ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ xᴠɪ : ᴘᴜʀɪғɪᴄᴀᴄɪᴏɴ
Sintiéndose fuertes y orgullosas en sus formas Primigenias, Morgan y tú le gruñen a Sayre. Detrás de ti, inconscientes, yacen los hombres lobo que ha estado capturando con la ayuda de su "hija", ahora débiles y heridos, drenados de su magia Primigenia para garantizar su vida antinatural... Sabes que este es el fin, la batalla final por el alma de la magia Primigenia. ¿Serás capaz de cambiar el rumbo de las cosas?
- ¡Monstruo!
Tú y Morgan avanzan hacia él, sus formas Primigenias recién descubiertas empequeñecen su estructura humana de apariencia frágil. Detrás de ti, Jimin lucha contra sus ataduras, aún sin magia Primigenia.
- ¡Hagan que su muerte sea dolorosa!
- ¡Lo... haremos!
- ¡Guardias!
Sayre grita por el intercomunicador pidiendo refuerzos y, mientras lo hace, ¡Morgan salta! Ella choca contra él, pero en lugar de que su frágil cuerpo se derrumbe, ¡la derriba con facilidad!
- ¿Grrr...?
- ¡Ya quisieras!
Sayre se levanta, todavía frío e inquebrantable mientras saca un elegante revólver del bolsillo de su abrigo.
- Solo... plata... ¡Cuidado...!
¡Antes de que pueda disparar, guardias armados irrumpen en el laboratorio y te separan de Sayre y Morgan!
Corres al lado de Jimin, tus garras afiladas como navajas acaban con las correas de cuero que lo apresan. Se levanta y te abraza.
- Marisa. Sabía que eras una de nosotros. Una Novia Loba como ninguna otra.
Su sonrisa es feroz y embriagadora, pero llena de orgullo.
- ¡Abajo!
Detrás de ti, escuchas el característico zumbido de un tranquilizante, y gruñes cuando el dardo rebota en tu gruesa piel.
- Grrr...
- Ve con Morgan. ¡Dertiba a Sayre!
- ¿Crees que puedes lastimarme? ¡Tengo la fuerza de una docena de hombres lobo!
- No... por... mucho.
Morgan lo ataca brutalmente con sus garras, una y otra vez, mientras tú te enfocas en los guardias para que ella pueda vengarse. Con el fuerte disparo de un arma, instintivamente te transformas en loba y la bala pasa inofensivamente sobre tu cabeza. Te vuelves hacia el pistolero, mostrando los colmillos.
- Grrr... ¡Grrrrrrrr!
¡Tus patas traseras toman impulso, y vuelas por el aire, aterrizando de lleno en el pecho del guardia! Cae al suelo con un fuerte jadeo.
- ¡Uf!
Tu peso aplasta sus costillas y su arma cae al suelo. Tu furia te impulsa de vuelta fácilmente a tu forma Primigenia y giras en busca de un nuevo objetivo. Atraviesas la cara de un guardia con tus garras. Mientras se tambalea hacia atrás, Jimin lo agarra y golpea su cabeza contra el piso de cemento.
- ¡No volverás a llevarnos!
Te giras para ver a un soldado apuntándote con su arma.
- ¡No tan rápido!
- ¡Grrrrr!
¡Agarras la muñeca del pistolero con tu terrible fuerza, triturando sus huesos!
- ¡Aaaaah!
¡El guardia grita y agarra su mano, ahora flácida, dejando caer su arma!
Delante de ti, Morgan ha arrinconado a Sayre.
- ¡Aaaargh!
- Asqueroso animal. ¡Debería haberte dejado morir!
Pero cuando comienzas a moverte hacia Morgan, otra voz más llega a tu oído.
- ¿Qué... qué está pasando?
Te giras para ver las jaulas donde se acurrucan los hombres lobo drenados, con los ojos muy abiertos, despertados de su estupor por el caos que los rodea. No puedes dejarlos allí. Te encoges hasta adoptar tu forma humana, necesitas dedos ágiles para soltar los cables y desatornillar las jaulas que retienen a los hombres lobo torturados.
- ¿Dónde estoy...? ¿Quién eres?
- Soy piel de lobo. ¡Te voy a sacar de aquí!
- ¡Pensé que la Manada nos había abandonado!
A medida que liberas a más y más hombres lobo, ¡los guardias les apuntan con sus armas!
- ¡Están saliendo!
- ¡Aaah!
- Maldición... Hay demasiados.
- ¡Podemos ayudar!
- ¿Pero cómo? Somos inútiles ahora. Ni siquiera somos lobos.
- Ustedes... Siempre serán parte de la Manada.
- Si así es como voy a morir, ¡que así sea!
Con fuerzas renovadas, ella levanta su rostro humano y aúlla. ¡Agarrando cualquier arma que puedan encontrar, los esqueléticos antiguos hombres lobo te siguen a la batalla!
- ¡No! ¡Haz que los sujetos vuelvan a sus jaulas!
El miedo es evidente en el rostro de Sayre. Esto se le escapa de las manos y él lo sabe. Sacas el cuchillo de Sayre y lo blandes hacia él. Sus ojos se agrandan cuando reconoce el arma... y el peligro que le representa.
- Final del camino.
Él retrocede hasta que su mano está en la puerta.
- ¡Guardias, ocúpense de esto! Estas criaturas... han reclamado suficiente de mi tiempo.
Sus palabras y modales son desdeñosos, pero la expresión de su rostro es de puro terror mientras sale corriendo de la habitación, encerrando a sus guardias dentro contigo y los hombres lobo.
- ¡Grrrrrr!
- ¡Ten una cucharada de tu propia medicina!
La mujer demacrada hace girar a un guardia y lo empuja dentro de una de las jaulas. Su arma cae de su agarre cuando la puerta le rompe la muñeca.
- ¡Uf!
- ¡Noquéenlos! ¡Usen dosis más alta que tengan!
Pero una voz profunda lo interrumpe desde atrás, justo cuando un rayo de luz blanca pálida se abre paso a través de los tragaluces nublados.
- ¡Olvidas... qué noche... es!
Te giras para ver a Jimin en su forma Primigenia, toda la debilidad causada por el tranquilizante ha desaparecido. El poder de la luna fluye a través de ti, lanzándote de vuelta a tu forma Primigenia.
- ¡Luna llena!
Con gruñido furioso, te abalanzas contra los guardias con garras y dientes, y cada golpe los deja ensangrentados. Pero para tu sorpresa, tus pensamientos siguen siendo claros. La luna no te controla, dejándote libre para transformarte fácilmente.
- ¡Esto... termina... aquí!
Con un solo golpe de su pata, Jimin atraviesa el chaleco antibalas de uno de los guardias, dejando su torso destrozado.
- ¡Grrra!
Al otro lado del laboratorio, las fuertes mandíbulas de Morgan se cierran sobre el brazo de otro guardia, arrancando su hombro de su cuerpo con un solo movimiento de cabeza. Dos dardos tranquilizantes la golpean en la espalda, uno tras otro, pero ella ni siquiera se inmuta.
- ¡No funciona!
- ¡Es la luna! ¡No podemos luchar contra ellos así!
Y de repente, se acabó. ¡Los guardias rompen formación y corren hacia la puerta! Jimin y Morgan van tras ellos, el olor de la sangre y la huida fortalecen tu Vínculo.
- ¡Quédense con ellos! ¡Apúrense!
Te vuelves humana para unirte a los demás, siguendo a Jimin hacia la libertad. Pero a medida que avanzas, escuchas un sonido débil desde las profundidades del laboratorio.
- Uy...
Recuerdas a Hugo luchando a tu lado contra las fuerzas de la SEP, tomado cautivo al mismo tiempo que tú, con suficiente tranquilizante para noquear a un hombre lobo Primigenio. Te apresuras.
- ¡Vamos! ¡Sígueme!
- ¿Marisa?
Para tu alivio, te sigue sin dudar.
• ୨❀୧ •
El aire frío de la noche te rodea como una bendición, es la promesa de que hay una oportunidad para hacer las cosas bien. ¡Solo una valla se interpone entre la libertad y tú!
- ¡Tenemos que atravesar las puertas!
- ¡Grrr!
- ¡Grrah!
Los hombres lobo demacrados te siguen. Cuando alcanzas al aire fresco, se detienen y miran boquiabiertos a la luna llena. Uno se mira las manos, confundido.
- ¿Por qué... por qué no nos hemos transformado?
- Sayre robó su magia Primigenia. Lo siento. No sé si serán capaces de volver a transformarse.
- Él pagará por lo que hizo.
- ¿Cómo podemos ayudar?
- Tienen que... Avisarle a Jett. La SEP les hizo esto y quiere hacérselo a cada miembro de la Manada. En cuanto abramos esta puerta, avísenle a él. ¡Díganle que la Manada necesita ir a la cueva sagrada y detener a Sayre!
- Haremos lo que pides.
Miras sus rostros esqueléticos y sus ojos hundidos y sombríos, tu corazón se rompe.
- Lo intentaremos.
La única puerta que conduce a través de la imponente cerca eléctrica está asegurada con una cerradura electrónica de apariencia sofisticada. Con gruñidos de furia, Jimin y Morgan se lanzan contra la cerca, ¡solo para retroceder con un resoplido!
- ¿Grrra?
- ¡Grrrf!
- ¡Están aquí!
El disparo se devía, pero ves más guardias saliendo de la base, con armas preparadas. De repente, con un fuerte pitido, la puerta se abre y miras hacia arriba para ver...
- ¡Marisa! ¡Vine a rescatarte!
- ¡Nunca he estado tan feliz de verte, Zane! ¿Pero cómo...?
- ¡Cuando escuché que Sayre te raptó, no pude quedarme de brazos cruzados!
Él se da vuelta y le grita a la ola de guardias que corren hacia ti mientras tú y los demás atraviesan la puerta abierta.
- ¡Renuncio! ¿Me escuchas? ¡Dile a tu jefe que renuncio!
Tan pronto como pasas, Zane cierra la puerta detrás de ti y escuchas el sonido metálico de una bala entre las barras.
- Tío Zane.. Gracias.
Por un momento, una valiente sonrisa reemplaza el miedo en su rostro.
- ¿Para qué más sirve familia? ¡Ahora ponte en marcha! ¡Los retrasaré!
Hugo mira a su alrededor, su mirada todavía está un poco adormecida, pero sus ojos se encuentran con los de Zane y parecen firmes, reconociendo lo que está pasando.
- Lo ayudaré.
Te ofrece un triste asentimiento de despedida.
- Esto nunca debió pasar. Solo... cuida de Morgan, ¿de acuerdo?
Mientras te precipitas hacia el bosque, puedes sentir la atracción, el dolor de la cueva sagrada. ¡Jimin y Morgan giran instintivamente en su dirección y corres tras ellos!
• ୨❀୧ •
Cuando los tres llegan a la cueva sagrada, se dan cuenta, con un sentimiento de inquietud, de que ese fue el lugar al que llegó Sayre cuando huyó del laboratorio... Su van y muchos otras están estacionadas junto al equipo de minería, y ves la espalda de Sayre mientras grita una orden, ¡luego desaparece en la cueva!
- ¡Deténganlos!
¡La rabia y la angustia te superan, invocando todo el profundo poder Primigenio interior! ¡Tu voz se vuelve gutural, transformándote mientras ruges!
- ¡No!
- ¡Debe... morir!
¡Morgan corre hacia los soldados que se interponen entre tú y la cueva, y tú saltas para unirte a ella!
- ¡Voy... en camino!
- ¡Grrraar!
Jimin salta y aterriza en medio de un grupo de soldados, con las garras girando como una licuadora. Los soldados se dispersan, corriendo hacia la cobertura de una van de la SEP en marcha.
- ¡No... tan... rápido!
Subes a la van de un solo salto y caes encima de uno de los soldados del otro lado. ¡Hundes tus dientes profundamente en su brazo, saboreando el calor de la sangre en tu lengua!
Morgan y Jimin rugen con furia, todavía impulsados por la llamada de la luna. Él araña los neumáticos del camión más cercano, mientras que ella arranca la puerta de una excavadora y lanza al conductor, que grita por los aires.
- ¡Graauugh!
- ¡Grrrahh!
Cuando pasas junto a ellos, tratando de llegar a Sayre, Sergei da un paso al frente, respaldado por docenas de guardias de la SEP. Él apunta con su pistola a Morgan.
- Esto termina aquí.
Gritas una advertencia.
- ¡Morgan...! ¡No!
Pero antes de que él pueda disparar, ella se detiene con la nariz levantada...
- ¡Grrff!
Jimin levanta la vista desde donde acaba de arrancarle la cabeza a un soldado de la SEP.
- Auuuu...
Sigues su mirada para ver una docena de sombras que se materializan en el bosque. ¡La luz de la luna revela las formas Primigenias de la Manada, lideradas por Jett e Isobel!
- ¡Auuuuu!
- ¡Gaargh!
- ¡Grrrr!
Con el arma temblando en su mano al ver tantos hombres lobo, Sergei baja el brazo y comienza a retroceder hacia la cueva. Detrás de ellos, más y más formas brotan de los árboles. Todos los miembros de la Manada que pueden caminar están allí, listos para defender las cuevas sagradas. ¡Y junto a ellos, reconoces a los hombres lobo drenados que rescataste del laboratorio! Marchan con orgullo junto a sus compañeros de Manada, decididos incluso en su estado debilitado.
- Lo hicimos.
Regresas a tu forma humana para hablarles.
- ¡Sí! ¡Lo hicieron!
- Los encontramos justo a tiempo.
Te sobresaltas con el sonido de un motor, pero te das la vuelta para ver a Layla conduciendo una van llena de piel de lobo, ¡todos armados con rifles de caza!
- ¡Nos salvaron a todos! Sayre lanzó un ataque sorpresa en la noche, pero estábamos listos para él.
- ¡Ahora, tengamos nuestra venganza!
Jimin y Jett se miran, tienen una animosidad instintiva, incluso durante la neblina de la luna llena.
- Grr...
- Grr...
- Jimin... Guárdalo para después. Pueden pelear entre ustedes después de que pateemos el trasero de Sayre.
Pero con el primer disparo, su atención se desvía del otro y se centra en los soldados que se acercan.
- ¡Auuuuuuuuu!
¡Al aullido de Jett, la Manada salta a la batalla!
Los soldados de la SEP se abren en abanico, trazando un amplio arco alrededor de la entrada de la cueva para proteger a Sayre mientras Sergei se retira para unirse a él.
- ¡Grrar!
- ¡Grraah!
Impulsados solo por la furia, los hombres lobo Primigenios atacan a los guardias frente a ellos, sin pensarlo con la suficiente claridad como para defender la cueva o perseguir a Sayre. Depende de ti ir tras él antes de que alcance el corazón de la magia Primigenia. Levantas tu cabeza humana hacia la luna y aúllas tan fuerte como puedes. Pones toda la autoridad de tu posición como Sacerdotisa en tu voz.
- ¡Auuuuuu! ¡Cúbranme! ¡No dejen que me alcancen!
A tu alrededor, los hombres lobo te siguen, protegiéndote mientras avanzas hacia la cueva. La noche es oscura, la luna se esconde detrás de una nube, pero se puede ver claramente en la oscuridad. Mantienes los ojos fijos en Sergei, que se está alejando de la Manada, retrocediendo para defender la cueva.
- Ya he tenido suficiente de ti.
Aunque se pierde rápidamente de vista, captas su olor y lo sigues mientras avanzas a través de los hombres lobo y los humanos que luchan.
- No te escaparás esta vez.
¡Los soldados retroceden cuando los lanzas a un lado, arrojando cuerpos y arrancando miembros de las articulaciones con tus manos desnudas!
- ¡Yaaaah!
¡Tu fuerza de mujer loba late a través de tus músculos mientras te abres camino a través de los guardias, tratando de llegar a la cueva!
¡Una lluvia de balas rasguña tu espalda, el dolor erupciona a través de tu cuerpo con cada impacto! Pero incluso mientras te sacudes y gritas, sigues adelante.
- ¡Aaaaah!
La magia Primigenia se enciende a tu alrededor, uniendo tus huesos y tu piel. Cuando un grupo de soldados se abalanza sobre ti, ¡dejas escapar un rugido aterrador!
- ¡Fuera de mi camino!
A tu alrededor, los soldados caen al suelo, aplastándose en una onda que se extiende desde ti como una marea. El aire mismo reverbera con tu furia. Mientras recuperas el aliento, fragmentos de conversaciones extrañas golpean tus oídos desde todas direcciones.
- ¡Te escuchamos luchar! ¡Te ayudaremos!
- (¡Es la Manada de lobos salvajes!) ¡Enemigos en la cueva! ¡Defiendan el bosque!
- ¡Algo me mordió!
¡Un soldado cercano deja caer su arma y se agarra la pierna! ¡Bajo la luna llena, puedes vislumbrar el reflejo escamoso de una serpiente moviéndose a través de la hierba! Luego, una criatura pequeña y ágil salta sobre su espalda, ¡mordiendo y arañando!
- Grrr...
- ¡Todos vinieron a ayudar!
- ¡Aaah! ¡Están por todas partes! ¡Los animales están atacando!
- Es... ¡Una venganza! ¡Por todo el mal que han hecho en este bosque!
- ¡Grrrr!
Una risa de sorpresa brota de ti cuando la Manada de lobos reales se une a la batalla, ¡tomando a los soldados por sorpresa!
- ¡Siguen viniendo! ¡Retrocedan!
¡De repente, de la nada, una enorme figura sale en estampida de la oscuridad!
- ¡Blaaart!
- Ciervo bonito... retrocede...
¡El ciervo baja su gran cabeza y empala al soldado en sus astas antes de pisotearlo bajo sus afiliados cascos!
- Eso tiene que doler.
El ciervo sacude el cuerpo del soldado, lo deja caer con un fuerte golpe y vuelve sus ojos oscuros hacia ti.
- Tyler dijo que eres una amiga.
- ... Gracias. Creo.
El semental inclina la cabeza hacia ti, luego gira y sale en estampida, chocando contra más soldados, como una excavadora.
- ¡Voy por ti, Sayre! ¡Nunca volverás a lastimar a la Manada o la magia Primigenia!
Cuando llegas a la entrada de la cueva, encuentras a Sergei bloqueando tu camino, armado hasta los dientes y cubierto de sangre de hombre lobo. Has dejado atrás al resto de la Manada, aún están enzarzados en combate con el grueso de las tropas de Sayre.
- Ahí estás.
- ¿Quieres apostar a que puedes matarme antes de que yo te mate a ti, niña?
- Voy a... ¡Acabar contigo!
¡Liberas tu forma Primigenia, invencible bajo la luna llena!
- Apuesta aceptada.
¡Gritas mientras lo atacas, tus garras se clavan en la tierra, y los ojos de Sergei se abren como platos cuando tu enorme forma se abalanza sobre él!
- ¡Noooo!
¡Dispara y falla por poco! ¡Y luego te sitúas sobre él, atravesando su carne con tus garras, empalándolo mientras lo tumbas de espaldas!
- ¡Grrk!
Él jadea y se atraganta debajo de ti mientras sus pulmones se desinflan, tratando de empujarte con sus débiles manos humanas. ¡La furia Primigenia bombea en tus venas y abres las mandíbulas, arrancándole la garganta de un solo tajo! Su cuerpo se afloja y tú escupes su vil sangre, dejando que su cadáver se pudra.
- Te ves... bien.
• ୨❀୧ •
Regresas a tu forma humana cuando entras en la cueva, necesitas tener la cabeza despejada para cuando te enfrentes a Sayre. Puedes verlo en el tenue brillo que hay delante, no queda nadie entre tú y él...
- Sayre... Tus crímenes contra la Manada terminan aquí. No vas a salir vivo de esta cueva.
- Valientes palabras. ¿Qué tienes para respaldarlas?
Sacas el cuchillo que robaste de su oficina.
- Esto.
¡Él saca su arma con una velocidad sobrenatural y dispara! Te transformas en tu forma Primigenia, tu enorme tamaño te ayuda a esquivar la trayectoria de la bala, que solo roza tu costado. Puedes sentir un dolor antinatural cuando la plata rasga tu dura piel, pero la herida no es fatal y tu furia es suficiente para seguir adelante.
Te abalanzas sobre Sayre, las garras de ambas manos se hunden en su pecho y lo desgarran, produciendo un satisfactorio estallido de sangre.
- ¡Grrr!
Pero Sayre solo se ríe.
- ¡Ja! ¡Nunca aprendes!
Él se levanta, arrojándote lejos con un suave movimiento. Su fuerza es aterradora.
- ¡Aaah!
La plata es lo único que le hará daño. Te transformas de nuevo en humana, decidida a usar lo que le quitaste...
- Sé a qué le temes...
Con el cuchillo en la mano, atacas desde el suelo, cortando la pierna de Sayre. Se abre una herida roja donde haces contacto, y Sayre grita de dolor.
- ¡Aaaah! ¡Pequeña rata!
Saca el arma de nuevo y tú retroceden, su sangre brilla en el filo de tu cuchillo.
- La próxima vez apuntaré a tu corazón.
Se miran fijamente por un momento, luego Sayre se acobarda y corre hacia la entrada de la cueva, es muy rápido a pesar de que su pierna está herida.
Cuando Sayre se va, comienzas a seguirlo, luego dudas... La cueva sagrada está llena de su equipo, hay profundos cortes visibles en las paredes donde ha comenzado a excavar en el corazón de la magia. Puedes sentir el dolor de la magia por la presencia de tanta corrupción. Mientras él no está, finalmente tienes la oportunidad de deshacer el daño que ha hecho, curar las cuevas y liberar toda la fuerza de la magia. Pero cuando te alejas de la entrada de la cueva, escuchas algo en el exterior.
- ¡Aaaah! ¡Ayuda! ¡Alguien! ¡Ayúdenme!
Corres hacia la entrada de la cueva, tratando de localizar a Layla en el caos de la batalla... Finalmente la ves, ¡está en el suelo, agarrándose el estómago!
- ¡Alguien! ¡Por favor! ¡E... el bebé está llegando!
- ¡Callum! Callum, ¿dónde estás?
- ¡Raaaaaaargh!
Lo ves destrozando a los soldados de la SEP, impulsado por la furia y la luna llena, y completamente ajeno a tus gritos. Layla se arrastra para ponerse a cubierto detrás de una excavadora, fuera de tu vista y de las fuerzas de combate. Miras hacia dentro de la cueva... Y piensas. Si no vas con Layla ahora, no habrá nadie para ayudarla a ella y al bebé... Pero si vas, ¿eso significará abandonar la magia Primigenia?
Layla no está en peligro inmediato y sabes que los nacimientos a veces pueden tardar horas. Si la suerte te acompaña, podrás salvar a la magia Primigenia y todavía tendrás tiempo de llegar hasta ella... Miras alrededor de la cueva, evaluando la situación ahora que Sayre se ha ido. El lago que alguna vez fue cristalino ahora está lleno de escombros y el equipo bloquea la vista de las pinturas en las paredes.
- Debe haber alguna forma de deshacerse de todo este daño...
Te diriges al contenedor más cercano, apartando la pesada tapa abierta... Y encuentras varias cargas de dinamita. Faltan algunas piezas, pero todavía queda mucho para destruir todas las máquinas de Sayre.
- Pero... ¿y si eso daña la magia...?
Estando tan cerca de la fuente, la magia Primigenia se arremolina a tu alrededor, espesa en el aire como una niebla mística. La sientes como un ser vivo, queriendo que la dejen entrar, queriendo que la liberen...
- Si puedo usar la magia Primigenia, no me arriesgaré a destruir la cueva.
Cierras los ojos, dejando que la magia fluya a través de ti, tratando de recordar cómo dejar que tu boca dé forma a las palabras que Noemí y la Manada usaron... El pozo de magia Primigenia es infinitamente profundo, agitándose a través de ti, convirtiéndose en parte de ti... permitiéndote vislumbrar el pasado y el presente de este lugar sagrado en un momento congelado en el tiempo. Eres Sacerdotisa. Sabes cómo contenerla, cómo ponerle un propósito.
- Deja que este lugar sane. Deja que las raíces de los árboles atraviesen el metal. Que crezca la hierba sobre la corrupción humana. Que se renueve.
Las palabras que salen de tu boca no pertenecen a un idioma que entiendas, pero de alguna manera tienen sentido. Un cálido resplandor te alcanza, y apenas escuchas los suaves pasos de algunos miembros de la Manada a medida que se acercan, llamados por algún sentido innato.
- Awwoooo...
Isobel levanta la voz para unirla a la tuya en un aullido cantarín. Cada miembro de la Manada las sigue por turnos, adhiriendo su voz y su fuerza.
- Ahwooo...
• ୨❀୧ •
Sales tambaleándote de la boca de la cueva justo cuando la magia te atraviesa. Tus ojos se abren para ver a la tierra reclamar su espacio. El óxido se arrastra sobre la maquinaria de metal hasta que se deshace en polvo. La hierba crece sobre las herramientas deshechadas. La cueva parece suspirar profundamente cuando se borra toda evidencia de interferencia humana.
- Nosotros... lo hicimos.
Sin tener un momento para recuperarte, corres al lado de Layla. Rezas para que no sea demasiado tarde para ayudar. Te acercas a ella y la encuentras de rodillas y dolorida.
- Estoy aquí, Layla. Te ayudaré a superar esto.
- Urgh...
Ella agarra tu mano, agradecida. Ves el blanco de sus ojos mientras te mira aterrorizada.
- ¡No puedo tener a este bebé en luna llena!
- No creo que eso dependa de nosotras. Pero tenemos que llevarte a un lugar seguro. ¿Puedes caminar?
Con los ojos cerrados, niega con la cabeza. A medida que la contracción se suaviza, recupera el aliento.
- Puedo intentarlo.
- Tenemos que... ¡Alejarnos de la batalla! ¡Vamos! ¡Tenemos que llevarte a un lugar seguro!
Llevas a Layla de regreso a la cubierta del bosque oscuro, deteniéndote y reanudando el paso al ritmo de sus contracciones. Finalmente, se derrumba sin aliento sobre la tierra blanda y las hojas.
- Supongo que vamos a tener a este bebé aquí.
Sus ojos te encuentran, frenética y exhausta.
- Marisa... Tengo miedo.
A pesar de los latidos acelerados de tu corazón y tu pánico interno, muestras la sonrisa más brillante que puedes.
- Hey, cariño, mírame. Tú puedes. Vas a conocer a tu bebé esta noche, ¿de acuerdo? Eso es lo que importa.
Mientras respira hondo unas cuantas veces, miras debajo de su falda para comprobar su progreso y te sorprendes al ver que la cabeza del bebé está saliendo... ¡Es muy peluda!
- ¡Layla! ¡Lo estás haciendo increíble! ¡Puedes hacerlo! ¡El bebé ya casi está aquí!
- Urfff... Tienes razón. Puedo con esto.
En la siguiente contracción, Layla gruñe por el esfuerzo de pujar, revigorizada. La tomas de la mano y se la sostienes mientras ella empuja, tu mente va a toda velocidad.
- (¿Cómo se supone que debo ayudar a que nazca un bebé hombre lobo?)
- ¡Aaaaah!
¡Gime con un esfuerzo repentino e insoportable, aplastando tu mano mientras empuja con todas sus fuerzas! ¡Y entonces, de repente, nace una diminuta niña loba Primigenia! La peluda bebé se estremece, luego se transforma en humana. Levantas a la bebé y la envuelves en la chaqueta de Layla para mantenerla abrigada...
- ¡Es una niña! ¡Lo hiciste, Layla!
Ella se desploma hacia atrás, exhausta, cuando te das cuenta de que la bebé no ha hecho ni un sonido. ¡Está completamente inmóvil, y de repente te das cuenta de que no está respirando!
- ¡Oh, no!
Sin saber qué más hacer, soplas suavemente en la boca y la nariz de la bebé mientras le haces suaves compresiones en el pecho.
- Vamos, nena. Vamos.
- ¿Marisa...? ¿Qué está sucediendo? ¿Está bien la bebé?
- Yo no...
De repente, sientes que la magia Primigenia brilla a tu alrededor y la bebé se convierte en una cría de lobo en tus manos, ¡su boca se abre en un débil aullido!
- Auuuuuu...
- ¡Está bien! Es una niña y está bien.
La acunas más cerca, meciendo a la cría mientras se calma, y te das cuenta de que sus ojos están cubiertos con una película de color blanco...
- Ay, Layla... Hay algo mal con sus ojos. Es una cría de hombre lobo saludable, pero...
Layla no responde.
- ¿Layla?
Miras hacia atrás y la encuentras inconciente, un charco de sangre se extiende lentamente a su alrededor... ¡Demasiada sangre! Acuestas a la cría y recoges puñados de musgo, tratando de usarlos para detener el flujo de la sangre. ¡Pero en la oscuridad es difícil saber si está funcionando!
- Vamos, Layla... No te voy a perder esta noche.
Es un susurro al principio, el mínimo indicio de una agitación dentro de ti, una llamada y una respuesta... ¡Y luego la magia Primigenia te inunda, a medida que la extraes de la tierra y la canalizas hacia ella!
- Cúrala... Por favor.
Sus ojos se abren débilmente... y sonríe mientras suspiras de alivio, notando que el flujo de sangre disminuye bajo tu mano.
- ¿Marisa...? ¿La bebé, cómo...?
- Estás bien. Estamos todos bien.
Sitúas a la cría sobre el pecho de Layla, y su sonrisa se convierte lentamente en tristeza cuando abre los ojos.
- Es ciega...
- ¿Eso es tan malo?
Las lágrimas llenan sus ojos.
- ¿Qué pasará cuando la Manada la vea? No la abandonaré, nunca...
- Todo saldrá bien... No dejaré que hagan eso. Se la llevarán sobre mi cadáver.
- Pero... Jett es el Alfa ahora. Tú dejaste la Manada.
- Entonces te irás con nosotros. Empezaremos una nueva Manada. Donde nadie sea abandonado por alguna idea obsoleta.
Layla solloza y tú las tomas a ambas entre tus brazos, dejándola llorar en tu hombro mientras la cría se retuerce débilmente contra ella.
- Mmmrm...
Dejándolas a salvo y lejos de la batalla, te preparas y regresas para ver qué está pasando...
• ୨❀୧ •
- ¡Detente ahí mismo!
¡De repente, dos soldados te agarran bruscamente por ambos lados, te apuntan con armas a la cara y te gritan! Miras a tu alrededor desesperadamente, pero nadie está mirando. ¡Estás sola en esto! Te abalanzas, transformándote en mujer loba a mitad de un salto.
- Déjenme ir. ¡Vamos!
¡Tu cuerpo se vuelve masivo y poderoso, y los soldados retroceden aterrorizados mientras ruges!
- ¡Es una de ellos! ¡Dispárenle!
¡Los desarmas con un golpe de tu poderosa pata y sueltas un terrible aullido!
- ¡Auuuu!
Un soldado retrocede. ¡Aplastas la cara del otro con un puño con garras, dejando sangre a raudales! Él gruñe y se aparta de tu camino. ¡Escuchas rugidos desde el fondo cuando el resto de la Manada se te une, liderados por Jimin y Morgan!
- ¡Rrraaahh!
- ¡Auuuuu!
De repente, ella se detiene, sus cosas nasales se dilatan cuando capta un olor. Puedes ver que está siguiendo a Sayre, que huye hacia las vans al otro lado del campo de batalla. Pero Jimin está delante de Morgan, abalanzándose sobre Sayre con un salto furioso...
- ¡Grrrrah!
... ¡Justo cuando los primeros rayos de sol aparecen en el horizonte!
- ¡Glurk!
Transformándose en humano a mitad de un salto, Jimin aterriza pesadamente a los pies de Sayre. El anciano se ríe cruelmente, pateándolo en los dientes.
- ¡Ja!
- Uf.
A medida que amanece a tu alrededor, los hombres lobo Primigenios se transforman repentinamente en humanos, con una mirada de confusión y agotamiento en sus ojos...
- ¿Qué...?
- ¿Dónde...?
Sayre levanta a Jimin del suelo y lo sujeta como si no pesara nada. A su alrededor, sus hombres yacen muertos o agonizantes, pero él resplandece por la salud robada.
- Sus poderes se han ido con la luna. Pero yo sé cómo aprovecharlo para que nunca se vayan.
- Sayre... ¡Esto termina aquí! No te queda nadie para defenderte. No te irás de aquí con vida. La magia Primigenia ha reclamado este lugar. Nunca nos lo quitarás.
- Estúpida. ¡La naturaleza existe para servir a la huminidad! ¡La humanidad siempre sale victoriosa!
- Hoy no.
Con un esfuerzo repentino, Jimin se suelta de sus manos y aterriza pesadamente en el suelo.
- Cien años. Cien años de asesinatos... traición... perversión... Eso termina aquí. Ahora. Conmigo.
- No. Termina conmigo.
Te das la vuelta para ver a Morgan cojeando en el claro, su mirada está fija en Sayre.
- ¡Morgan! No tienes que...
- Él es mi responsabilidad. Déjame enmendar mis errores.
- Yo... no puedo pedirte eso, Morgan. El daño que causó Sayre no es culpa tuya. Era nuestro enemigo mucho antes de ser tu padre...
- Él nunca fue mi padre. Solo mi carcelero.
Él retrocede nerviosamente y de repente intenta correr...
- ¡No tan rápido!
... Solo para detenerse cuando los miembros de la Manada le bloquean el paso, formando un círculo para evitar que escape.
- Morgan, nadie te culpa. No tienes que tener la sangre de Sayre en tus manos.
- Marisa tiene razón. Estás perdonada.
Sus ojos se llenan de lágrimas y asiente.
- Toma, Jimin. Necesitarás esto.
Pones el cuchillo de plata su mano y Sayre retrocede nerviosamente, con las manos en el aire.
- No, por favor, podemos resolver esto. No me mates, yo...
Jimin lo agarra por el cuello, levantando sus talones del suelo.
- Por mi hermana... Por nuestra Manada. Por todo lo que nos quitaste.
¡En un solo ataque de cuchillo, lo apuñala en el corazón!
- ¡Hrrk!
Sangre de color rojo oscuro fluye sobre la mano de Jimin, baja por la empuñadura de la hoja, manchando la tierra. Él deja caer el cuerpo sin vida de Sayre y le da la espalda. Sientes un hormigueo cuando la magia Primigenia que robó se libera y finalmente vuelve a su fuente.
Jimin te abre los brazos y tú te pierdes entre ellos, débil por el alivio y el agotamiento. Te abraza fuerte y te sientes segura por primera vez en mucho tiempo.
- ¿Estás herida, mi amor?
Acuna tu cara entre sus palmas, sus pulgares acarician tus mejillas.
- Ahora estoy bien.
Juntos, los tres se acercan a la entrada de la cueva. Los miembros de la Manada te miran con recelo cuando pasas, y de repente recuerdas tu exilio.
- ¿Se les permite...?
- Es decisión del Alfa.
Pero Jett solo se aleja, sin reconocer tu presencia.
- Umjú.
- Él no nos negará la oportunidad de recuperarnos. Entremos.
Dejas atrás a la Manada y te adentras más en la cueva, donde solo están ustedes tres. Te deslizas hasta el suelo de la enorme caverna resplandeciente y cierras los ojos.
- Eso me quitó... todo...
La magia Primigenia se filtra lentamente en tu cuerpo, sanando tanto tus heridas como tu corazón cansado. A medida que sanas, comienzas a sentirte inquieta... deseosa de una conexión, de la tranquilidad de un toque amoroso... y a través de su Vínculo, sientes a Jimin y a Morgan anhelando lo mismo.
- Morgan... Jimin... Me siento... necesito... algo.
- Es el corazón de la magia Primigenia. Nuestro Vínculo siempre será más fuerte aquí.
Los ojos de él se mueven con inquietud hacia Morgan, quien acaricia tu mano.
- Yo también lo siento.
- No puedo... Necesito... te necesito a ti.
La cercanía de Jimin, su sola presencia, parece penetrar tu piel, acelerando tu pulso y llevándote a sus brazos.
- Debería irme. Aquí no hay lugar... para mí.
Pero él duda, y sabes que también puede sentir el dolor del Vínculo entre tú y ella cuando se aleja.
- Espera. Tal vez... no tiene por qué ser así.
La voz de Jimin es inusitadamente pensante, y a través de tu Vínculo intensificado puedes sentir su confusión, anulada solo por su amor por ti.
- ¿Qué quieres decir?
- Claramente tu Vínculo con ambos es real. Me preocupa que sea... malo rechazar eso, forzarte a vivir sin la otra mitad de tu todo.
- ¿No estás hablando de... ustedes dos? ¿Juntos?
Sientes que Morgan retrocede ante la idea, pero no suelta tu mano.
- Podríamos hacer que funcione. No juntos, pero podríamos... tener noches designadas para estar contigo. Mientras ambos entendamos que nunca fue una competencia...
Para tu sorpresa, no sientes celos en ninguno de los dos ante la idea, y te inunda una calidez.
- Solo si eso es lo que realmente te haría más feliz.
Tu cuerpo lo anhela desesperadamente... y sientes que él también lo desea.
- Jimin...
Su nombre escapa de tus labios como una súplica febril. Te acercas a él y su mano agarra la tuya.
- Estoy aquí, Marisa.
A tu lado, Morgan se aleja en silencio. La dejas ir, su sensación de pérdida es una distracción momentánea que pronto es absorbida por la presencia de Jimin.
- He llegado a depender mucho de ti... Si alguna vez te alejas de mí, no creo que pueda soportarlo.
- Yo... Nunca me alejaré de ti. No puedo alejarme.
Él te acerca, apretándote contra su pecho.
- Bien.
Arrastra su pulgar sobre la comisura de tus labios, la áspera almohadilla se desliza suavemente sobre tu piel. Luego te atrae hacia él, capturando tu boca en un beso suntuoso que te eriza la piel.
- Te amo. Y ahora que Jett es Alfa, tengo la libertad, por primera vez, de hacer lo que tú quieras. Y no lo que es correcto para la Manada.
Sus manos recorren tu espalda, luego se desliza dentro de tu camisa, cada roce de sus dedos contra tu piel desnuda es suficiente para hacerte temblar. Por un momento no puedes responder mientras la boca de Jimin se mueve sobre la tuya una vez más.
- Creo que... Deberías ser el Alfa. Lo que Jett hizo no fue justo. Eres el Alfa legítimo. Deberías recuperar tu lugar.
- Contigo a mi lado, puedo hacer cualquier cosa.
Él acaricia tu mejilla suavemente, mirándote a los ojos.
- Marisa, te lo prometo, pase lo que pase, con o sin Manada, siempre seremos socios. Iguales en todo.
Tu corazón se hincha de amor, el eco del mismo palpita en el propio pecho de Jimin... y se abrazan, sus labios se enredan, impulsados por la magia Primigenia. Su barba pica sobre tu mejilla y tu cuello mientras deposɪta besos a lo largo de tu piel.
- Esta noche estoy a cargo.
Te sientas a horcajadas sobre sus caderas, observando sus ojos vidriosos de lujuria mientras sitúas tus manos sobre su pecho. Sus músculos se tensan bajo tus palmas mientras lo empujas contra la superficie áspera del suelo de la cueva.
- Me someto voluntariamente a ti, mi Alfa.
Te inclinas para encontrarlo en un beso feroz, mordisqueando juguetonamente su labio inferior y haciéndolo gemir. Mueves tus caderas divertidamente contra las suyas, y él las agarra, sus dedos se clavan en tu carne mientras empuja contra ti.
- Demasiada ropa.
Tiras impacientemente de su camisa, sacándola y tirándola a un lado para poder pasar tus manos sobre su pecho desnudo.
- Entonces deshagámonos de ella.
Delizas tus manos sobre sus pantalones, dejando que tus dedos rocen su piel sensible mientras los empujas hacia abajo. Él gime, sus ojos brillan, dorados por un momento. Tan pronto como termina, Jimin te alcanza, te desviste lentamente y se toma el tiempo para besar cada centímetro de piel recién expuesta hasta que estás desesperada por más.
- Finalmente.
Con tu ropa fuera del camino, tu piel desnuda se desliza suntuosamente contra la suya, avivando el fuego dentro de ti. Besas lentamente su pecho desnudo, ambas manos lo recorren burlonamente hacia abajo, tocándolo en todas partes menos en donde él más quiere que lo toques.
- Considera esto como mi venganza.
Deslizas suavemente tus dedos sobre su sensual cuerpo, haciendo que sus caderas se sacudan por reflejo.
- ¡Ah!
Luego retiras tu mano para trazar suaves patrones a lo largo del interior de su muslo.
- Dos pueden jugar a este juego.
Sus labios rozan los tuyos, luego descienden lentamente... sin llegar a tocarlo del todo. Su mandíbula sin afeitar roza tu piel, haciéndote gemir. Sitúa su cabeza entre tus piernas, pero todo lo que puedes sentir es su cálido aliento sobre tu piel.
- Jimin, necesito...
Y luego, sus cuerpos se unen como dos olas que chocan juntas, llenando frenéticamente una necesidad profundamente arraigada. Su boca captura la tuya mientras toma el control de tu cuerpo, marcando un ritmo atronador que hace eco en tu corazón acelerado.
- Oh...
Parpadeas y de repente te ves a ti misma desde los ojos de Jimin, retorciéndote, sonrojándote, y completamente suya. Sientes la oleada de su orgullo, viendo el éxtasis en tu rostro, el placer que te brinda, el placer que le das a él...
- Marisa, eres tan hermosa...
Cierras los ojos con fuerza, incapaz de manejar las sensaciones que resuenan de un lado a otro a través de su Vínculo... Con un beso rudo, Jimin te da la vuelta, cambiando sus posiciones para poder tomarte por detrás. La magia Primigenia fluye a través de ti, salvaje e incontrolada, y tu cuerpo responde a ella, ¡estallando en tu forma Primigenia sin previo aviso! ¡Tú y él se transforman juntos en uno solo, están tan cerca de la magia Primigenia como nunca antes!
- ¡Ah!
Los dientes afilados de Jimin rozan la parte posterior de tu hombro, pero el destello de dolor solo te anima a continuar. Gruñe tu nombre, gutural y salvaje, y te estremeces en sus brazos.
- Marisa...
Entonces tu cuerpo se transforma de nuevo...
- Oh, Dios, Jimin, no puedo...
Todo esto es demasiado. Te estremeces y tu clímax aparece, tu cuerpo tiembla mientras olas de placer chocan como campanas entre ambos... Él te abraza, aprovechando cada segundo de éxtasis, mientras te sigue al olvido, gritando tu nombre.
- ¡Marisa!
Cuando ambos caen al suelo, él te envuelve, a salvo en sus brazos... Agotada y exhausta, te acurrucas en su costado.
- He soñado contigo toda mi vida. Pero ahora la realidad ha superado incluso mis mayores deseos.
- Y los míos.
Te acurrucas contra él, el sudor se enfría en tu piel y te alejas, rodeada por el resplandor de la magia Primigenia...
• ୨❀୧ •
No es hasta bien entrada la tarde que regresas a la Guarida. ¡Pero antes de salir del bosque, hacia el claro, una pequeña mancha marrón sale de los arbustos!
- ¡Mrrrrp!
- ¡Tyler! Ahí estás. Te escondiste muy bien de los hombres malos, ¿no?
Jimin pone los ojos en blanco con tolerancia.
- Veo que tu mascota está pasándola bien.
Rascas su frente y él se acicala y luego baila alrededor de tus pies, pateando de alegría.
- ¡Les diste una lección a esos hombres lobo! ¡Los hiciste correr con la cola entre las piernas!
- Seguro que lo hicimos, cariño. Y gracias por avisarles a las Manadas de ciervos que necesitábamos ayuda.
Te sonríe con los ojos.
- ¿Lo hice bien, mamá?
- Excelente.
Besas su frente y luego le haces un gesto para que vaya a pastar el bosque.
- Mamá tiene que estar con algunos lobos ahora. Volveré y te visitaré en un rato.
Ves a Layla sentada con Callum, mirando a su hija recién nacida, que se agota en sus brazos. Jimin le sonríe a la bebé y le da una palmada en la espalda a su amigo.
- Es hermosa. Felicidades a los dos.
- Gracias, Jimin.
- Hola, nena... Estoy tan contenta de que estés bien... Estaba muy preocupada.
Ella te sonríe y retira la manta para mostrarte la cara dulcemente dormida de la bebé.
- ¡Marisa! ¿No es la cosa más hermosa que jamás hayas visto?
- ¡Chsss! La despertarás.
Callum agarra tus manos y te mira seriamente a los ojos.
- Tienes mi más profundo agradecimiento por salvar la vida de Layla. Estoy en deuda contigo para siempre.
- ¡Oh, Callum, cállate!
- Me alegro de que ella y la bebé estén bien.
- Gracias a ti, todo está bien.
La Manada se infiltra lentamente en el círculo ritual y te sorprende gratamente ver las caras de los lobos drenados que rescataste entre ellos.
- Yo... nunca pensé que volvería a ver este lugar.
A tu alrededor, tienen lugar alegres reencuentros cuando los miembros de la Manada encuentran a su familia perdida hace mucho tiempo entre los recién llegados.
- ¡Pensamos que estaban muertos!
- La Manada no estaba completa sin ustedes.
- Nosotros estábamos muertos. Estábamos peor que muertos. Pero ahora tenemos otra oportunidad...
- Siento mucho todo lo que perdieron.
Finalmente llega Jett, sentándose en el lugar de honor. Entrecierra los ojos cuando los ve a ti, a Jimin y a Morgan, pero los ignora por el momento.
- Mi Manada. Hemos sobrevivido, y nuestro mayor enemigo está muerto.
Cautelosamente, Layla y Callum se acercan a él. Callum levanta a la bebé, como para que Jett la inspeccione.
- Y nuestra Manada tiene una nueva integrante. Alfa, ¿puedo presentarte a mi hija...?
- No.
- ¿Disculpa?
- Esa cría defectuosa no es miembro de esta Manada. Es una cachorra de luna llena ciega e inútil. Deshazte de eso.
- ¿Deshacerme de mi hija?
- Callum, no...
- Deja a la niña en la ladera y sácala de su miseria, rápido. No hay lugar en la Manada para la debilidad.
- Jett... ¡Eso es bárbaro! ¡Esta Manada nunca abandonará a un miembro de nuevo!
Jett continúa, interrumpiéndote.
- ¡Lo mismo ocurre con aquellos que se volvieron... humanos anoche bajo la luna llena!
Su mirada burlona se vuelve hacia los hombre lobo drenados, las personas que tú liberaste.
- Sabía que no podíamos volver...
- ¡Eso no es su culpa! ¡Sayre les drenó la magia Primigenia! ¡Tuvimos suerte de encontrarlos vivos!
- Son nuestra familia, Jett. Todavía pueden recuperar toda su fuerza. Los necesitamos.
- Un hombre lobo que no puede transformarse no es un hombro lobo en absoluto. Pueden vivir con los piel de lobo.
Los rostros de la Manada están a su vez conmocionados, heridos y... enojados. De repente, un rostro familiar emerge de los lobos que observan en silencio. Zane se abre paso a codazos hasta el frente.
- Como piel de lobo, pasé mi vida admirando a la Manada. Solía pensar que no se les podía cuestionar. Pero me quedé callado cuando no debí haberlo hecho y ahora estoy hablando. El Alfa es solo una persona, y las mismas comenten errores. Abandonar a Morgan fue un error. Uno que Jimin intentó remendar. ¡Todos necesitamos hablar para evitar que vuelva a suceder!
Su rostro está rojo de ira, no de vergüenza, y sonríes al ver cuántos lobos en la multitud lo miran con respeto.
- ¿Quién está con Layla y con Callum?
- Esto no es una votación. ¡Soy el Alfa de esta Manada!
- Fue suficiente, Jett. Nunca más esta Manada dejará que sus hijos mueran. ¡O le dará la espalda a los compañeros de Manada que fueron brutalizados y torturados!
Jett se pone de pie de un salto y señala con el dedo a Jimin. Callum rápidamente saca a Layla del camino mientras acuna a su bebé cerca.
- ¡Tú! Fuiste derrotado. ¡Estás exiliado!
- Y sin embargo estoy aquí. Un día y una noche has estado al mando, y nuestra Manada ya sufre.
- Ya no tienes autoridad aquí.
- Ya veremos.
Jett se transforma en hombre lobo, ¡pero Jimin es más rápido! ¡En un instante lo tiene inmovilizado contra el suelo, sus mandíbulas están alrededor de su garganta!
- ¡Ríndete!
- ¡Nunca!
- Ofrece tu garganta... o muere.
Todos miran por otro tenso momento, ante de Jett se encoja a proporciones humanas, con los ojos muy abiertos y temerosos.
- Yo... te ofrezco la garganta. Alfa.
Lentamente, Jimin lo suelta. Observas a Jett de cerca, luego vuelve a ser humano.
- Yo soy el Alfa legítimo de esta Manada. Un acto de traición más, Jett, y te encontrarás en el exilio.
Jimin se agacha y ayuda a un aconardado Jett a ponerse de pie. Él se escabulle y la Manada se separa mientras tú y Morgan lo animan, el resto de la Manada pronto se une a ti.
- ¡Sí!
- ¡Como debería ser!
- ¡Y como mi primera proclamación, restauró a mi hermana, Morgan, y a mí compañera de Vínculo, Marisa, como miembros de pleno derecho de la Manada!
Te acercas a él, y pone su brazo alrededor de tus hombros, sonriendo.
- Juntos, compartiremos el liderazgo de esta Manada.
- Espera, ¿en serio?
- Sí. Eres mi otra mitad, Marisa. Quiero que tu sabiduría me guíe y me desafíe, como ya lo has hecho.
Superada por las emociones, lo besas, ante una oleada de alegres vítores de la Manada. Isobel ofrece su garganta, primero a Jimin, luego a ti y finalmente a Morgan.
- Mmm, no tienes que...
- He aprendido a no dudar de tu juicio. O del de Jimin. Me esforzaré por servir a esta Manada como lo haces tú, con desinterés y lealtad.
- Guau. No lo vi venir.
- No eres la única capaz de sorprender.
Das un paso atrás cuando Layla se acerca a Jimin, lo abraza y se ríe entre lágrimas.
- Gracias, Jimin.
- Agradéceles a Morgan y a Marisa. Sin ellas nunca hubiera tenido el coraje de cambiar los hábitos más destructivos de nuestro pasado...
Ella se vuelve hacia ti, sonriendo, y pone a su bebé en tus brazos.
- Callum y yo decidimos que te dejaríamos ponerle el nombre. Para mostrar nuestra gratitud.
- Oh, Layla, no tienen que...
- No, por favor, hazlo. De lo contrario, podría tener que ponerle el nombre del padre de Callum.
- Noemí, en honor a nuestra honorable Sacerdotisa.
- ¡Es hermoso! Hola, Noemí...
La bebé se transforma en loba, lamiendo su cara con estusiasmo, y todos se ríen.
- ¡Sip!
Observas a los hombre lobo liberados, frágiles y delgados, mientras sus seres queridos los llevan a casa.
- No puedo creer que estemos realmente aquí.
- Nunca más tendrán que irse.
Pronto, alguien saca los tambores y los lobos comienzan a preparar un festín.
- Mi familia está restaurada... Sabre está muerto. Esta será una celebración diferente a cualquiera que hayamos visto en nuestras vidas.
- No puedo creer que finalmente podamos... vivir.
- Aún hay más trabajo por hacer. La Manada todavía tiene un deber sagrado que cumplir. Vendrán nuevos enemigos, como siempre.
- Hasta entonces, ¿puedes relajarte un poco? Creo que todos merecen descansar y reconstruir.
Jimin sonríe, acercándote a él.
• ୨❀୧ •
Más tarde, te relajas en tu cama frente al fuego rugiente, acurrucada contra el pecho de Jimin. Sus yemas de los dedos rozan suavemente tu cuello.
- ¿Eres feliz, mi amor?
- Mmmm, por supuesto.
Sientes el cálido resplandor de su amor y miras sus ojos oscuros.
- ¿Qué pasa?
- ¿No tienes... dudas? ¿Sobre tu decisión de quedarte?
- Quiero decir, temo un poco la llamada telefónica con mi madre... pero, ¿aparte de eso? Me siento bien en casa.
- ¿Y nosotros, y nuestro futuro?
- Espero... Comenzar nuestra familia. La bebé de Layla es súper linda... Puede que mi instinto maternal se haya activado.
- ¿En serio?
Te subes encima de él tímidamente, y sus manos van a tu cintura.
- Podría ser divertido... Tenías razón, ¿sabes? El primer día que te vi en el bosque. Una parte de mí sabía que estábamos destinados a estar juntos.
- Te esperé toda mi vida, Marisa, y valió la pena. No podría enfrentar la vida sin ti ahora que sé lo que es tenerte a mi lado.
- Y nunca tendrás que hacerlo.
Te inclinas para besarlo, sus labios son cálidos y seguros, y nunca has sentido una felicidad como esta. Te acurrucas en sus brazos, completamente satisfecha.
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