21| You're Back
Chapter twenty-one;
You're Back
— ¿Estamos seguros de que esto funcionará? — Preguntó Vicktor a su lado.
— Tiene que funcionar — Respondió segura Joyce.
Vicktor estaba preocupado. ¿Qué pasaría si no podían recuperar a Will? No podía abandonarlo, lo necesitaba y siempre será así. No había estado día y noche, hace un año atrás, buscándolo, para que ahora se lo arrebataran de nuevo.
— De acuerdo ¿Listos? — Cuestionó Hopper antes de acercarse al niño.
— Sí — Afirmó la mujer.
Esperaba a que el plan funcionara en serio, que Will pudiera volver en sí y dejar atrás al "monstruo sombra". Si no funciona, están en un grave peligro.
En la habitación se encontraban Joyce, Jonathan, Ian, Vicktor y Mike. Todas personas importantes en la vida de Will, bueno, a excepción de Jim. El estaba por seguridad.
Todos los otros se había quedado adentro de la casa por seguridad y para no intervenir, pues ellos no podrían ayudar mucho en esta parte del plan. Así que lo mejor para todos fue dejarlos adentro.
El oficial logró despertar al niño y este abrió sus ojos tomando una larga y profunda inhalación. Sus ojos se cerraron un poco debido a la luz frente a él, pero cuando volvió a abrirlos su mirada comenzó a inspeccionar el lugar.
— ¿Qué es esto? — Preguntó con la respiración un poco agitada y se movía ligeramente intentando soltarse de la silla. Su mirada no dejaba de observar el lugar — ¿Qué es esto? ¿Por qué me ataron?
Joyce se agachó frente a él — Will, solo queremos hablar contigo. No te haremos daño — Habló con suavidad.
— ¿Dónde estoy? — Cuestionó exaltado.
Hopper se acercó al niño también con un dibujo del mismo — ¿Reconoces esto?
Will negó con la cabeza al instante estando confundido y quitó su vista de él intentando ignorarlo.
— Queremos ayudarte — Repitió Joyce — Pero para eso, debemos saber cómo matarlo.
— ¿¡Por qué me ataron!? — Gritó repentinamente y siguió gritando la pregunta una y otra vez intentando safarse — ¿¡Por qué me ataron!? ¿¡Por qué me ataron!?
Era algo escalofriante de ver al decir verdad, al menos así lo era para Vicktor. Tener a su mejor amigo atado en una silla, gritando como loco que lo dejaran ir e intentando soltarse como si fuera un demonio era escalofriante.
Las luces parpadeaban con ferocidad y hasta había veces en las que la voz de Will parecía hasta hacerse más grave. Como si en realidad fuera el monstruo sombra quien estuviera hablando.
Por suerte, Hopper logró tranquilizarlo y el niño dejó de gritar de a poco hasta respirar a un ritmo normal.
— ¿Sabes qué pasa el veintidós de marzo? — Preguntó Joyce sentada al frente de su hijo — Es tu cumpleaños. Tu cumpleaños. Cuando cumpliste ocho, te regalé una enorme caja de crayones ¿Lo recuerdas? Eran 120 colores. Todos tus amigos te regalaron juguetes de Star Wars, pero tú solo querías dibujar con todos tus colores nuevos. Dibujaste una gran nave espacial, pero no era de una película. Era tu nave espacial. La llamaste "nave arco iris". Creo que usaste todos los colores de la caja. Me llevé el dibujo al almacén, lo puse a la vista y les dije a todos los clientes: "Esto lo dibujó mi hijo". Te moriste de la vergüenza. Pero yo me sentía tan orgullosa.....Me sentía muy orgullosa — Contó esperando una reacción de Will pero el niño solo tenía la mirada fija y fría en ella.
El ambiente se encontraba en una combinación de tristeza y tensión que no podía romperse.
La presión de la situación. Saber que Will tiene algo maldito adentro que lo controla y no saber como sacarlo, o si quiera si se puede sacar. Solo hacían el intento.
Y la tristeza de los relatos. Y eso que recién iban comenzando.
— ¿Recuerdas cuando se fue papá? — Preguntó Jonathan y su hermano menor lo miró cuando él se agachó al frente suyo.
La mirada de Will era escalofriante, como si intentase leerte o descubrir algo que le hiciera saber donde se encontraba.
Una pequeña cosita podría arruinar todo.
— Pasamos la noche construyendo el Castillo Byers, exactamente como tú lo dibujaste. Llevó mucho tiempo porque tú martillabas muy mal — Madre e hijo soltaron unas pequeñas risas — Nunca le acertabas a los clavos. Luego empezó a llover, pero igual nos quedamos ahí afuera. Después los dos estuvimos una semana enfermos. Pero teníamos que terminarlo, ¿no? Teníamos que hacerlo.
Reacciona, Will. Reacciona, por favor. Te necesito. Rogaba Vicktor una y otra vez en su mente.
— ¿Recuerdas el día que nos conocimos? — Habló Mike con la voz algo entrecortada. Un par de lágrimas posaban en sus mejillas — Fue el primer día de jardín de infantes. Yo no conocía a nadie. No tenía amigos y.....Me sentía muy solo y tenía mucho miedo, pero.....Te vi en las hamacas. También estabas solo. Te hamacabas solo. Me acerqué adonde estabas y....Te pregunté....Te pregunté si querías ser mi amigo. Me dijiste que sí. Dijiste que sí. Fue lo mejor que hice en la vida.
El lugar quedó en silencio, Will seguía sin decir nada, y Vicktor sentía que tenía que decir algo. Tragó el nudo de su garganta y dio unos pasos hacia él.
— Recuerdo ese día — Habló con la voz temblorosa. Ahora la atención de su amigo fue hacia él — Primer día de infantes. Estaba tan feliz, papá me decía que haría un montón de amigos, pero me enfermé. Tuve que faltar. Fue el día más aburrido de mi vida. Tener que escuchar a Andi hablar y hablar no es divertido — Todos allí soltaron un par de risas, incluyendo el nombrado — A la salida viniste a casa a ver como estaba, y me contaste tu día. Me contaste como conociste a un niño llamado Michael, tu nuevo amigo. Recuerdo que me sentí enojado. ¿"Nuevo amigo"? "Yo soy tu amigo". Por el resto de los siguientes días en el jardín de infantes solía hacerle muchas bromas a Mike — Soltó una risa nasal y miró a Mike disculpándose — Vaya que en serio me caía mal. Todavía puedo ver tu expresión enojada al enterarte de que era yo quien las hacía. Me preguntaste por qué y te conté como me sentía. Tú dijiste algo que nunca podré olvidar: "Eres el primer amigo que tuve y eres el único de ellos que será mi mejor amigo para siempre. No importa si tengo más amigos, tú serás siempre al que yo elija"......Y supe desde ese momento que siempre estaría a tu lado — Terminó de hablar.
Muchas lágrimas habían caído en todo su relato. Y no podía evitar no sentirse así de triste y preocupado.
Es una de las personas más importantes de su vida. Es su mejor amigo. No sabía que haría si lo perdía y tampoco quería ni imaginarlo. Lo ama muchísimo y sabía que siempre sería así.
De un u otro modo.
— ¿Recuerdas cuándo intenté enseñarte a manejar el auto? — Habló Ian por primera vez desde que se encontraban ahí adentro. Tomó una respiración profunda y se colocó de cuclillas frente al niño.
— Sé que ambos lo recordamos muy bien. Nos metimos en tantos problemas.....Te habías peleado con Vick, habían discutido. Jonathan había salido al bosque a sacar fotos y Joyce estaba trabajando..... — Suspiró para continuar — Vicktor se había ido con los chicos a la casa de Mike y supuse que no estarías con ellos, así que fui a visitarte. No sabía que hacer para que te sientas mejor. Te dije: "¿Quieres manejar el auto?". Demonios, nunca te vi levantarte tan rápido de la cama — Sonrió divertido al igual que los demás — Pero no podía ser tan irresponsable y dejar que rompieras mi auto.....Así que usamos el de Joyce.
Sintió un golpe en su hombro y se dio la vuelta para ver a la mujer que lo miraba en reproche.
— Creo que no llegué a explicarte nada que estrellaste la parte trasera del auto con el poste de luz. Y Joyce llegó. Corrimos hacia el bosque lo más rápido que pudimos mientras la escuchábamos retarnos. Cuando nos detuvimos, tu gritaste: "¡Qué divertido! ¡Quiero hacerlo de nuevo!".....Nunca podré olvidar la sonrisa que tenías. No abandonó tu rostro por el resto del día — Terminó de relatar.
Su recuerdo tal vez no había sido el más sentimental del mundo, y no porque no tuviera aquel tipo de recuerdos con Will, de hecho tenía muchos, pero quería ver si recordándole un momento en el que fue feliz le hacía sentir algo.
Lamentablemente, no fue así.
— Will, cariño.... — Llamó Joyce en un susurro — Si estás ahí adentro, por favor, comunícate con nosotros. Por favor, cariño, ¿lo harías por mi? Por favor. Te quiero muchísimo......
Will sollozo un par de veces pero sin llorar — Suéltenme — Obligó, aunque nadie cumplió la orden.
— Esperen — Dijo Hopper de repente y sacó la aguja para llenarla de sedante para después colocarsela a Will en el brazo.
El niño al principio intentó zafarse e intentar que no le inyectaran nada, pero como no pudo, a los pocos segundos terminó dormido.
— ¿Qué sucede? — Preguntó Jonathan sin comprender qué hacía el mayor.
El oficial salió del lugar y todos se levantaron para seguirlos confundidos hasta adentro de la casa. Al entrar, tomó una libreta y una lapicera para comenzar a escribir lo que Ian reconoció como código morse.
— ¿Qué sucedió? — Preguntó Dustin mientras se acercaba a la mesa junto a los demás.
— Creo que está hablando, pero no con palabras — Explicó.
— ¿Qué es eso? — Habló Steve detrás de todos.
— Código morse — Contestaron todos al mismo tiempo.
— A-Q-U-Í — Deletreó Jim y los niños leyeron en voz alta la palabra — Will sigue ahí. Está comunicándose con nosotros.
— Tenemos que seguir — Dijo Ian antes de que todos se levantaran para poder seguir con lo que hacían.
Jonathan fue a por el reproductor y los cassettes de música favorito de Will. Luego salió de la casa junto a los demás. Cuando Andi estaba por hacer lo mismo, el hombre lo detuvo.
— No. Te necesito aquí — Los niños y Steve se dieron la vuelta para escuchar la conversación — Tú padre te enseñó código morse, según lo que sé, ¿no es así? — El pelirrojo asintió — Entonces, sí. Te necesito aquí. Te diré todo a través del walkie talkie y tu lo escribes, ¿entendido?
— Fuerte y claro — Afirmó y el hombre salió de la casa también.
Andi se acercó a la mesa y se sentó mientras sostenía la lapicera.
— Empecemos — Se dijo a él mismo.
Luego de un rato esperando, la primera comunicación se escuchó.
— Raya, punto, raya, punto — Le dijo Dustin.
"C"
Fue cuestión de tiempo para que las letras que aparecían vayan formando las palabras.
Había veces en las que Ian no recordaba muy bien por lo que tenían que fijarse en la guía que les había dado Hopper por las dudas. Aunque solo fueron unas pocas veces. Al no usar nunca código morse, le era algo difícil recordar ciertas cosas.
— L — Dictó finalmente Lucas y Andi la escribió.
Todos se acercaron para ver lo que decía — "Cierren portal" — Leyeron al unisonido.
Todos se levantaron sobresaltados cuando escucharon el teléfono de la casa sonar.
— Mierda. Mierda — Maldició Dustin mientras cortaba con fuerza la llamada y todos suspiraron.
Sin embargo, el teléfono volvió a sonar otra vez y antes de que pudiera volver a cortar, Nancy lo tomó con fuerza y lo arrancó de la pared para arrojarlo al suelo.
— ¿Habrá oído eso? — Cuestionó Max nerviosa.
— Es un teléfono. Podría estar en cualquier lado ¿Cierto? — Dijo Steve intentando relajar el ambiente, aunque no funcionó muy bien.
— No — Negó Ian llamando la atención de todos — Lo sabe.
Al tiempo que terminó de hablar, un rugido se escuchó desde lo lejos que hizo que se les pusiera la piel de gallina a todos.
— Eso no es bueno — Dijo el de rulos con miedo y junto a Lucas y Max se pusieron en la ventana para ver.
De la puerta trasera ingresó Jonathan con Will en sus brazos, al cuál dejó descansar en el sofá, y Joyce junto a Vicktor y Mike. Después de unos segundo entró Jim con una escopeta en la mano.
Andi al ver el arma que el hombre portaba en sus manos, sacó su pistola de su pantalón sabiendo que tendría que usarla.
— ¡Aléjense de las ventanas! — Les ordenó a los niños y estos obedecieron — ¿Sabes cómo usar esto? — Le extendió el arma a Jonathan.
— ¿Qué? — Preguntó este confundido.
— ¿Sabes usar esto? — Repitió.
— Yo sí — Respondió Nancy y Hopper le lanzó el arma sin dudar, siendo atrapada.
Jim, Andi, Nancy y Steve se pusieron al frente de todos para protegerlos. Al ser quienes tenían las armas eran quienes tenían que arriesgarse por los demás.
Atrás se encontraba Jonathan junto a su madre, Dustin, Mike sosteniendo un trofeo, Lucas con su gomera protegiendo a Max, y Vicktor detrás de su hermano mayor a pedido de este. Así el mayor se podía quedar más "tranquilo" al saber que estaba cerca suyo, al menos si le pasaba algo podría salvarlo.
Ruidos y gruñidos se escuchaban desde todos lados de las afueras de la casa.
Su dedo índice se encontraba firme en el gatillo del arma listo para disparar ante la mínima cosa que se atreviera a atacar.
No sabía que pasaría, pero si los Demo-dogos llegaban a ingresar, esperaba que fueran al menos unos pocos y no muchos, pues si llegaba a ser así estaban muertos.
Un ruido se escuchó a su derecha y rápidamente todos se voltearon asustados hacia aquella dirección.
— ¿Qué hacen? — Les dijo Nance al escuchar todo los sonidos del exterior.
El ruido se volvió a escuchar a su izquierda y volvieron a girar para el lado en el que estaban antes.
Sus miradas fijas en la ventana frente a ellos, con escalofríos recorriendo sus columnas y el nerviosismo sus cuerpos enteros. El vidrio se rompió y se hicieron hacia atrás mientras algunos de los niños gritaban espantados. Cuando los vidrios terminaron de caer y los gritos cesaron, Andi pudo ver a un Demo-dogo en la esquina del cuarto.
No sabía si estaba muerto, pero eso parecía.
Jim se acercó a él a paso lento y cuidadoso sin dejar de apuntarle con su arma.
— Santo cielo — Dijo Dustin viendo la criatura.
— ¿Está muerto? — Habló esta vez la pelirroja.
El oficial le movió la cabeza con su pie y el animal no tuvo reacción ante lo hecho, podría confirmarse que se encontraba muerto. Lo raro es que no tenía marcas o algo que muestre qué lo mató.
El sonido de la madera crujiendo se hizo presente y todos se voltearon hacia la puerta del hogar. Apuntaron hacia aquella dirección cuando vieron la traba darse la vuelta. Luego la cadena que asegura la puerta se salió por si sola también.
La puerta finalmente se abrió y aquellas blancas zapatillas tocaron el suelo de la casa dejando a todos callados.
Vaya.
No sabía que decir o pensar.
Pareció un momento de película. De aquellos reencuentros que esperas en todo el relato y suceso de la historia, solo que este no se lo esperaba nadie.
El corazón de Andi latió con felicidad contra su pecho y las comisuras de sus labios se subieron para formar una sonrisa.
No podía creer a quién tenía al frente.
Su pequeña había vuelto.
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