OO6 ▬ four walls and a ceiling
🧬 RIDE OR DIE !
six; cuatro paredes y un techo
Me senté en la fría tierra, recargando mi cabeza en la pared mientras sacaba un cigarrillo y lo ponía en mi boca, le di una calada y lo encendí.
El humo del tabaco se saboreaba en mi boca haciendo que mi mente y mi cuerpo se relajaran.
¿Esto me estaba matando? definitivamente.
¿Abraham lo sabe? no, me mataría si se entera.
¿Rosita lo sabe? tampoco, me gritaría y seguramente me abofetearía.
—¿Nydia? —preguntó Carl entre tosidos.
—¿Qué haces acá? Se supone que debes estar adentro con los demás —saqué el humo del tabaco por mi boca y parte de mi nariz.
—Igual tú. Papá me obligó a venir a buscarte —sacudió su mano alejando el humo de su cara.
Resoplé con cansancio. —Estoy bien. Puedes ir a decírselo a tu padre. Ahora déjame sola —me llevé el cigarrillo de nuevo a mi boca.
—¡Oh, claro! Me voy a ir y le voy a decir a Abraham que estás fumando —se cruzó de brazos.
Tensé la mandíbula. —No te atreverías —entrecerré los ojos y él sonrió.
Caminó un poco hasta estar más cerca de mí obligándome a alzar la vista para mirarlo a los ojos —O... me siento aquí contigo y me explicas por qué te estás dañando.
Lamí mis labios y lo miré con una ceja enarcada. —¿Me estás chantajeando?
Se encogió de hombros inocentemente. —Interprétalo como tú quieras.
Rodé los ojos con mal humor y palmeé la tierra indicando que se sentara. Él sonrió victorioso.
Idiota. Lo pensé más no lo dije.
Calada tras calada y Grimes no me quitaba la mirada de encima. —¿Qué tanto me ves? —pregunté cansada de sentir la imponente mirada del ojiazul —. Sé que soy hermosa pero disimula un poco —dije provocando que el niño titubeé un poco.
Sonreí satisfecha.
—¿Por qué fumas? —preguntó con curiosidad haciendo que me removiera incómoda.
Exhalé el humo y lo miré. —¿Prometes no decirle a nadie? —él asintió y suspiré —. Esto —alcé el cigarrillo —es lo único que me tranquiliza, lo único que me mantiene cuerda —otra calada —. Sé que si sigo así me va a matar pero para ser sincera prefiero morir de esto que ser devorada por caminantes —meneé la cabeza —. Siempre escucho los gritos de mis padres desde esa noche... —me interrumpí al darme cuenta que estaba hablando de más.
—¿Esa noche?
—Olvídalo —murmuré entre dientes —¿Quieres? —le tendí el cigarrillo al ver que aún me miraba con curiosidad cada vez que metía el tabaco en mi boca.
Él, algo inseguro, lo tomó entre sus dedos y se lo llevó a la boca, dio una calada y tosió al instante, Grimes me regresó mi cigarrillo al instante. —¿Cómo puedes fumar? Es asqueroso —dijo entre tosidos y con la voz ronca.
Reí al ver su cara de asco. —Con el tiempo le vas encontrando el gusto —digo encogiéndome de hombros y dando la última calada —. Novato —mascullé, apagando el cigarro en la tierra húmeda.
—¿Desde hace cuánto lo haces? —me miró con ¿preocupación?
—¿Ahora te preocupas por mí? —pregunté con burla —No quiero tu falsa preocupación, Grimes. Él me ignoró y volvió a preguntar. —Hace un año, tal vez más —respondí secamente.
El ojiazul abrió los ojos en par. —Tenías doce años —titubeó —¿Cómo fue que empezaste con este vicio?
Rodé los ojos con fastidio, no planeaba contarle mi vida. —Ya volvió el Carl idiota —abrió la boca con indignación —. Apenas te conozco —desenvolví el chicle y lo metí a mi boca —así que aún no confió en ti —repetí las palabras que él mismo me dijo —. Y no tengo que andarte contando mi vida. Además, tú me debes una disculpa —me puse de pie alzando ambas cejas.
—Yo no te debo nada —se puso rápidamente de pie y se posicionó enfrente de mí tratando de intimidarme.
Sonreí con burla. —Lo haces —susurré en su rostro.
Grimes iba a reprochar pero el grito desgarrador de Sasha lo interrumpió.
Ambos nos miramos y no dudamos en correr al frente de la iglesia.
—Estaba en el cementerio. Alguien me desmayó de un golpe —hablaba Bob tratando de sentarse —. Desperté junto a un lugar. Parecía una escuela. Vi a ese tipo, Gareth —todos nos tensamos —. Y a cinco otros. Estaban comiendo mi pierna delante de mí —me llevé mi mano a mi boca cubriendo el grito de horror que quería soltar —. Como si fuera lo más normal. Muy orgullosos, en control de la situación.
—¿Tenían a Daryl y Carol? —preguntó Rick ya que ambos habían desaparecido.
Negó. —Gareth dijo que se habían ido en auto.
Bob soltó un quejido y alarmada miré a Rosita. —Está sufriendo. ¿Tenemos algo?
—Creo que hay píldoras en el botiquín.
—Guárdenlas —dijo Bob entré quejidos.
Sasha y yo negamos. El moreno no dijo nada. Únicamente destapó su hombro dejando ver una mordida.
Sentí mis ojos picar y cuando menos me lo esperé las lágrimas ya estaban acumuladas en mis ojos.
—Sucedió en el banco de alimento.
Cerré los ojos apartando la mirada y permitiéndome soltar las lágrimas contenidas, las cuales sequé al instante.
—Hay un sofá en mi oficina —habló Gabriel —. Sé que no es mucho, pero...
Sasha lo interrumpió. —Gracias.
Apunté mi arma cuando se escuchó que las puertas de la iglesia se abrieron, poniéndonos a todos alerta.
—Ya saben que estamos aquí, supongo —la voz de Gareth retumbó por todo el lugar —. Y nosotros sabemos que ustedes están aquí. Vinimos armados. Así que ya no tiene sentido que se oculten —hubo un pequeño silencio —. Los estuvimos observando. Sabemos quiénes están aquí. Está Bob, salvo que ya lo hayan sacrificado. Y Eugene, Rosita. El buen amigo de Martin, Tyreese. Carl. La bonita niña, Nydia —un escalofrío recorrió mi cuerpo, desde mis orejas hasta mis pies —Judith —me coloqué a un lado de la bebé con mi arma aún en alto —. Rick y los demás salieron con muchas armas. No sabemos dónde están, pero este no es un sitio grande. Así que detengamos esto ahora y evitemos que se vuelva más doloroso de lo necesario.
Movieron la manija de la puerta para intentar abrir pero no lo lograron porque tenía llave.
—Están tras una de estas puertas, y tenemos muchas municiones de sobra para derribarlas a ambas —amenazó —. Imagino que no querrán eso —recargó su arma —¿Qué hay del cura? Padre, si nos ayuda a acabar con esto, lo dejaremos irse. Abra la puerta y váyase. Puede llevarse a la bebé con usted. ¿Qué dice?
Judith comenzó a llorar. Siseé arrullándola en su cuna improvisada, Carl me miró desesperado y cargué a la bebé meciéndola en mis brazos, ella dejó de llorar y se acurrucó en mi pecho.
Volví a dejar a Judy en la canasta, la cual improvisaba su cuna, y me sobresalté al escuchar disparos, por instinto cubrí a Judith con mi cuerpo esperando que alguna bala me diera pero no fue así, al contrario, el grito de Gareth se escuchó haciéndome la idea de que los demás habían llegado.
Pocos minutos después los gritos se hicieron presentes.
Retrocedí con temor y al sentir la pared en mi espalda me resbalé en esta hasta llegar al piso, donde llevé mis piernas a mi pecho y cubría mis oídos con mis manos temblorosas tratando de que los gritos no llegaran a mis oídos pero era en vano porque escuchaba los gritos en mi cabeza.
Escalofrío tras escalofrío recorría mi cuerpo, me estaba sofocando y el dolor de pecho se hizo más fuerte.
—¡Papá! ¡Mamá! —grité al ver los cuerpos inertes y ensangrentados de mis padres en el piso.
Gateé a ellos y sollocé al ver las brutales heridas en sus cuerpos.
—¡Nydia! ¡Nydia! —abrí los ojos al llamado de una mujer.
Mi madre estaba frente a mí, su cabello rubio estaba ensangrentado y sus hermosos ojos azules ahora eran grises.
Grité mientras pataleaba tratando de alejarla de mí.
—¡Nydia, abre los ojos! ¡Nidi soy yo, soy Rosita!
Grité más fuerte.
Alguien agarró mis mejillas. —¡Nydia! ¡Por favor, cariño, abre los ojos!
Negué, simplemente no podía.
Alguien me rodeo en sus brazos y sólo me limité a llorar en su hombro.
Había pasado otra vez.
—Nydia —me senté a un lado de Bob cuando él me llamó.
Tomé su mano acariciándola con mi pulgar.
—Eres la niña más fuerte que he conocido —hizo una pausa para poder respirar —. Es una pena que no nos hayamos conocido antes... No me había reído tanto en mi vida, como me reí contigo —sentí las lágrimas caer.
—Eres y siempre serás un gran amigo.
Él sonrió y sacó una pequeña flor de su bolsillo. —No es un girasol pero...
Lo interrumpí. —Es perfecta —agarré la pequeña flor.
—Sigue sobreviviendo, Nydia —cerró sus ojos.
—Bob —lo moví —¡Bob, despierta! ¡Bob! —Sasha entró por mis gritos y se hincó frente a él.
Salí de la habitación para dejarlos solos. Abrí las puertas de la iglesia y me senté en el porche, miré la pequeña flor blanca y la coloqué en mi oreja.
—Nydia quédate aquí —ordenó mi madre, sacando su cuchillo.
—Mamá no...
—Cierra tus ojos, cubre tus oídos y no hagas ruido —hice lo que me indicó —. Te amo, cariño —besó mi cabello.
Cerró la puerta del armario dejándome completamente sola.
Los gritos retumbaron en toda la casa, abracé mis rodillas hundiendo mi rostro en ellas.
Me puse alerta al escuchar que alguien había entrado a la habitación, miré por la pequeña rejilla de la puerta y vi a uno de los muertos con un cuchillo en su mano...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top