23
Una vez en casa, Lay se sentó a su escritorio con los codos sobre el tablero y la cabeza entre las manos sin saber que hacer. ¿Estaba bien invitar a Junmyeon a la fiesta? ¿Que diría Sehun si llegaba a enterarse? Seguramente no habría nadie que la conociera, de modo que nadie podría contárselo, aparte del propio Junmyeon o Chanyeol, pero hasta donde sabia el, los dos chicos no eran amigos y Chanyeol nunca lo traicionaría. A lo mejor era una manera de darle celos, asi por fin sacaría a relucir sus auténticos sentimientos.
Habría otro problema: ¿Que hacer si Junmyeon no aceptaba? Al final Chanyeol tenia razón: era el mas guapo de la escuela, no resultaba fácil invitarlo a salir, y el seguramente tenia pocas esperanzas. Esa tarde, en parte movido por la rabia que sentía contra Sehun y por la provocación de Chanyeol, se habia dejado arrastrar y se habia convencido que podía conseguirlo, pero ahora estaba delante del telefono sin decidirse a llamarlo.
"¡Basta! ¡O todo o nada! Me pongo en manos del destino, no puedo hacer otra cosa, que decida por mi" cogió el auricular, marco el telefono y espero a que alguien contestara.
—¿Diga?
—Si... ejem... ¡hola, soy Lay!
—¡Ah, hola!
—Te estarás preguntando porque te llamo... Bueno veras, como resulta que el hermano de Chanyeol organizo una fiesta en su casa, pensé preguntarte si querías venir conmigo...
—¿Quieres invitarme a la fiesta? ¿Y hacer que?
—¿Como que para hacer que? Para divertirnos un poco, ¿no?
—Ah, ¿si? ¿Y como nos divertiremos un poco?
—Pues bailando, bromeando, lo que se hace siempre en las fiestas, oye pero ¿porque preguntas eso? ¿Es que pasa algo?
—A lo mejor; veras, no soy Junmyeon, sino su madre...
Tras oír esas palabras, Lay sintió que se moría, y mentalmente impreco , pero se recuperó a tiempo.
—Le ofrezco. disculpas señora. ¿Puedo hablar con Junmyeon, por favor?
—Ahora lo llamo. De todas formas, conviene que sepas algo...
—¿Que? ¡Dígame!
—¡Si acepta tu invitacion, quiero que me lo devuelvas tal y como te lo doy, te va en ello la vida!
—Si, desde luego, descuide, se lo devolveré entero, no tenia la menor intención de...
—Ya, ya, que buen chico...¡Junmyeooon, al telefono!
Lay se habia quedado muy impresionado con aquella mujer. Su voz sonaba juvenil, pero a la vez era mordaz y desconfiada.
—¡Que carácter! —resoplo creyendo que ya no estaba al telefono
Pero para su mala suerte, al otro lado de la linea, la mujer aun mas mordaz le pregunto:
—¿Tienes algún problema?
—¡No, no, en absoluto! ¡Hablaba con mi abuela!
—Ah,ya me parecía que habia oído mal... Te paso a mi hijo—concluyó la mujer, y mientras el auricular de la oreja de la madre al del hijo. Lay alcanzo a oír como aquella le decía a este que tuviera cuidado, porque el que estaba al telefono era un loco.
—¡Que dices, mama, calla! —exclamo Junmyeon mientras se acercaba el auricular.
—¿Diga?
—¿Junmyeon?¿Eres tu?
—¡Si soy yo, tranquilo—el muchacho rompió a reir—Mi madre ya se fue. Pero, ¿quién eres?
—Soy Lay.
—Ah, Lay, hola!
—Simpática tu madre...
—Supongo que te habra torturado, como suele hacer.
—¡No, no! Solo me hizo alguna pregunta, pero estoy acostumbrado. Mi abuela hace lo mismo es muy agobiante.
Tras contar esa mentira, Lay penso en su abuela, quien hacia un año no hacia sino rezar a la virgen, sin cruzar una palabra con los demás...
—¿En serio? Creía que tu abuela no tenia muy buena salud. Fíjate las cosas que se inventa la gente...
—Ah... pues si.... claro... claro...
—Bueno veras,queria decirte que...
—¿Si?
—Bueno, veras...
—¿Que querías decirme? ¡Habla!
—Quería decirte que ya no me acuerdo de lo que queria decirte.
—¡Que gracioso eres!
Junmyeon rompió a reír de nuevo. En ese momento tenia el corazón en un puño y no le importaba cual era el motivo de la llamada. Solo le importaba que el quisiese hablar con el.
—Ah, si, ahora me acuerdo. Llame para decirte que esta noche hay una fiesta en casa de Chanyeol y me preguntaba si querías... En fin, que me gustaría—Lay no se atrevía a terminar la frase por miedo a que el chico le respondiera mal.
—¿Que te gustaría? ¿Se te olvido lo que querías decir?
—No, no pues... ¡me gustaría que vinieras conmigo! ¡Me encantaría invitarte, eso es!
—¡De acuerdo!
Lay no daba crédito a sus oídos. No podía ser tan fácil. Junmyeon era deseado por todos y los rechazaba a todos.... No podía ser...
—¿En serio? ¿Estás seguro?
—Si, en serio claro que estoy seguro. ¿Porque preguntas eso? ¿Y porque tan sorprendido?
—Porque no me lo esperaba, ya que el noventa y nueve por ciento de los chicos de la escuela te han invitado a salir y les has dicho que no.
—¡Eso significa que me interesaba solo el uno por ciento que faltaba! Ahora perdona, pero debo dejarte, tengo mucho que hacer. Entonces te espero esta noche. ¿Vendrás en coche supongo?
Tras esa pregunta Lay se sintió como petrificado: ese si era un gran problema...
—Lay...¿sigues ahí? ¿Es que hay un problema?
—No, no hay ningún problema.
—Entonces, ¿nos vemos esta noche?
—¡Si, a las nueve estaré en tu casa! ¡Hasta luego!
—¡Hasta esta noche!
Una vez terminada la conversación, Lay se sintió peor que antes. Ante todo, todavia no sabia conducir muy bien, y ademas ni siquiera tenía coche...
Se asomo por la ventana y vio que su padre acababa de volver del auto lavado. Al menos un problema menos estaba resuelto. No seria fácil llevarse el coche a escondidas pero de todas formas debía hacerlo. Lo que no podía era echarse para atrás.
—¡Ahora tengo que encontrar a alguien que me enseñe a conducir bien en un par de horas! —exclamo el muchacho rascándose la cabeza. Hasta que de repente, se le ocurrió quien era la persona idónea: Chanyeol.
Lay fue corriendo a la cochera y sacó su scooter, un piaggio S.i muy viejo y destartalado que usaba para casos de emergencia. Monto, y sin atarse el casco, salio a casa de Chanyeol. Como por suerte su amigo no vivía muy lejos de el, tardo unos minutos en llegar. Una vez allí, estacionó el scooter, llamo el timbre y unos segundos despues aparecio la madre de Chanyeol.
—Buenos días, señora.
—Hola Lay, ¿que haces aquí?
—He venido a buscar a Chanyeol
—Chanyeol no esta me dijo que se iba a estudiar
Lay se quedó asombrado.
—¿A estudiar? ¿Y donde?
—¡Me dijo que iba a tu casa, pero parece que me mintió!
—¿A mi casa?
Lay guardo silencio unos segundos. Se dio cuenta de que con su visita por sorpresa habia puesto a su amigo en aprietos y que queria encontrar una solución. Asi que improviso sobre la marcha.
—¡Ah si claro! ¡Ahora se lo que paso! Pues si, habíamos quedado en mi casa, pero lo olvide y sali. Seguramente Chanyeol estará esperándome delante de casa, mas vale que vaya a buscarlo. Asi que adiós, señora y mil gracias.
Sin darle tiempo de replicar, Lay monto el scooter y se precipito a la cuidad.
¿Donde podía estar Chanyeol en ese momento? Penso un poco y enseguida se le ocurrió un sitio: seguramente lo encontraría jugando en una de las maquinitas traga monedas de la sala de juegos del centro. Se dirigió directamente hacia allí y encontró estacionado su coche. Por suerte habia pensado bien. Cuando entro, Chanyeol estaba pegado a la pantalla. Ademas estaba muy tenso, porque ya habia perdido gran cantidad de dinero y esa jugada era la decisiva: o la perdida todo o ganaba una suma gorda de dinero.
—¿Quieres salir de ahi?
—¿Que te pasa? ¿Te has vuelto loco?
—¡Cuando le digas a tu madre que estas en mi casa, lo menos que puedes hacer es avisarme sino quieres que te meta en líos! Y otra cosa, ¿que haces aqui si nunca ganas? ¡Solo vienes a tirar el dinero!
—Estaba haciendo mi última jugada!
—¡Para ya!—le regaño Lay—¿No te da vergüenza? Tu padre se sacrifica para sacar adelante a la familia y tu vienes aquí a despilfarrar.
—Oye, ¿que te pasa? ¿Desde cuando eres filosofo?
En ese preciso instante, la máquina traga monedas empezó a sonar con estruendo: una cascada de monedas tintineaban al caer en la bandeja. Chanyeol habia ganado. En unos minutos, sin embargo, el grupito de gente se amontonaba alrededor ya habia saltado la bandeja y habia huido: al pobre muchacho solo le quedaban unas monedas.
Desconcertado Chanyeol miró a su amigo a los ojos, sin saber si acertarle un puñetazo en la cara o si darle una patada en los mismísimos huevos.
—¿Lo ves? ¡Por tu culpa se llevaron todo mi dinero! ¿Y ahora sabe quien me lo va a dar? ¡Imbécil!
Bastante abochornado por la situacion. Lay trato de disculparse
—¡Lo siento, no lo hice a propósito! Pero ahora estamos a la par: hace poco te salve el culo diciéndole que muy probable me estabas esperando en mi casa.
—¡Púdrete! ¡Con la cantidad que habia ahí, lo perdí todo! ¿Y se puede saber porque me estas buscando? ¿Que diablos quieres?
—Necesito que me eches la mano. Tengo que practicar un poco con el coche... Con el coche, quiero decir. No se si soy capaz de conducir.
—¿Y vienes hasta aquí a joderme solo porque quieres que te enseñe a conducir? ¿Que pasa, tu adorado Sehun ya se canso de caminar?
—¿Que pinta en esto Sehun? ¿Es que tienes que meterla en todo? Ayúdame, es muy importante, hazme este favor. Ademas, tampoco debes enseñarme, solo tienes que comprobar que recuerdo como se hace nada mas.
A pasar de todo Chanyeol queria mucho a Lay y, tras hacerse de rogar todavia un poco, decidió ayudar a su mejor amigo. Lo que mas lo empujo a olvidar lo de la maquina traga monedas era la certeza de que esa tarde, con Lay haciendo practicas de conducción, iba a ser realmente divertida. Al menos se echaría unas buenas risas.
N/A
Se han dado cuenta que Chanyeol a veces es muy bipolar jsjs
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