Intolerancia y lentejuelas
Es la inmensidad entrando en mi casa y nadie la valora.
Sin duda ha llegado la primavera, armada de flores y hojas nuevas, casi puedo tocarla aunque no llegue a olerla bajo la mesa.
Pareciera que existiera desde siempre y sin llamar se queda ahora ante mis ojos.
Sin avisar, apenas tras los ventanales.
Nunca antes la habia adivinado y ahora la puedo hasta compartir!
Llamo a uno de mis hermanos, es el mas pequeño de edad pero demasiado grande para sentarse conmigo.
Protesta sin parar no cabe debajo de la mesa, incomodo, se marcha refunfuñando y sin mirar lo que quiero mostrarle...
Entiendo que hay tesoros que cada cual debe descubrir y valorar, no importa que no se puedan compartir.
Me olvido entonces de preguntar a nadie mas si les interensa contemplar semejante expectaculo.
Mientras,
yo veo crecer miles de flores en mis orillas.
Alguien se aproxima,
al instante soy descubierta!
Me gritan sin mas, sin preguntarme nada, sin descubrir tal paraiso, esas orillas bajo el enjambre de edificios.
Sal de ahi! te vas a ensuciar! vas a cojer frio!
Canija que apenas come y encima ahora tomaras la gripe!!
Antes de levantarme, guardo en mi bolsillo el retal precioso deshilachado. Es mi reto. Debo solucionarlo. Sin hilo alguno.
Asi como la naturaleza crea flores apartir de una roca, yo puedo crear algo hermoso, sin hilo, de este retal, que ya lo es.
No recuerdo quien me sacudia el vestido y entonces tira al suelo una caja de lentejuelas de color azabache...
Ademas de otra regañina, me alcanza el recogerlas una por una.
Mientras estoy agazapada en la labor de recoger, miro las orillas otra vez y reparo en que nunca he disfrutado del anochecer bajo la mesa. Como se contemplara la luna?...me pregunto y me guardo algunas lentejuelas.
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