⏳39. Řε†я๏ઽρε¢†ı√ɑ ⅠⅠ⏳
-¿Cómo has estado estos últimos días?, ¿Mejor o peor?.-preguntó preocupado, observando un cambio en aquel lúgubre rostro que luce ahora un tanto más vivo que la última vez que lo vio.
Egipto sonrio un poco de manera sosa, bufando un poco antes de dar una respuesta simplona.
-Si, estoy mejor.-la simpleza de su respuesta tranquilizo un poco al contrario quien solo suspiraba aliviado por la respuesta.
Grecia lo miro detenidamente, sus miradas se cruzaron en un momento un tanto incómodo, cada uno sonrojado procedía a beber un poco más de la cuenta. El Whisky estaba impregnado en sus finos labios, sus miradas poco a poco muestran un serio interés lujurioso hacia el contrario, deseándose tan solo con las miradas se dejan llevar por el alcohol y deciden tomar una cercanía una tanto peligrosa.
Egipto poseía una mirada atractiva, cautivante y llena de lujuria al igual que el contrario que manifestaba a flor de piel el fuego de su tentadora pasión abrasadora.
Tan solo el simple hecho de verse a los ojos basto para despertar a aquellas sensaciones que sus cuerpos desean con desesperación revivir los una vez más. Recordando aquellas épocas en las que alguna vez tuvieron y fueron amantes de otras entidades, incluso entre si mismos ocurrió una historia muy fugaz.
Sus manos acarician el rostro ajeno, las lineas azules y blancas cautivan su relajada mirada lujuriosa, suaves caricias que van desde los pómulos hasta la comisura de sus finos labios masculinos, siente el calor de sus mejillas...nota aquel rubor al igual que su decadente mirada sumida en el fuego de la lujuria.
Mientras sus grandes y delgadas manos acarician aquel rostro griego, el dueño del mismo copia su acción siendo sus caricias un tanto más toscas y desesperadas, buscando la forma más rápida de crear una cercanía entre ambos. Sus labios están a escasos dos centímetros de volverse a encontrar después de milenios, una vez más siendo tentados a tener un encuentro carnal mediante el cual saciar su voraz apetito por el contrario. Cada uno con la ilusión respectiva de su ser amado encarnado en el cuerpo ajeno.
Un beso apasionado, sus labios se mueven con desesperación sobre los contrarios buscando sentir aquella sensación extraña que solo aquellos labios podrían generarle. No había sentimiento alguno más solo un simple impulso barbárico y vulgar.
No eran suaves ni dulces, siquiera joviales y exquisitos. No eran aquellos labios que les quitaban el aliento, que los dejaban con mayor ansiedad y a su vez generaban impulsos eléctricos en sus cuerpos. Eran vacíos...sosos...sobrios e insulsos.
Se separaron en un lapso de no mas de 2 minutos, se observaron a los ojos nuevamente y la imagen de ellos desapareció mostrándoles la identidad amiga que tenían en frente. Quedaron impactados en menor grado, la decepción y la tristeza reinaban en sus corazones. Extrañaban con locura a seres que están ahora muy lejos de sus alcances.
-Fue tan...tan insípido...-opino el griego, su coraje se notaba en el tono de su voz al igual que su nostalgia y melancolía.
Bajo la mirada, observó con detalle sus manos teniendo en cuenta que alguna vez en su dedo anular estuvo una argolla de compromiso hacia ya años atrás.
Era tan joven para él, incluso dudo de si sus sentimientos eran puros y correctos. El heredero de un linaje débil y a su vez respetado, el primogénito puro de un Imperio extinto, alguien que rivalizaba con la imagen de su no tan "perfecto" Imperio Romano. Un muchacho aficionado al arte de la música, parecía un Dios griego, poseía la belleza de Adonis con un notable don del canto que hacia a su alma danzar en los campos Elíseos por lo angelical que resultaba su voz. Olvido su pasado, olvido sus tragedias y decidió vivir el presente como si no hubiese un mañana dejando atrás su pasado. Olvidando que aquel que aun reside en la memoria de su agónico corazón cometió un acto imperdonable al mentirle y arrebatarle la primera oportunidad de ser un buen padre.
-Eso nunca debió suceder...-comento culpable, observando a su acompañante quien mantenía su mirada clavada en la suya.
Su rostro demostraba culpa, arrepentimiento. Sus acciones habían cavado un foso para su armonioso matrimonio, cada uno de sus movimientos fueron cruciales para acabar con su propia felicidad aunque la misma empezó a quebrarse cuando dejaron que la rutina se apoderara de sus vidas y permitieran que emociones como la lujuria y las tentaciones se apoderaran y reinaran en sus corazones.
-No hace falta decirlo. Te estimo mucho pero no soy capaz de verte con otros ojos...no soy capaz de amarte, mi corazón le pertenece a un ser maligno que por mis acciones ha oscurecido su puro corazón.-la nostalgia es perceptible en su argumento, su semblante decaído demuestra que aun sigue atado a aquella presencia que lo detesta a más no poder.
-Yo tampoco seria capaz de amarte... Ni siquiera de intentarlo, aun lo sigo amando pese a todas nuestras diferencias...pese a todo lo sucedido mi corazón le pertenece solo a él.-su seguridad y melancolía atraen la atención del contrario, vio un diminuto brillo en su mirada, una que le devolvió las esperanzas de algún día poder remediar su mal.
-Te has preguntado ¿qué hubiese sucedido si no hubieses insistido en que él te recuerde y recuerde la historia de amor entre ustedes?.-una pregunta curiosa, el contrario baja la mirada y pasa a tener un semblante pensativo, cuestionandose de si hizo o no bien haber insistido con aquel asunto.-No crees que hubiese sido una mejor idea enamorarlo nuevamente, escribir otra historia muy al margen de aquella que dejaron inconclusa, que tan solo recordara quien eres ahora en lugar de verte como la sombra viviente de su pasado...que no recordara el calvario que le hiciste vivir cuando estaba a tu merced en tú época dorada como Imperio.
El ambiente quedo en un silencio un tanto incomodo, la situación que se había dado entre ambos hacia un momento había quedado en segundo plano cuando aquella pregunta que salio de la boca del griego ingreso en su cabeza. Quizá fue su mas grande error haber forzado a continuar con una relación que de hecho finalizo con su partida, con la libertad a la que accedió para librar a su gente de todas aquellas plagas que lo azotaban sin piedad alguna. Quizá hubiese sido preferible empezar desde cero, no intentar revivir aquello que quedo en el pasado y dejarlo simplemente como una linda experiencia y un hermoso recuerdo platónico que ahora tendría un final feliz pero siguiendo un rumbo totalmente diferente al que seguían en ese entonces.
-Tal vez el hubiera sido feliz con alguien en cuyo pasado no le hubiese hecho tanto daño como yo se lo he hecho...-su tristeza es perceptible, es muy notorio en su rostro y en el tono de su voz.
No obstante en aquella historia no solo uno paga por los platos rotos.
-Debes ser consciente de que no solo tú posees culpa de la decadencia de vuestro matrimonio, también el comparte aquella culpa.-una breve pausa antes de continuar y soltar una verdad que el contrario no quiere ver y que siempre estuvo frente a sus ojos.-Él siempre suele ser la víctima y en ciertas ocasiones llega a no serlo. Se que ha sufrido bastante para existir, se que ha luchado con fervor para poseer un lugar en la sociedad global, se que fue torturado, humillado y discriminado durante los periodos de guerra pero muy al margen de aquellos acontecimientos no solo él ha sufrido de los mismo, si bien el pago muy caro aquella condena también la compartió con Polonia y con Alemania, las guerras siempre dejan que alguien pague las consecuencias. Alemania pago caro durante sus tres guerras, Polonia fue torturado por dos grandes que compartían una enemistad bastante curiosa puesto que fueron amigos para ir en contra suya. A lo que quiero llegar es que Israel no es quien sufre todo el tiempo, recuerda que tu también sufriste el repudio de tus vecinos y/o hermanos al apoyarlo durante el conflicto que ellos tenían en contra suya. En conclusión, la víctima eres tú.-concluyó con su extraño y convincente y a su vez verídico argumento, algo sorpresivo para su acompañante.
-¿Cómo que la víctima?.-pregunto curioso, opto por una pose una tanto erguida mientras entrelaza sus dedos observando aquella argolla que decora su dedo anular.
-Sacrificaste tanto por él, te dejaste ver como un traidor al darle la espalda en sus ideales a tus vecinos por él y claro, también para mantener la paz. Fuiste en contra de las decisiones de tu propio gobierno aun sabiendo que castigaron con severidad tu decisión, luchaste para estar a su lado e incluso estabas dispuesto a renunciar a tu cargo para al fin ser feliz con él en lugar que con otra entidad... Y él acabo traicionándose al haber pactado a tus espaldas una decisión que dejo tu mundo de cabeza, dejándote como estas ahora...-sus manos se posaron en aquellos frígidos hombros con serenidad y seguridad, quiso mediante su gesto brindarle apoyo aun cuando aquel que lo observa fijamente quiere echarlo de su hogar por tan solo haber dicho la verdad.
-También pequé al haberle dado esperanzas a una mujer que merecía ser feliz con alguien cuyo corazón no estuviera ocupado por alguien más...-añadió culpable y avergonzado alejando las manos de su mejor amigo para sostenerlas un breve instante antes de dejarlas caer al vacío del sofá.
-Ya llegara el momento en que abrirás tus ojos y veras por ti mismo que lo que te hiciste fue un tanto injusto y lo que te hizo cruel.-sentenció antes de marcharse tambaleante hasta la habitación de invitados, que anteriormente el egipcio le ofreció para descansar si a tal caso acabasen ebrios a altas horas de la noche.
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