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Al dia siguiente Sehun no fue a clases y se quedó en cama durmiendo hasta tarde, o por lo menos intentando dormir, porque tenía la cabeza llena de recuerdos y de ideas absurdas. Le parecía que todo le pasaba por delante de los ojos.  Empezó a imaginarse el dia de su vida, un futuro con su amor, recordó a sus amigos lejanos y sintió una punzada de dolor, de desesperación. 

Cuando su padre regresó del trabajo fue enseguida a verlo. Habría hecho y dado cualquier cosa para salvarlo y por devolverle la sonrisa. 


—¿Puedo pasar? —pregunto llamando y abriendo suavemente la puerta. 


Sehun ya despierto pero sin ganas de levantarse, se dejaba mimar por las sábanas y no respondió nada. Se hizo el dormido, esperando que se marchara. 


—¡Se que estas despierto!—exclamo el. 


Se sentó a su lado en la cama, rozando las piernas como para animarlo a levantarse y para que recuperara su vida, para que no se abatiera. Acercó la nariz al pelo del chico para oler su aroma. 


—Vamos, hijo. No podemos darnos por vencidos. Lo conseguiremos, ya casi todo listo para tu operación, pronto tendrás un corazón nuevo y esta etapa solo sera un mal recuerdo. 


—¿ En serio papá?—pregunto el sorprendido. 


—Por supuesto cariño.—respondió el. 


No se atrevía a contarle cual era la situacion real, pero habria preferido que ni siquiera se enterase de la verdad, sobre todo de aquella manera. 


—¿Y si la operación sale mal?


—Mira, tendremos a los mejores especialistas del mundo. No correras ningun riesgo, te lo garantizo. 


Sehun estaba cada vez menos convencido y alberga pocas esperanzas. Despues de aquella noche terrible, casi se habia resignado y no queria ilusionarse en vano. En cualquier caso prefirió guardarse para sí esos pensamientos. Los caminos de la vida parecían llevarlo hacia un túnel, y la luz que acababa de vislumbrar en el horizonte iba a apagarse pronto, sin posibilidad de mostrarse de nuevo. 


—Y bien, ¿nos levantamos? Hace un dia esplendido y ademas quiero que demos una vuelta por el jardín, tengo que enseñarte algo.—lo invito su padre. 


Sehun se subió las cobijas hasta la nariz. 


—Ahora no tengo ganas... 


—Te prometo que no te arrepentiras.  ¡Ánimo! 


Dongwook le quitó las sábanas, luego se levantó de la cama y descorrió las cortinas, dejando que los rayos del sol acariciaran el rostro de su hijo. 


—Vamos, vístete. te espero abajo—le dijo mientras salia de la habitacion. 


Pocos minutos despues ya resignado, Sehun estaba delante de la puerta. Solo desentonan  sus ojos hinchados y rojos por el llanto y la expresión gélida de su cara. Parecia de plastico o de porcelana, tal como decía su padre: un muñeco de porcelana a punto de romperse en pedazos. 


—¡Ánimo, cariño, vamos! —dijo Dongwook. 


Esforzándose por sonreír y por ser simpático como siempre. Sehun acepto la invitacion. Los dos caminaron por el espléndido jardín, que empezaba a florecer en esos ultimos días de invierno. 


—¡Dentro de poco será primavera, este jardín tiene que ser precioso cuando este todo florecido! 


Aquella frase le dejó una sensación amarga en la boca, pensando que tal vez fuera la primera y última vez que lo vería florecer. Ya se sentía morir por dentro, y lo mas difícil era conseguir que nadie lo contara. 


—Claro, cariño, será tan maravilloso como tú. 


Dongwook le pasó un dedo por la nariz; luego, tras unos minutos de silencio le dijo: 


—Bueno, pero ahora tienes que cerrar los ojos, y no los abras hasta que yo te diga. ¿De acuerdo? 


Sehun, que llevado por la curiosidad habia recobrado un la serenidad, obedecio. Guiado por su padre dio unos pasos mas y por fin pudo ver, dentro de un cero verde, a un yegua blanca trotando al lado de un cabello negro. 


—¡Son para ti, cariño! 


—¿Para mi? ¿En serio? ¡Oh, gracias, papá, gracias! ¡Es el regalo mas hermoso que he recibido jamás! ¡De verdad, no se como agradecertelo! 


Los dos animales le devolvieron un poco de la felicidad y de la despreocupación que corresponden por derecho al chico de veintidós años. Al abrazar a su padre, comprendido que tanto él como su madre habían luchado y hecho cualquier cosa por darle una buena vida. Se dio cuenta de que para recompensar sus esfuerzos debía recuperar la esperanza y la confianza, que no podía abandonarse al desconsuelo. No debía rendirse, ni por él ni por todas las personas que lo querían y que habían sufrido horriblemente por su falta. 


—¡Eh!, ¡Eh! —oyeron que alguien gritaba a lo lejos —¡Eh,  que tengo celos!


Ambos se volvieron y vieron a Valeria asomada por la ventana de su habitacion. 


—¡Valeria, ven tengo que enseñarte algo! —le grito Sehun haciendo una bocina con las manos. 


—¡Ok, ya voy! Pero ¿los perros están encerrados? 


—Si, descuida no hay peligro. —respondió Dongwook, y un instante despues Valeria aparecio en el jardin. 


—Los dejo solos. 


Dongwook abrazo de nuevo a su hijo con fuerza y le susurro al oído: 


—Quiero verte siempre con esta sonrisa. Tenemos que ayudarnos, veras como todo esto sera solo un mal recuerdo. Hasta luego. 


El muchacho asintió, mirándolo intensamente a los ojos para darle a entender que habia comprendido el mensaje. No aparto la mirada hasta que su padre entro a la casa. 

Valeria lo hizo volver a la Tierra. 


—¿Hoy saliste antes de clase? 


—¡La verdad es que no he ido! —Sehun no se atrevía a mirarla. 


—¿Y eos? ¿Que paso? ¿No te ibas a darle disculpas a tu Lay? ¿No debias confesarle lo que sentías realmente por el? 


Al oír pronunciar aquel nombre, Sehun sintió una punzada en el corazón. ¿Cómo explicar a su amiga que el suyo era un amor imposible, como explicarle su triste situacion? Trató de ahuyentar de su mente esos espantosos pensamientos. 


—Esta mañana no me encontraba muy bien. ¡Y no creo que tenga que disculparme por nada! ¡Ademas no quiero hablar de el ahora! —le contesto. 


Valeria advirtió que sus ojos se estaban llenando de lagrimas. Intuyo que habia pasado algo, pero supo que era mejor no hablar del tema. Se limito a abrazarlo, sonriendole dulcemente. 


—Oye, no te preocupes. Sea lo que sea lo que te pase, veras como todo se arregla...


—Si, pero ahora...


—Dejalo, no tienes porque decirmelo. Ya me lo contaras cuando quieras, ¿ok? En ningún caso debes sentirte obligado. 


Sehun guardó silencio unos segundos. 


—¿Y esos dos caballos son regalo de tu padre? 


—¡Si! ¿Sabes montar a caballo? 


Valeria asintió, poco convencida. 


—¡Si,antes montaba, pero no se si recuerdo como se hace! 


—¡Oh, es pan comido! Si lo aprendes una vez. lo recuerdas toda la vida. 


Valeria rompió a reír. 


—¡Más o menos como hacer el amor!


—Si, exacto, como hacer el amor. Venga, vamos a dar una vuelta.—Sehun esbozó una breve sonrisa. 























N/A 


Despues de una larga ausencia esta historia ha vuelto perdonenme pero es que mi carrera me exige mucho pero espero escribir lo mucho que pueda durante estas vacaciones. Nos vemos. 





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