MUERTE
⚠️ ADVERTENCIA ⚠️
El siguiente capítulo tendrá narración de tortura y asesino gráfico, si estos temas te incomodan no leas.
Yoongi no entendía que pasaba, después de que Taehyung viera las marcas que Jackson le había provocado, lo había casi arrastrado hasta el interior de la camioneta, se había resistido obviamente, estaba aterrado, ese hombre lo estaba llevando sabrá Dios a dónde y no podía evitarlo. Quince minutos después los vehículos se desviaron en un camino de terracería rodeado por enormes árboles, al fondo una imponente mansión estilo victoriano se seguía majestuosa en medio de aquel lugar, la enorme verja de hierro se abrió de forma automática, rodearon una enorme fuente antes de que la camioneta se detuviera frente a las enormes puertas.
Para ese momento Yoongi ya se había cansado de pedir una explicación y que lo dejarán bajar, Taehyung se había negado en rotundo, antes de ignorarlo casi por completo, pues podía sentir su profunda mirada sobre él cada tanto.
—Vamos Kotik, baja.
—No, yo no tengo nada que hacer aquí, devuelvanme a mi clínica o déjeme ir y ya veré yo cómo volver —objetó, negándose a moverse.
Taehyung gruño algo entre dientes antes de tomarlo por los costados y jalarlo hasta el inicio del asiento y sin poner un mínimo esfuerzo lo cargo cuál bolsa de patatas sobre su hombro. Un grito escapó de la boca del castaño y pataleo, y golpeó con su puño la fuerte espalda, sin conseguir nada. Las puertas de la casa se abrieron y pudo registrar por un instante la enormidad y elegancia del lugar, cada cosa ahí dentro gritaba riqueza y poder, alcanzó a ver a un par de hombres y mujeres que veían la escena entre asustados y asombrados, pero no sé atrevieron a detener al hombre que suponía era su jefe.
Sin un solo atisbo de cansancio subió las escaleras hasta llegar aún pasillo, el cual atravesó antes de abrir una puerta e ingresar a la que supo era una habitación, con cuidado lo dejo caer en el mullido colchón.
—Es usted un animal, como se le ocurre hacer eso, no soy un maldito bulto —gritó poniéndose de pie y encarando al hombre frente a él.
En ese momento odio su estatura pues tenía que mirarlo hacia arriba y eso desde su perspectiva, no lo hacía lucir intimidante en lo absoluto.
—Lo siento kotik, no me dejaste opción, no tengo mucha paciencia y no te estoy secuestrando, solo que no podía permitir que siguieras un minuto más ahí, al alcance de ese hijo de puta.
Esas palabras lograron mitigar un poco su molestia, pero le causaron intriga y algo que se negaba a creer era esperanza. ¿Por qué ese hombre que apenas y lo conocía querría ayudarlo? ¿Realmente podía hacerlo? Y si lo hacía, ¿que pediría a cambio?
—¿Por qué? —fue lo único que pudo formular entre las miles de preguntas que su cerebro creó.
—Por qué no puedo dejar que alguien te lastimé, porque aunque yo soy un hijo de puta peor que el que te hizo eso, jamás dañaría a alguien tan puro y bello como tú, y porque aunque aún no te amo, te deseo y quiero que seas mío, y lo que es mío nadie lo toca sin pagar las consecuencias.
La firmeza de sus palabras lo sobresaltó, Yoongi se dejó caer sobre la cama y se tomó el cabello entre sus manos, la angustia se mezclaba con la posibilidad de salir de ese infierno que se veía obligado a vivir día con día, pero ¿Y si terminaba viviendo uno mucho peor por su propia voluntad?
Taehyung se puso de cuclillas frente a él y tomó su barbilla levantando su rostro.
—Tranquilo Kotik, soy un hijo de puta ya lo dije, pero jamás te obligaría a nada, déjame ayudarte primero y ya después me encargaré de ganarme tu corazón, no te voy a forzar a nada.
—Pero no te conozco y tú tampoco a mí, ¿por qué quieres ayudarme? Mi vida es una mierda y dudo mucho que realmente alguien pueda hacerlo. Jackson jamás me dejará ir, lo ha dejado claro.
La mención del nombre de su marido enfureció a Taehyung, pero se controló para poder mantener tranquilo a su gatito.
—Soy Kim Taehyung y más poder que yo jamás tendrá esa escoria, soy el hijo del Pakahan de la mafia rusa y jefe de la mafia aquí en Corea, creeme cuando te digo que, va a pagar cada golpe que te ha dado.
Mafia, esa palabra rebotó en su cabeza por un tiempo, un mafioso, había ayudado a un mafioso. Su cerebro gritaba que estaba jodido, pero su corazón le afirmaba que podía confiar, alguien que lo mirara como ese hombre lo hacía, no debía ser tan malo, ¿cierto?
—¿Qué… qué le vas a hacer a Jackson? —preguntó con la voz ahogada por el miedo.
—No necesitas saberlo kotik, solo debes de saber que jamás volverá a molestarte, ni hacerte daño.
—Él tiene amenazado a mi padre, por eso me obligó a casarme con él, mi madre enferma también está en constante amenaza por su culpa.
—Eso no será problema kotik, a partir de ahora consideraté un hombre libre.
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Jackson Wang estaba enfurecido, toda la tarde estuvo llamando a su esposo y jamás obtuvo respuesta, así que no le había quedado de otra más que ir a la clínica que tenía y al verla cerrada supo que otra vez había intentado huir.
—¿Hasta cuándo vas a entender que eres mío Yoongi? —masculló con coraje.
Se dió la vuelta para subir a su casa, tendría que hacerle entender a su esposó que el que mandaba era él y que no se le olvidará que era de su propiedad, era una lástima que para eso tuviera que enterrar a su estúpida madre.
Estaba por entrar al auto cuando un hombre lo tomó por los hombros obligándolo a voltearse.
—¿Jackson Wang? —preguntó el tipo.
—Sí, soy yo, ¿quien es usted y que quiere de mí? —le preguntó altanero, no tenía tiempo para estupideces.
—Mi jefe quiere hablar con usted, tendrá que acompañarnos.
Al escuchar la palabra en plural se percató que el tipo no estaba solo, sin moverse examinó su entorno y se percató del carro negro estacionado en frente del suyo y de la camioneta del mismo color aún costado.
—¿Quién es tu jefe? ¿Qué quiere de mí? —pregunto notablemente nervioso.
—Ya lo verás —dijo el hombre y antes de siquiera poder reaccionar un golpe en su estómago lo hizo doblarse y un segundo en su nuca lo dejó inconsciente.
Despertó aturdido cuando un chorro de agua fue aventado sobre su rostro, tosiendo con desesperó trato de enfocar la vista, estaba atado a una silla con cadenas, no podía mover ni manos, ni pies, estaba en un cuarto mugriento y manchado de lo que suponía era sangre, una mesa estaba frente a él, tapada con una tela. Dos hombres estaban parados en la puerta, resguardando como si pudiera escapar, no entendía nada.
—¡¿Quiénes son ustedes? ¿Por qué me trajeron aquí? ¿Qué pretenden? ¿Quieren dinero es eso?! —grito desesperado, pero los hombres no respondieron.
Forcejeó inútilmente por soltarse por un par de minutos hasta que sonidos de pasos se escucharon y la puerta de metal chirrió al abrirse. Un hombre alto, de cabello negro, ojos tan oscuros como la ropa que vestía, lo miraba con desdén mientras fumaba, ambas manos cubiertas con guantes de cuero negros.
Y sudo frío cuando reconoció quién era, en el bajo mundo donde se desenvolvian sus sucios negocios, se corrió el rumor de la llegada del nuevo jefe, y uno de sus vendedores, le mostró una foto del tipo que logró tomar a la distancia.
Nuevas preguntas se formaron en su cabeza, ¿que quería el jefe de la mafia rusa con él? Él era un simple prestamista y vendedor de mercancía ilegal de poco interés para alguien tan poderoso, estaba demasiado confundido.
—Así que tú eres la escoria que sé atrevió a dañar a mi gatito —dijo con la voz ronca y cargada de repulsión hacia él.
—¿A su que? Perdón señor pero no entiendo de qué habla —respondió buscando respuestas a sus dudas.
Taehyung termino el cigarrillo y lo tiró al suelo, se dió la vuelta y tiró de la tela que cubría la mesa revelando gran cantidad de instrumentos de tortura, reviso cada una al detalle y sonrió de medio lado al ver una tijeras para jardín, las tomó y volvió a encarar a su prisionero.
Jackson tragó saliva al ver el objeto en sus manos, comenzó a sudar frío, sin apartar sus ojos de las manos del mafioso.
—Te voy a contar una historia. Hace tres años un temible lobo conoció a un inocente gatito y lo quiso para él, pero como el gatito se negó, el lobo enfureció y movió sus hilos para obligarlo a quedarse a su lado, y la primera noche que lo tuvo entre sus garras lo lastimó y lo siguió haciendo día tras día, por qué el gatito se resistía a él y eso lo volvía loco, y así hubiera seguido si no fuera porque el gatito le salvó la vida a un gran oso que quedó hechizado por su bondad y juro ayudarlo, así que atrapó al lobo y lo hizo pagar por todo.
Jackson temblaba aterrado, había entendido la metáfora, estaba hablando de él y Yoongi, ¿cómo era eso posible? ¿En qué momento su esposo había conocido al jefe de la mafia? ¿él le había pedido que lo matara?
Quiso preguntar, pero su garganta se había cerrado, sus ojos estaban abiertos hasta casi desorbitarse, un terror puro corría por su cuerpo.
—Yo… no… señor… Yoongi él…
El fuerte golpe que le propinó en el rostro, calló sus palabras, la sangre se formó en su boca al instante y tuvo que escupir.
—No te atrevas a volver a nombrar a Yoongi, es hora de que pagues por cada golpe que le has dado.
Dicho eso Taehyung tomó su mano y metió uno de sus dedos entre las filosas hojas de las tijeras y sin duda alguna las cerró, Jackson gritó en agonía mientras la mitad de su dedo anular cayó al suelo aquel en dónde llevaba la argolla de su matrimonio con Yoongi.
Gotas de sangre habían manchado el rostro de Taehyung, pero no le importo, no sería la primera vez que tenía que hacer algo así, aunque desde que se había convertido en jefe el trabajo sucio lo hacía alguien más, está vez quería ser él mismo quien acabará con ese infeliz.
Yoongi le había contado toda su historia, verlo llorar de esa forma tan desgarradora, había despertado al monstruo en su interior, así que en ese mismo instante había ordenado que lo llevarán hasta el sótano de su mansión, aquel lugar destinado, para torturar y matar a los traidores y ratas como la que tenía en ese momento ahí.
Pasaron horas quizá, entre golpes, cortes, Taehyung se encargó de mantenerlo con vida, había cortado cada dedo de sus manos y después cauterizado las heridas con un hierro ardiente para evitar se desangrara. Mientras se encargaba de recordarle que lo hacía por cada golpe y abuso que le dió a Yoongi.
El castaño se sentía inquieto, no sabía que estaba pasando, Taehyung le había pedido no salir de la habitación, después de que sus hombres le avisaron de un paquete que había llegado, de eso eran ya dos horas, la ansiedad lo estaba consumiendo, su teléfono había estado sonando con desesperó sabía que era Jackson, pero no había respondido, temía por su familia.
Sabía de las cosas que Jackson era capaz y aunque jamás le hubiera deseado mal a nadie, a él lo odiaba con todo su ser y aunque no le gustaría cargar con la muerte de alguien en su conciencia, esperaba que el mafioso lo desapareciera de la faz de la tierra.
Poco sabía Yoongi que en esa misma casa, en el lugar más apartado de la mansión, Jackson respiraba su último aliento, pidiendo perdón por haberlo dañado, antes de que Taehyung enterrará un enorme cuchillo directo en su pecho y lo retorciera, destrozando todo a su paso.
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