Capìtulo 1
Ella es la chica que usa su cuerpo para entretener a los hombres. Ella es la chica que recibe dinero en efectivo dentro de su ropa interior. Ella tiene razones especiales para desnudarse delante de docenas de hombres.
- Rose,¿estás lista? Tu show comienza en cinco minutos. - Rose era mi nombre de stripper. Kage es el que nos defiende, si un cliente quiere cruzar la línea.
- Estoy lista. - dije, y me puse la máscara. Estaba cerca del escenario y podía oír los gritos de los hombres.
- ¡Rose! ¡Rose! ¡Rose! - tenían hambre de mí. Me querían.
Llevaba un top sin tirantes y una falda corta negra. El cuerpo estaba cubierto de un aceite especial que hacía que mi piel se viera más sexy y húmeda. Me subí al escenario, los hombres gritaban mientras caminaba de una manera sexy hasta que llegué a la barra. Envolví una mano alrededor de ella y di una vuelta. Di miradas sucias a todos los hombres, mientras me pasaba la lengua por los labios seductoramente. Los gritos se hicieron más y más fuertes. Me apoyé en la barra de striptease y froté las nalgas en ella, mi falda era tan corta que se podía ver la ropa interior pequeña.
- Oh mujer, eres tan caliente... - oí a alguien gritar. Sonreí y caminé hacia el hombre. Me arrodillé frente a él. Él me dirigió una mirada sádica y puso un billete de 20 dolares entre mis pechos. Le envié un beso rápido y me puse de pie para seguir recaudando dinero dentro de mi falda y top.
Vi a un tipo vestido de negro al final del salón, que me miraba insensible. Tenía un vaso de lo que yo suponía era whisky en una de sus manos. Era muy guapo. Se apoyó en un sofá grande de la zona VIP, donde los hombres más ricos se sentaban para mirar exclusivamente a las strippers.
El chico me miraba, y yo me ponía cada vez más nerviosa. Estaba acostumbrada a las miradas sucias, pero no a la intimidante de aquel chico. Puse los dólares que estaban en mi top en la falda y me dediqué a quitarme la parte superior. Los hombres se volvieron locos. Metó un dedo en mi boca y lo chupé mirando al chico de la esquina. No mostró ninguna emoción.
Una noche, después de una reunión con un chico misterioso, su vida va a cambiar.
Me cambié de ropa y me puse una camiseta y pantalones. Metí los pies dentro de las zapatillas. Finalmente, recogí mi pelo. Estaba lista para marcharme, pero entonces llamaron a la puerta. La abrí, y para mi sorpresa era aquel chico. Ahora podía verlo bien. Tenía el pelo negro y rizado, ojos azules, labios rosados... Llevaba una chaqueta de cuero negra a juego con los pantalones.
- ¿Puedo ayudarte? - le pregunté, doblando mis brazos alrededor del pecho. Se volvió con una sonrisa.
- Mira, iré directo al grano. - esperé para que continuara. - Te quiero, y yo siempre consigo lo que quiero, así que, ¿cuánto?
- Te daré una respuesta directa. No soy una puta. Así que estás perdiendo el tiempo. - dije con amargura y comencé a cerrar la puerta. Pero él me lo impidió.
- Diez mil. - afirmó mirándome a los ojos. - Dinero en efectivo, sólo una noche. - continuó.
- Lo siento, pero no.
- Un millón. - dijo de repente, mis ojos se abrieron ante la sorpresa.
¿Este chico estaba bien de la cabeza? Con ese dinero, podría pagar el tratamiento de mi madre. No tendría que trabajar más aquí. Podría pagar mis estudios. Simplemente, tendría mi vida hecha. Pero no, yo no me vendía.
- Te he dicho que no. - repetí.
- Te estoy ofreciendo un montón de dinero niña, y es sólo por una noche. - su tono era frío y autoritario. - Debes pensarlo.
- La respuesta es no. - dije, golpeando la puerta.
- Siempre consigo lo que quiero, recuérdalo. - gritó.
Tuve una horrible sensación de que él no me iba a dejar en paz tan fácilmente.
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