17
— Ah... que noche más difícil, ¿No, Akutagawa? — Dijo ella con una tonta sonrisa en el rostro. Parecía que (T/n) hablaba más para si misma que para obtener respuesta, fue extraño para las otras dos personas dentro del auto.
— Si — lo único que salió de los labios del pálido chico fue una palabra seca mientras continuaba con su vista al frente. La fémina lanzó un suspiro al aire y volvió sus ojos a la ventana de al lado. Chuuya sólo escucho la corta y seca conversación de ambos.
¿Como carajos se comunicaban? A veces parecía que Ryunosuke no le prestaba la más mínima atención a su compañera, aunque ella estuviera cubierta moratones y rasguños. Sin contar la sangre seca en el vestido de diseñador rojo que él mismo había ordenado por Internet hace algunos días.
El maldito vestido de diseñador...
— Llegaremos pronto al hospedaje. Mañana por la tarde tendrán que reportarme lo ocurrido en la misión de hoy — el pelirrojo dirigió una pequeña mirada a sus subordinados, a través del espejo retrovisor —. En especial tú, (T/n), esos golpes no te los hizo el aire.
— Si — respondieron ambos adolescentes al unísono. Chuuya suspiro en voz baja mientras movía su cabeza ligeramente, en un gesto de desaprobación.
Unos instantes después, el Ejecutivo se estacionó justo frente a la puerta del lugar en el que tendrían que pasar la noche por medidas de seguridad. Se trataba de un hotel que había sido inaugurado recientemente y contaba con la protección de la mafia.
En un inicio, la reserva del hotel constaría de tres habitaciones individuales, una para cada uno de ellos, sin embargo fue cambiada de último minuto por el ejecutivo pelirrojo. Una habitación doble y sólo una individual. Chuuya quería evitarse complicaciones y prefería que la adolescente durmiera con algo de "vigilancia extra".
Evidentemente él no actuaría como el encargado de dicha tarea. Sería extraño para si mismo, razón por la cual escogió para dicha tarea al más centrado y confiable de sus subordinados.
— Espero que no te molesten mis ronquidos. — bromeó (T/n) entrando tras la puerta, en compañía del joven de cabello negro con puntas blancas.
— No me molesta dormir en medio del ruido — fue su respuesta, completamente a secas. Después de decir eso, Akutagawa analizó de pies a cabeza la figura de su compañera, provocando que la mencionada se cubriera con vergüenza el pecho y abdomen — ¿Dormirás así?
—Iré a ducharme, me siento asquerosa — Habló ella, caminando en dirección al baño de la habitación. De alguna manera, el sentido oculto en sus palabras salió a flote.
Akutagawa observó la silueta femenina desaparecer tras la puerta, totalmente en silencio. Sin darle más importancia se deshizo de su corbata y su saco de vestir, yendo directamente a uno de los futones, el cual tenía intenciones de arrastrar hasta el otro extremo de la habitación. El chico necesitaba dormir, y a pesar de afirmar lo contrario, no quería que los ronquidos ajenos interrumpieron su sueño.
Sin embargo tuvo que desistir. Tal vez sería una falta de respeto hacia el personal del hotel. Y, tras un momento más de reflexionar, se dejó caer sobre él futon, mientras su inconsciente recorría una misma cuestión una y otra vez:
"¿Que carajos pudo pasar?"
La misma pregunta recorría la mente de la joven dentro del cuarto de baño. No existía una explicación razonable para que se hubiera quedado inconsciente de forma tan repentina durante la subasta.
Tal vez se trataba de algún sedante, pero no sentía algún efecto extraño en el cuerpo, ni siquiera encontraba algún rastro del pinchazo de una aguja. ¿Al menos eso dejaba rastro? No lo sabía, sólo tocaba insistentemente su cuerpo mojado por el agua de la ducha, buscando alguna señal sin éxito.
El agua que observaba caer hacia la rejilla de la ducha era parcialmente turbia. Sus brazos abrazaron sus rodillas con fuerza, tratando de confortarse, ante las miradas que los miles de ojos incrustados en los azulejos le dedicaban.
(T/n) sabía que no había nadie más que ella en aquel cuarto de baño. Pero no podía convencer de ello a aquella parte de su mente que le repetía una y otra vez que si estaba siendo observada, incluso que corría peligro dentro de la pequeña habitación. Aquella misma parte que le gritaba desesperadamente que si se quitaba la ropa para ducharse, alguien aparecería repentinamente para lastimarla.
Diversas partes de su cuerpo dolían por los moratones que ella misma se causó. Fue su culpa el haberse confiado durante la misión, si tan sólo no lo hubiera hecho no habría quedado inconsciente y nunca habría llegado a aquella habitación de espejos.
(T/n) también se lastimó por su incapacidad de librarse de esas esposas. Si lo hubiera hecho más rápido, no tendría que soportar el sentir las sucias manos tocandola a ella y el cuerpo que la traicionó. Su propio cuerpo, el que tantas veces fue la razón de sus inseguridades y temores.
Y aunque, tal vez, era su parte irracional la que la hacia sentirse observada; su parte racional también tenía miedo de quitarse el vestido y las mallas. Le asustaba descubrir las marcas de aquellas sucias manos y los golpes que le propinaron. (T/n) tenía miedo de afrontar aquella responsabilidad.
Además, la misión casi fracasó por su culpa. Aki estuvo a punto de morir por su culpa, al igual que todas aquella rehenes. Todo era culpa suya.
(T/n) al hallarse en soledad y desesperación, no podía evitar preguntarse que haría Odasaku para confortarla.
¿Qué le diría él si estuviera a su lado? ¿Tal vez estaba exagerando demasiado?
Al menos Aki estaba a salvo, eso era lo importante, ella debería sentirse feliz por la pequeña rubia. Pero... ¿Por qué no se sentía así? Había tantas cosas en las que pensar, su mente daba vueltas una y otra vez. Todo, durante largos minutos, que concluyeron en casi una hora de ella recostada en el humedo piso, con la llave de la ducha cerrada.
La (t/c/d/c) lanzó un suspiro de resignación, poniéndose de pie y dirigiéndose a la puerta baño. Se cubrió con una bata negra tan pronto salió del baño, caminando dentro de la habitación. Aún con el cabello húmedo; la ropa sucia y totalmente empapada; buscó la maleta donde guardaba sus pertenencias y la yukata que el hotel ofrecía como cortesía a los huéspedes.
Ella tomó el bolso apenas lo encontró y lo arrojó sobre su hombro. Se sentía totalmente deshecha, al punto que ni siquiera le importaba dormir. En su mente sólo estaba quitarse ese vestido empapado para no ensuciar con sangre las sábanas del hotel. Ni siquiera sentía las fuerzas suficientes para secar su cabello.
— Estuviste poco más una hora ahí adentro — Akutagawa habló recostado desde su futon. Ella se quedó de pie en su lugar, deteniendo su pequeño recorrido para escucharlo.
— Perdón, ¿querías ducharte?
— No. Tienes suerte de no morir de hipotermia en este clima — respondió el azabache. (T/n) suspiró pesadamente antes de emprender el camino para volver a encerrarse en aquel baño. No tenía la fuerza para emitir una sola palabra, aún si esta se dirigía a Akutagawa.
Tan pronto entró nuevamente; abrazó sus hombros con frío y se quitó el vestido y las mallas que traía encima, colocándose la yukata en su tembloroso cuerpo. Todo haciéndolo todo con suma lentitud.
— "Me va a dar una infección. Carajo" — pensó al terminar y mirar su rostro en el espejo. ¿La sangre estaría contaminada? ¿Qué tan costosos eran los productos de cuidado de la piel y las medicinas para esta?
Lanzó un suspiro nuevamente. La joven prefirió volver a la habitación y dormir, aún sin responder las muchas dudas en su mente. El mejor y más simple camino para ella, era ese.
— Buenas noches, Akutagawa — murmuró (T/n) después de acostarse en el futon que le correspondía, dándole la espalda a su compañero.
— Son las tres de la madrugada — respondió él, aún con sus ojos grises cerrados en un vano intento de conciliar el sueño.
— Sigue oscuro. Para mí, aún es de noche — contestó. Un prolongado silencio se formó en la habitación por unos minutos.
— No me dijiste que fue lo que te ocurrió durante la operación — fue Akutagawa quien rompió el desalentador ambiente en la habitación. Tal vez, incluso lo había tornado incómodo con aquella pregunta.
— Yo... — ella guardó silencio por unos segundos, respirando profundamente para guardar, dentro de su corazón, aquellos desagradable sentimientos —. Uno de los guardias me dejó inconsciente. No sé como lo hizo, pero por suerte me llevo con el jefe, así que al menos logré acabar con él — confesó con una tranquilidad que incluso a ella misma la sorprendió.
— ¿Estás segura de que eso fue todo, (T/n)? — insistió ante la distante respuesta de su compañera. Si existía algo que el reconocía, era la expresividad en el tono de voz de (T/n).
— No... — la joven confesó —. El jefe... creo que trató de abusar de mí. Me alivia saber que no pasó a mayores, pero me sigo sintiendo tan... asquerosa.
— ¿Esa es la razón por la cual estas actuando de esta forma? — interrogó con neutralidad. (T/n) fruncio el ceño, incredula ante la intromisión del mafioso, poniendose inevitablemente a la defensiva.
— ¡¿Por qué me preguntas tantas cosas?! ¿Qué es lo que ocurre contigo? — respondió ariscamente, ofendida en parte por el invasivo interrogatorio de su compañero.
— Responde — demandó en un seco tono de voz. (T/n) odiaba cuando Akutagawa hablaba de esa manera, exigiéndole respuestas y pretendiendo tener autoridad sobre ella, sin siquiera tratar de empatizar con sus emociones.
— No eres mi padre. Métete en tus asuntos.
— Pero si fuera tu mentor, me responderias — A pesar de que fue un comentario cualquiera para Akutagawa, aquellas palabras encendieron algo dentro de la contraria. El leve enojo, rápidamente se convirtió en una oleada de ira.
— ¡Cállate! ¿Por qué siempre lo metes en nuestras conversaciones? Si yo trajera a colación, a tu amado Dazai-san con, tanta frecuencia... tu estarías mil veces más molesto y no dudarías en golpearme — Recriminó mientras se ponía de rodillas y tomaba al pálido muchacho de la camisa, llena completamente de rabia, mientras sus ojos se cristalizaban.
— Golpeame si eso te hace sentir mejor. Lo permitiré si respondes a la pregunta que te hice — las orbes grises la miraron fijamente. No de manera inquisidora, más bien, parecía que portaban algo de comprensión en lo profundo.
Ryunosuke no tenía intenciones de ofender a (T/n), mucho menos de ser invasivo con ella ni su privacidad. Pero no podía evitar que su mente se llenara de impotencia al escuchar lo que le había ocurrido.
Al vivir toda su infancia en el barrio mortero, sabía que esa clase de abusos no eran ningún juego. Él sabía que; por mucha ira que su compañera mostrase; dentro suyo algo se había quebrado, que su dignidad y orgullo fueron heridos durante su misión.
— Ni siquiera recuerdo que fue lo que preguntaste...
— Sólo quiero saber si te hicieron algo más — una mirada de dolor se asomó bajo la expresión de furia de la fémina. La pregunta que tanto intentaba evadir debía ser respondida.
— No...— (T/n) susurra entre sollozos y desvía la mirada hacia el pecho del muchacho, evitando sus grises ojos. La vaga respuesta produjo algo de desconcierto en Akutagawa —. No me hicieron nada, estoy bien.
— ¿Sabes con certeza si no te lastimaron cuando te sedaron?
— No lo creo. Cuando desperté no sentía mi cuerpo extraño, sólo me dolía un poco la cabeza — la contraria respiró profundamente para calmarse, a la vez que bajaba del regazo de su compañero, completamente avergonzada —. Lamento gritarte, pero por favor... ¿Podríamos ya no hablar de eso?
— Hoy me encargaron cuidar de ti, (T/n) — la mencionada asintió con la postura de un animal regañado —. No debes responsabilizarme de tu ira, lo único que he hecho al interrogarte es cumplir mi trabajo. Desacaté muchas ordenes anoche, así que hoy obedeceré a mi superior como corresponde.
— Perdón — Habló la (T/c/d/p) dándole la espalda y cubriendose la cabeza con las mantas del futon, todo para que Ryunosuke no viera sus ojos inundados en lágrimas —. Arriesgaste mucho hoy para salvar a Aki y creo que ni siquiera te agradecí como se debe.
— No es necesario que lo hagas. Sacar a todas esas niñas, fue un mero deseo mío. Tus palabras o acciones no influyeron en mi decisión — Las palabras honestas abandonaron los labios de Ryunosuke.
— Akutagawa — la fémina llamó —¿Puedo preguntar por qué lo hiciste?
— Despues de lo que ocurrió ese día, me prometí que no volvería a verte llorar por tus pérdidas — habló con firmeza el joven mafioso, observando la espalda a su acompañante —. Al menos ahora se con seguridad qué no lloraras por la niña.
— Sabes que no deberías preocuparte por mi. Te dije que era una llorona sin arreglo alguno — rió, haciendo una pequeña pausa para tomar un poco de aire — . Aunque... lo aprecio mucho, tus acciones fueron nobles, me siento agradecida de ser tu compañera.
Durante casi otros treinta minutos, ellos se quedaron en un total silencio, esperando que el otro se durmiera. Aún sabiendo que ninguno de los dos había caído en el sueño.
— Ryunosuke.
— ¿Hmm?
— ¿Tú me consideras una amiga? — (t/n) lanzó una pregunta repentina y algo invasiva, tal y como él lo había hecho varios minutos atrás.
— ... — Akutagawa guardó un breve silencio, antes de responder con una simple y seca palabra — Si.
Una sonrisa pequeña se dibujó en el rostro de (T/n). Por su parte, a Ryunosuke, aquella afirmación pequeña le produjo una presión llena de calidez y seguridad en el pecho.
— Buenas noches, Akutagawa — La chica quiso decir un honesto "Te quiero", pero renunció a la idea rápidamente. A pesar de la reciente confianza, no quería verse vulnerable ni que sus palabras se malinterpretaran.
— Buenas noches.
[ . . . ]
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"Las autoridades de Yokohama continuan en la busqueda del responsable del grave suceso ocurrido el pasado viernes a las afueras de la ciudad.
Por el momento, las investigaciones indican que las jóvenes extranjeras que fueron abandonadas a puertas de la estación de policía de Isogo, están profundamente involucradas con la explosión que arrebató la vida de 31 personas. Entre ellos, importantes empresarios y figuras públicas de la prefectura de Kanagawa.
Sin duda alguna, se destaca la pérdida del influyente empresario Yuu Mishima, candidato a la alcaldía en las elecciones que se celebrarán el próximo año en Yokohama. Lo ocurrido es realmente lamentable, por lo que, en nombre de la nación, le damos nuestras condolencias a la Familia Mishima.
Hoy, uno de nuestros corresponsales, entrevistó al heredero de la familia, Yukio Mishima. Les traemos la nota a continuación ..." — (T/n) prefirió cambiar el canal antes de continuar escuchando al "respetuoso" reportero.
Yuu Mishima había sido el jefe tras la organización del evento donde se habían subastado mujeres extranjeras y niñas huérfanas. En ese programa, claramente la noticia no estaba siendo transmitida de manera imparcial, pero (Lastimosamente) ese era el noticiero más sintonizado al medio día en Japón.
"Tras los interrogatorios realizados a las jóvenes víctimas de trata, los testimonios certifican que una persona infiltrada fue responsable del incidente del 19 de diciembre. Se presume la presencia de una joven de nacionalidad extranjera, la cual suplantó a una de las mujeres involucradas en la subasta clandestina.
Por el momento, aún no se conoce la identidad de la "salvadora", como es llamada por estas señoritas. La interrogante de su actuar, ya sea independiente o en complicidad, aún no ha sido contestada"
— ¿Qué es lo que estás mirando? — (T/n) saltó del sillón de la oficina, apuntando rápidamente el control remoto y apagando la televisión.
— ¡Akutagawa, ponte un cascabel! Ni siquiera me dí cuenta de que entraste...
— ¿Sigues al pendiente de los reportajes? Sabes bien que estás sugestionandote. Ellos no conocen tu identidad y la Port Mafia se encargó de borrar todas las pistas que lleven a ella. Además, aunque tuvieran tu nombre y rostro, nuestras influencias no permitirían que fuesen revelados. — La joven rodó los ojos con obviedad, sabiendo de memoria la respuesta de su compañero.
— Sólo siento curiosidad. Quiero saber que pasará con las mujeres que sacamos y ... Las consecuencias de todas esas muertes.
— Ya veo — afirmó el joven con un asentimiento de cabeza. —. El jefe me ordenó escoltarte a su oficina, así que levantate de ese sofá y andando.
— Aaaaaah, no quiero ir — expresó (t/n) de forma perezosa mientras alzaba su brazo en dirección de su compañero, aún recostada en el suelo y con la cabeza en el sofá. Akutagawa la sujetó de la mano y jaló de esta hasta que ella se levantó de su puesto.
Õgai Mori; jefe de la Port Mafia, fue quien designó a (T/n) y Akutagawa como compañeros de equipo, asumiendo que tendrían una buena comunicación y compatibilidad al compartir edad.
Akutagawa siempre necesitó un freno tras su historial de impulsivo actuar, el cual más de una vez interfirió con investigaciones e interrogatorios (Todo esto mientras estuvo bajo la tutela de Dazai Osamu).
Por otro lado, estaba (T/n): una joven que se mostró sumisa e incluso temerosa de las órdenes de la Mafia. Ella necesitaba alguien que la inspirase a actuar de forma un poco más independiente, sin necesidad de que las instrucciones se le fueran entregadas al pie de la letra. (T/n) fue un freno a la ira e impulsividad de Akutagawa. Akutagawa fue la voz de la razón para (T/n) cuando ella se dejó dominar por las dudas o el sentimentalismo.
Pero más allá de la forma en que sus personalidades se complementaron, sus habilidades les fueron destinadas para ser letales. Juntos, eran una máquina asesina. Dignos de ser los perros rabiosos de la Mafia. Ambos quedaron bajo la tutela de Nakahara Chuuya. Morí vio que, en un futuro, el par de adolescentes serían pilares importantes dentro de la organización.
Sin embargo; muy a pesar de ser un duo y compartir el mismo rango; Ryunosuke siempre fue quien recibió las pocas llamadas y órdenes directas del jefe. La última vez que (T/n) fue solicitada en la oficina de Mori, fue hace más un año, ese mismo día fue asignada como compañera de equipo de Akutagawa.
— ¿Crees que sea algo grave? — ella preguntó con incertidumbre, la evasiva mirada de su guía la alarmó aún más — ¿Ryunosuke?
— Eso no es de mi conocimiento — respondió él, deteniendose frente a la puerta de la oficina más importante de todo el edificio —. Entra, esperaré hasta que termines.
Con algo más de motivación, la adolescente abrió la puerta lentamente e ingresó en la oscura habitación.
— Buenas tardes, Jefe. Lamento la demora — Habló con formalidad después de realizar la respectiva reverencia.
— Oh, no te preocupes por esos detalles, (T/a)-kun — la chica asintió, aún en unas firme postura —. Quería presentarte a alguien — señaló el jefe. De entre la oscuridad un joven de rubios cabellos y ojos carmesí se asomó, portando traje de color gris en su sobrio semblante —. (T/a)-kun, él es Mishima Yukio-San, heredero de la fortuna de la familia Mishima. Seguramente ya tuviste oportunidad de intercambiar algunas palabras con él.
— Un gusto, Mishima-san — reverenció la joven, ante lo cual el mencionado soltó una pequeña risotada, lo cual aparentemente fue ignorado por el jefe de la organización.
— El gusto es mío, (T/n) (T/a). Es un honor conocer a la asesina de mi padre — las palabras le helaron la sangre a la mencionada, la cual se quedó pasmada durante largos segundos, antes de ofrecer una respuesta.
— Yo lo lamento tanto...
— No te disculpes, (T/n). Acepto tus condolencias, pero fuí yo quien los guió a tí y a la Mafia hacia él — Habló con total seguridad el de ojos carmesí, ante la incrédula expresión de la contraria.
— ¿Que? — (t/n) soltó de manera inconsciente, aterrada ante toda la información a procesar para su ensimismado ser.
— Así es — intervino el mayor —. El padre de Yukio-san tenía muchas probabilidades de ganar las elecciones a la alcaldía. Lastimosamente, se declaró como enemigo de la Mafia durante uno de sus mítines. Además, organizó un evento clandestino con ayuda de algunos detractores de nuestra preciada organización, involucrando nuestra reputación en el proceso — la explicación por parte de Mori fue bastante clara.
(T/n) entendió cada palabra del jefe, sin embargo, su duda aún no se había disipado. ¿Por qué razón había sido llamada a su oficina, si nada de eso tenía que ver con ella? La joven sólo ejecutó a aquel hombre bajo las órdenes de la mafia, ¿Acaso merecía algún castigo o reprimenda?
— (T/n)-kun, ¿Sabes por qué estás aquí? — la joven negó con la cabeza, ante lo cual Mori continuó —. Yukio-san es, desde hoy, parte de la Port Mafia. Como tal, deseo que le des la bienvenida. De ahora en adelante, él es uno de nuestros mayores contribuyentes. Tanto tú como Akutagawa serán guardaespaldas suyos en las misiones donde se desempeñe como agente activo, ¿Esta bien?
— Lo entiendo a la perfección, jefe. — desde su garaganta escapó la voz aún dudosa. Una sonrisa se dibujó en los labios del jefe.
— Muy bien, entrega el mensaje a Akutagawa de parte mía, por favor — el mencionadó indicó con un serio y tranquilo tono —. Puedes retirarte.
(T/n) no necesitó que la orden fuera repetida, apenas el jefe terminó de hablar, realizó una reverencia y salió de la oficina dando largos y rapidos pasos.
— ¡Espera! — la petición del rubio detuvo su andar apenas la escuchó.
— ¿Se le ofrece algo, Mishima-san? — la joven dio la vuelta para encararlo, hablando en un tono bastante formal.
— Llámame por mi nombre — el pálido chico sonrió de forma amenazadora —. Creo que empezamos con el pie izquierdo, ¿Sabes? te agradezco lo que hiciste con mi padre; a excepción de una cosa: bastaba con cortarle la yugular, incluso apuñalarlo en el pecho. No era necesario que desmembraras totalmente su cuerpo ni lo dejaras irreconocible. Fue jodidamente desagradable ver a mi hermano mayor y mi madre llorando frente a un ataud sin un cuerpo completo.
— Realmente lo siento, Mishima-san. No tenía idea de que él tuviera una familia — la chica hablo con una voz baja y timida. Aunque realmente no se arrepentia de lo que hizo, seguía apenada por la familia de aquel abyecto hombre.
— Sólo fue una acotación, no es necesario que te disculpes. Además, entiendo la rabia que debiste sentir — habló en un tono totalmente tranquilo e incluso relajado —. Sólo dime algo...— el rubio colocó un brazo por detrás de los hombros de (t/n), la cual se tensó con algo de sorpresa y miedo — ¿Él acaso abusó de tí? ¿Fue por eso que estabas tan furiosa?
— No. Él no lo hizo — titubeó, mientras desviaba la mirada a un punto vacío de la pared —. Es por eso que yo le pido una disculpa; por mi ira injustificada...
— ¡Lo siento! Debí sospecharlo, esa pregunta fue demasiado personal para una señorita — exclamó liberando a la fémina de su agarre, tan sólo para proceder a rodearla contra la pared, encarandola —. Aunque sigo cuestionandome desde esa noche si realmente eres una dama o sólo necesitabas algún incentivo...
— ¿A qué se refiere, señor?
— Sé como son las mujeres occidentales como tú, tan interesadas y manipulables. Sin un atisbo siquiera de dignidad — Sus manos sostuvieron las muñecas de la joven, aprisionandolas contra la pared. Todo mientras su burlona sonrisa se transformaba en una expresión de ira — ¡Adelante! ¡Dí algo en tu defensa y la de tus congéneres! Todas ustedes no tienen ni remotamente el valor que pretenden — la situación consternó a la chica, la cual no sabía cómo reaccionar por miedo a las represalias —. No te he pedido que te disculpes por lo de mi padre, pero debo pedirte que si lo hagas por liberar a todos los productos a la venta en la subasta, además de destruir todos los restantes con tu estúpida explosión. Mi familia perdió millones, ¿Sabes?. Podrías acabar con todos los que estaban adentro tranquilamente y dejar que me llevara el producto, pero tuviste esa falsa bondad para liberar a las mujeres de tu clase. Eres despreciable.
— Lo siento, pero está vez debo diferir con usted. Las mujeres que ustedes secuestraron no eran productos a la venta, eran personas, con vidas y familia — trató de argumentar con la voz totalmente trémula, en un intento por convencer al contrario —. Además, sólo estaba siguiendo órdenes... — Sus palabras se interrumpieron abruptamente cuando una de las manos del rubio tomó su cuello.
— ¿Crees que no se que lo hacías? Sin embargo, es de mi conocimiento que tu lograste convencer, a tu ejecutivo a cargo, de incluir ese específico movimiento dentro de la misión. Estoy en la ruina y ahora me veré obligado a unirme a la mafia junto a mi compañía... ¡Todo por una estúpida y sentimental mujer! — las manos de la chica trataron de aflojar el agarre, arañandolo en el proceso — En tu lugar, ni siquiera lo intentaría. Trata de lastimarme y verás como perderás patéticamente otra vez... — las palabras del rubio salieron de forma precipitada mientras aumentaba la fuerza del agarre, empezando a apretar el cuello de la (t/c/d/c) con cada vez más fuerza. (T/n) sintió como el oxigeno se ausentaba de sus pulmones, al punto de que la consciencia amenazaba con abandonar su cuerpo.
Repentinamente, una toz seca se escuchó en el lugar. Las manos frías la liberaron de manera brusca. Yukio acomodó su traje (algo desordenado), mientras le dedicaba una mirada de desprecio al de ojos grises.
— (T/n), tenemos que irnos — habló Akutagawa. Pasando al lado del más alto y atrapando el antebrazo de su compañera para llevarla consigo.
La joven aún se hallaba con una expresión de confusión, mientras su mente; llena de impotencia; seguía buscando una respuesta lógica. ¿Quién era Yukio Mishima? ¿Que hizo para dejarla inconsciente en la subasta?
[ . . . ]
[ . . . ]
"Eres el pulso en mis venas.
Eres la guerra que yo peleo.
¿Puedes cambiarme?"
[ . . . ]
🌿 — Buenos días, noches, o lo que sea
No recuerdo la última vez que actualicé. Así que procederé a hacer mi típica disculpa de cada capítulo.
LAMENTO MUCHO LA DEMORA T-T
Estuve demasiado ocupada estos meses. Y actualmente sigo estandolo, pero avance muy de a poco para lograr traerles este capítulo. Trataré de hacer que la trama avance un poco más rápido para suplir un poco mis demoras usuales.
Bueno, no hablaré de problemas míos, no comentaré nada del manga (No me lo recuerden porfa). Vamos al caso.
Ya tengo una playlist lista para Human. Está disponible en Spotify y el Link a mi cuenta en dicha plataforma, estará anclado a mi perfil <3
Sin mas que decir, Muchas gracias por leer el capítulo de hoy♡!
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