━━━Extra V
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ꜱᴏʙʀᴇ ᴄᴏɴᴠᴇʀꜱᴀᴄɪᴏɴᴇꜱ ᴘᴇɴᴅɪᴇɴᴛᴇꜱ
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PERCY
LA MAÑANA LLEGÓ PRONTO, no habíamos dormido nada buscando a Nico. Darlene era la más desesperada por encontrarlo y solo se detuvo cuando Quirón, después de que yo le diera una versión bastante distorsionada de los hechos, le dijo que era mejor dejarlo ir, que ya tendríamos noticias de él cuando fuera el momento correcto.
Por un segundo temí que ella fuera capaz de hacerle daño a Quirón por tal sugerencia, y creo que todos tuvieron el mismo pensamiento porque Clarisse, Lee y Michael se habían parado cerca de ella y la miraban con cautela esperando a ver su reacción.
Darlene, Annabeth y yo teníamos que volver a casa por las clases. En el caso de Dari, ella había sido expulsada por desaparecer una semana, pero su mamá al parecer le había conseguido una nueva escuela que la aceptaría después de las fiestas.
Estábamos en el comedor desayunando y ella tenía la apariencia de alguien roto. Incluso desde mi mesa podía ver sus ojos rojos de tanto llorar y ojeras por la falta de sueño, tenía la ropa arrugada y sucia de vagar por el bosque buscando a Nico.
Ya sabía que ella se culpaba mucho por lo que le pasó a Bianca, era un sentimiento que ambos compartíamos, y ahora con lo de Nico, ese sentimiento se había duplicado.
La cuestión era, que aún cuando desearía no hacerla sentir peor, ella y yo teníamos una charla pendiente.
Me puse de pie con toda la intención de hablar con ella, pero Annabeth se me atravesó en el camino.
—Hey —exclamó—. Tendremos una clase de espadas, Clarisse quiere que todos mejoremos en todas las habilidades posibles, hay que estar preparados. ¿Te sumas?
—He...claro, sí, pero...
—¡Bien! Porque creo que...
—Espera, Annabeth —dije deteniéndola cuando me sujeto del brazo para ir al campo de entrenamiento—. Primero hay algo que tengo que hacer.
—¿Qué cosa?
—Yo...tengo que hablar de algo muy importante con Darlene —respondí sintiendo como se me ponía roja la cara.
—¿De que? —cuestionó ella frunciendo el ceño.
—¿Conmigo? —dijo Darlene sorprendiéndome. No me había dado cuenta que ella se nos había acercado—. ¿De qué?
Ambas me miraban, expectantes, esperando a que les respondiera.
No sabía qué responderles, no quería ni tenía que darle explicaciones a Annabeth sobre lo que pasó con Dari.
Miré a mi mejor amiga, lo último que quería hacer era hacerle más daño, pero no podía seguir posponiendo esto.
Decidí que no lo haría.
Tomé a Darlene de la muñeca y la arrastré lejos del resto.
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DARLENE
Nos sentamos en un tronco cerca del bosque, no había muchos cerca porque todos estaban en la arena en el entrenamiento de espadas que la cabaña de Ares había organizado.
Era un silencio algo incómodo, no habíamos estado así de solos desde aquella noche en que lo besé, y ahora Percy sabía lo que sentía por él.
—Supongo que quieres hablar de lo que pasó en el tren —murmuré. Él asintió—. Fue una estupidez, no debí hacerlo.
—Pero lo hiciste, Darlene —dijo con seriedad—, no puedes borrar lo que pasó y tenemos que hablarlo.
Sus palabras me hicieron estremecer. No quería saber si lo que hice, lo hizo enojar. Bajé la vista apenada.
—Lo siento.
—No estoy enojado, Dari —respondió—. Solo quiero saber por qué no me lo dijiste. ¿Hace...hace cuánto que te sientes así?
—Casi desde que nos conocimos —dije tragando saliva.
—¿Y te lo has guardado todo este tiempo? —cuestionó incrédulo.
Sus ojos verdes estaban llenos de preocupación, pena e incomodidad. Percy actuaba como si no supiera cómo debía tratarme ahora que lo sabía.
—Estaba...asustada de decirte lo que sentía —confesé.
Él me miró de una forma que solo me hizo sentir ganas de llorar.
—¿Por qué?¿Alguna vez hice o dije algo que te hizo pensar que podía enojarme si...?
—¡No, no! No es eso, yo...solo...en realidad no quería que las cosas cambiaran —respondí sintiendo las primeras lágrimas—. Me asusta la idea de que las cosas cambien, sobre todo cuando no sé si serán cambios buenos o malos. Y al principio ni siquiera éramos amigos, para ti solo era...la vecina del otro lado del pasillo que también es mi compañera de clases.
»Y fue solo por lo de la señora Dodds ese día en el museo que...bueno, fue más de lo que esperaba, me tratabas como si realmente me quisieras a tu lado e incluso si solo era como una amiga, eso era todo lo que necesitaba.
»Luego pasó todo esto —dije señalando el campamento—, y éramos aún más cercanos, me dijiste que estando conmigo no te sentías tan sólo en toda esta locura, me incluías en todo y siempre me tomabas de la mano, o me defendías o te mostrabas de orgulloso de mis logros, y solo...solo me bastaba verte sonreír para sentirme tan feliz.
»Pero luego te fuiste de misión, y todo era tan distinto cuando volviste porque ya no eras el mismo, habías vivido cosas que yo solo podía imaginar; tenías un vínculo con Annabeth y Grover del que yo no era parte.
—Claro que lo eras, Dari —dijo tomando mi rostro entre sus manos con cariño—. Contigo tengo algo que no quiero tener con nadie más, tienes un lugar en mi corazón que jamás nadie va a poder ocupar, eres...
—Tu mejor amiga —interrumpí mirándolo con lágrimas en mis ojos . Él hizo una mueca porque sabía que eso solo me daba dolor—. Lo sé, lo sé hace mucho tiempo, solo no quería aceptarlo y...supongo que pensé que era mejor para todos si solo...guardaba silencio.
—¿Mejor para todos? —repitió—. ¿Y supongo que eso para tí significa no incluirte a tí misma, verdad? —No respondí—. Dari, lo que tu sientes también importa.
—Lo que yo siento no cambia nada, Percy —dije cerrando los ojos y por un segundo, intenté disfrutar lo bonito que se sentía tener sus manos en mi rostro y tenerlo así de cerca—. Porque cada segundo que pasa solo logro quererte más, y tu no siente lo mismo.
—¡Pero es que sí lo cambia todo, Darlene! —soltó—. ¡Lo cambia todo porque durante dos años estuve inconsciente de lo que sentías! ¡Todo este tiempo te estuve haciendo daño sin darme cuenta y ahora no sé qué hacer porque para empezar ni siquiera sé exactamente qué es lo que hice para que te enamoraras de mí!
»No tengo idea de cuales de mis actitudes contigo te hace quererme y cuales te hacen daño, o si incluso las mismas que te hacen quererme son las que te lastiman.
»Mirá lo que pasó esa noche en el camaro —dijo con lágrimas en los ojos—, yo te conté lo de Thalia y Zoé, te conté lo que pensaba de Bianca y Annabeth, te insistí en saber tus razones para no unirte a la cacería de Artemisa, evidentemente presioné tus límites y no me dí cuenta hasta que me besaste. ¡Y encima te dejé sola y huí de tí en lugar de enfrentar lo que pasó!
Bajé la mirada. Entendía lo que quería decir.
Yo me sentí igual con Bianca cuando ella me contó lo que sentía.
¿Qué hice para que ella me quisiera? ¿Y qué hice qué pudo haberla lastimado sin darme cuenta?
Afrodita había usado las palabras exactas: "el amor era un poder sobrecogedor, capaz de salvar hasta a las almas más llenas de odio, pero también es una fuerza capaz de destruirte."
Tener en tus manos el corazón de una persona asusta. Asusta porque cuando no sabes cómo cuidarlo, solo basta un error para hacerlo sangrar.
—Quizá la manera en que reaccionaste no fue la mejor, porque sí, me dolió mucho que actuaras así —confesé—, pero yo no debí besarte, no era el momento ni el lugar para hacerte saber cómo me sentía y actué por impulso —respondí—. Arruiné todo.
—Dari, en serio, no estoy enojado.
—No lo entiendes —dije negando—. La mayoría de las veces, puedo percibir los sentimientos de los demás cuando sienten amor o atracción, y cuando me miras, no percibo nada de eso en tí; pero siempre he elegido fingir que podía cambiarlo, que podía hacer que me quisieras de la manera en que yo quería.
»Estaba desesperada por una pista o...algo que me indicara que tenía aunque sea una mínima posibilidad. —Dije bajando la vista. No soportaba tener que decirle todo lo que me había guardado durante dos años—. No me importaba ni siquiera que no fuera con la misma intensidad, me convencí que incluso si solo me encontrabas atractiva todo estaría bien, yo...tenía suficiente amor por los dos.
Sollocé en silencio, y él me sostuvo en sus brazos dejándome llorar.
—No tienes idea de cuánto lamento haberte hecho daño y no haberlo notado —susurró. Percy me besó la mejilla, sin importarle las lágrimas—. Lo siento tanto.
Negué con la cabeza.
—Fue mi culpa —respondí entre sollozos—. Yo confundí todo...
—No, Dari —dijo él aún sosteniendo mi rostro para que lo viera a los ojos—. Nadie sabe más del amor que tú, sabes que nadie elige de quién enamorarse, así que no tienes que disculparte por sentir lo que sientes.
Asentí, sollozando.
—Y tú no tienes que disculparte por no sentir lo mismo que yo.
Él me sostuvo hasta que dejé de llorar y yo me aferré a él con todo mi corazón.
Nunca habíamos tenido una conversación tan íntima y profunda, pero creo que ambos lo necesitábamos, porque ahora podíamos ver cuál era la verdadera relación que teníamos, sin secretos y con todas los sentimientos por fin liberados.
—¿Y qué pasará ahora? —preguntó.
—Nada —respondí—, ya pasará y dejaré de sentirme así.
Él asintió aunque no del todo convencido.
—¿Estás segura que estarás bien?
—Sí, yo...solo necesito tiempo.
Serían meses incómodos los que vendrían, pero supongo que ahora al menos puedo ser honesta conmigo misma y en algún momento, podré finalmente dejar ir lo que siento por Percy Jackson.
Y ahora, para rematar, ¡¿ESTÁN LISTOS PARA LOS PUÑETAZOS?!
¡Se viene un enfrentamiento muy esperado en el siguiente extra!
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