana Dongwook fue a la oficina para solventar los ultimos asuntos antes de su partida. El presidente habia depositado en el mucha confianza, asignando la dirección del banco unos años antes y, ahora que se habia encontrado en esa difícil tesitura, habia demostrado ser no solamente un excelente jefe, sino ademas un amigo estupendo y generoso.
Precisamente por eso queria dejarlo todo en orden antes de marcharse.
Sin embargo, esa mañana se dio cuenta de que habia algo diferente en el ambiente. En el pasillo todos lo miraban, y muchos colegas que creía que lo odiaban le prodigaban sonrisas y saludos. No pudo entender el motivo de ese cambio repentino, penso que sencillamente habian recibido la noticia de su traslado y que estaban encantados.
Pero todo le quedó claro al final de la mañana, cuando la mayoría de los empleados habian salido a comer y un colega que le caía bastante mal, un tipo falso y oportunista en su despacho diciendo que tenía un importante negocio que proponerle.
―Lo siento, pero ya no me incumben los negocios colombianos. A partir de mañana me encargare de nuestra filial italiana. De modo que no tienes nada que ofrecerme,
Dongwook habia tratado de quitarselo de encima, pero el otro no se arredro.
―¡No digas tan rápido no, querido Oh!
Ese hombre tenía la voz ronca y una cara que no le permitía nada bueno, recordaba a uno de esos mafiosos de las películas sobre la Sicilia de antaño.
―Siéntate y escucha. Creo que hay algo que puede interesarte mucho.
Dongwook optó por sentarse y escucharlo aunque poco convencido:
―¡Pues explicate rápido! No puedo perder mucho tiempo, tengo que terminar de organizar mi marcha.
―Iré enseguida al grano
Tras decir eso, el hombre encendió un cigarrillo, se arrellanó en la silla que habia delante de la mesa y cruzo las piernas sobre esta.
A vista de esa actitud Dongwook penso en despedirlo, pero luego se dijo que esa era la ultima vez que lo veía y que no valía la pena estropearse el dia por un ser tan desagradable. Sin duda, no se podía imaginar lo mucho que iba a arrepentirse de esa decisión. En efecto, cuando este empezó a hablar, se le helo la sangre en las venas.
―Supe que necesitas de un corazón.
―¿Cómo te enteraste?
Dongwook se arrepintió enseguida de esa pregunta lanzada tan impulsivamente. Pero ya la habia hecho.
―Asi que es verdad...Deberias saber que las paredes oyen, mi querido Oh.
―¿Que diablo quieres?―Dongwook apretaba los puños como lo hacia siempre cuando estaba nervioso.
En otra época no habría vacilado en partirle la nariz de un puñetazo, pero en ese momento y en ese lugar y despues de todo lo que habia hecho para conseguir su posicion, no le quedaba mas remedio que contenerse. No le gustaba el hombre que tenía delante, y menos el cariz que estaba tomando la conversación. Además, no acertaba a entender su extraño comportamiento. Antes de continuar, en efecto se habia levantado de la silla―y al hacerlo habia tirado la ceniza del cigarrillo en la alfombra ―, luego habia abierto la puerta y comprobando que no habia nadie en el pasillo. Ahora se habia acercado y lo miraba con sus ojos pequeños y muy juntos, como si quisiera escrutarlo por dentro. Era un tipo bajo y flaco, de aspecto baboso, que no se llevaba bien con nadie excepto con unos colegas tan miserables e idiotas como el, a lo que Dongwook habia despreciado siempre.
―¿Y bien? ¡Si nada que contarme puedes cruzar la puerta y desaparecer!
―Estamos un poquito nerviosos, ¿eh?―hablaba con un tono de voz tan bajo que Dongwook le costaba oirlo pese a que tenía su boca a pocos centímetros de distancia. ―Supongamos que, dado eres un amigo, con unos setenta mil pesos puedo encontrarte un buen corazoncito, tal y como el que quieres. Desde luego necesitas riñón o una córnea seria mas fácil, bastaría con la mitad, pero comprenderás que un corazón en perfecto funcionamiento es dificil de conseguir. Asi que, si quieres, a cambio de una retribución, naturalmente podría contactar a un amigo que en dos días te conseguirá lo que estas buscando. Luego hay otro amigo que, siempre a cambio de una retribución podría hacerle la operación. Digamos que con ciento treinta mil pesos todo quedaría arreglado y no se hablaría mas. ¿Qué te parece?
Silencio.
―Te veo pensativo...¿no será los motivos económicos? Una persona con tus medios no debería ni plantearse el problema cuando se trata de salvar la vida de su hijo ―aquel hombre proseguía insinuante.
Ciento treinta mil pesos eran unos cincuenta mil euros. La cifra para conseguir un corazón.
La adrenalina a mil. Taquicardia, respiración entrecortada. Las manos cosquillean, las uñas se clavan en la carne, pese a que los puños están cerrados. No es verdad. No puede ser verdad. Pero los oídos nunca mienten. Ganas de romperle la cara. Ya lo ve. Oye como los huesos de su nariz se parten. Como su cara se tiñe de rojo. La expresión de su rostro. Pero no, no puede hacerlo. Ni aqui, ni ahora. Aunque una cosa si puede hacer. Si, eso si. Claro que pude.
Dongwook se levanto de golpe, tirando la mitad de los objetos que habia en el escritorio. Asio al hombre por el cuello de la camisa, levantandolo del suelo.
―¿Que diablos dices, eh? ¿Que diablos estas diciendo? ¿Es que no sabes que eso es ilegal? ¿No sabes de donde provienen los órganos de lo que hablas? ¿No sabes que, para vender organos raptan y matan niños inocentes? Niños inocentes a los que torturan, a lo que succionan vivos. ¿Comprendes lo que estas diciendo? ¡Podrían ser tus hijos! ¿Como se te ocurre proponerme semejante cosa? ¡Eres un hijo de puta! ¡Tendría que denunciarte! ¡Lárgate ahora mismo de aquí!
Dongwook lo empujo lejos con todas sus fuerzas, haciendo que se cayera a la alfombra y que se golpeara con la silla.
"Perfecto. Te lo mereces. Tendrás que romperte la pierna. Gusano asqueroso. Calma. Calma. Mantener la calma. " "Necesita romper algo. Lo que sea, pero su cara. El cristal es otra cosa, el cristal de la caja del extintor. Eso si, total luego lo pago. Que mas da. Lo hago. Qué mas da"
―Oye, ¿qué diablos haces? ¿Pero qué diablos...?
Sangre. Sangre en la mano, sangre en el cristal, trozos de cristal en el suelo. "Mierda escuece, pero habia que hacerlo"
El otro, que no esperaba una reaccion asi, acostumbrado como estaba a tratar con desesperados dispuestos a todo con tal de conseguir que sobreviva un ser amado, habría querido responder, habría querido reaccionar, pero no pudo hacer nada, porque los gritos de Dongwook y el ruido del cristal roto atrajeron a su despacho a toda la gente del piso. Para evitar sospechas y complicaciones, prefirió escabullirse haciéndose el tonto , cojeando y medio asfixiado.
Dongwook decidido a no hablar con nadie de lo ocurrido, limitándose a señalar que habia sido una discusión entre colegas, y que el cristal habia sido un simple accidente.
Cuando por fin consiguió calmarse, recogió sus cosas y dejó el banco, jurándose que si aquella historia acabaría bien, se dedicaría personalmente a la lucha contra el tráfico ilegal de los organos.
En el camino hacia casa, atascado en el tráfico, exasperante, recordó que en un programa de televisión de hacia unas semanas contaban de un niño de cuatro años precisamente allí, en la ciudad, habia sido ingresado al hospital por una diarrea y habia salido sin ojos. Y que un tal Kabul otra niña, tambien de cuatro años, habia sido raptada, y que pocos días despues su cadáver habia sido encontrado por sus padres, o por lo menos lo que quedaba de él. : el cuerpo, en efecto, no tenia los organos vitales. Asimismo en otro lugar de la ciudad muchos niños habian sido raptados para alimentar el tráfico clandestino de organos: no era una pelicula de terror, sino la triste realidad que denunciaban con valor.
Se estremeció solo de pensarlo. Por televisión aquellos hechos parecían lejanos. Los habia olvidado enseguida tras apagarla, pero despues de lo que acaba de vivir sentía en su propia piel toda la podredumbre del mundo. Haber trabajado codo con codo y durante años un semejante tipejo hacia que se sintiera sucio. Que sabia cuanta gente desesperada habia caído en las manos de ese cabron.
Se miró la herida de la mano derecha. ¿Como se lo explicaría a Joo Young? La enésima mentira.
"Perdona amor mío. Lo hago por ti. Y por nuestro hijo"
Se pregunto si no debia informar a las autoridades de lo ocurrido. Ese cabron no podía quedar impune, pero se dio cuenta que el asunto habría requerido tiempo y dinero. Su palabra contra la de el. Ningún testigo.
Además, las investigaciones, las pruebas, los abogados...mucho tiempo, demasiado. La propiedad estaba en otra cosa, como la vida de su hijo, que estaba antes que todo.
A veces conviene tener amigos en la policia. Amigos de confianza, amigos de verdad, que saben hacer las cosas. Amigos de hacer que se pudra en la cárcel un sujeto como ese sin que tu nombre salga a relucir, al menos durante el tiempo necesario. Amigos dispuestos a creerte sin necesidad de pruebas. Amigos dispuestos a iniciar una investigación. Aunque como tu, estén furiosos con el mundo. Amigos a lo que algun dia les devolverás el favor.
Cambio de rumbo.
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