III. Enlaces

Dedicado a ketcha721 por animarme a subir esta historia y a yokotakemaru por motivar me a continuarla 🤗🤗 Espero que lo disfruten

Capítulo #3.- "El Hechicero De La Vida"

El fuego del cielo iluminaba la gran carpa, mantenida con la magia de la más longeva del grupo, los aldeanos miraban extasiados el baile llevado a cabo por la bruja de rojos cabellos. Aunque la tonalidad de sus ojos había pasado a ser castaños, un pequeño truco para pasar desapercibidos como mortales especializados en domar bestias.

La jaula oscura en la que había estado, por fin se abrió, su ropa había caído ya hace un rato revelando su pálido y delicado cuerpo. Que nada tenía que ver con el miedo que este inspiraba cuando se encontraba en combate, y en lo que ahora se había convertido; si bien era intimidante, su tamaño era pequeño a comparación de los demás lobos, quizá revelando su edad y posible rango.

El café adornaba su pelaje, más claro en otras partes dejando ver el color cobrizo que su otra forma poseía. Las personas soltaron exclamaciones, sin creer lo que veían, un lobo de los parajes nevados, distinguidos por su abundante pelaje.

Cómo era costumbre, un nuevo baile comenzó, aunque Camus solo jugaba tratando te atrapar a su tía y está daba vueltas para evitar caer en sus garras, a la par que la espada rozaba con su piel. Una, dos, tres vueltas y finalmente salto hacia el el fuego, ante la mirada atónita de los humanos, que ignorantes de lo ocurrido solo seguían admirando el ruego de la bruja con las espadas.

Del otro lado de las llamas, la sirena cubría los hombros del lobo, que al momento de saltar cambio su forma, aguantando el dolor que le generaba el cambio de sus huesos. Ahora debía alistarse, pronto saldría de nuevo al escenario, pero esta vez acompañado de la mujer de cabello alborotado, cuyo vientre era ocultó por las telas de la túnica que cubría su cuerpo.

— ¿Estas listo? — pregunto, observando el hermoso perfil del joven pelirrojo, que sin duda atraía la mirada de todo aquel que lo viera

— Vamos Calvera — ofreció su brazo, listos para cambiar de lugar con Shoko

Quien entre vueltas y acrobacias se retiró del escenario, al tiempo que la música paro de repente; ahora era la mujer de alborotado cabello que tocaba atrayendo a las personas, mientras que su joven acompañante atrapó al público con su voz.

Quienes no paraban con sus alabanzas, escuchando con atención la historia detrás de la canción. Una despedida y un ruego por volver a casa, con la esperanza en alto de quién con devoción cantaba, impresionando a la bruja azabache que cuidaba del bebé, alejada de la multitud mientras controlaba el fuego.

La sirena solo sonrió, si bien el lobo era incapaz de igualar la, si que tenía con que defenderse en cuanto a dotes musicales se refiere. Comenzó a pensar en los motivos por los cuales se iría de su manada, lejos del ceno familiar en el que, según la canción quería volver y llevarse los recuerdos de su viaje. ¿Será por su rango? ¿O por engendrar a un híbrido?

Seguramente con su voz podría hacerlo hablar, pero comenzaba a apreciar al hijo del mago de la vida como si fuera su propia cría. Quería que el confíara en ella para saber que había ocurrido, como ayudar a ese joven lobezno que sobre sus hombros cargaba con una pequeña vida.

Por su lado, Kyoko noto algo más en esa canción, negó con la cabeza al descubrir la forma tan peculiar de despedirse que tenía su joven sobrino. Pero sabía que no podría detenerlo, lo supo desde aquella ocasión hace semanas.

Después de haber notado la ausencia del hijo de su hermano, decidió tomar todos los utensilios de la comida, a sabiendas de que su hermana menor trataría de averiguar más sobre el nuevo integrante de la familia. De paso descubriría el descontento de su esposo hacia su sobrino, aunque de alguna manera ya sospechaba sobre este, pensó en la manera adecuada de lograr su objetivo, mientras secaba las cazuelas.

'No pierdo nada con intentarlo' pensó antes de dirigirse a su carpa, viendo en el camino como Camus y Calvera conversaban cerca de la fogata.

Sonrió inconsciente, y sin perder tiempo se adentro a la carpa que compartía con su cónyuge.

— Itia, ¿Podrías dejarnos solos? — pregunto al verlos

Este solo asintió para retirarse, y con una mano despedirse del vampiro.

— Si vas a reprenderme por lo de Camus, te aviso que ese mocoso debe aprender que ya no está en su manada en donde todos le tiraban flores — comento, tirándose entre las pieles ignorando a su esposa

— Lo único que quiero saber es, ¿Por qué? Desde que llegó no te ah echo nada. . .

— ¡Ja! Esto es increíble, ¿No ah echo nada? Olvidas lo que ese bastardo le hizo a Tenma

— ¡Aquí el bastardo fue Lugonis y lo sabes! — Exclamó, recordando las crueles palabras de ese Omega

— ¡No lo menciones! — grito el vampiro, inconscientemente llamando la atención de las dos personas fuera de la carpa — Esos dos no son más que  asquerosas escorias que arruinaron la vida de mi mejor amigo. Tanto lo defiendes pero no te das cuenta de que solo nos busco cuando su estúpido clan le dió la espalda por andar de ofrecido y tener otro bastardo.

De repente, el sonido de un golpe resonó por el lugar, sorprendiendo a la bruja y al vampiro. Después ambos contuvieron el aire, intimidados por esa mirada rubí, que no hacía más que expresar coraje y un odio sorprendente para alguien de su edad.

— Ya me arte, esta vez vas a escucharme — su voz les helo la sangre, parecía ser tranquila, pero no anunciaba nada bueno. — Puedes decir mierda y media de mi, incluso humillarme y golpearme, no pienso mover ni un dedo para defenderme. Pero te advierto, con mi hijo no vas a meterte. Y si tienes razón, no vine hacia ustedes antes por qué ni siquiera sabía de su existencia, ni me importaba saber quiénes me habían engendrado. El único motivo por el que estoy aquí, es por Kyoko y Shoko, que fueron las únicas que se tomaron el tiempo de explicarme los motivos del abandono de mis padres biológicos.

'Aunque papá trato de explicarme, la situación se lo impidió' pensó con tristeza, para suspirar y darse la vuelta, sin embargo habló

— Perdón Kyoko, al final mi presencia aquí solo los está perjudicando. — ahora sí salió de la carpa, viendo la mirada atónita de Itia y Shoko

— Camus. . . — susurró Calvera, que fue la única que noto la tristeza en sus orbes  

— Papá. . . Papá — el pequeño en los brazos de la sirena se removió, alzando sus bracitos tratando de alcanzar al pelirrojo

— Perdón por despertarte Dégel — se disculpó una vez que lo tuvo en sus brazos, lo abrazo contra su pecho

Calmando se, al sentir el pequeño abrazo que su hijo le regalaba.

En ese momento, no fue el único en tomar una decisión, pues si antes estaba segura de que ese niño la ayudaría con su cría, ahora consideraba la opción de invitarlo a irse con ella, una ves que su intimidante esposo regresará.

Se entristeció un poco al recordar cuando Calvera le pidió permiso para que su sobrino la acompañara cuando el dragón regresará, de alguna manera, presentía que el pelirrojo ya no regresaría de ese corto viaje. Y la canción que entonaba, no la tranquilizaba, temía por el destino del hijo de su hermano, a sabiendas de lo codiciado que era su poder.

En aquella ocasión más tarde, logro hacer las pases con su marido y con una extensa charla, lo convenció de tratar de llevarse bien con el pelirrojo. Pero su actitud no le facilitaba la tarea y es de esperar, después de todo, Rigel había insultado sin tener la necesidad a alguien que ni siquiera estaba involucrado.

Tan distraída estaba que no noto el final del acto, hasta que su cónyuge la saco de su tren de pensamientos al poner una mano en su hombro.

— Será mejor que apagues el fuego, antes de que comiencen a sospechar — mencionó para mirar al bebé en los brazos de su esposa

Esta asintio, para de poco a poco permitir que las llamas se consumieran, dejando la carpa en oscuridad de no ser por la luz de la luna que se filtraba por la entrada. Una que comenzó a ser obstruida por el público que se retiraba, dejando un poco de propina al único humano del grupo.

Los artistas no tardaron en salir, y con ello el pelirrojo reclamo al bebé, que emocionado pedía volver a los brazos de su padre. Que con ayuda de un par de telas y las manos de la sirena logró mantener al pequeño en una cangurera,en su pecho cerca del corazón para procurar arrullar lo, mientras ayuda al grupo.

— Camus, ¿Podría hablar contigo? — para sorpresa de los presentes, fue el vampiro quién hizo la petición

El chico miro a su tía, quién lo alentaba con la mirada, y tras suspirar accedió. Ambos se alejaron un poco, al menos lo suficiente para que el resto no escuchará, aunque el albino no se salvó de los curiosos ojos violetas de la cría del adolescente.

— ¿Y bien? — sus palabras fueron tan afiladas como la mirada que le lanzó

— ¿Estas seguro de querer acompañar a Calvera? — pregunto, sin dejarse intimidar

— ¿Desde cuanto te preocupa lo que haga? — ni siquiera se respondió, para él no había caso siquiera que intercambiarán palabras

Comenzaba a exasperarse, y aún más al notar la aparente tranquilidad del lobo, seguramente se debía a su bebé.

— Realmente no me preocupa, si por mí fuera ni siquiera estarías con nosotros — cruzó sus brazos, y con una fría mirada continuo. — Pero, le importas a Kyoko y no me gustaría que por tu culpa ella saliera afectada

El pelirrojo alzó ambas cejas ante la declaración del mayor, sin embargo era algo que ya se esperaba. Así que no dudo en responder. 

— No necesito protección Rigel, te sorprendería saber que tan letal es este ofrecido — se burló, dándole una mirada retadora

— Por tú bien, espero que sea así, Tenma tenia poderes que ni siquiera imaginas. — con su seño fruncido prosiguió a contarle. — Tu padre era un hombre que nació con una discapacidad, al menos para los magos. Sin embargo que sus labios estuvieran sellados nunca lo limito, logro desarrollar otro tipo de magia. . . La absorción. Un poder que arrebata y da, según quiera su portador, con el salvó millones de vidas pero también gracias a ello se ganó muchos enemigos.
Estoy seguro de que si saben que tuvo un hijo no dudarán en irse contra ti para arrebatarte ese poder, lo ideal sería que desaparecieras, pero ninguna de esas dos lo permitiría, así que el lugar más seguro para ti y tu hijo quieras o no es al lado de esas brujas. De otro modo terminarás afectando a Calvera.

Mentiría si afirmara que no tuvo miedo en ese momento, sin embargo, creía firmemente en su habilidad como guerrero, al final no por nada logro sobrevivir a su manada. Además, ahora no podía darse el lujo de flaquear cuando Dégel dependía de el; con ese pensamiento en mente, miro al cielo repleto de estrellas, para enfocarse en su gran guía y protectora de las criaturas, la luna.  

— Gracias por la advertencia Rigel, pero mi decisión no cambiará — aún con sus rubíes clavados en la luna, respondió

Aunque pronto su paz se vio interrumpida por los balbuceos del pequeño, y su razón para seguir adelante.

— Ya entendí Dégel, vamos por tu leche — mencionó para darse la vuelta, dejando atras al vampiro. — ¿Vienes?

Fue tomado por sorpresa el mayor, aunque sin demostrarlo solo siguió al lobo hacia el resto del grupo.

Quizá. . . Solo quizá, el mago de la vida se había convertido en el enlace entre los enemigos naturales. . .

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