Capítulo Primero

Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.
"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena

Habían pasado ya varios años desde la guerra, cuando creyó que perdería para siempre al amor de su vida y su mejor amigo, a causa de su inminente deseo de venganza. Pero gracias a Kami-sama y Naruto, pudo recuperar a su Sasuke de la oscuridad que lo arropaba. Había sido difícil, pero para ella cada esfuerzo que hicieron por rescatarlo valía la pena. A pesar de sentirse patética por sus desplantes, intentos de herirla, amenazas e insultos, para Sakura nada era más importante que tenerlo a su lado.

La felicidad fue completa más tarde, cuando dio a luz a su mayor motivo para vivir y ser mejor, cuando trajo al mundo a la pequeña Sarada. Por quien se había esmerado como ninguna otra, a pesar de la ausencia de Sasuke. Su hija era tranquila, lista y muy inteligente, alta representación de las mejores cualidades de sus padres.

Y aunque había sido difícil llegar hasta donde estaban, dio lo mejor de sí para proveer un hogar donde su pequeña se sintiera amada y segura. A pesar de su trabajo, obligaciones y sus propios sentimientos, Sakura mantenía el tipo. No podía permitirse derrumbar o mostrar su sufrimiento, pues había sido su elección la vida que llevaba y muchas personas dependían de ella, pues se había convertido en un pilar fundamental para la aldea de la hoja. A veces sentía celos de sus amigas quienes tenían a alguien a su lado, sus esposos, los cuales las apoyaban, claro que unos más que otros.

Ah... Sakura — escuchó decir mientras abrían la puerta de su despacho — ¿Qué haces aquí todavía? ¿No deberías estar con Sarada? — 

¿Qué me dices tú, Ino? — le respondió con sorna — ¿Sai se cansó de ti y por eso aún estás aquí?  — 

¿Qué es lo que dices frente de marquesina? — la rubia se acercó a su amiga pelirosa, que aún estaba sentada tras su escritorio.

Lo que escuchaste, Ino-puerca — dijo sin moverse de su lugar.

Se formó un silencio tenso entre ambas, se miraban retándose la una a la otra, no dispuestas a ceder. Hasta que prorrumpieron en sonoras carcajadas, era agradable saber que a pesar del paso de los años, ambas seguían con esa treta mutua con el fin de molestarse. La amistad de Ino era preciada para Sakura, y con la Yamanaka era igual, a pesar de su amistosa rivalidad ambas se querían y apoyaban en lo que podían.

— Ya enserio frente — apuntó la rubia parando de reír — Deberías ir a casa, pasar tiempo con tu hija y descansar —

Sabes que este es un caso importante, la cirugía está próxima y además... —

— Lo sé, lo sé... — la interrumpió — Pero debes cuidar de ti también, además recuerda que hoy les asignan equipos a los chicos, pasar tiempo con tu hija te sentará bien — 

Es cierto — susurró recordando ese pequeño detalle — ¿Con quién crees que le tocó a Inojin? —

¿Con quien más Sakura? — preguntó con ironía — No disolverán el equipo InoShikaCho, es obvio que lo pondrán junto a Shikadai y Chōchō, deberías preocuparte por el equipo de tu hija

Tienes razón — soltó una risa nerviosa mientras terminaba de arreglar sus cosas — Es probable que no esté muy contenta si le toca con Boruto —

Es hija de Sasuke-kun después de todo — un silencio incómodo siguió a sus palabras — Sakura... —

Ahora no Ino — se acercó a la puerta invitándola a salir — No quiero hablar sobre eso — 

Sabes que debes enfrentarlo... — 

Te dije que ahora no — cerró la puerta en cuanto estuvieron fuera de la habitación.

Ino había tratado de hablar con su amiga sobre la relación que mantenía con Sasuke. Si bien aquel al que consideraron un vengador había cambiado, Ino era testigo del sufrimiento de la antigua Haruno, no sólo por su situación actual, sino también por el pasado entre ambos. Sakura merecía más que eso, y aunque ella no era nadie para juzgarla, pues también se sintió atraída por él en su momento, no quería que la vida de la pelirosa se resumiera a esperar lo que Sasuke podía darle. Todas las demás estaban de acuerdo con ella, bueno... todas excepto Hinata, quien inocentemente creía que el amor incondicional entre ellos aún era posible a pesar de las adversidades.

Caminaron sin dirigirse la palabra hasta la salida del hospital, se despidieron de los demás médicos y enfermeros del lugar, y se separaron en la entrada prometiendo volver temprano la próxima vez que les tocara turno, para seguir con sus obligaciones y supervisar las labores que se estaban llevando a cabo en la nueva sección del hospital, dedicada al trato de la salud mental de los niños que perdieron a sus padres y salieron afectados por la guerra.

Mientras caminaba hacia su nuevo hogar, una casa amplia con un hermoso patio, pensaba en todas las cosas respecto a su familia. Sabía que debía poner las cosas en orden, no era bueno para Sarada crecer sin una figura paterna aunque Naruto trataba de llenar esa falta con sus consejos, sólo necesitaba hablar con Sasuke en cuanto volviera. Llegó a casa y Sarada ya estaba allí, no era tan tarde, pero debía apresurarse para poner la mesa.

Tadaima Sarada-chan — saludó a su hija, quien estaba sentada en la isla de la cocina, con cara de pocos amigos.

Okaeri Okaa-san —

¿Qué tal tu día? — preguntó mientras se adentraba a la cocina — ¿Estás feliz con tu equipo? — escuchó un bufido por parte de la pelinegra, sonrió, ya se lo esperaba.

No del todo... me tocó con Boruto y Mitsuki — dijo sin ánimos — Lo único bueno es que seremos el equipo 7, como ustedes, y Konohamaru-san será nuestro Sensei 

Eso se escucha prometedor — dijo poco convencida — Pero... ¿por qué son el nuevo equipo 7? —

Pues... Mmmm... — volteó a mirarle, notó que no estaba cómoda con la pregunta — Nos quejamos por los compañeros que teníamos, al menos Boruto y yo — soltó una risa nerviosa — Entonces fuimos a una misión para que el Séptimo autorizara el cambio, pero terminamos pidiéndole que nos volviera el equipo 7 y él aceptó 

Así que Naruto hizo eso ¿eh? — 

"Tal parece que no has cambiado nada, Naruto" pensó con cariño.

Okaa-san — interrumpió su hija — ¿Estuviste feliz con el equipo que te tocó?... digo, cuando eras Genin —  Sakura secó sus manos con uno de los pañuelos que tenía cerca, y luego rodeó la isla que se encontraba en medio del lugar hasta colocarse frente a Sarada.

¿Sabes? al principio no me sentí feliz, pues me había tocado con el tonto de Naruto — la pelinegra abrió los ojos con sorpresa, nunca entendería porqué su madre no trataba al Hokage con el mismo formalismo que los demás — Luego mencionaron el nombre de tu padre y me puse muy feliz — tapó su boca para reír nerviosamente, cual adolescente enamorada — Pero aunque no lo creas, al final, terminamos queriéndonos mucho... todos nosotros — hablar del pasado le daba cierta nostalgia, pero debía tratar de educar a su hija lo mejor posible.

Bien, trataré de dar lo mejor — sonrió al sentir el famoso poke en su frente — ¿Realmente el Séptimo era tan tonto como dices, Okaa-san? —

Claro... Boruto es un prodigio frente a Naruto a su edad —

¡¿Nanii?! — exclamó mientras veía a su madre retomar sus tareas al tiempo que se reía de lo dicho. 

"Si Boruto es un genio, definitivamente el Séptimo había sido un idiota" pensó la menor sin poder creérselo.

Ambas compartieron la cena cuando estuvo lista, entre risas y buenas anécdotas del pasado de su madre como Genin y sus misiones, desde las más absurdas a las más peligrosas. Llegado el momento de descansar, mientras terminaba de ayudar a secar los platos, lista para irse a su cuarto escuchó a su mamá llamarle.

Recuerda no estar despierta hasta tarde — le dijo con cariño — Mañana es un día importante, serán probados para tomar su nuevo rango —

Hai, Okaa-san — 



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Ignoren los lentes que tiene Sakura en la foto, me pareció bonita así que...

No diré mucho, pues normalmente ignoran esta parte XD. Pero tengo que aclarar que la historia no será 100% fiel al anime de Boruto (pues no lo veo por que me caga), y los personajes pueden tener ciertas variaciones en las personalidades.

Nos leemos (✿◡‿◡)

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