21

Los ojos de la joven se fijaron en la pared, mientras su mandíbula se apretaba. (T/n) sentía rabia, jadeando contra el cubrebocas de color negro.

"Se una buena chica y ponte balsamo en los labios, estan secos y asquerosos" "Tocarte es como tocar a una iguana muerta... deberias sentirte agradecida"

Las palabras se repitieron en su mente, causando incluso sus puños palpitaran. ¿Como se atrevía? ¿Porque no podía defenderse? ¿Porque podían disponer de ella, como si no tuviera algún tipo de autonomía?...

— Anee-san, ¿estas enferma? — Cuestionó Kazuo al verla con el ceño fruncido y el rostro sonrojado. El cubrebocas lo hacía sacar conjeturas con facilidad. (T/n) nunca se ponía así durante las visitas, todo lo contrario, ella siempre bromeaba, los animaba a jugar  y socializar con los niños de su edad.

— Ah, creo que pescaré un resfriado. Pero nada grave — Respondió la chica con fingida tranquilidad, acariciando el cabello rubio de su protegido. — ¿Aki aún sigue jugando con las chicas? Tal vez tu también deberías ir al patio con los chicos, no te hará mal hacer un poco de deporte.

— no. Odio el Voleibol — habló Kazuo secamente, antes de sentarse al lado de la mafiosa. Ambos se quedaron en silencio unos momentos, contemplando a los niños jugando en medio del gimnasio —. Anee-san, ¿Ya no sales con el rarito de las cejas?

— Él está ocupado. Se ofreció a cubrirme para que pudiera venir aquí... — Contestó. Sus ojos ni siquiera miraban al muchachito sentado a su lado. (T/n) evitaba el contacto visual a toda costa, avergonzada y temerosa de que el rubio descubriera la verdad que ella tanto ocultaba. — ¿Cómo te está yendo en la escuela?

— Mal. Unos idiotas se la pasan molestando a Aki, pero no puedo hacer mucho al respecto, son de un año superior... — (T/n) salió de su ensimismamiento al escuchar sus palabras. Suspiró pesadamente.

— Diles a tus profesores. Si nadie te escucha, haremos un plan y les daré una paliza, ¿de acuerdo?... — Murmuró ella, casi inconscientemente. Los ojos fijos en la pared llena de dibujos infantiles. —. Así son los niños caprichosos, creen que tienen derecho a todo, tomar lo quieren sin que nadie los detenga...

— ¿Al menos me estas escuchando? — Preguntó Kazuo hastiado. — ¿Anee-san?... ¡Mujer!

— No me hables así. Sé que tienes un problema... vamos a resolverlo. — Suspiró (T/n), acariciando los cabellos del menor. Él se quedó quieto, guardando silencio. Kazuo piensa que su protectora siempre estará ahí, que ella lo resolverá, que lo tiene bajo control y que no importa. Siempre es así, aunque a él le gustaría más un poco de consuelo y no las soluciones crueles pero prácticas que la joven mafiosa tiene en mente.

— Lo siento. A veces me molestas. — Murmuró con fastidio, tomando la mano de la mayor para alejarla de su cabeza, antes de ponerse de pie —. Iré por Aki, para que hables con ella también.

El ceño fruncido de Kazuo no pasa desapercibido para (T/n). Ella se tensa, mordiendose la lengua mientras sus pensamientos invaden su mente. 

"Yo también tengo problemas, maldito mocoso desconsiderado."

"Estoy soportando humillaciones a diario solo para que no te maten a ti y a tu hermana"

"¡¿CREES QUE YO QUERIA ESTO?!"

"No estarías aquí si hubieras cuidado mejor a tu hermana."

"A tu edad yo estaba en casa encerrada y siendo vigilada por el gobierno, ¿crees que un albergue es malo?"

"Idiota, idiota, idiota..."

"No debí ayudarlos ese día. ¡Son un jodido problema!"

"Todo es culpa del cerdo de Mishima..."

(T/n) solo puede repetirse a si misma una y otra vez que él es un niño. Esta solo y herido, molesto con ella, con el mundo y consigo mismo. Además, esto era culpa de ella, dentro suyo, sabe que jamás debió involucrarse con terceras personas debido a su trabajo. Más aún, fue una mala decisión dejar que pusieran en el tablero de juego a seres tan vulnerables como dos niños.

— Dios mio, solo espero que no se ponga peor en la adolescencia... — (T/n) suspira y murmura para sí misma, masajeando su frente. Ni siquiera tiene veinte años y ya siente en sus hombros el cansancio de una persona de cincuenta.

Y mientras Kazuo sale al patio a buscar a su hermana menor, él solo puede pensar en que realmente la situación en su escuela no escalaría a más. Al fin y al cabo... (T/n) siempre lo soluciona todo.

Aunque para aquel muchachito, las extrañas marcas de golpes y heridas en el cuello de su protectora no pasan desapercibidas. Moradas y verdes, junto a manchas rojizas que parecen algún tipo de sarpullido. Si, tal vez tenía fiebre.

[ . . . ]

[ . . . ]

La femina entró en las instalaciones que compartía con Akutagawa, cerrando la puerta con más fuerza de la necesaria. Su semblante, habitualmente tranquila, se encontraba ensombrecido por una mueca de molestia. Ryunosuke, por otro lado, se encontraba descansando en el sofá, aún convaleciente de su reciente enfermedad. Bastó una mirada para darse cuenta de que algo afligía a su compañera. Aunque quiso preguntar, su estoica personalidad le impedía demostrar demasiado interés.

—Deberías estar en cama —se limitó a decir ella con frialdad, sin dirigirle la mirada. Ella se dirigió a prepararse algo de comer de forma ruidosa, como queriendo desahogar su frustración a través de los quehaceres. Akutagawa la observaba en silencio, acostumbrado a captar más allá de las palabras.

Algo había pasado durante sus ausencias y (T/n) no estaba dispuesta a compartirlo. Sin embargo, el joven mafioso podía percibir su turbación a pesar de su aparente indiferencia. Él deseaba saber la razón de su malestar para ayudar a su compañera, a su particular manera. Pero su orgullo le impedía insistir, confiando en que ella acabaría desahogándose sola, como siempre había hecho. Sólo le quedaba aguardar con paciencia desde la distancia, aunque por dentro su semblante también se había ensombrecido.

La chica continuó preparando aquel paquete de sopa instantánea de forma ruidosa, descargando su frustración en cada acción. Su compañero la observaba desde el sofá, aguardando en silencio a que ella estuviera lista para hablar. Conocía su carácter reservado a la perfección, y no quería presionarla. Pero le incomodaba verla tan alterada cuando él no podía estar a su lado para apoyarla en el trabajo, como solían hacerlo siempre.

— Debiste pedir ayuda si necesitabas cubrirme — dijo al fin Akutagawa con su calma habitual, aunque había un atisbo de reproche en su voz.

(T/n) se tensó ante sus palabras. Sabía que no debía cargar en solitario con las responsabilidades de ambos, pero su terquedad a veces le jugaba malas pasadas.

Soltó un suspiro, consciente de que no tenía sentido seguir evitando el tema ante él. Depositó los platos sobre la mesa con menos fuerza, como cediendo.

— Tuve un enfrentamiento con unos contrabandistas — confesó sin mirarlo—  intentaron volar un almacen en el que estaba haciendo una revision de escena del crimen. Casi no la cuento por ir distraida.

Akutagawa permaneció en silencio, sabiendo que había más detalles que ella no contaba. Mas decidió no presionarla, dejando que compartiera lo sucedido a su propio ritmo. Solo quería que supiera que podía contar con él. Contempló como su compañera se dirigió hacia la barra de la pequeña cocina, evitando la mirada de Akutagawa. Al sentarse, sus palillos de metal cayeron al suelo. (T/n) se inclinó perezosamente para recogerlos, pero el movimiento hizo que su cabello se corriera revelando moretones en el cuello que él no había notado antes.

El semblante del joven mafioso (habitualmente impasible) se crispó de rabia al descifrar aquellas marcas. Mas reprimió sus impulsos y preguntó con aparente calma:

— ¿Quién te hizo esas marcas?

— No es nada — habló ella de forma tajante, acercándose el plato como barrera— Ya te dije que me enfrenté a contrabandistas, uno de ellos quizo ahorcarme.

— No te atrevas a mentirme – replicó Ryunosuke, con un deje de dureza en la voz mientras se levantaba de su puesto.—. Sabes que eres mucho más fuerte que cualquier enemigo, ¿Crees que me tragaré tu historia? ¿que cualquier patetico contrabandista puede acercarse a ti sin ser degollado? ¡¿Es enserio?!

(T/n) guardó silencio, abochornada. No necesitaba palabras para que Akutagawa descifrara la verdad, y en parte, le molestaba haber sido tan transparente despues de haber logrado ocultar aquellas marcas de mordidas en el cuello durante dos días. Un nuevo atisbo de ira amenazó con hacer tambalear su autocontrol ante la frustración.

— Fue uno de los nuestros, ¿cierto? -— Akutagawa insistió con rudeza —. Dime su nombre.

— ¡No te metas donde no te han llamado! — espetó la chica, poniéndose también de pie ante la sensación de humillación que bullía en su pecho—. No necesito que me protejas ni te debo explicaciones. Akutagawa, esto fue hecho con mi consentimiento...

— Merezco saber la verdad — insistió, acortando la distancia, incapaz de contenerse ante la imagen de otro sobrepasándose con ella. El ardor en el estomago era una sensacion nueva para Akutagawa, su garganta se sentia obstruida y el calor en su rostro era insoportable, como si se tratara de una fiebre — . Déjame encargarme de él.

— ¡¿En serio vamos a tener esta conversación?! — rebatió (T/n) empujándolo —. No eres mi dueño ni tienes derecho a involucrarte en mi vida privada.

Akutagawa la sujetó de los brazos con fuerza, clavando sus uñas en los brazos de su compañera. Sus ojos, normalmente fríos, destilaban una furia asesina. La femina trago saliva, desviando la mirada, odiando comportarse de forma débil frente a aquellos ojos grises.

— Atrévete otra vez a empujarme y no respondo, idiota

— Suéltala, Akutagawa — ordenó una voz a sus espaldas. Chuuya los miró a ambos con ceño fruncido. A pesar de su postura dominante, aunque los ojos del ejecutivo denotaban preocupación.

El aludido dudó unos segundos, pero terminó obedeciendo a regañadientes. (T/n) masajeó sus brazos entumecidos, agachando la mirada con culpa, ¿Acaso le llamarían la atención también a su compañero? Ella fue la única responsable de la situación.

— Gracias por su intervención, Chuuya-san, pero podemos resolver esto solos — susurró ella con orgullo herido, aunque su voz intentaba regularse para expresar determinación. El mayor negó con la cabeza.

— No cuando ponen en riesgo su relación laboral por discusiones infantiles. – declaró Chuuya con seriedad — . Ya he tenido sufiente de estos arrebatos. Son agentes importantes en mi unidas, no un par de chiquillos. — Su tono no admitía réplica.

(T/n) agachó la mirada, comprendiendo que debía guardar silencio. Ryunosuke también se serenó, aunque sus ojos aún despidieran molestia. Chuuya suspiró, odiando tener que mediar en esos asuntos. Pero como su líder, velaría por la seguridad de ambos.

— Necesito que me expliquen el motivo de su discusión. Vamos a resolverlo, aquí y ahora. — Ante las palabras de Nakahara, la joven tragó saliva. Sus ojos (C/O) miraron suplicantes a los de su compañero. Él no la humillaria así...

— (T/n) tiene marcas de mordidas y chupetones en el cuello. Dice que fue consensuado, pero... es mentira. La conozco, ella solo sale de casa para ir a mi departamento o cumplir con su trabajo en Port Mafia...

— ¿De verdad, Ryunosuke? Tan solo escucha lo que estás diciendo— intervino ella, sintiendo que su garganta se apretaba. Su mente herida solo pudo concebir que Akutagawa la traicionó al hablar de algo tan personal — . Piensas que no tengo nada más que hacer en mis tiempos libre. Es ridículo, Chuuya-san... por favor, dígale a Akutagawa que mi vida privada no debe afectarle... — Pero las lágrimas corrían por las mejillas de la muchacha. Y el temblor en su voz no pasó inadvertido, haciendo demasiado obvio que ella escondia algo. Incluso para Chuuya que apenas la conocía.

Akutagawa apretó los puños con impotencia, ¿Acaso la amistad de (T/n) eran sólo palabras vanas para llevar una conversación ocasional? Solo ella tenía permitido verlo en sus momentos vulnerables, tocarlo e incluso hablarle con sarcasmo sin recibir solo palabras cortantes de desprecio. Entonces, si él confiaba en ella... ¿Por que ella no podía confiar en él?

— Como tu superior... quiero que me cuentes la verdad detrás de esas marcas. Y es una orden.

(T/n) sintió que el suelo bajo sus pies temblaba, antes de tragar saliva. En voz baja, relató los hechos mientras intentaba regular las reacciones de su cuerpo.

— yo, uhm — ella respiró profundamente —. La ultima misión que tuve, fuí designada para escoltar a Mishima en un encuentro con un influyente político. Bueno, creo que ese tipo no... no era de fiar y parecía tener otros intereses que irian contra la organización.  Pero cuando entré a la habitación... creo que me vió por primera vez y, lanzó comentarios al aire. Tal vez lo dijo en broma, no lo sé, pero propuso incluirme en las negociaciones de forma... impropia. Ese hombre fue quien me hizo esto y... bueno, pasó.


Akutagawa sintió repulsión por Mishima, siempre ávido de poder y prestigio. El autocontrol del joven mafioso se desmoronaba de ira con cada palabra: Aquel cobarde ser aceptó el trueque sin miramientos. Ella pasó entonces a manos de un malnacido, quien no dudó en herir su orgullo y dignidad para saciar sus bajos instintos.  Aquel canalla se atrevió a mancillar el honor de su compañera de esa forma y reducirla a una mero objeto. Mas aún, fue doloroso saber que aquello no hubiera sucedido si él hubiera estado presente para protegerla.

— ¿Por que no me lo dijiste antes? — Murmuró con voz grave, ya sin saber hacia quien reflejar su ira.

— Aki y Kazuo están refugiados en una aldea infantil que pertenece a la familia Mishima. Sabes bien de lo que él es capaz, y no quiero exponerlos de esta manera — Confesó (T/n), aún con voz temblorosa. — No deseo acusar a Mishima, prefiero olvidar esto, se que puedo hacerlo. Así que les ruego que me escuchen y sean discretos, por favor.

Chuuya escuchaba con calma, aunque su rostro demacrado reflejaba una tormenta interna. Como líder debía sopesar bien la situación antes de actuar, pero, ¿Cómo podría hacerle frente a esta situación? Más aún, teniendo a su subordinada delante de él, sufriendo un colapso. Era difícil incluso encontrar las palabras apropiadas para no herirla más.

— Esto no quedará impune — sentenció, apoyando su mano en el hombro de su subordinada — . Mishima ha traicionado nuestros valores al anteponer sus mezquinos intereses. Pero debemos mantener la compostura y actuar tal cual el protocolo dicta. Él sera juzgado.

— Confío en vuestra sabiduría para solucionar esto, Chuuya- san — musitó Akutagawa con orgullo herido, pero confiando en que una tormenta se avecinaba para el maldito Mishima. La Port Mafia no perdonaba la traición de los suyos, despues de todo.

[ . . . ]

[. . . ]

Chuuya y (t/n) caminaban en silencio por los pasillos de la sede de la Port Mafia. El lugar, de apariencia moderna, despedía una atmósfera lúgubre e imponente: Las paredes de frío metal apenas se iluminaban con tenues focos en el techo, dando al lugar un aspecto tétrico. Se oían ecos amortiguados de voces y otras actividades, así como el ocasional sonido metálico de armas siendo cargadas.

Guerreros entrenados iban y venían por los pasillos, expresiones serias y miradas duras, siempre alerta. Algunos saludaban con un gesto a Chuuya, como el respetado y temido líder que era. A su lado, "La chica de las sombras", miraba a todos por sobre el hombro con ojos entrecerrados y manos en los bolsillos. Su postura imponente como una fachada frágil, procuraba mantener oculto el nudo en su garganta, culpa de los recientes acontecimientos.

Llegaron a una sala de reuniones de techos altos y ventanales polarizados. Adentro, un moderno sistema táctico mostraba mapas con la disposición de tropas y operaciones en marcha. La tecnología solo servía para reforzar el poderío de la organización.

El ejecutivo de cabello rojizo tomó asiento cerca de la cabecera e invitó a su subordinada a unirse en un asiento detras de él. Más evaluaciones tácticas estaban por comenzar, pero una tormenta interna no cesaría hasta que la justicia fuese restablecida. (T/n) era su subordinada, pensar en que algun tipo de impunidad la tocaría de primera mano era inaudito.

Despues de todo, ella siempre fue leal a la organización, con un desempeño impecable en el campo de batalla. Junto a Akutagawa, fueron los subordinados gracias a los cuales Chuuya recibió más halagos por la unidad que lideraba. Enviar a sus chicos a las redadas siempre fue igual a ganar cada partida. Él no podía permitir una ofensa así, pensó con los ojos fijos en la puerta de la sala de reuniones.

El jefe hizo acto de presencia en la sala, segundos despues. Mori Ogai, quien irradiaba un aura sobrecogedora pese a mostrarse apacible, fue el primero en saludar a ambos con una sonrisa. En silencio evaluaba la situación buscando la solución más beneficiosa para la Port Mafia.

Detrás de él entró Koyō Ozaki, al mando del escuadrón de torturas. Su belleza palida llamó la atención de (T/n), quien discretamente agachó la mirada, sabiendo que aquella hermosa mujer escondía una mente retorcida que a veces disfrutaba del sufrimiento humano. Aquella dama sonrió hacia la muchacha de cabellos (C/C) con fingida empatía, a pesar de que sus pensamientos repetian que «el dolor es moneda corriente para nosotras».

El ejecutivo Ace, sentado junto a ella miraba al resto con suficiencia, ajeno a la gravedad del asunto. Una mujer siendo una mujer, pensaba. Solo le interesaban sus propias metas, asi que, ¿Por que razon debia estar perdiendo el tiempo en este juicio, si ella ni siquiera tenia un rango de relevancia? Ademas, lo ocurrido fue, si, cuestionable, pero un medio para un fin. Un fin que beneficiaba las relaciones políticas de la Mafia.

Chuuya aguardaba la decisión final, el único convencido de que Mishima debía ser eliminado por quebrantar la confianza depositada en él. Mas los contactos del traidor resultaban valiosos para la organización, asi que temió lo peor. Además, el culpable ni siquiera se hallaba en la habitación para recibir su merecido escarmiento. La tensión crecía ante la mirada estoica de Mori, quien pronto sopesaría los daños y beneficios con su mente calculadora. Solo él decidiría el destino de Mishima y, con ello, si la justicia prevalecería o no dentro de aquella organización.

Los ejecutivos intercambiaban miradas, sopesando la situación.

— Hemos deliberado cuidadosamente sobre este caso — comenzó Mori con voz pausada — .Si bien Mishima actuó imprudentemente, sus contactos revisten importancia. La solución más viable que encontramos es colocar a Mishima-kun y (T/n)-kun en diferentes unidades para  que no hayan más incidentes de... hostigamiento.

— Traicionó nuestros códigos — rebatió Chuuya con brío, sus ojos azules destilando preocupación —. No podemos permitir estas afrentas, tal vez hoy fue (T/n), pero mañana será otra agente... la Port Mafia no es una compañía para "Prestar servicios" a cambio de contratos. La dignidad de nuestros miembros es imprescindible-

— Tus motivos son comprensibles — interrumpió Koyō con voz tranquila y segura —. Pero el provecho de nuestra familia prima sobre todo. Hay situaciones en las que debemos sacrificar más que tiempo y trabajo para asegurar el bien de nuestra organización. Además, esta es la Mafia, cada día que trabajamos aquí sabemos los riesgos que corremos.

— Opino igual — secundó Ace con desgana —. No veo por qué perder el tiempo con esto. La solución es práctica, todos estamos de acuerdo.

(T/n) sentía crecer la indignación en su pecho, aunque se mordiera la lengua para no quebrar su compostura. Sus ojos se mantuvieron fijos en su regazo, impotentes. Sabía que esto ocurriría, su miedo a hablar fue más razonable que la búsqueda de "justicia" iniciada por Chuuya. Ahora mismo, sólo podía culparlo a él y a Akutagawa por esa humillación.

Estaba rodeada por personas llenas de poder, que creían que esta transgresión en su contra no sólo era justificable, si no, que era símbolo de lealtad.

— Entiendo tu indignación, jovencita —prosiguió Mori mirando a la femina con calma—. Mas mi deber es velar por el engrandecimiento de nuestra empresa. Mishima es útil y no podemos prescindir de él.

— Con todo respeto, ¿acaso la dignidad de mis subordinados no cuenta? — inquirió Chuuya con voz ronca.

— En tiempos de guerra, algunos sacrificios son menester — habló Koyō con falsa empatía. Mori asintió pausadamente. Esta chica debía ser consciente de que para ellos no era más que una pieza en un tablero de ajedrez. Y ella les pertenecia a pesar de todo.

— Lamento el daño causado a nuestra camarada — Repitió Mori con calma — Sin embargo, cortar lazos con Mishima-kun podría perjudicarnos. Sus contactos son fundamentales para la Port Mafia, y su fortuna nos ha beneficiado bastante.

— Entiendo tu decepción, Chuuya — añadió Koyō con voz sedosa, colocando una mano en el hombro de su antiguo  pupilo — . Pero estas cosas pasan, desgraciadamente. Yo misma me encargaré de ayudar a tu subordinada a superar este... episodio. — (T/n) escuchaba en silencio, con la mirada vacia. Aquellas palabras carecían del valor que siempre ostentaban, aquellas personas a quienes sirvio siempre, a pesar de su dolor y perdidas, ahora la hacian sentir indefensa.

— ¡Propongo darle una advertencia a Mishima! — opinó Ace con resolución. Simplemente estaba deseando terminar lo mas rapido posible con la reunión— . Las mujeres son caprichosas. Pudo ser un malentendido de parte de ambos... — Chuuya apretó los puños, conteniéndose a duras penas para no lanzarse a golpear a su "camarada".

— Mi prioridad es esta organización — sentenció Mori con tono definitivo— .Mishima seguirá operando, bajo estrecha vigilancia. En cuanto a ti, (T/n)-kun, esperemos que sepas comprender por el bien común.

Ozaki asintió, fingiendo compasión. Mas su mirada carecía de calidez. La menor bajó la cabeza, sintiéndose doblemente traicionada. La justicia prometida quedaba en mera palabrería. Su honor no tenía valor alguno ante los cálculos de aquellos seres sin corazón.

El silencio reinó por unos instantes. Fue Mori quien habló nuevamente:

— como te mencionamos, hemos tomado una decisión. (T/n), queda transferida al escuadrón de Koyō-kun de ahora en más. Confío en que hallará en ella una guía que la oriente en el difícil camino que ha emprendido. — al escuchar las palabras del jefe, Ozaki esbozó una sonrisa fingida. (T/n) contuvo un estremecimiento, sabiendo que su nueva jefa disfrutaba del dolor ajeno y poco o nada le importarian sus quejas. — En cuanto a Mishima — prosiguió Mori con calma — recibirá una fuerte advertencia de mi parte. Debe comprender que tales incidentes no quedarán impunes. Pero conservará su puesto, por el momento. Confío en que todos actuaremos para fortalecer nuestra organización — concluyó Mori —. Doy por terminada la reunión. Pueden retirarse.

Uno a uno fueron saliendo, hasta que (T/n) y Chuuya se encontraron solos. Intercambiaron una mirada cargada de frustración, sabiendo que la justicia había sido vendida en aras del poder. Solo el destino sabía el calvario que le deparaba a la joven de ahora en más. Ambos salieron de la sala de juntas y caminaron silenciosos por el pasillo, hacia el ascensor. La caja metálica inició su descenso, llevándolos lejos de aquella sala en que se escenificó la farsa de un juicio.

(T/n) había mantenido la compostura ante los demás, como dictaban los cánones del lugar. Mas en soledad, su estoicismo se hizo añicos. Un gemido estrangulado escapó de sus labios, rompiendo el delicado equilibrio interno. Su rostro se contrajo en una mueca de angustia impotente mientras las lágrimas brotaban sin control, anegando su faz bañada en aflicción. Llevó una mano a la boca para acallar los sollozos que sacudían su ser, incapaces ya de ser refrenados.

Chuuya la observaba en silencio, sintiendo compasión por el dolor de su (ahora) ex-subordinada, obligada a soportar humillaciones por los dictados de una "familia" que anteponía el cálculo frío al honor de los individuos.  Él hubiera querido reconfortarla, mas su naturaleza se lo impedía. Solo pudo posar una mano sobre su hombro en mudo respaldo, compartiendo en la mirada azul la promesa de que su agresor pagaría algún día por tal ultraje.

(T/n) apenas percibió el gesto en medio de su desconsuelo, llorando amargamente la traición de aquellos en quienes había depositado su lealtad ciega. Entre sollozos, logró articular una pregunta:

— Chuuya-san ... ¿podría desertar? No deseo permanecer aquí ni un día más. No me siento capaz. — El aludido suspiró, comprensivo, pero sabía que huir sólo sería una sentencia de muerte.

— Sabes que no es tan simple. Aún debes lealtad a la organización que te acogió. Mori no dejará ir así como así a un activo tan valioso.

— Ya no estoy dispuesta a soportar esta farsa — replicó ella con amargura— . Vendieron mi cuerpo por unos cuantos contactos. ¿Realmente crees que esto es lo que le harían a lo que ellos llaman "un activo valioso"? Por favor...

— Lo entiendo — repuso Chuuya con calma forzada—. Pero debes pensar bien las cosas. Desertar solo logrará que te declaren enemiga. Serás cazada cual animal.

— No me importa una persecución, Chuuya-san. Necesito irme lejos de este lugar, lejos de él ...— susurró (T/n) con desesperación. Su deseo era irse, desapercer lejos de la mano de Mishima. Él sabía su punto débil, pero, si ella escapara al extranjero... aquel infame hombre dejaría en paz a los niños a los que la joven protegía.

— Escúchame — musitó él tomándola del mentón —. Aún hay luchas que librar desde adentro. Si realmente deseas huir, prepárate, porque la mafia no deja cabos sueltos. La organización ira tras tu cabeza... y no creas que será facil huir. — lagrimas silenciosas se derraman por las mejillas maltratadas mientras (T/n) niega con la cabeza —. No serán sólo agentes cualquiera. El jefe sabe de tus capacidades de asesinato, así que respondeme, ¿A quien crees que enviarán?

— ¿Es tan difícil dejarme ir?... — Pregunta la chica con voz quebrada. El ejecutivo asintió, mientras le limpiaba las lágrimas con sus guantes de cuero.

— Tus circunstancias no son las mismas que las del resto de miembros, desde que te encontraron como rehen de esa organización de trafico humano. Tu mentor sabía de esto y eligió entrenarte para servirnos, antes que concederte la libertad. Lo lamento por ti, pero tu poder de decisión ahora mismo es la de un perro rescatado de la basura. Así que por favor, (t/n), no muerdas la mano que te ha brindado techo y alimento. Créeme...

...Akutagawa sufrirá mucho si lo obligan a darte caza.

[ . . . ]

[ . . . ]

"Si hay un dios, ¿Sabríamos siquiera su nombre?

Si hay un dios, creo que negaría con la cabeza y se daría la vuelta"

[ . . . ]









































Hola, ha pasado mucho tiempo c:

Espero que todas las personitas que siguen esta historia, estén bien. Les agradezco muchísimo la paciencia y el apoyo que me brindan ♡.

Bueno, hablando de la historia, traté de suavizar algunos aspectos y no volverlos tan explícitos. Y para aquellos que pensaban que la Port Mafia era todo lealtad, jeje... no quisiera recordarles la escena de los limones en el manga.

Pero bueno, es interesante tocar estos aspectos un poco más "oscuros" y escribir (más que nada son HEADCANONS) de como reaccionarian los personajes ante esta situación. Si, saben que esta mal, pero bue, es una raya más al tigre. Por otro lado, también quisiera haber ahondado un poco más  en la reacción de Akutagawa y como esto va a afectar la relación platónica que tiene con la (t/n). Pero saben que mi estilo casi nunca ha sido enfocarme solo en el "romance", porque me cuesta muchísimo y veo este tipo de tramas como un pilar para desarrollar la relación.

(Mucho texto)

Siento que este capitulo estuvo muy... rápido y algo flojito. Pero les juro que la cabeza no me da y la redacción me hace llorar sangre. No cómo escribiré el siguiente, menos aún el POV de Aku.

Por otro lado, he considerado comenzar a publicar en AO3, pero aun tengo que descubrir como funciona esa vaina. Y también esta el hecho de la estética que, si bien no está muy trabajada, me ayuda bastante.


... 

  a quienes llegaron hasta aquí, los tkm

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