26
Ya habían pasado dos semanas desde la ultima vez que había hablado con Sehun, y Lay comenzaba a estar seriamente preocupado. ¿Qué podía haber pasado? No era propio de el faltar tantos días a la universidad; además tenia el celular apagado y en casa respondía la contestadora automática.
Le había dejado mil mensajes, pero no había devuelto ninguna llamada. También le había mandado SMS, pero era probable que si no tenia encendido el celular, no los hubiera leído. Tal vez había cambiado su numero. Podía ser que no quisiera volver a dirigirle la palabra, ni verlo que siguiera enojado con el, que le hubieran llegado los rumores, quizá de la fiesta en casa de Chanyeol con Junmyeon. A lo mejor por eso no le había vuelto a buscar. Si solo le hubiese dado la posibilidad de explicarse...
Lay estaba en la cama, todavía medio dormido, sin encontrar respuesta a sus preguntas. Habría querido que fuese siempre domingo por la mañana. Que bien poder quedarse siempre en cama hasta mediodía, con la luz de la primavera abriéndose camino por las ventanas entornadas y esos ruidos de vida fuera en la estación de las promesas.
por raro que parezca, se había despertado temprano ese día. Pocas veces ocurría que a las diez de la mañana, un domingo, ya tuviera abierto los ojos. Se volvió hacia el otro lado y se subió las sabanas para dormir un par de horas mas, pero el teléfono empezó a sonar.
—¡Que lata! ¿Quién será a estas horas...?
Se levanto para tomar el teléfono, que estaba abajo de la montaña de ropa esparcida sobre el escritorio. Cuando vio el numero en la pantalla casi no daba crédito a lo que veía.
—¿Diga? Sehun, ¿eres tu?
—Si, soy yo, Lay. Hola, ¿Cómo estas? —Sehun tenia la voz cansada y triste.
—Estoy perfectamente. Pero ¿y tu? ¿Dónde te habías metido? ¡No has vuelto a dar señales de vida, creía que estas enojado conmigo!
—No, no es eso, es solo que he tenido fiebre. De hecho quería disculparme por la forma en la que me he comportado contigo estas dos semanas. He escuchado tus mensajes en el contestador, pero no te he llamado porque he pasado por momentos complicados. Desgraciadamente no paso por una buena etapa. De todas formas, no te preocupes, no tiene que ver contigo.
—¡Menos mal! Yo también he pesado unos días espantosos y comprendí que no puedo oponerme a la voluntad del destino.
—¡Que raro! Yo también, precisamente en estos días, he comprendido lo mismo. El destino de cada persona esta escrito, y nadie puede hacer nada para cambiarlo.
"Que dulce. Cuanto lo quiero..." pensó Lay para si. Luego digo:
—¿Qué te ocurre? Tienes la voz muy rara, ¿ha pasado algo? ¡Oye, si no tienes ganas de hablar, da igual! No tienes que contarme nada si no quieres.
"Que dulce, cuanto lo quiero. ¡Oh Lay, es verdad, algo pasa! ¡Creo que te quiero, pero no podemos estar juntos, porque me estoy muriendo! Que bonito seria poder gritar la verdad por teléfono y llorar hasta mañana. Eso es lo único que deseo realmente. Pero no puedo. No puedo, perdóname, amor mío. No puedo decir la verdad. Quisiera hacerlo lo juro. Pero no puedo"
—¿Sehun? ¿Estas ahí?
—Si, perdóname, me había distraído un poco.
—Y bien...¿pasa algo?
—¡No, no pasa nada, tranquilo! Sigo con un poco de gripe, pero eso es todo. Ya te dije que he tenido fiebre y también un fuerte resfriado. Te llamo precisamente por eso. ¿Te parece bien que nos veamos esta tarde para estudiar un poco? Así podre ponerme al día y recuperar lo que he perdido en los días que he faltado a clase...¿Te gustaría?
—¿Y me lo preguntas? ¡Por supuesto, encantado de la vida!
Lay estaba pletórico. Por fin podría serle útil de algún modo, pero sobre todo había reencontrado a su Sehun de siempre, el único en el mundo capaz de hacerle palpitar el corazón y olvidar lo demás.
—¿Te espero a eso de las tres?
—De acuerdo, nos vemos en la tarde.
—¡Perfecto! Entonces hasta luego...
—Espera un segundo.
—¿Qué pasa?
—Me ha encantado oírte. Te extrañe todos estos días.
"¡Yo también te he extrañado muchísimo, amor mío! ¡Pero no puedo decírtelo, lo siento, nunca podre decírtelo!"
—¡Deja de hacer el tonto! ¡Nos vemos mas tarde! ¡Hasta luego!
Sehun colgó sin darle tiempo siquiera responder. Lay miro su celular. Que raro, todavía peor que las otras veces. Por regla general, le agradaba que el le digiera cosas bonitas, se ruborizaba y empezaba a reírse abochornado, pero esta vez ni siquiera había aceptado aquella pequeña confesión. Que raro...
Volvió a meterse en la cama, con una sonrisa de oreja a oreja en la cara, saboreando la dicha que experimentaría en cuanto estuviera de nuevo a su lado. Preparaba las palabras que le diría, prometiéndose no enojarlo, hasta que al final, acunado por esos pensamientos, se quedo otra vez dormido. Cuando abrió los ojos, vio que ya eran las dos y cuarto de la tarde. Tenia cuarenta y cinco minutos para comer, vestirse e ir a la casa de Sehun.
Fue corriendo a la cocina y abrió las puertas de la alacena para buscar algo rápido de preparar. Rebuscando entre las provisiones encontró una lata de carne, que sin embargo era de una marca diferente de la que solía comprar su padre.
"Sera una marca libre", se dijo mientras buscaba un tenedor en el cajón de los cubiertos. Al no encontrarlo, para acabar antes tiro de la lengüeta de aluminio y se vacío directamente el contenido directamente en la boca, advirtiendo unos pocos instantes después que tenia un sabor repulsivo.
—¡Que asco! —exclamo y lo escupió todo en la basura.
Se limpio la boca, fregó la barra de mármol sobre la que había puesto la lata, la tiro al bote de basura y se fue a su habitación
En el pasillo se cruzo a su padre, que llegaba en ese momento con un cachorro de yorkshire entre las manos. Un copo de pelos, rubio con una cinta roja al cuello: una perrita.
—¡Buenos días! ¡Por fin te levantas! ¿Viste el plato de pasta que te deje en la cocina? ¿Te lo comiste?
Lay sorprendido pensó que el mundo entero se estaba burlando de el.
—No, comí lo que encontré. ¿Y este quien es? ¿Qué hace aquí? —pregunto Lay señalando a la perrita.
—¿No es una preciosidad? La compre en la feria para tu abuela. Le hará compañía. Se llama Sissi.
—No creo que la necesite.
—Hazme un favor. ¿Me traes una lata de carne para perros. La compre esta mañana.
—¡Uff, papa, ya es tarde! Y tengo prisa.
—¡Vamos que te cuesta. La puse ahí mira, en la segunda puerta de arriba del armario de la cocina junto con las otras latas. —el padre le señalo, desde la puerta el lugar al que se refería.
Lay tardo poco en darse cuenta de lo que había hecho. Fue ha rebuscar en el cubo de la basura para comprobar si sus sospechas eran ciertas. En la etiqueta leyó: "para perros de vitalidad" y enseguida se fue al baño a vomitar. Pensó que aquella criatura aun no había entrado a la casa y ya se había empeñado en causar daños.
"El día esta comenzando mal. Mas vale que vaya a vestirme; si no llegare tarde a casa de Sehun"
Mas tarde antes, sin embargo, paro a comprar unas flores, solo que no sabia que comprar. ¿Un ramo de rosas? Mejor no, seguramente lo interpretara mal y se enojaría. ¿Unas orquídeas? Demasiado caras. ¿Unas violetas? Demasiado poco. ¿Unos girasoles? Demasiado grandes y difícil para llevar en bici.
Al final el florista, un hombre muy paciente le señalo unas pequeñas margaritas.
—¡Fantástico! —exclamo Lay encantado de la elección. Le parecieron perfectas para Sehun. Tenían su belleza sencilla y pura, y además eran igual de dulces como el.
"Ojala y le gusten" pensó mientras pagaba y guardaba las flores en la mochila confiado en que no se estropearan.
Cuando por fin llego a la verja de la casa de los Oh, la encontró entornada y entro sin llamar al portero automático. Dejo la bici apoyada contra el muro interior del jardín y avanzo por la vereda hacia el portal de la entrada. Echo un vistazo rápido a la cerca para ver si los dos perros estaban en sus casetas y el salvo: nunca se había llevado muy bien con los animales
"¡Que raro! ¡Me parecía oír unos gruñidos!"
Se volvió de nuevo hacia su derecha y descubrió su terrible error: la cerca estaba solamente entornada, no cerrada. Además los dos perros estaban gruñendo detrás de el. Presa del pánico, se metió en la zona cerca y se encerró, mientras los dos perros le ladraban desde el otro lado.
En ese preciso momento le sonó el celular. Era Sehun, que a causa de todo aquel jaleo y preocupado por la tardanza de Lay, había salido al jardín y lo estaba llamando.
—¿Se puede saber porque tienes que llegar tarde siempre?
—¿Se puede saber porque cada vez que vengo los perros estan sueltos?
—¿Dónde estas?
—¡Sal y lo veras!—exclamo Lay mientras colgaba.
Sehun se dirigió hacia las casetas de los peros atraído por los ladridos, para averiguar que estaba ocurriendo, no pudo contener la risa al ver la escena.
—¡Estas gracioso dentro de la cerca! ¿Qué haces ahí dentro?
—¿Qué hago? ¡Trato de escapar de las garras de esas dos bestias! Me odian lo se, siempre pasa lo mismo. ¿Por qué no cierran la bendita cerca?
—¡Que exagerado eres! ¡Si son unos angelitos! ¿No es verdad mis pequeños?
Sehun se puso acariciar a los dos perros que se habían acurrucado a sus pies meneando el rabo felices de verlo.
—Sal de ahí, yo sujeto a los perros.
Titubeante, Lay salió de la cerca y en cuanto, Sehun encerró a los perros, saco de la mochila el ramo de margaritas y se lo dio sonriendo.
—¡Gracias son preciosas! No tendrías que haberte molestado...¿Cómo sabias que eran mis favoritas? —dijo dándole un beso en la mejilla.
—Pues no lo sabia.—respondió el encantado de haber acertado.
—¡Vamos, entremos , que ya es tarde! —lo invito Sehun tomándolo de un brazo.
Cuando estuvo dentro de la casa llamo a sus padres:
—¡Mama, papa, vino Lay!
—¡Hola Lay! —Se limito a gritar su padre desde el despacho
—¡Buenas, señor Oh! Contesto el muchacho.
Desde la cocina, Joo Young prefiero en cambio salir al pasillo, para saludar a Lay y preguntarle si quería beber algo.
—Mama, ¿te encargas tu de ponerlas en un florero? —pregunto Sehun dándole el ramo de margaritas.
—¡Por supuesto! Y tu Lay, ¿estas seguro de que no quieres nada?
—¡No, en serio se lo agradezco.
—Pues los dejo para que estudien —dijo Joo Young al tiempo que regresaba a la cocina.
—¡Gracias mami! No entiendo que encuentra mi madre en especial en ti—lo embromo Sehun mientras subían las escaleras. —Siente una especie de adoración por ti. Se pone contenta cuando vienes a estudiar por aquí.
—¡A lo mejor piensa que soy el chico perfecto para su hijo! —exclamo riendo Lay.
—¡Calla! Sera mejor que saques los libros y nos pongamos a estudiar.—le advirtió Sehun.
Antes de abrir el libro de historia los dos se miraron con intensidad. En ese momento parecía que el mundo entero estaba metido en esa habitación. Lo tenían todo. O por lo menos, todo cuanto hacia falta para ser felices. Solo una cosa: el valor de confesarlo.
Sehun abrió el libro y le pidió a Lay que pusiera un poco de atención en lo que iba a leer, pero desde las primeras palabras la mente de Lay empezó a vagar llevado por la imaginación.
El se dio cuenta de que Lay estaba en otro lugar y le llamo la atención, trayéndolo de nuevo a la tierra.
—Me quieres escuchar ¿O no?
—¿Huimos juntos?
¿Que?
—Imagina que maravilla: tu y yo, el rumor del mar, palmeras, gaviotas volando en el cielo.
—Lay-sshi, ¿fumaste?
Sehun rompió a reír, y Lay saco del bolsillo el celular. Con un simple clic consiguió captar aquel preciosa y fresca carcajada en su pantalla. Sin embargo, cuando alzo la vista, advirtió que Sehun ya no se estaba riendo y que lo estaba mirando mal. Muy mal.
—¡Bórrala!
—No, ¿porque? ¡sales muy lindo!
Sehun echo solo un vistazo al celular, torció el gesto y se puso las manos en la cintura.
—¡Si no la borras, te corro de la casa!
Sonriendo, Lay decidió contentarlo, aunque de mala gana.
A veces no lo entendía, ¡Con lo hermoso y espontaneo que había salido su sonrisa en aquella foto!
—¿Y bien? ¿La borras o no? ¡Salí horrible! ¡Y no vuelvas a tomar nunca una foto a traición! ¿Me lo prometes?
—¡Te lo prometo, te lo prometo!
Lay no tenia la menor intención de mantener su promesa, seguro como estaba de que tendría otras miles ocasiones de poder fotografiarlo. Y si le hubieran dicho que en realidad estaba totalmente equivocado, jamás lo habría creído.
N/A
¡Ultima actualización del año! A pesar de que no muy seguido actualice debido a la universidad estoy segura que ya hubiera acabado la historia jsjs
¿Ustedes como se imaginan el final de esta historia?
¿Un final de cuento, un final abierto o un final trágico?
Estamos cerca del final chan, chan :3
Me disculpo por los errores
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