⏳20. Ć๏иƒεઽı๏и .⏳
Caminando entre los complejos de aquel hermoso lugar ha estado todo este tiempo en compañía de su compañero. Es tan solo la única persona que por mala suerte tuvo el infortunio de confesarle algo que seria su propio fin.
Ha sentido sensaciones mucho más fuertes hacia quien tanto visitó en los últimos meses o incluso dias, el amor que puede tenerle y guardarle ha generado una promesa entre ambos, ser el apoyo uno del otro y a su vez estar para el otro en los buenos y malos momentos, es algo prohibido por ley y por religión, algo que no teme intentar y a su vez resultar herido puesto que no siempre ha sido privilegiado por el mismo destino.
-¿Que te tiene tan distraído estos últimos días?.-le preguntó su compañero de orbes cían con cierta curiosidad.
-Nada, solo son cosas...-respondio a la rápida algo que claramente no convenció al contrario.
-No te creo, no suenas convincente...hay algo que te tiene así, puedes decirlo estamos en plena confianza.-más habla aquella curiosidad que lleva dentro que la preocupación ante su sentir.
-No se si seas capaz de guardarme este secreto...-dudoso puso pies y cabeza a una conversación que mejor hubiese sido jamas no tenerla con él.
El de orbes cían lo miro aun más curioso, la preocupación que muestra su semblante distraído y sobrio han dado pautas para pensar que aquello que ocupa su mente es algo tan personal, conoce aquella mirada puesto que alguna vez la vio reflejada en alguien especial y a su vez en si mismo. Estaba enamorado y lo sabe ocultar tan bien con su frialdad a la hora de obedecer las ordenes del Ente.
-Ya veo...es tan serio?.-le preguntó así de la nada sacando de contexto a quien seguía pensando en aquella persona especial que mantenía su cabeza fuera de sí.
-No se de que me hablas...mejor mantengamos la vigilancia por los "aposentos de la gran visita" del Ente antes de que posiblemente vuelva a "escapar".-intento de la manera más nerviosa cambiar de tema cosa que incentivo más la curiosidad y preguntas de su acompañante.
-Puedes confiar en mí, no diré nada...-hizo una seña mostrando que guardaría silencio de una forma infantil.-además tenemos tanto tiempo trabajando juntos que eres con quien mejor me llevo, hasta te considero un amigo, vamos cuentame tu problema.
Siguió insistiendo y saber que no pararía hasta conseguir lo que quiere lo ponía aun más tenso, confiar algo así estando tan cerca a aquella presencia era bastante peligroso. Confiar algo de semejante magnitud era arriesgar su propia existencia ya que aquella entidad dejo bien en claro que tenia cierta influencia y acercamiento con el iraní.
-Estoy enamorado de Siria y estoy planeando huir con ella muy lejos de la presencia de Irán.-Su mirada demostraba que lo que decía no era un delirio ni mucho menos un chiste o mentira, era verdad, sus ojos no mentían.
Se quedo en silencio pensando en la respuesta que le había dado el de orbes semi naranjas, se sentía sorprendido y a su vez asustado, era algo tan serio el plan que tenia que posiblemente si lo que le confeso lo hubiese escuchado el Ente, lo más seguro era que acabaría su "historia" de la peor manera, Irán no permitiría que ella se fuese.
Antes de ver su honor mancillado los mataría siquiera de atreviesen poner un pie fuera de sus tierras persas.
-Estas demente, sabes muy bien que si él se entera...-quizo aconsejarle pero el no se lo permitió.
-Él no tiene porque enterarse de esto, solo te lo conté a ti y si eres capaz de ir y decirle al Ente lo que te confesé, haré de tu maldita vida un infierno. -interrumpió y amenazó al mismo tiempo que su miedo le deja ver los peligros de su plan.
-Yo no diré nada pero debes saber que últimamente tiene oídos por todas partes, hay gente extraña que ha metido a la mansión que no dudo que lo haya hecho para vigilarnos...-opinó preocupado y a su vez inmerso en su problema y el que conllevara callar lo que sabe.
Tan importante era el dato que callar significaría una condena mucho peor que las amenazas de su acompañante, el Ente no dudaría en tratarlo peor que al israelí, juraría que hasta lo mataría tal cual aquella vez casi terminó matando a Israel.
-Debes prometer que lo que te dije no saldrá de tu boca, callaras hasta el día de tu muerte, prometelo.-exigió al contrario algo que de por si seria incapaz de hacer.
Lo pensó no una, sino cinco veces en las consecuencias que traería consigo callar algo así, ¿y si uno de esas tantas extrañas presencias los escuchó y se lo diría a él?, no podía arriesgar tanto por una simple confesión, una promesa de silencio que no es capaz de prometer. No dudo en que después de marcharse y pasar tan solo un día, al siguiente en pleno amanecer lo buscaría y le diría toda la verdad.
-Aaaah, bien...te prometo no decir nada a nadie.-suspiró y a su vez con las manos tras su espalda cruzo los dedos prometiendo básicamente nada.
A su vez que los días siguieron pasando las cosas fueron empeorando, de alguna manera la información llegó a oídos de quien menos tenia que llegar, lo hizo, su voz no tembló siquiera un poco al soltar semejante bomba.
-Seas un malagradecido, sucio y vulgar pecador, buscando la mujer del prójimo has ido tan bajo como para seducirla y guiarla por el mal camino!.-un azote tras otro su cuerpo soportaba además de las injurias que aquella entidad cita como si fuesen reglas de oro.
Y si lo son, al menos para su religión el adulterio se castiga con la muerte.
-Has sido capaz de traicionar la confianza de tu amigo, de tu hermano buscando a su mujer y queriendo llevártela para saber que cosas ¡pecador!.-su mano fue detenida por la ajena que lo miraba con rabia, no aguantaría tanta mentira dicha como si fuese verdad.
-¡Yo no soy el pecador, el pecador es él! ¡Me quito a la mujer que tanto amaba, sabiendo lo mucho que la quería fue capaz de utilizar todo lo que le comente de ella para quitármela y hacerla infeliz!.-contrario a la entidad que mantenía un gesto de profunda ira impregnada en su gesto, la llama ardiente de sus orbes mostraba de manera fiel su gran furia.
Soltando aquel látigo sus manos apartaron de forma violenta las ajenas, sin emoción alguna en el rostro llevo sus puños sobre el rostro ajeno, se abalanzo hacia el y entre gritos furiosos y sonidos de golpes con ciertos objetos término imponiéndose frente a quien consideraba un vil traidor. Aquellas manos blanquecinas tomaron una barra de metal y con tal hostilidad azotó aquel cuerpo que soportaba de manera sobrenatural los constantes golpes, cada uno con mayor grado de fuerza lastimaba la piel de quien se retuerce entre un charco de su propia sangre.
Parecía que había perdido la razón, que ya no estaba en si mismo, tales fueron sus gritos y alaridos de dolor que alarmaron a toda la gente de aquella mansión, todos fueron hasta el origen de dichos gritos desgarradores hasta que después de tanto forcejeo fueron incapaces de escuchar más que solo un silencio absoluto y después de diez segundo una barra de metal caer al suelo.
-¡¿Pero que demonios has hecho?!.-asustado se acerco con tal contingente a socorrer a su compañero claramente inconsciente.
-¡Llevenlo al mismo agujero en donde se halla Israel!.-ordeno de manera autoritaria y un tanto histérico.
Observó las manchas de sangre que habían salpicado a su rostro que ahora que lo veía era maquillado, si bien solo ellos dos se maquillaron jamas pensaron que el Ente fuera alguien que también ocultara su verdadero ser.
Hebras de su cabello negro decoraron su rostro de forma especial, mostraba una mirada tan fría y caótica que tan solo mirarlo le daba cierto pánico hasta incluso para hablarle y reprocharle por su actuar desmedido.
-No digas ni una palabra, he visto que tu fidelidad es algo en lo que hay que trabajar bastante, agradece que no tenga fuerza alguna para continuar contigo...-amenazó al contrario, de no ser por lo exhausto que se halla hubiese continuado con su masacre.
Claramente a él no le importaba quedarse sin compañero para su crimen, disfrutaría más estando solo que rodeado de incompetentes y traidores.
En cambio que aquel que se quedo observando aquel pequeño charco de sangre pensó tan solo un poco en lo que había provocado, si bien la amenaza no era algo de lo cual preocuparse puesto que el mismo influyó a otro a decirle, sentía que todo lo sucedido era su culpa, ver como es que había acabado su compañero llegó a influir cierto pánico en su ser, ante el mínimo error aquella bestia seria capaz de incluso matarlo y posiblemente como hizo con otros tan solo lo botaría por un acantilado sin pena ni remordimiento alguno.
Aquel que permanece tendido sobre el frío suelo siendo auxiliado por las entidades extrañas, recordaría este día como aquel en que tuvo el infortunio de contar a la persona equivocada un secreto han importante como el que le contó.
Lamentaría encarecidamente haber confesado su amor a Siria a quien no sabía mantener su boca cerrada, a quien no sabia ni sabe guardar un secreto.
Recibiría el mismo trato que se le brinda a Israel.
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