14

— "Lo estoy. Buenas noches" — Escribí en el teléfono, prosiguiendo a enviar el mensaje y quedarme viendo la pantalla fijamente hasta que Akutagawa respondiera.

— "Deberías estar dormida a esta hora" — leer esa respuesta hizo que yo me golpeara en la cara, llena de frustración y un poco de desilusión. A veces Akutagawa actuaba extraño y yo trataba de entenderlo, debido a la manera en que había crecido y lo poco sociable que podía llegar a ser.

Pero escribir eso simplemente era algo... innecesario. Un mensaje así era digno de un buen golpe en el centro de la cara, y aunque yo no quisiera golpearlo, mi compañero estaba comenzando a hacer meritos.

— "Entonces por qué me escribes?? " — Contesté.

— "¿Tienes tiempo libre hoy?" — ese mensaje me tomó por sorpresa. Nunca me había imaginado a alguien como Akutagawa haciendo una pregunta así, y estoy segura de que si lo hubiera tenido al frente no hubiera sabido como reaccionar — "Necesito tu ayuda con algo y es importante "

Tenía un poco de tiempo de sobra ese día. De hecho no tenía mucho que hacer en Yokohama. Me la pasaba leyendo, o bien, viendo películas y anime cuando no tenía ninguna misión. Sólo salía a caminar cuando me sentía demasiado sofocada o cuando comía, ya que no quería subir de peso.

— "Esta bien, llamame más tarde. Iré a dormir"— suspiré antes de presionar el botón de enviar y dejar mi teléfono a un lado. No tenía ganas de hablar con nadie en ese momento.

Una pequeña presión se había formado en mi pecho, volviendo más lenta mi respiración. Mis ojos se fijaron en el techo de aquella habitación, mientras la música seguía reproduciendose en mis audífonos. No tenía ganas de dormir, sólo quería respirar un poco.

Alzé mi teléfono está vez y me acomodé los audífonos. Después proseguí a salir de mi cama en silencio, procurando no despertar a Aki o Kazuo.

Caminé descalza hasta el pequeño balcón de la habitación y cerré la puerta de este lentamente. Una gélida brisa nocturna me golpeó en el rostro y sacudí un poco mi cuerpo ante el crudo frío de la noche.

No sabia con exactitud porqué estaba ahí, pero dentro mío trataba de convencerme de que lo hacía para pensar con más tranquilidad y tomar un poco de aire fresco, ya que a esas horas, entre el silencio de la madrugada, los pensamientos intrusivos abundaban.

— *Deberias estar avergonzado de verme así murmuré en mi idioma natal, procurando que nadie escuchara lo que decía —. Me pediste que fuera fuerte y yo te prometí sobrevivir, pero es difícil, ¿Sabes? Sólo quiero escapar...

Respiré profundamente cuando mis uñas se clavaron en mis brazos, tratando de tranquilizarme. Estaba consciente de que no podía continuar con la misma situación durante tanto tiempo. Ya había pasado más de un año.

Debía dejarlo ir de una vez en lugar de arrastrarlo a cada pensamiento y decisión que tomara. Él ya no estaba aquí y no regresaría. No regresaría nunca y yo debía responsabilizarme de mi misma, tomar las riendas de mi propia vida y dejar de esperar.

Es una tontería pensar que las cosas podrían ser diferentes, quizas en realidad estaban destinadas a ocurrir de esta manera — susurré mientras mis ojos se dirigían al cielo nocturno de Yokohama. Faltaban poco días para la luna llena y el invierno había llegado nuevamente — . Supongo que yo... tengo que continuar, ¿No es así? Sobrevivir hasta que pueda irme de aquí... esas siempre fueron mis intenciones.

Y lo sabías. Sabías que de todas maneras, debíamos separarnos en algún punto. Aunque pensé que yo sería quien se iría, no tu. Pero... quizás hubiera dolido más si me quedaba más tiempo a tu lado.

El ruido de los motores y las bocinas de los autos podía escucharse a la lejanía, en la ciudad que jamás dormía. Las noches de Yokohama pertenecían a la Port-Mafia y seguramente en ese momento, algunos otros perros de esta, estarían haciendo de las suyas durante la vida nocturna.

Un estornudo salió de mi nariz, a la vez que me cubrí con el antebrazo. El frío estaba comenzando a afectarme y ya era hora de regresar a la calidez del lecho que esperaba por mi en aquella habitación de hotel.

Repentinamente, la música de mis audífonos se detuvo y el teléfono comenzó a vibrar, anunciando la entrada de una llamada.

— No puede ser, este idiota... — murmuré entre dientes, mientras aceptaba la llamada de mala gana y retiraba los pocos rastros de la humedad que se estaba formando en mis ojos — ¿Qué es tan urgente como para llamar durante la madrugada, Akutagawa?

— Dijiste que te llamara más tarde.

— Con más tarde, me refería quizás a las diez de la mañana, ¿No crees? — rezongué, estirando un poco mi brazo izquierdo para desperezarme—. Dime, ¿Qué pasa?

— Chuuya-san me llamó hace casi seis horas para decirme que... — un pequeño silencio se formó en la otra línea, supuse que Akutagawa estaba tosiendo — quiere que asista a una consulta médica mañana. Dice que ya la reservó y necesito tu ayuda para convencerlo de que no la necesito.

— ¿Para eso me llamaste? Ya estás grandecito, Akutagawa — respondí con obviedad a la vez que me reclinaba en el helado barandal del balcón, un escalofrío me invadió nuevamente —. Además... Si él te llamó hace seis horas, ¿Porqué se te ocurre hablar conmigo justo a la una de la mañana? Eso es raro y escalofriante, además de molesto. No lo hagas más.

— Entiendo — está vez si escuché el momento en el que se puso a toser nuevamente —. Planeaba llamarte un poco mas tarde, pero no podía dormir pensando en eso. Además, supuse que estabas con esos niños, es por esa razón que no te contacté antes.

— No importa si estoy sola o acompañada, sabes que si necesitas llamarme contestaré... mientras no este dormida — añadí eso último con un poco de obviedad, pensando en lo pesado que podía llegar a ser mi sueño —. Y ya dime porque no quieres ir.

— Porque no lo necesito en absoluto — contestó con rapidez. Volteé los ojos con fastidio, sabía con anticipación que esa sería su respuesta, aunque dentro mío esperaba una mejor excusa.

— ¿Y porque no? Estás tosiendo como perro moribundo cada que tienes oportunidad — comenté, observando mis uñas y pasando la vista de estas hacia el paisaje frente a mi —. Escucha, esto es necesario. Tienes que cuidarte, Ryunosuke, tu cuerpo se debilitara si llegas a enfermarte más. Es lógico.

— ... — nuevamente se escuchó aquella tos. Los párpados de mis ojos cayeron con resignación, mezclada con preocupación y disgusto — ¿No me... ayudarás?

— Si, si lo haré si lo quieres — Contesté —. Pero consideralo bien. Chuuya-san está preocupado por ti y se dió la molestia de buscar a un médico que te atienda lo más pronto posible — mis labios se cerraron por unos momentos, mientras analizaba mis propias palabras—. Ahora... me voy a dormir. A-Abrígate mucho, ya llegó el invierno.

Me maldije a mi misma internamente al percatarme de que mi voz había tartamudeado un poco. Cerré los ojos tratando de mantener un poco de autocontrol y dejar de temblar, aunque en realidad no sabía si estaba temblando por el frío o por alguna otra razón en particular.

—... Si — respondio Ryunosuke y la llamada se colgó. Observé la pantalla de mi teléfono oscureciendose mientras la música volvía a sonar.

[ . . . ]

[ . . . ]

You're just a sad song... with nothing to say... — tarareaba mientras movía un poco mi pierna derecha y golpeaba mis uñas rítmicamente contra la pantalla de mi teléfono.

Mis ojos se distrajeron nuevamente con los papeles apoyados sobre mi falda. Tenía ganas de leerlos, pero la letra de doctor no era fácil de comprender, menos aún en japonés, y eso era increíblemente frustrante.

Había tenido que asistir a aquella consulta médica, después de acceder a ayudar a Akutagawa y hablar con nuestro superior para que no tuviera que ir. Naturalmente, Nakahara me regañó por apañar su comportamiento y ceder ante sus berrinches de niño.

En castigo, Chuuya me había obligado a asistir también, alegando que al parecer era bueno aprovechar la ocasión y pedirle al doctor una oferta de 2x1. Aunque en realidad esa no sería ninguna oferta, pues al parecer planeaba descontar el dinero de nuestro sueldo.

Muchas gracias — la gélida voz de Akutagawa se escuchó al otro lado de la puerta. Recobré mi compostura a la vez que mi compañero salía del consultorio, acompañado del doctor que acababa de atendernos.

Sólo recuerda tomar tus medicamentos y regresar dentro de dos semanas para evaluar tus progresos Respondió el médico con una voz evidentemente cansada. Seguramente Chuuya le había pedido que nos atendiera haciendo uso del poco tiempo libre que tenía. . En cuanto usted, señorita... está vez su mirada se dirigió a mí espero que mejore su alimentación y consuma sus vitaminas. Por lo pronto, programaré un análisis de sangre en los proximos días.

Si, muchas gracias respondí haciendo una reverencia.

Ambos salimos del edificio a paso tranquilo. Akutagawa llevaba su típica gabardina, lo cual por un momento me hizo cuestionarme acerca de cada cuanto tiempo lavaba esa cosa. Considerando que la usaba para destazar a un montón de personas, quizás el olor a sangre comenzaría a impregnarse en ella.

¿Qué fue lo que te dijo el doctor? Preguntó en cuanto nos detuvimos frente a un semáforo en rojo, antes de cruzar la calle.

Anemia, aunque aún debo hacerme unas pruebas respondí, inclinando un poco la cabeza hacia un lado . De alguna manera sabía que la tenía por mis síntomas, pero aún así no quiero que me saquen sangre. Hablé, mostrándome reacia ante la idea de dejarme pinchar el brazo con una aguja ¿Qué fue lo que te dijeron a tí?

Tan sólo una pequeña infección respiratoria Respondió con una voz monótona, aunque un poco dudosa, para después cubrir su boca con una de sus manos mientras comenzaba a toser.

De alguna manera, sabía que esa tos no era provocada sólo por una pequeña infección respiratoria. Sabía que él mentía al menos un poco para no lucir débil o provocarme algún tipo de lastima, pero no dije algo en reclamo o usé alguna frase sarcástica; sólo callé, aceptando sus palabras.
    
Aunque existía cierto tipo de incertidumbre en saber que la persona más "Cercana" que tenía, podía llegar a debilitarse. Sobretodo tratandose de alguien tan fuerte como Akutagawa.

¿Era presuntuoso decir que me preocupaba perderlo? Quizás simplemente no quería que ningún aliado mío muriera o tal vez me preocupaba quedarme indefensa en una batalla por culpa de su "pequeña infeccion"; pero me mentía a mi misma al pretender que esas eran las únicas razones.

Era normal tomarle cariño a alguien después de tanto tiempo juntos, ¿No? Además, el era una de las pocas personas con las que podía llegar a intercambiar algunas palabras y tener charlas casuales. Nos la pasábamos el uno al lado del otro, cumpliendo misiones o enseñandonos idiomas mutuamente.

Y mi recientemente descubierta necesidad de aferrarme a alguien desde la muerte de Odasaku no hacia las cosas más simples, sólo interfería más con mis deseos de desapegarme de absolutamente todo el mundo.

¿En qué estas pensando? sus palabras me sacaron de mis pensamientos cuando la luz cambió de color y ambos cruzamos la calle. Por un momento pensé en tratar de sincerarme con él, aunque descarte la idea rápidamente, pensando que cualquier tontería sería una mejor opción.

En nada en especial respondí mientra metía mis manos en mis bolsillos y arrugaba los puños dentro de estos ¿No tienes frío con esa ropa?

No contestó otra vez. Aparentemente volvió a mentir, pues su tos apareció nuevamente.

Eres malo mintiendo reí un poco mientras me quitaba la bufanda beige a cuadros que llevaba puesta encima . Toma.

No la necesito de todas maneras, pero gracias igualmente Respondió cuando sus palidas manos tomaron la prenda de entre las mías ¿Estas segura de que no la necesitas más que yo? Tus manos están frías.

Mis manos siempre están frías, y en realidad no la necesito. Sólo me la puse como un accesorio, y parece que ahora mismo tu la requieres mucho más comenté mientras las palabras salían precipitadas de mis labios. Akutagawa tan sólo me miró con un pequeño brillo de curiosidad, pero no puso objeción alguna y se colocó la bufanda.

— ... ¿Quieres que te la devuelva mañana?  — Preguntó mientras sus dedos se enredaban en las costuras.

— Haz lo que veas por conveniente. Pero si quieres, quedatela como un regalo  — aclaré mientras metía las manos en mi abrigo de color rosado pastel —. De todas maneras no te regalaré nada por Navidad, conformate con saberlo.

— ¿Porque tendrías que regalarme algo por Navidad? — Preguntó. Pensé en responder con una frase sarcástica por la extraña interrogante, cuando caí en cuenta de que esa fecha en Japón era como una especie de "San Valentín".

Hasta ese momento no me había percatado de que mi mente estaba casi en piloto automático. Pero no podía permitirme avergonzarme por un error tan pequeño y tonto si no quería dejar algún detalle abierto a malinterpretaciones.

— Pues porque en esa fecha se da regalos a todo el mundo, obviamente — respondí como si fuera lo más común, o al menos así debería serlo para mí — aunque creo que esa es una formalidad más propia de Occidente. Aquí en Japón las cosas son  diferentes, ¿cierto?

— Si — esa afirmación tan seca produjo un ambiente aún más incómodo para mí. Todo lo que cruzaba por mi cabeza era que él ahora podía llegar a malinterpretar mis palabras y pensar que yo tenía sentimientos románticos hacia él.

No. Akutagawa no pensaría eso. Y si acaso lo pensaba, realmente no le importaría.

Eso me tranquilizaba.

— ¿Estas ocupado o quieres ir por café? — dije mientras detenía mi paso y lo miraba de frente. Me di cuenta de lo mucho que me estaba precipitando en ese momento, aunque en realidad no perdía nada con hacer esa pregunta. De todas maneras, no me molestaría su compañia , a pesar de que estaba segura de que él no aceptaría mi invitación.

— Vamos — contestó con simpleza mientras continuaba caminando y se adelantaba un par de pasos, sin voltear al menos a verme de reojo. Mordí un poco la parte interna de mi mejilla para evitar torcer mis labios en una sonrisa.

Akutagawa podía llegar a ser muy callado y cortante en ocasiones, aunque en otras podía volverse hablador, sobretodo si se trataba de soltar un comentario sarcástico o alguna palabra filosa. 

— ¿Terminaste el libro que te dí? — Habló cambiando de tema con total naturalidad.

— Si, pero habían muchas palabras que no entendí. Sólo las deduje a través de las frases en las que venían — Expliqué un poco avergonzada por toda la situación. Los ojos grises de Akutagawa me contemplaron entornados, produciéndose una pequeña incomodidad.

— ¿Pero de todas maneras las apuntaste? — interrogó.

— Lo hize. ¿Qué hay del que yo te preste? — Fui yo está vez quien preguntó.

— Voy a poco menos de la mitad. Eres mala enseñando — afirmó con suficiencia. Pensé en quejarme por tales acusaciones, pero no podía hacerlo. Yo de todas maneras me había esforzado en enseñarle al menos a entender algunos textos, considerando que ni siquiera era alguna profesora contratada ni contaba con estudios que me respaldaran.

— Te recuerdo que, a diferencia tuya, esa no es mi lengua nata. Y lo poco que sé de inglés lo aprendí por mi misma — dije con algo de frustración, tratando de excusar mi deficiente enseñanza —. Aún hay mucho que no sé, sólo te ayudo con los pocos conocimientos que tengo.

— Ciertamente fuiste tú quien se ofreció a enseñarme Inglés a cambio de que te ayudará con el Japonés — replicó. Mis puños se tensaron dentro de mis bolsillos, pero actúe como si realmente no me hubiera tomado sus palabras enserio.

— Lo siento. Necesitaba alguien que me enseñara gratis — me disculpé mientras dentro mío me sentía terriblemente avergonzada.

— Entiendo. Imaginaba que eras una persona aprovechada.

— Yo no lo soy... — murmuré bastante bajo. Aunque de todas Akutagawa no me había escuchado, por lo cual me retracté casi de inmediato —. Si, supongo soy una aprovechada. Y tú eres muy ingenuo, somos una mala combinacion, ¿No te parece?

— ¿Lo somos?

— Posiblemente... — corroboré mientras asentía y le restaba importancia a mis propias palabras, ya que mi atención se enfocó en algo más en ese momento. Sentí una pequeña humedad en una de mis manos, por lo que levanté la vista en dirección el cielo — ¡Mira! ¡Esta nevando!

— Si — Habló él sin darle mucha importancia al clima. Parecía más bien desinteresado — ¿Iremos por ese café o ya cambiaste de parecer?

— ... — Esperé una reaccion un poco menos apatica de su parte, pero tan solo lo ignoré y miré al suelo por un momento, mientras observaba las marcas que se formaban en el pavimento poco a poco  — Vamos por él.

— Miras la nieve con los ojos de una niña pequeña — levanté la mirada, y le eché una pequeña ojeada a la expresión de Ryunosuke.

— Primero: Aquí, tu eres el pequeño — murmuré un poco a la defensiva, evadiendo sus ojos nuevamente. El comentario que él había hecho me había producido cierta incomodidad—. Segundo: Para ti es fácil hablar, esto sigue siendo algo nuevo para mí.

— ¿Porque te gusta? — Preguntó él con un repentino interés en su entonación — El invierno es demasiado frío.

— Y el verano demasiado cálido — repliqué con obviedad —. Yo prefiero el frío que el calor. Además, la nieve es... bonita — Akutagawa guardó silencio. Me sentí un poco mal por haber matado el poco interés que se había despertado en él — ¿Quieres... que te explique cómo se forma la nieve? — solté tratando de interrumpir el momento incómodo.

— No necesito saberlo ahora mismo — comentó. Me di por vencida tras esa respuesta. Prefería ya no hacer más avances, pues de todas formas, él los cortaría.

— Todo lo que dices es muy directo, ¿Porqué eres así? — suspiré. Él parecía haberme ignorado, pues sólo tenía la vista fija en una de su mano izquierda y en los copos de nieve que se posaban en esta.

— No lo sé — contestó mientras sus ojos se desviaban de los copos derretidos en sus palmas — Así es como soy. A veces pienso que soy gracioso, pero la gente no se ríe de mis bromas.

— ¿Bromas? ¿Tú? — pregunté extrañada y sumamente sorprendida. Me imaginaba un montón de escenarios ridículos en mi cabeza — ¿Cuando intentaste ser gracioso?

— Cuando dije que mirabas la nieve con los ojos de una niña pequeña — Akutagawa sonaba un poco confundido — ¿No fue eso remotamente divertido?

— No — mis labios temblaron y se curvaron en una pequeña sonrisa — ¿Eso era un chiste? — Él asintió , ante lo cual no pude evitar soltar un par de carcajadas.

— Eres ruidosa, c-cállate — esas palabras me hicieron reír un poco más, sobretodo porque había notado un leve tartamudeo en él al hablar.

— Lo siento, es que tu tono a veces parece más ofensivo que sarcástico o bromista — confesé después de haber detenido mis pequeñas risas — Pero fue un buen intento...

— Bueno, te reiste — una sonrisa tonta se formó en mis labios otra vez — Supongo que ahora soy lo suficientemente gracioso.

Debia admitir que Akutagawa me producía cierta incertidumbre por el aura de misterio que portaba siempre. Pero, en ocasiones, podía llegar a causar en mí cierta ternura, sobretodo en momentos como ese. Su manera de tratar de ocultar la pequeña sonrisa que se había formado en él, era simplemente encantadora.

Ambos entramos a la cafetería y realizamos nuestras respectivas órdenes. Durante ese corto lapso, podía sentir un poco más de comodidad estando junto a él. Me agradaba saber que aquella hostilidad lo había abandonado al menos por un momento.

De alguna manera, me sentía escuchada y un poco más tranquila con su compañía durante los últimos días. Y me gustaba saber que yo estaba mejorando mis habilidades sociales a pesar del aislamiento al que yo misma me sometía casi a diario durante los dos anteriores años.

— Akutagawa... — murmuré para llamar su atención apenas salimos de la cafetería — ¿Tu alguna vez fuiste a la escuela?

Esa pregunta llegó a mi después de ver a un considerable número de estudiantes saliendo de sus escuelas después de concluir sus clases. Incluso había algunos en la cafetería de la que acabábamos de salir. Y aunque yo ya sabía la respuesta de Akutagawa, quería escucharla salir de sus propios labios para poder iniciar una conversación.

— Nunca tuve la oportunidad.

— ¿Te imaginas como sería si nosotros también pudiéramos estudiar en la preparatoria?

— ¿Te hubiera gustado ir?

— Si... seguro que es divertido — sonreí y bajé un poco la mirada con cierta nostalgia. — ¿Y que hay de ti?

— No lo sé. Me gustaría aprender algunas cosas — respondió

— ¿Cosas como que?

— Inglés, ya que la persona que me lo enseña es un desastre — percibí está vez una leve sonrisa ladina en sus labios. Mi pulso se aceleró un poco, ya que era un logro inmensamente grande hacer sonreír a Akutagawa dos veces en un mismo día. Y mejor aún, en una misma hora.

— Pienso lo mismo de mi maestro de japonés — reí en voz baja —. Aunque en realidad no eres tan malo enseñando... pero no tienes madera de profesor.

— No la necesito, ese no es mi trabajo. Soy un perro de la mafia — mi pequeña risa se apagó tras escuchar esas palabras, aunque un par de palabras cruzaron por mi mente.

— Perro loco — murmuré en voz baja mientras soplaba mi café.

— ¿Dijiste algo? — Akutagawa me miró atentamente.

— ¿Yo? Nada — me encogí de hombros mientras fingia inocencia o quizás locura —. Estaba bebiendo mi café.

Ambos continuamos hablando mientras caminabamos a paso tranquilo. Realmente no recuerdo muy bien el momento en el cual ambos terminamos sentados en una banca, en un parque cerca de uno de los tantos miradores de la ciudad.

— Tus ojeras son muy grandes ¿Hasta qué hora estuviste despierta anoche? — Sostuve mi café en una de mis manos y toque las bolsas bajo mis ojos con la que tenía libre.

— No lo sé. Me dormí exactamente después de que me llamaras — mentí, pues realmente me había quedado despierta al menos unos treinta minutos más después de que ambos terminaramos de hablar la noche anterior.

— ¿Y que hay de ellos?

— ¿Los niños? Hoy regresaron al barrio mortero — murmuré apoyando mi mentón sobre la palma de mi mano — Discutí con Kazuo. Él quiere meterse a la Mafia, quizás piensa que es algún juego...

— ¿Y lo impediras? — Preguntó.

— Él es libre de hacer lo que quiera, pero yo no seré el puente que lo haga entrar, él lo hará por sus medios — está vez mi mirada se dirigió con él. Traté de poner una expresión severa o amenazante — y espero que tu tampoco sirvas de contacto si no quieres que la suela de mi bota termine en tu cara.

— No lo haré — contestó, aparentemente convencido de lo que decía —. Considerándolo bien, él no será una gran ayuda. No tiene una habilidad, lo máximo a lo que podría aspirar sería ser un recadero al menos que alguien lo entrene, claro está.

— Dudo mucho que alguien quiera hacerlo — comenté antes de darle un sorbo a mi café y volver a hablar —. Sólo espero que se dedique a algo más.

— No debería poner a su hermana y a si mismo en riesgo por un capricho. La mafia no es ningún juego — dijo mientras su mirada me observaba con suficiencia y quizás algo de soberbia. Volví a darle otro sorbo a mi café —... tampoco una guardería. Mucho menos somos las hermanas de la caridad.

— Si, si, mira cuanto me importa — alardeé con sarcasmo mientras giraba mis ojos —. Sigo pensando que eres un metiche.

— ¿Y eso afecta? vives frustrada con tu vida.

— No lo estoy. Actuar con tan solo un poco de empatía por un par de niños no es estar frustrada — hablé entre dientes, excusandome mientras sujetaba la bebida entre mis manos —. Además no eres quien para hablar de frustraciones. Te cargas esa cara de emo todo el día. Y... ya sabes, parece que aún estás dispuesto al cien por ciento en hacerte mas fuerte y encontrar a Dazai. A veces pienso que es lo único que te importa.

— Me sorprende que llegaras a esa conclusión — destacó él. Mis ojos volvieron a desviarse y otra vez le di un sorbo a la bebida.

— Eres demasiado obvio Akutagawa — afirmé con la vista fija en mis zapatos —. Siempre buscas intimidar a otros y te niegas a recibir ayuda porque piensas que eso te hace "Debil". Y no creas tampoco que no me he dado cuenta de que revisas cada uno de los archivos que lo mencionan al menos una vez — mis ojos se movieron en su dirección, buscando resolver algunas dudas — ¿Acaso toda esa actitud tiene algo que ver con la mierda que ese idiota te hacia creer?

— ... — Ryunosuke guardó silencio durante unos segundos, pero su respuesta llegó —. Si ya sabes mis motivos para interesarme en Dazai-san, quiero que me digas los tuyos.

— Realmente aún no comprendo del todo tus motivos  — murmuré, poco convencida de quedarme con esa respuesta. A pesar de eso, no quise volver a preguntar —. Pero de todas maneras te diré mis razones ... y es que sólo quiero verlo y preguntarle una cosa.

— ¿Y que es aquello que buscas preguntarle?

— Quiero que me explique el por qué no se encargó de su trabajo — apreté el vaso desechable con algo de firmeza, mirando el líquido adentro de este con atención—. Ya sabes... él estaba a cargo de deshacerse de Mímic. Pero usó a mi mentor de carnada.

Posiblemente a Akutagawa no le importaba en lo más mínimo saber acerca de esa historia por más resumida que yo la contara, pero si él quería respuestas, debía escucharla por más molesta que fuera. Aunque a mi en realidad no me gustaba tanto la idea de compartirla, pues tenia miedo de que mi voz llegara a temblar o yo rompiera a llorar. Sólo de recordar la impotencia, sentía un nudo en la garganta.

— Lo envió directo al matadero a pesar de que Oda Sakunosuke confiaba fervientemente en él — comenzé, tratando de no darle importancia a los detalles —. Dazai se ofreció a ocultar a los huérfanos que él cuidaba, pero realmente le vendió la ubicación de los niños al líder de Mimic. Al parecer había formulado un plan bastante efectivo para deshacerse de ellos usando la habilidad de Oda.

— ¿Entonces quieres decir que lo incitó a matar y morir en el proceso? — tras esa pregunta, levanté mi rostro  hacia el cielo de tonalidades naranjas y rojizas, tratando de ordenar mejor mis ideas.

— La historia es bastante más larga, pero básicamente lo que acabas de preguntar lo resume todo. Sin contar que Dazai parecía tener segundas intenciones respecto a la resolución del caso — dude en continuar por unos segundos, pensando en que había mencionado mucho ese nombre, sobretodo frente a Akutagawa. Sin embargo, mis dudas se disiparon cuando vi que él hacia un pequeño gesto, invitandome a continuar hablando —... al menos eso dicen los registros. De todas maneras, es un misterio lo que Dazai Osamu tenía en mente, así que prefiero no usar mi pequeño cerebro para pensar en ello ni sacar conclusiones tan rapido.

Con conclusiones, me refería a la posibilidad de que Dazai tratara de acabar con el actual jefe. Pero no podía decir eso frente a mi compañero. Yo ni siquiera conocía a ese hombre tan bien como Akutagawa lo hacia. Y estaba segura de que para él, también eran un misterio muchas de las cosas que Dazai hacia.

— ¿Vas a superarlo algún día? — mis pensamientos fueron interrumpidos por la impostada voz de Ryunosuke. Mis orbes cambiaron su dirección y lo contemplé fijamente, pensando en una respuesta rápida.

— Superaré mis traumas cuando tu superes los tuyos — puntualizé con una mirada divertida, tratando de dejar de lado todo el asunto del ex-ejecutivo de la mafia.

— Entiendo — afirmó —. Pero en algún momento tienes que olvidarlo.

Volví a mirar al suelo. Habia una pequeña punzada de incomodidad en mi pecho.

— No lo quiero olvidar — confesé —. Si yo lo olvido, nadie contará su memoria ni la de los huérfanos. Nadie visitará su tumba ni sabrá lo buena persona que él era. Siento que soy la única a la que realmente le importa al menos un poco... Y eso me frustra.

— Entonces sigue haciendo lo que estás haciendo. Pero si te hundes no serás digna de llevar su recuerdo —. El "consejo" de Akutagawa tenía bastante sentido, aunque yo no quisiera admitirlo. Y sabía que debía hacer justo lo que él decía.

Pero simplemente no podía hacerlo. Y eso era lo que realmente me enfurecía conmigo misma.

— Si, bueno — una risita fingida salido de mi garganta —. Puedo cuidar de mi misma. Tal vez dejar de subsistir a base de café y fruta congelada ayude un poco.

— ¿Y que hay de esos niños?

— Estoy segura de que a él no le molestaría para nada que yo cuide de otras personas — aclaré, para después tomar un sorbo más de café, acabando con el poco contenido que quedaba —. Eso no te incluye, no te cuidaré. Tú toma tus medicamentos y abrigate, no soy tu madre.

— No necesito que me lo digas.

— A veces parece que te olvidas hasta de comer...

— ¿Eso importa?

— Que yo sepa, tu no vives a base de energía solar — sonreí con burla, mientras contemplaba su ceño fruncido —. Sólo mejórate, no quiero que mi compañero colapse en medio del campo de batalla.

— Estoy seguro de que me alimento mucho mejor que tú — comentó. Esta vez mis labios no formaron una sonrisa de burla, sino más bien una de agrado. 

— Claro — confirmé, sabiendo que él tenía toda la razón en eso — alimentarse mejor que yo es una ardua tarea — está vez hablé con ironía. Mis ojos se pasearon por el lugar, terminando otra vez en mis zapatos —. Sólo... cuida de ti mismo.

Esas últimas cuatro palabras no eran dichas tan a la ligera como yo desearía. Realmente si me preocupaba por él, aunque sabía que a Akutagawa le importaría un rábano si alguien llegaba a disparame en la cabeza.

Sin embargo, el silencio se interrumpió después de quizás tres minutos. Pude escucharlo deliberar una corta frase.

—... Lo haré.

[ . . . ]

[ . . . ]

" Oye, ¿estaría muy mal si yo me quedo?
Yo sólo soy un fantasma fuera de su tumba."

[ . . . ]



































________________

Es 2 de febrero, ¿Saben lo que significa?

- In another life intensifies-

Hey hey hey! ❤

Ha pasado mucho tiempo, lo sé. Y sólo vengo con más excusas y una disculpa por la espera de ... ¿Cuatro meses?

Realmente estuve demasiado ocupada. Sobretodo con las entregas de trabajos finales por Noviembre-diciembre y por mi examen de admisión a la universidad en diciembre y enero.

Aún me falta un segundo examen para postular con un buen promedio y me he quedado estudiando (Cosa que me cuesta mucho). Y a pesar de la asquerosa nota de mi primer examen, aún tengo la esperanza de obtener al menos una calificación más decente aunque se que no ingresaré.

Y no suficiente con eso, volví a caer en mi TCA desde hace un corto tiempo. Creo que lo que más me está costando es mantener mi salud mental. Aunque tengan por seguro que  dare mi mayor esfuerzo para mejorar y traer capítulos más constantemente.

En los próximos días trataré de actualizar el resto de libros, aunque espero no tardar mucho en hacerlo otra vez. Me molesta mucho quedarme estancada de esta manera, sobretodo porque escribir me ayuda a desahogarme bastante.

Bueno, espero que el capítulo de hoy les haya gustado. Realmente trataré de que los siguientes capítulos sean un poco más emocionantes, ya que incluso yo me duermo leyendo mis propios capítulos.

Y, por cierto, la animación del Wan! es el mejor antidepresivo que pude pedir. Por favor veanla, realmente esa cosa me llena de serotonina ❤

Bueno, eso fue todo por hoy, linduras. ¡Lxs quiero un montón! 💞.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top