•°★「 Ꮯa̤̮℘ḭtʊʆꪮ 2 」★°•

[Narrador/a POV]

Mientras Purple se recostaba en el sofá, los pensamientos seguían revoloteando en su mente. Cerró los ojos por un momento, reviviendo las risas y las pequeñas conversaciones que había tenido con Green durante el día. Aunque intentaba convencerse de que era solo una amistad, su corazón no podía evitar latir más rápido cada vez que pensaba en él.

Orange Mango lo observaba desde la cocina mientras preparaba una taza de té. Aunque no decía nada, podía sentir la mezcla de felicidad y confusión en su hijo. Decidió dejarlo tranquilo por ahora, pero sabía que el tiempo revelaría todo.

Por otro lado, Green caminaba por el sendero que lo llevaba a casa. Las hojas crujían bajo sus pies, y la fresca brisa nocturna lo envolvía. Miró las estrellas que comenzaban a brillar en el cielo y suspiró. El día con Purple había sido agradable, pero había algo en su interior que lo mantenía inquieto.

"¿Qué haría si supiera la verdad?" pensó Green, apretando un poco los puños. Había visto la forma en que Purple lo miraba, esa chispa de algo más que amistad. Green lo apreciaba profundamente, pero su corazón ya pertenecía a alguien más. Una persona que no podía borrar de su mente, aunque quisiera.

Al llegar a su casa, abrió la puerta y entró en la oscura sala. Se dejó caer en el sofá, mirando al techo. Cerró los ojos, dejando que sus pensamientos lo invadieran. Sabía que algún día tendría que hablar con Purple, ser honesto con él, pero también temía herirlo.

—Es complicado... —murmuró para sí mismo, dejando escapar un suspiro largo y pesado.

Mientras tanto, en la habitación de Purple, el joven miraba por la ventana hacia las estrellas. Una parte de él deseaba que Green sintiera lo mismo, pero otra parte temía arruinar lo que ya tenían. Sabía que debía esperar el momento adecuado para confesar lo que sentía. No quería presionarlo ni arriesgar su amistad.

Sin embargo, lo que Purple no sabía era que esa noche alguien más también pensaba en Green. Una figura en la distancia, observando las estrellas desde otro lugar, se preguntaba si Green alguna vez sabría cuánto significaba para él.

---

Esa noche, el cielo parecía más brillante de lo normal, y las estrellas formaban constelaciones que contaban historias de amor, pérdida y esperanza. Purple seguía mirando por la ventana, abrazando una pequeña almohada mientras sus pensamientos giraban en torno a Green. Quería tanto confesarse, pero algo en su interior le decía que esperara.

En el comedor, Orange Mango observaba a su hijo desde lejos. Su sonrisa se desvaneció un poco mientras limpiaba la taza que había usado para su té. Amaba a Purple y quería protegerlo de todo dolor, pero sabía que el corazón joven y enamorado de su hijo estaba en un terreno peligroso. Había notado la forma en que Green miraba hacia otro lado cuando Purple no lo veía. Había algo en su mirada que gritaba que su corazón no pertenecía a Purple.

Orange suspiró y decidió acercarse. Caminó con calma hacia la sala y se apoyó en el marco de la puerta.

—¿Disfrutaste tu paseo con Green? —preguntó Orange con voz suave.

Purple giró la cabeza rápidamente, como si lo hubieran atrapado pensando en algo indebido. Una ligera sonrisa cruzó su rostro, y asintió con entusiasmo.

—¡Sí! Fue increíble, papá. Pasamos por un campo de flores, comimos helado... Green siempre sabe cómo hacerme sentir especial —respondió Purple, con los ojos brillantes.

Orange sonrió, pero su mirada estaba cargada de una preocupación que Purple no notó.

—Me alegra que tengas a alguien así en tu vida —dijo Orange, acercándose para sentarse en el sillón junto a su hijo. Hizo una pausa antes de continuar—. Pero, hijo, a veces las personas que consideramos especiales pueden tener un camino diferente al nuestro. Eso no significa que no les importemos, pero...

Purple lo miró, un poco confundido por el tono melancólico de su padre.

—¿A qué te refieres, papá? Green es mi amigo. Bueno... más que eso... creo que podría ser algo más algún día —dijo, bajando la voz hacia el final. Su cara se enrojeció un poco.

Orange colocó una mano en el hombro de Purple y le dio un apretón reconfortante.

—Solo quiero que recuerdes que el amor no siempre es fácil. A veces duele, y otras veces nos sorprende. Pero no importa lo que pase, siempre estaré aquí para ti, ¿de acuerdo?

Purple asintió lentamente, aunque no entendía del todo el mensaje detrás de las palabras de su padre. Orange lo abrazó y decidió no presionarlo más. Sabía que Purple tendría que descubrirlo por sí mismo, por más que deseara protegerlo de cualquier dolor.

---

Por otro lado, Green estaba en su casa, pero su mente estaba en otro lugar. Se sentó junto a la ventana con un cuaderno en sus manos, escribiendo pensamientos dispersos. Sus palabras no tenían orden, pero una frase se repetía una y otra vez en diferentes esquinas de la página: "¿Cómo puedo ser honesto sin lastimarlo?"

Green sabía que Purple sentía algo por él. Lo había visto en las miradas, en los gestos, en la forma en que su voz cambiaba al hablarle. Purple era un gran amigo, uno de los mejores que había tenido, y eso hacía todo aún más difícil. Porque su corazón no podía corresponderle, por más que quisiera.

Dejó caer el lápiz y cerró los ojos, permitiendo que sus pensamientos vagaran hacia la persona que ocupaba su corazón. No podía evitar sonreír al recordar momentos con esa persona, pero la sonrisa desaparecía rápidamente al pensar en Purple. "Él no se merece esto..." pensó Green, dejando escapar un suspiro.

Sabía que pronto tendría que tomar una decisión. No podía seguir ignorando la situación ni dejar que Purple alimentara esperanzas que nunca se cumplirían. Pero, ¿cómo encontrar las palabras correctas? ¿Cómo explicarle a alguien que le importaba tanto, que su corazón pertenecía a otro?

Green cerró el cuaderno con un movimiento decidido. Sabía que no podía seguir aplazándolo. Tenía que hablar con Purple, por difícil que fuera. Pero esa conversación tendría que esperar un poco más. Por ahora, lo único que podía hacer era prepararse para lo que vendría.

---

La luna iluminaba suavemente la habitación de Green, donde él permanecía sentado junto a su ventana. Había dejado el cuaderno sobre la mesa, pero las palabras que había escrito seguían resonando en su mente. El silencio de la noche era interrumpido solo por el crujido ocasional de la madera de su escritorio. Green no podía evitar sentirse atrapado entre sus emociones y sus responsabilidades como amigo.

De repente, un toque suave en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Frunció el ceño, sorprendido. Era tarde, ¿quién podría ser? Caminó hacia la puerta y la abrió. Allí estaba Blue, con una expresión tranquila y una ligera sonrisa.

—Hey, Green —saludó Blue con su característico tono relajado. —Espero no molestarte, solo pasaba por aquí y pensé en verte.

Green lo miró con sorpresa antes de devolverle la sonrisa. Por alguna razón, su corazón se aceleró.

—No, no molestas para nada. Siempre es bueno verte, Blue. Pasa —dijo Green, apartándose para dejarlo entrar.

Blue entró en la habitación, observando los detalles con curiosidad. Sus ojos se posaron en el cuaderno sobre la mesa, pero no comentó nada. En lugar de eso, se sentó en la cama de Green y lo miró con una mezcla de interés y preocupación.

—¿Estás bien? —preguntó Blue, cruzando los brazos. —No sé, siento que últimamente has estado algo... distante.

Green suspiró y se sentó junto a él, evitando su mirada. Había algo en la voz de Blue, en su presencia, que siempre lograba desarmarlo. Pero esta vez era diferente. Esta vez, Green estaba luchando contra sentimientos que sabía que no debía tener.

—He tenido muchas cosas en la cabeza —admitió Green, jugando nerviosamente con sus manos. —Nada grave, solo... pensamientos.

Blue inclinó la cabeza, analizándolo con esa mirada que siempre parecía ver más allá de lo que Green quería mostrar.

—¿Pensamientos sobre Purple? —preguntó, su voz suave pero directa.

Green abrió los ojos, sorprendido, y lo miró.

—¿Cómo lo sabes? —murmuró.

Blue soltó una risa ligera y sacudió la cabeza.

—Vamos, Green. Te conozco. Sé cómo actúas cuando estás preocupado por alguien. Además, no es un secreto que Purple se preocupa mucho por ti... y que tú también te preocupas por él.

Green bajó la mirada, sintiendo un nudo en el estómago. No sabía cómo responder a eso. Blue tenía razón, pero no en la forma en que probablemente pensaba.

—Purple es un gran amigo, y no quiero lastimarlo —dijo Green finalmente, su voz apenas un susurro. —Pero... hay cosas que él no sabe. Cosas que no puedo decirle.

Blue lo miró en silencio por un momento antes de colocar una mano sobre el hombro de Green.

—Sabes, Green, no tienes que cargar con todo solo. Puedes hablar conmigo. Siempre estoy aquí para ti, ¿recuerdas?

Green levantó la mirada, encontrándose con los ojos de Blue. Había algo en su expresión, una calidez que siempre lograba calmarlo. Pero esa misma calidez también hacía que su corazón doliera. Porque, aunque Blue era quien ocupaba su corazón, sabía que no podía confesarlo. Blue estaba con Rust, y Green no quería arruinar lo que tenían.

—Gracias, Blue. Realmente significa mucho para mí escuchar eso —dijo Green, sonriendo débilmente.

Blue le devolvió la sonrisa, aunque había algo en su mirada que sugería que no estaba completamente convencido. Aun así, decidió no presionar más. Se levantó y se estiró, dejando escapar un suspiro.

—Bueno, no quiero quitarte más tiempo. Solo quería asegurarme de que estabas bien. Si necesitas algo, ya sabes dónde encontrarme.

Green asintió y lo acompañó hasta la puerta. Cuando Blue estaba a punto de salir, se detuvo y se giró para mirarlo una vez más.

—Por cierto, no te preocupes demasiado por Purple. Estoy seguro de que, sea lo que sea, lo resolverás. Eres mejor de lo que crees, Green.

Y con eso, Blue se fue, dejándolo solo en la habitación. Green cerró la puerta y apoyó la frente contra ella, cerrando los ojos con fuerza.

—Pero no soy suficiente para ti... —murmuró para sí mismo, mientras el peso de sus emociones seguía aplastándolo.

Mientras tanto, Blue caminaba de regreso a su habitación, con una extraña sensación en el pecho. Había algo en la forma en que Green lo miraba, algo que no podía identificar del todo, pero que lo hacía sentir inquieto. ¿Era preocupación? ¿O acaso había algo más? Decidió dejar esos pensamientos para otro momento y concentrarse en lo que tenía con Rust. Sin embargo, no pudo evitar que una pequeña duda se asentara en el fondo de su mente.

---

Blue caminó por el pasillo, cada paso resonando suavemente en el silencio de la noche. Había algo pesado en su pecho, una sensación que no lograba descifrar. Cuando llegó a su habitación, cerró la puerta con cuidado y se dejó caer en la cama, mirando el techo. Rust había salido esa noche sin decirle mucho, y aunque era algo que había sucedido antes, esta vez se sentía diferente. Frío. Distante.

Con Rust, las cosas habían comenzado como un sueño. Había química, había emoción, pero con el tiempo, esas sensaciones se habían transformado en algo más complicado. Rust era alguien con quien podía compartir muchas cosas, pero últimamente parecía que ambos estaban en caminos distintos. Las conversaciones eran más cortas, las risas menos frecuentes. Rust solía ser su refugio, pero ahora… ahora no estaba tan seguro.

Mientras sus pensamientos se enredaban, la imagen de Green apareció en su mente. Había algo en la forma en que Green lo miraba esa noche, una calidez y una sinceridad que lo habían dejado pensando. Con Green, todo era sencillo. Las risas salían con naturalidad, y Blue siempre sentía que podía ser él mismo. Pero esa idea lo confundía más de lo que quería admitir.

Blue suspiró y se sentó en la cama, enterrando su rostro en sus manos. Sabía que no podía ignorar lo que estaba pasando. Con Rust no estaba bien, y Green… Green hacía que se sintiera diferente. Pero, ¿qué significaba ese "diferente"?

Mientras trataba de ordenar sus pensamientos, la puerta se abrió lentamente, y Rust apareció. Tenía una expresión cansada, pero aún llevaba esa sonrisa característica que tanto había atraído a Blue al principio. Cerró la puerta detrás de él y se acercó.

—Hey, Blue. Perdón por llegar tan tarde. ¿Estás bien? —preguntó Rust, su tono amable pero un poco distante.

Blue levantó la mirada y asintió lentamente. No quería empezar una pelea, pero tampoco podía fingir que todo estaba bien.

—Sí, estoy bien... ¿Y tú? —respondió, intentando sonar casual.

Rust se encogió de hombros y se dejó caer en una silla cerca de la ventana.

—Cansado, supongo. Ha sido un día largo.

El silencio que siguió fue incómodo. Blue lo sintió como un muro invisible que crecía entre ellos, haciéndolo cada vez más difícil de ignorar. Finalmente, decidió romperlo.

—Rust… ¿Crees que estamos bien? —preguntó Blue, su voz suave pero cargada de preocupación.

Rust lo miró con sorpresa, como si no esperara esa pregunta. Frunció el ceño ligeramente, pensativo.

—¿A qué te refieres? Claro que estamos bien. ¿Por qué preguntas eso?

Blue tomó aire profundamente, intentando encontrar las palabras correctas.

—Es solo que… siento que últimamente estamos distantes. Como si… como si ya no nos conectáramos de la misma manera. No sé, tal vez soy yo.

Rust se pasó una mano por el cabello, claramente incómodo con la conversación.

—Blue, hemos estado ocupados. Las cosas se ponen difíciles, pero eso no significa que algo esté mal. No siempre será como al principio, ¿sabes?

Las palabras de Rust no lo tranquilizaron. Blue quería más que una excusa práctica. Quería sentir que Rust lo veía, que entendía lo que realmente estaba intentando decir. Pero la conversación no iba a ninguna parte.

—Sí… tal vez tienes razón —murmuró Blue, desviando la mirada.

Rust se levantó de la silla y se acercó, dándole un beso rápido en la frente.

—No te preocupes tanto, ¿vale? Todo estará bien. Descansa.

Y con eso, Rust salió de la habitación, dejándolo solo otra vez. Blue se recostó en la cama, mirando el techo con los ojos llenos de preguntas. ¿Por qué esas palabras no lo hacían sentir mejor? ¿Por qué, en lugar de calmarlo, le hacían pensar en Green?

Green, con su sonrisa sincera, su manera de escuchar, de estar presente sin pretender ser perfecto. Green, que esa noche le había ofrecido algo que hacía tiempo no sentía con Rust: paz.

Blue cerró los ojos y suspiró. Sabía que las cosas con Rust no estaban bien, pero tampoco sabía cómo arreglarlo. Y, peor aún, empezaba a preguntarse si realmente quería hacerlo.

---

El sol brillaba con intensidad aquella mañana, iluminando el bosque de cerezos mientras Purple caminaba por el sendero de tierra. Su ropa estaba impecable, como siempre, con colores que parecían combinar perfectamente con la frescura del día. Había decidido ir a la casa de Color Gang, con la esperanza de pasar un rato agradable con Green y los demás.

Mientras avanzaba, los pétalos rosados caían suavemente de los árboles, flotando en el aire como si fueran parte de una coreografía diseñada por la naturaleza. Purple tomó uno de los pétalos que cayó cerca de su mano y lo miró por un momento, pensando en Green. Su corazón dio un leve salto al recordar la calidez de su sonrisa y la manera en que siempre lograba hacerlo sentir especial.

Cuando llegó a la entrada de la casa de Color Gang, tocó la puerta con suavidad. Desde dentro, se escucharon pasos apresurados y risas, hasta que finalmente la puerta se abrió. Era Yellow quien lo recibió, con una expresión sorprendida pero amistosa.

—¡Purple! No esperaba verte tan temprano —dijo Yellow con una sonrisa, apartándose para dejarlo pasar—. ¿Qué tal tu mañana?

—Muy tranquila, gracias. Solo pensé en venir a verlos —respondió Purple mientras entraba a la casa.

El lugar estaba lleno de energía como siempre. Blue estaba en un rincón revisando algo en una computadora, mientras Red y Second discutían sobre qué juego jugar después del almuerzo. Green, sin embargo, no estaba a la vista. Purple no pudo evitar que sus ojos buscaran instintivamente a Green entre los demás.

—¿Buscas a alguien? —preguntó Yellow, notando cómo Purple parecía distraído.

—Oh, no… bueno, sí. ¿Dónde está Green? —preguntó finalmente, intentando sonar casual.

Yellow señaló hacia el patio trasero.

—Está afuera. Dijo que necesitaba un poco de aire fresco. Seguramente está cerca de los árboles.

Purple asintió, agradeciendo la información, y caminó hacia la puerta trasera. Al salir, el aire fresco lo envolvió, y no tardó mucho en ver a Green sentado bajo un árbol, con la mirada perdida en el horizonte. Había algo tranquilo, casi melancólico, en su postura. Purple se acercó con cuidado, intentando no interrumpir el momento.

—Hey —saludó Purple con suavidad, sentándose junto a él en la hierba.

Green giró la cabeza y le dedicó una sonrisa ligera, como si la presencia de Purple fuera justo lo que necesitaba en ese instante.

—Hey, Purple. ¿Qué te trae por aquí?

—Solo quería pasar tiempo con todos ustedes. Ya sabes, hace tiempo que no los veo —respondió Purple, aunque sabía que su verdadera razón estaba justo frente a él.

Green asintió y volvió a mirar al horizonte. Por un momento, ninguno de los dos habló. El silencio no era incómodo, pero había una tensión suave en el aire, como si ambos estuvieran pensando en algo que no se atrevían a decir. Finalmente, Green rompió el silencio.

—Es un buen día, ¿no crees? —comentó, señalando el cielo despejado y los árboles que se mecían con el viento.

—Sí, lo es —respondió Purple, mirando también el paisaje. Pero lo único que realmente veía era a Green.

Mientras el tiempo pasaba, ambos comenzaron a hablar de cosas triviales: los planes de los demás, las cosas que habían hecho últimamente, y pequeños recuerdos que los hacían reír. Purple disfrutaba cada segundo, aunque sabía que había algo más profundo en su pecho, algo que no podía ignorar.

Pero entonces, Green se puso de pie, estirándose y sonriendo.

—Deberíamos volver adentro antes de que Red y Second terminen peleando por la consola otra vez —bromeó, extendiéndole una mano para ayudarlo a levantarse.

Purple aceptó la mano de Green, sintiendo una corriente cálida recorrerlo al contacto. Asintió, intentando ocultar sus emociones, y juntos caminaron de regreso a la casa.

Lo que Purple no sabía era que, aunque su corazón pertenecía a Green, el corazón de Green ya estaba con alguien más. Una verdad que, tarde o temprano, cambiaría todo.

---

Cuando Green y Purple entraron a la casa, el ambiente cálido y familiar los envolvió al instante. En la sala, los miembros de Color Gang estaban ocupados en diferentes cosas, pero una figura en particular destacó de inmediato. Blue estaba allí, de pie junto a la mesa, esperándolos con una sonrisa suave en los labios. Sin embargo, esa sonrisa cambió en cuanto sus ojos se posaron en Green.

—¡Green! —exclamó Blue, acercándose rápidamente con un entusiasmo inusual. Sus palabras tenían una alegría particular, más genuina que el saludo que ofreció después a Purple—. Hola, Purple.

Purple notó la diferencia de tono al instante. Aunque Blue sonrió amablemente al saludarlo, la energía no era la misma que había mostrado hacia Green. Una punzada incómoda se alojó en su pecho, pero se obligó a sonreír, decidido a no dejar que eso arruinara su ánimo.

—Hola, Blue —respondió Purple con amabilidad, aunque su voz llevaba un matiz de inseguridad que Green no notó, pero Blue sí.

Green, ajeno a la incomodidad en el aire, sonrió ampliamente y se acercó a Blue.

—¡Blue! ¿Cómo has estado? Hace minutos que no hablamos —dijo Green, dándole una palmada en el hombro con una naturalidad que solo hacía que las cosas fueran más tensas para Purple.

Blue le devolvió la sonrisa, aunque había algo más profundo en su mirada, algo que solo Green parecía captar.

—He estado bien, solo... ocupado con algunas cosas. Me alegra verte de nuevo —respondió Blue, y aunque sus palabras eran casuales, el leve brillo en sus ojos revelaba algo más.

Purple observó el intercambio en silencio, sintiendo que había una especie de conexión entre ellos que lo excluía. Era como si el aire se hubiera vuelto denso, cargado de algo que no podía describir pero que entendía perfectamente. Se obligó a apartar la mirada y fingir que no había notado nada.

El silencio incómodo no pasó desapercibido para Blue, quien, en un intento por aliviar la tensión, sonrió ampliamente y sugirió:

—¿Qué les parece si comemos algo? Puedo preparar algo rápido o pedir algo. ¿Qué se les antoja? —preguntó, mirando a ambos, aunque sus ojos se posaron más tiempo en Green.

Green asintió con entusiasmo, siempre abierto a la idea de comer algo en buena compañía.

—¡Claro! Estoy muriéndome de hambre. Lo que sea estará bien. ¿Qué opinas, Purple? —preguntó Green, girándose hacia Purple con su típica sonrisa despreocupada.

Purple se forzó a responder con una sonrisa que no alcanzó sus ojos.

—Sí, lo que decidan está bien para mí —respondió, aunque sentía que poco importaba lo que él quisiera en ese momento.

Blue captó algo en el tono de Purple, pero no dijo nada. Simplemente asintió y se dirigió a la cocina para revisar lo que podían comer. Mientras tanto, Green se dejó caer en el sofá con la misma energía relajada de siempre, mientras Purple se sentaba cerca, aunque más tenso de lo habitual.

El ambiente seguía siendo extraño. Cada palabra, cada gesto, parecía cargado de algo que ninguno de ellos quería mencionar. Y aunque Purple intentaba mantenerse positivo, sabía que había algo en la forma en que Blue y Green se miraban que lo dejaba con un nudo en el pecho.

Mientras Blue preparaba algo sencillo en la cocina, no pudo evitar mirar por el rabillo del ojo hacia el sofá, donde Green y Purple estaban sentados. Aunque no podía escuchar de qué hablaban, podía ver la sonrisa brillante de Green y cómo Purple parecía esforzarse por mantener una conversación casual.

Blue suspiró y volvió a enfocarse en la comida, pero en su interior, la confusión crecía. Rust estaba en su vida, pero… ¿por qué se sentía diferente cuando Green estaba cerca? ¿Por qué sentía que el corazón se le aceleraba con tan solo escuchar su risa?

Las cosas no estaban bien, y Blue lo sabía. Lo único que no sabía era cómo enfrentarlo.

---

[Continuará...♡]


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top