El sol se ocultaba tras el caserío colorido a medida que la luna se abría paso en el firmamento junto a su conjunto de estrellas y constelaciones, el solitario sendero de piedras y cercado con pintorescas casitas de madera era dulcemente alumbrado por los faroles amarillentos que discernían el camino para una pareja. Un joven de cabellos castaños y largos andaba de la mano de otro muchacho más bajo que él.

El rostro de Tsukasa era adornado por una pequeña sonrisa y un leve sonrojo en las mejillas que hacían un juego espectacular aunado a la luz de las lámparas y el cielo estrellado. Su pareja se mantenía a su lado aún sin soltar el firme y gentil agarre de Shishio quien no cabía en su ensoñación de por fin sujetar la mano de su amor de toda la vida.

Ninguno de los dos supo en que momento llegaron a la casa de Ishigami pero ahí estaban, frente a la puerta blanca y en silencio; ninguno habló, ninguno se despidió, ninguno objetó nada cuando sin pensarlo dos veces sus labios se juntaron en un beso cálido y patéticamente romántico. Ninguno dijo nada cuando entraron a la casa, ninguno dijo nada cuando de la nada ya no había más ropa que la interior, ninguno se atrevió a decir nada cuando ya estaban en la cama, tampoco hubo palabras cuando sus respiraciones eran agitadas, ni siquiera un murmullo cuando terminaron cayendo fatigados entre las sábanas como un par de leones que acaban de jugar.

¿Debieron hacer aquello? ¿Estaba bien o mal? ¿Qué dirán los vecinos? Sólo son adolescentes y además sólo amigos.

De lo que pasó esa noche en aquel cuarto no se hicieron comentarios, no hubo respuestas a nada a la mañana siguiente así como tampoco hubieron preguntas difíciles de responder, solo una sonrisa, un beso en la mejilla y un "buenos días", nada más con eso les bastaba y seguir llamándose "amigos".

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322 palabras, creo que los drabbles no están tan mal uwu